Complicidad entre primos 42

Marta hace amistad con la abogada y salen de cena. Alicia no desaprovecha la ocasión de sumar una nueva experiencia. Pero tiene un pequeño incidente en la piscina. A Luis el deseo que provoca Alicia en los demás le acaba saliendo.

Marta había hecho buenas migas con la abogada y la había invitado a cenar junto a unas amigas.

-         Qué bien mamá, salir y conocer gente nueva.

-         Sí – respondió sonriendo – ¿no te importa quedarte sola? Como Luis está ocupado.

-         No te preocupes, descanso este sábado.

-         Contigo nunca se sabe, hija. Pero a veces pareces infatigable. Me voy tranquila.

-         A lo mejor conoces algún chico guapo jiji.

Su madre le sonrió y se encaminó al baño a arreglarse. Alicia había estado tumbada desnuda en el sofá viendo la tele. Su madre salió radiante. Llevaba un vestido de color claro estampado y su clásico pelo recogido con dos mechones enmarcándole el rostro.

-         Uf, que pibón estás hecho mamá.

-         Gracias hija.

-         Seguro que ligas esta noche.

Marta se acercó y le dio un breve beso en los labios a su hija. Alicia la despidió abriéndose el coño con sonrisa pícara. Estaba con poca gana de hacer nada y pidió una pizza para cenar. Cuando oyó el timbre observó por la cámara al repartidor y sonrió mordiéndose el labio. Dejó la puerta entreabierta y esperó a oír el ascensor.

-         Buenas noches, pasa. – Le indicó desde dentro.

-         Hol…

El chico se quedó estupefacto, como si estuviera viendo una visión. Delante de él tenía a una bella chica que le sonreía totalmente desnuda. Delante de él a dos metros.

-         Cierra hombre, que puede pasar alguien. – Le dijo jocosa Alicia.

Se trataba de un joven colombiano, tez moreno y pelo oscuro, parecía imberbe y rasgos agraciados, con una gran sonrisa blanca que iluminaba sus rostro. Estaba como flotando y creyéndose en un sueño.

-         Usted perdone, yo no… - Acertó a decir con una suave voz.

-         No pasa nada, te he visto por la cámara y me has gustado. Además, ya estaba desnuda antes de que vinieras jiji, ¿sabes?

-         Ah.

-         Se está muy cómoda y con este calor. – Agarrándose las tetas.

-         Sí, sí.

-         Que si no me hubieras gustado me hubiese puesto algo, claro.

-         Ya.

-         ¿Qué te gustaría hacer? ¿Te gusta lo que ves? – Inquirió mientras se ponía de espaldas con el culo en pompa dejando abiertas las piernas.

-         Sí, mucho. – Seguía como petrificado con la caja de la pizza en la mano.

-         Pues deja eso en la mesa y desnúdate de una vez. ¿Te tengo que decir todo?

Por fin reaccionó el repartidor y rápidamente se quedó desnudo mientras Alicia sonreía satisfecha. Aquella situación le recordaba su apuesta del verano durante las vacaciones.

-         Um, que polla tan bonita tienes, que morenita. Me la quiero comer ya.

Alicia se puso de rodillas y empezó a comerle la polla como si fuera un helado. La zona púbica parecía la única zona donde el chico tenía vello. La polla era en forma de plátano y de 18 centímetros. Alicia la manejaba con facilidad y se la introducía enteramente en la boca.

-         Sigue, sigue, así mamita, así. Cómeme toda la verga. – Alicia se sacó la polla y le sonrió con la lengua afuera, prosiguiendo su mamada a continuación. – Dime, cuántas vergas te has comido, eres una experta como vergas.

-         Me gusta mamar pollas ricas como la tuya aaahm. – Aprisionándole la polla entre los labios.

El repartidor le dirigía ahora la mamada sujetándole la cabeza. Alicia se dejó hacer y luego se zafó.

-         ¿Te conformas con una mamada o quieres follar?

-         Te voy a follar bien follada si es lo que deseas.

-         Y tú también lo deseas.

-         Sí.

Alicia se tumbó en el sofá y el repartidor se abalanzó sobre sus tetas, las manoseaba y chupaba con fruición.

-         Um, mamita que tetas más ricas.

-         Más abajo.

-         ¿Qué?

-         Cómeme el coño, nadie me folla si no lo hace.

El colombiano empezó a lamerle la raja y a introducirle un dedo. Alicia le devolvió el agarrarle de la cabeza mientras sonreía.

-         Búscame el clítoris, ahí, ahí, aaaah, muy bien, ummm.

Alicia lo estuvo disfrutando mientras se estremecía, hasta que le dijo.

-         Méteme la verga ya.

El repartidor sonrió y más por el empleo de esa palabra. Blandió orgulloso su verga y la penetró gozoso con decisión, despacio y hasta el fondo. Alicia se mordió el labio disfrutando la penetración y exhaló un suspiro de satisfacción. El colombiano después de regodearse en el penetración de ese coño jugoso empezó a aumentar el ritmo.

-         Querías verga rubita, pues toma, toma blanquita, toma.

-         Ah, ah, ah.

Le ponía la mano en una teta y de vez en cuando le daba un suave golpe.

-         Bésame. – Le pidió Alicia acercándole la boca para morrearle. – También yo te quiero follar.

Le hizo un gesto con el brazo y se levantó.

-         Siéntate. –Le indicó.

Alicia le miró con lujuria y le empujó al respaldo. Se acomodó en sus piernas y se encasquetó la polla en su vagina empezando a follarle. El repartidor le agarró con firmeza de los cachetes del culo mientras miraba extasiado como se le bamboleaban las tetas justo delante de él.

-         Qué buena folladora eres.

-         Jijiji.

Alicia se inclinó para que pudiera succionarle una teta.

-         Toma teta de la mamita, mi niño. – Dijo burlona.

Se incorporó súbitamente y se giró plantándole su firme trasero muy cerca de la cara y abriéndose los cachetes.

-         ¿Me quieres follar también por ahÍ? Pues ya sabe lo que hay que hacer jiji.

-         ¿Si?

-         ¿Si, qué?

-         Chuparte el culo también.

-         Claro, ¿no sabes lo que es un beso negro?

-         Sí. – Balbuceó.

-         Entonces empieza, si no puedes seguir por mi chochito, yo encantada.

A Alicia le encantaba la sorpresa y hasta desasosiego que provoca su petición de beso negro en más de un chico. Con placer morboso sintió la lengua y algunos besos cerca del ano pero sin llegar.

-         No hagas trampa. Ahora sí.

En ese momento sí que la lengua le recorría el ano. Satisfecha se dejó hacer. Luego, solícita y complaciente se colocó de rodillas con los brazos apoyados en el asiento del sofá. Esperando a ser penetrada por el culo una vez más. Otra polla horadando su culo. El repartidor se aprestó a colocar su verga en la entrada del orificio anal, encantado de penetrar ese hermoso culo, firme y blanquito. Le entró con decisión y se sorprendió de la facilidad con la que entró llegando hasta el fondo y provocando a Alicia un respingo.

-         ¡Ay!

-         ¿Te hice daño?

-         No, no. Solo que no esperaba que me la metieras tan de golpe. Tranquilo.

Más tranquilo y seguro empezó a culiarla a placer, jalándole de la melena rubia y azotándola suavemente con la otra mano.

-         Dime, ¿cuántas vergas te metiste por el culo? Te entra con demasiada facilidad. Eres una fulana.

En verdad que estaba sorprendido y casi maravillado por la facilidad para sodomizarla. Había penetrado coños con mayor dificultad que el culo de Alicia, que no le requería esfuerzo, solo disfrute.

-         Me gusta el sexo y que me penetren por todos los sitios.

-         Tu culo es como si me follara una panocha.

-         Un buen coño.

-         Eso es y un buen culo ahorita mismo te lo estoy rompiendo.

El repartidor prosiguió las duras embestidas provocando los gemidos de Alicia que le excitaban más.

-         Voy a correrme en tus tetas.

Alicia se tumbó en el suelo para no manchar el sofá si fallaba la puntería. El repartidor se acercó y se colocó a horcajadas haciéndose una cubana en la que colaboró gustosa Alicia aprisionándole la polla con sus exuberantes y firmes tetas. Se incorporó levemente y con un par de sacudidas derramó una gran cantidad de semen sobre las tetas de Alicia, que disfrutó la caliente corrida en sus tetas. El repartidor refrotó la polla sobre las tetas y Alicia se extendió el semen con las manos sobre sus tetas. Gesto que gustó al repartidor.

-         Te gustó mi leche sobre tus tetas.

-         Siempre me gustan las corridas y sentir la lechecita caliente. Trae tu verga que te la limpio.

Eso aún sorprendió más al colombiano, que encantado volvió a disfrutar de la maestría de Alicia comiéndose una polla. Con las tetas aún embadurnadas de lefa le dijo sonriente.

-         ¿Cuánto te debo?

-         Nada, invita la casa. – Respondió mientras se vestía.

-         No, entonces parecerá que he pagado la pizza con el polvo y no soy una puta barata. Lo he hecho como mero placer.

El repartidor cogió el dinero y se marchó muy sonriente, sin importarle el retraso que había acumulado y la bronca de su jefe. Ahora así Alicia fue al baño a lavarse un poco y quitarse los restos de semen antes de cenar. Luego se dio una ducha y se fue fresca y contenta a dormir. Su madre aún no había vuelto.

A la mañana siguiente Marta ya había desayunado cuando se levantó Alicia. Entró desnuda en la cocina donde su madre fregaba el tazón y le dio un beso a la vez que le desabrochaba el kimono.

-         Buenos días mamá, ¿cómo te fue anoche? ¿ligaste? Cuéntamelo mientras desayuno.

-         Buenos días hija. Por tu expresión ya veo que la que mojaste ayer fuiste tú. – Lanzándole una mirada de falsa reprimenda.

-         Como me conoces jiji. Te lo cuento luego, cuando desayune. Dime.

-         Me insistieron para quedarme pero a la una ya estaba en casa, cansada, la cena fue muy bien con amigas muy agradables.

-         Debiste haberte quedado un poco más. Aunque fuera para tontear.

Su madre se sentó con el kimono abierto mostrando las tetas y el coño, donde Alicia fijaba su mirada. A la vez que su madre disfrutaba de la visión del cuerpo desnudo de su hija. No se cansaban de verse desnudas mutuamente.

-         Ya llegará. – Dijo sonriente.

-         Seguro que más de uno te echó una mirada.

Marta le contó más detalles de la cena y Alicia lavó su tazón al acabar. Su madre, sentada al lado le acarició el culo y pasó a la vagina.

-         Te quedaste con ganas anoche ¿eh?

-         Contigo tengo ganas siempre.

Se levantó y se despojó del kimono, besando dulcemente a su hija. Disfrutando ambas del roce de sus pechos el uno con el otro. Se dieron placer mutuamente en el sofá y más relajadas Alicia le contó su polvo de la noche anterior.

-         No dejas escapar ocasión hija.

-         Eso mismo jiji. Era un chico muy guapo y ni me lo pensé cuando lo vi. Si le hubieras visto la cara cuando entró.

-         Me la imagino.

-         Tenía una verga bonita aunque flojeó algo comiéndome el coño.

-         Eres buena amante pero también exigente.

-         Quien me folle ha de cumplir jiji.

-         ¿No has quedado con Luis?

-         Luego le llamaré. Seguramente iremos a la piscina. Anoche se estuvo follando a una chica que se va a vivir a Londres. Ya ves que tampoco pierde el tiempo.

Luis y Alicia estaban en la piscina y éste había ido al bar a por un par de cervezas. Juli aprovechó ese momento y que había cola en el bar para abordar a Alicia con  su amigo.

-         Hola ¿Alicia te llamabas?

-         Sí, hola. – Dijo incorporándose. Los dos chicos clavaron su mirada en el movimiento de las tetas al levantarse.

-         Siempre me acuerdo del nombre de las chicas con las que follo.

A Alicia no le había gustado la actitud con la que venían y ese comentario se lo confirmaba. Adoptó un gesto serio y cortante. Desde el primer momento la miraban lascivamente de arriba abajo desnudándola con la mirada. Bajo el bañador se adivinaban dos pollas en erección.

-         Estás muy guapa cuando te enfadas. – Añadió el amigo.

-         No vengáis con piropos.

-         El otro día bien que disfrutaste y estoy seguro que puedes hacértelo con dos tíos a la vez.

-         Eso es asunto mío, no seas cerdo.

-         No hay quien os entienda a las tías.

-         Lo que no entendéis es que follamos con quien queremos y cuando queremos. Fuera.

Los dos se marcharon contrariados y farfullando insultos de puta, guarra y calientapollas. Alicia respiró hondo y volvió a sentarse. Luis volvió y ni se había enterado de lo ocurrido, así que no le dijo nada que le disgustara o preocupara. No le contó el sueño erótico de Marta con él, como había prometido y porque le hubiera levantado falsas esperanzas. Sí que le contó el extraño sueño con su padre. Puso cara de asombro.

-         Joder, vaya sueños raros tienes, ¿estás bien?

-         Sí, no te preocupes, te lo cuento… como curiosidad.

-         ¿Pero estás bien con el divorcio?

-         Sí, sí, de verdad, no te preocupes. Además tú me das tranquilidad.

-         Ah.

-         El sueño por lo que veo te ha puesto cachondo. Jijiji. Eres un depravado.

Clavó su mirada en el bulto del bañador. Luis pasó del asombro a la vergüenza y a ponerse rojo. Era verdad que le había excitado sin querer el sueño pero que llevaba toda la tarde empalmado. Cruzó las piernas para disimular ante tanta gente. Y así se lo dijo.

-         Sí, sí, disimula. – Dijo riéndose.

-         Lo que si me pone es que les pones cachondos a un montón de chicos. Y claro, que estás en bikini.

-         ¿Ves como eres un pervertido?

-         Y a ti te pone más.

-         Es verdad.

A Alicia le gustaba especialmente cuando conseguía que Luis se pusiera descarado con ella.

-         ¿Lo pasaste mal en el sueño?

-         Pues la verdad que sí, es el primer sueño erótico que no lo disfruto.

Recordó cuando soñó que su madre y ella eran violadas en el chiringuito. Aquel tampoco se lo iba a contar de ninguna manera. Además que seguro que le excitaría morbosamente a Luis. Incluso en ese tuvo un cierto placer morboso en ver a su madre siendo violada junto a ella. Con lo desagradables que eran aquellos tipos.

-         Mi último sueño sí que fue placentero, porque era un sueño claro.

-         ¿Has vuelto a violar a mi mamá?

-         No, a la de Eva. La chica que me follé el otro día.

-         Ah, esa chica que folla casi tan bien como yo.

-         Casi.

-         Jiji.

Luis se la describió físicamente y cómo se había desarrollado el sueño. Alicia escuchaba atenta y divertida. La narración la iba excitando.

-         Te van las maduritas.

-         Sí.

-         ¿No se lo contarás a Eva?

-         No, no, esas cosas solo a ti.

-         Claro. ¿Echamos uno rápido en el vestuario?

Los dos del bar no habían perdido detalle de cuando iba al vestuario.

-         Seguro que esa cacho puta se va a follar con ese. – Espetó Juli.

-         Vaya pinta de pringao.

-         Pringao que parece ser su novio el cabrón, les he visto juntos más de un día.

-         Tú al menos te la has follado, yo me voy a quedar con las ganas.

Alicia se despelotó rápidamente y con un gesto hizo sentarse a Luis en el taburete, que le esperaba con una polla apuntando al techo. Sin más preámbulo Alicia se encasquetó la polla hasta el fondo y le cabalgó con fuerza. Sacando la rabia por el encuentro desagradable de antes. Luis, sin ser conocedor de ello, estaba encantado y creía que era por el morbo del deseo lujurioso que despertaba su novia en la piscina.

-         Me folla la más deseada de la piscina. – Mientras le agarraba las tetas.

-         Sí, te follo. – Le besó y le dio una bofetada cariñosa.

Tras estar pasivo, Luis quiso sentirse dominante y follarse a la más deseada de la piscina. Objeto de pajas en muchos adolescentes.

-         Yo también quiero follarte.

La hizo levantarse y la puso apoyada en la pared con el culo en pompa para seguir follándole el coño. Las tetas se bamboleaban a cada embestida y Luis las agarraba con fuerza, alternando con palmadas en el culo. Y al culo apuntó su polla para penetrarlo una vez más. Disfrutar la penetración lenta y luego acelerar. Sacar la polla y observar con orgullo la dilatación anal que le había provocado. Cuando Alicia sintió el glande en su culo le dijo.

-         ¿No esperas al parque? – Jugando con el deseo de Luis.

-         Te sodomizaré en los dos sitios.

Alicia sonrió y se dejó llevar por la fogosidad de Luis. Pensando en la envidia que estaba dando en ese momento a los dos chicos.

-         Córrete en mi boca.

Alicia quería el último deseo. Se colocó de rodillas y abrió la boca que llenó Luis con su polla. Rápidamente recibió la corrida que le fue directa por la garganta. Tomó algo de aire y siguió tragando semen gozosa y sintiéndose sucia. Acabó riéndose y mostrando semen en su lengua, gesto que gustó a Luis. Se lo tragó con gesto entre placentero y lascivo. Satisfechos y momentáneamente desfogados se vistieron.

Alicia le contó a su madre lo ocurrido en la piscina con aquellos dos chicos, cuando le contaba algo así siempre fruncía el ceño al escucharlo. Al final esbozó una gran sonrisa y una tierna mirada por la reacción de su hija. Dándole un abrazo.

-         Muy bien, así, con firmeza.

-         Ya sé lo que me dices mamá.

Luis se acostó más cansado de lo habitual. Se encontraba de nuevo en la piscina. Oyó unas voces y vio como varios chicos perseguían a Alicia, a la que se le iban bamboleando las tetas como si se quisieran salir del bikini.

-         ¡A por la calientapollas!

-         ¡Te vamos a dar tu merecido! Lo estás deseando ¡puta!

Como en la pesadilla en la que su odiado profesor forzaba y vejaba a Alicia delante de toda la clase y no podía hacer nada. Estaba inmovilizado por más que quería moverse e ir en su ayuda.

-         Dejadme en paz ¡socorro!

El resto de gente unos miraban complacidos la escena y otros mostraban total indiferencia como si nada sucediera. Los penes erectos de los sátiros bamboleándose también se hacían notar mientras corrían. Uno de ellos agarró a Alicia de la parte baja del bikini y logró bajársela hasta el muslo. Provocando el alborozo de los demás ante la visión de un hermoso culo blanco y torneado. El agarrón casi hizo caerse a Alicia pero logró levantarse y recomponerse el bikini como pudo. Mientras seguía la persecución por toda la piscina en modo casi circular. Un segundo sátiro le placó por la cintura y la echó al suelo entre los chillidos de Alicia. Consiguió quitarle la parte superior del bikini pero en el logro consiguió escabullirse Alicia. Ahora corría con las tetas al aire, en una visión esplendorosa, se bamboleaban sin perder por ello la firmeza. Ni intentó taparse las tetas porque le hacía correr más despacio. El sátiro masculló un juramento y se levantó, blandiendo la parte superior del bikini como trofeo, ante los vítores de los demás.

-         ¡A por ella! – Arengó.

Al final la pillaron entre dos, uno le cortó el paso y el otro la inmovilizó. Alicia volvió a gritar sin obtener ninguna ayuda. El que le había cortado el paso sonrió con malicia y le bajó el bikini, ante los aplausos de los demás. Rápidamente sacaron sus pollas erectas que apuntaban amenazadoramente hacia un único objetivo. Alicia se sintió indefensa y asustada. Luis contemplaba impotente la escena, su novia desnuda en la piscina y con varias pollas preparadas para taladrarla sin piedad. A turno una tras otra sin darle descanso. Él mismo estaba empalmado.

Los sátiros empezaron a besarla y a manosearle todo el cuerpo, zarandeándola como a un trapo. Uno la jaló del pelo y la hizo arrodillarse para iniciar una mamada que Alicia tuvo que aceptar. Más pollas se le acercaban al rostro y por unos segundos se turnaban en su boca. Los demás esperaban ansiosos su turno y le iban sobando el cuerpo especialmente las tetas. Uno la tumbó en el suelo y la penetró con brutalidad ante las quejas de Alicia.

-         ¡Aaaah! No, no, parad por favor, aaah. Sois unos brutos.

Otro la hizo voltear al coger su turno y se puso debajo de ella, lo que permitió a un segundo sodomizarla, provocando un gran grito en Alicia al verse doblemente penetrada. Un tercero calló los gritos metiendo su polla en la boca. Las embestidas eran jaleadas por los demás y rápidamente y sin darle descanso se iban turnando. Algunos ya se habían corrido. Alicia tenía las comisuras de los labios con semen y empezaba a chorrear de la vagina y el ano. Tardaban poco en venirse y cada vez acudían más hombres, hasta chavales adolescentes. Incluso algunos que habían permanecido impasibles e incluso indiferentes durante la persecución. Parecía un pelele a merced de los sátiros. Uno de ellos después de correrse en su boca, dijo burlón señalándole con el dedo.

-         ¡Mirad! Ese es el tonto de su novio. Mira como nos hemos follado a la puta de tu novia. Verás cómo te la devolvemos. ¡Pringao!

A continuación hizo un gesto pélvico inequívoco y todos se rieron. Cuando por fin consiguió moverse Luis se despertó súbitamente. Estaba entre confundido y excitado, con el pene todavía erecto. Debía de reconocerse a sí mismo que le excitaba ver a Alicia siendo abusada por varios hombres.