Complicidad entre primos 30
Marta y Alicia tienen vía libre en la playa para destaparse el último día, en la que Alicia iniciará a un chico. Sin olvidarse de los del chiringuito.
Alicia se levantó muy animada, bien follada la noche anterior y sabiendo que era el último día de playa. Su padre se quedaba en el hotel descansando de las quemaduras y eso le facilitaba sus planes. Le envió un mensaje a Ernesto, el chico de la cafetería, citándole en su habitación a las 16:30 si quería follar. Rápidamente obtuvo una respuesta afirmativa y se rió. Le había despertado la melodía de mensaje y pensó que no podía empezar mejor el día. Alicia bajó a la playa con su madre y compró una botella de agua fresca en una tienda.
- No quiero hacerles más gasto a los cerdos del chiringuito. – Aseveró. – Hoy reventamos la playa que es el último día jiji.
Las dos mujeres pasaron delante del chiringuito a idea para dejarse ver. Provocando los clásicos comentarios obscenos.
- Mira, hoy van solas, alguien tendría que acompañarlas.
- Yo gustoso se la hacía a los dos.
- Su marido no sabe lo que tiene.
- ¿Y qué me dices de la niña?
- Que está para ponerle un piso.
- Un piso para poder follarla a gusto jaja.
- Menudas tetas gasta la niña.
- Y la madre, delgadita pero muy bien puestas.
- Van provocando las dos, van buscando polla, sobre todo la hija, te lo digo yo.
- Bien que me la follaba y menudas cubanas debe hacer con esas tetas.
- Pues se de buena tinta que por las noches va buscando compañía.
- Una calientapollas te lo digo yo.
Las dos mujeres eligieron un sitio con amplitud pero desde donde otras personas las podían ver fácilmente.
- Mamá ayúdame a ponerme la crema.
- Voy – Respondió girándose. – Ya estás así.
- Jiji, no querrás que se me quemen las tetas como papá.
Marta le extendió la crema y ambas disfrutaron como cada día de ese momento. Alicia especialmente sintiéndose observada y sabiendo que despertaba deseo. Especialmente gozoso para ambas cuando le dio por las tetas y la cara interna de los muslos, cada día con disimulo pero lo hacían del modo más placentero posible.
- Mira como nos observan jiji.
- Llamamos la atención.
- Por guapas. Te toca, venga. – Le puso la mano en el broche de la parte superior del bikini.
- Um.
- Va.
- Venga un día es un día. – Dijo dejando sus encantos al aire.
- Muy bien. ¿Te acuerdas del lacer que da ir provocando? ¿Lo que hablamos?
- Sí.
- ¿Sientes algo?
- Um, sí.
Alicia le extendió la crema. Mientras desde los vecinos de playa más cercanos miraban con disimulo si iban en pareja o con descaro si iban solos. Algunos cruzaban las piernas o se ponían boca abajo o de cualquier manera para disimular la erección. Unos iban directamente al agua y desde ahí contemplaban el espectáculo. Otros procuraban pasar cerca y se les notaba un bulto bajo el bañador. Desde el chiringuito no perdían detalle.
- Mirad, la guarra de la hija se ha quedao en tetas.
- Y la madre poniéndole crema, ojalá fuera yo.
- Si fuera yo me la follaba ahí mismo, delante de todos.
- Buf.
- Ahora es la madre, que peras tiene.
- Prefiero las de la hija pero se ve de donde las ha heredado.
- Son mucho más grandes las de la chica pero las de la madre son cojonudas también.
- Y donde cojones estará el marido.
- Para mi que es un calzonazos.
- Si fuera el padre me follaba a la mujer pero a la hija también. Quién las tuviera en casa.
- Os dije que van a provocar.
- Mira cuando vienen al chiringuito, marcando bajo el bikini.
- Un chaval vi que le metía mano a la chica.
- Bien hecho.
- Ojalá vengan hoy, así en tetas.
- Yo difícilmente me podría contener.
- Vaya pareja de putas.
Las dos mujeres seguían tomando el sol y siendo objeto de atención. Varios hombres hacían por pasar a su lado en sus paseos por la playa para verlas de cerca, los más atrevidos saludaban sonrientes esperando encontrar pie a algo más, las dos mujeres respondían cortésmente con una sonrisa, observando con disimulo el bulto que se notaba en el bañador.
- Qué bien mamá.
- Está siendo excitante sí.
- ¿No te sientes libre?
- Um, sí, tenías razón en lo que decías ayer.
- Me voy al agua.
- ¿Así?
- Claro.
- Um, yo creo que para bañarme me pondré la parte de arriba. Además varios sabrán que tengo marido.
- ¿Y qué más da? No vamos a volver por aquí, que digan y piensen lo que quieran.
- Bueno, lo pienso mientras te bañas.
Marta observó las evoluciones de su hija, admirando la tersura de sus tetas y su bamboleo al andar y moverse en el agua, su hija le dedicó un par de sonrisas desde el agua. Se alegraba de ver feliz a Alicia. Varios nadadores se acercaron para verla de cerca, pero ninguno se atrevió a tocarla. El día que iba mostrando las tetas era cuando ninguno parecía atreverse a pedirle nada. Además era sábado y había algo más de gente que los demás días. Se salió del agua y Marta empezó a notar un cosquilleo en su coño. Alicia se dirigía sonriente hacia ella, con la piel mojada reluciendo y marcando el coño en el bikini.
- Hija estás preciosa. – Le susurró al oído cuando se puso a su lado.
- Jiji.
- Me has puesto cachonda, me voy al agua.
- ¿Así?
- Sí. – Le dijo sonriendo guiñándole un ojo cómplice.
- Te quiero mamá.
Marta despertó el mismo revuelo, interiormente se sentía satisfecha, observó a su hija que le miraba desde la arena. Un hombre que conocía de vista de la playa se le acercó nadando.
- Hola vecina de playa, me llamo Alfredo. Viene preciosa hoy. ¿Y su marido?
- Hola soy Marta, está en el hotel tomó el sol sin protección.
- Jeje, usted y su hija ya eran la atracción de la playa y hoy lo son más.
- Bueno.
- Tiene unas tetas preciosas, es normal que las enseñe.
- Gracias. – Acertó a decir.
- Puedo pasar a recogerla a las cinco.
- Lo siento, además a usted le he visto con su familia.
- Un ligue de playa no hace mal a nadie.
- No.
- Su hija es también preciosa pero no se preocupe que no le propondré nada.
- Ah.
- Espero que su marido la trate como se merece, tiene mucha suerte. Adiós. – Marchándose como había venido.
- Adiós.
Marta se quedó sintiéndose halagada y pensando que de haber sido su hija no le hubiera dicho que no, al menos si no hubiera tenido familia. Alicia había contemplado curiosa la escena y esperaba los detalles. Quería a su padre pero era demasiado frío con ella y siempre había estado más apegada a su madre. Marta salió del agua provocando los mismos efectos en Alicia.
- Mamá también estabas preciosa, marcando coñito.
- ¡Oh!
- ¿Qué tal con ese tipo?
- Me ha propuesto quedar pero le he dicho que no, tanto tu como yo le parecemos preciosas.
- Jijiji.
- Pero ha dicho que no te diría nada.
- Y le has dado calabazas.
- Sí y más estando casado.
- Ya, a mí tampoco me gustan casados.
- Lo suponía.
- Pero ves que eres muy apetecible.
- Ya lo sé.
Siguieron un rato, aún era pronto. Apareció un chaval algo nervioso con una coca-cola en la mano, trataba de mirar a la cara a Alicia y no bajar la vista. Bajo el bañador también se le notaba empalmado. Tenía el pelo rizado castaño y se le caía por la frente y estaba moreno. Mostraba un rostro agradable.
- Hola.
- Hola. – Respondió Alicia con curiosidad.
- Te traigo una coca-cola.
- Muchas gracias.
- ¿Quiere usted algo? – Mirando a Marta.
- No gracias muy amable.
A Alicia le estaba pareciendo encantador en su nerviosismo pero había tenido valor de ir ahí.
- ¿Quieres dar un paseo? – Le propuso Alicia.
- Sí sí.
- Venga, id tranquilos. – Dijo Marta.
- Hasta luego.
Otros hombres miraban con cierto asombro y envidiosos que aquella chica en tetas fuera con un chaval. El chico iba en una nube todo ufano, no se lo acababa de creer, sintiendo la polla a reventar bajo el bañador. Detalle que no se le había pasado por alto a Alicia. Y que buena estaba la madre también pensaba.
- Me llamo Alicia.
- Yo Juan.
- ¿Qué años tienes?
- Casi dieciséis.
- Todo un hombrecito ya. ¿Y no te asusta ir con una chica mayor?
- No, pero eres muy guapa.
- Y que va en tetas.
- …
- ¿No dices nada?
- No, sí, está bien.
- Si has sido valiente para venir a invitarme y ahora no me dices nada…
- Lo siento.
- No pasa nada. ¿Estás aquí de vacaciones?
- Sí, he llegado hoy con mis padres.
- Igual que yo pero yo ya llevo una semana y me iré mañana.
- Vaya.
Era el segundo Juan que conocía en las vacaciones. Habían llegado a la zona de rocas que ya conocía Alicia. Le hizo a Juan un gesto para que le siguiera. Juan pudo ver como al estirarse para pasar por encima de la roca se le marcaba la raja del coño y se le veía parte del mismo y medio culo, y ese para de tetas bamboleándose.
- ¿Dónde vamos?
- A un sitio tranquilo para lo que quieres.
Juan seguía azorado y sin acabar de creerse que fuera real. Alicia se sentó en la pequeña cavidad que ya conocía.
- Me has visto en la playa y te molo, eso que se ve bajo el bañador lo deja claro, y has venido a ver si podías tener tema conmigo.
- Eh, bueno sí.
- Conmigo puedes hablar sin miedo.
- Vale.
- Los tíos muchas veces queréis enrollaros con una tía y si la tía lleva la iniciativa os asustáis, pero tú eres muy joven aún.
- Bueno, pocas chicas se dejan así… perdona no quería molestarte.
- Te entiendo no pasa nada. Bueno – Dijo sujetándose las tetas y sonriendo maliciosa, le estaba encantando ese papel de maestra amatoria. – vayamos al tema, ¿son las primeras tetas que ves de verdad? Porque a mi mamá también se las has visto ¿eh? Jiji.
- No, he espiado a mi hermana mayor. – Dijo algo apurado.
- Jiji, bien por tu hermana ¿la has visto desnuda?
- No, solo las tetas, en verano se pone así a tomar el sol en la terraza de casa, desde la calle no se le ve.
- Pero tú sí.
- Ven, puedes tocarlas, haz lo que quieras.
Juan las acarició con cara de total felicidad, disfrutando de su tersura y suavidad, luego las besó y lamió.
- ¿Y a una chica desnuda?
- No no.
- Estás de suerte.
Alicia se incorporó y se quitó la parte de abajo del bikini, Juan puso los ojos como platos, estaba aún más buena de lo que se había imaginado. Alicia se abrió lasciva los labios vaginales y luego se giró y puso el culo en pompa, para quedarse finalmente recostada. Volvió a abrirse el chocho y Juan observó con curiosidad de cerca sin atreverse a tocar más allá de los muslos. Con el culo sí que le sobó a gusto.
- Te toca ahora a ti, tienes algo que quiere salir desde hace tiempo jiji.
- ¿Quieres verme la polla?
- Tú me has visto desnuda y me has sobado a gusto. ¿Solo tu mamá te ha visto la colita? Jiji.
Juan se bajó el pantalón y a Alicia le sorprendió un poco sus dudas. Inspeccionó una polla totalmente erecta, de trece centímetros y delgada, fácil para mamar. Alicia empezó a acariciarla suavemente, le indicó que se pusiera de pie y ella sentada se introdujo la polla dentro de la boca, Juan sintió un escalofrío en todo el cuerpo. Dado su estado de excitación e inexperiencia se corrió rápidamente en la boca de Alicia, a la que no desagradó el sabor a semen joven que engullió.
- Te has tragado todo…
- Sí. – Dijo sonriente.
- Uf, increíble, gracias.
- No hay de qué, lo he hecho a gusto.
- Me da pena que te vayas mañana y no verte más.
- Jiji, quieres más, ¿eh?
- Bueno, te he hecho la primera mamada de tu vida y te voy a desvirgar. Pásate a las siete por el hotel de enfrente de la playa y ve a la habitación … .
- Gracias, gracias, allí estaré.
- Pero ven a esa hora justa, no vengas antes ni tardes, hora justa.
- Vale.
Alicia se puso el bikini y antes de volver dio un largo beso con lengua a Juan.
- Esto no lo haces mal.
- A alguna chica he besado.
- ¿Tienes novia?
- Ninguna formal.
- Y no se dejan como yo… jiji.
- No.
Salieron de las rocas y volvieron de la mano.
- Toma, tira el vaso tú.
- Bueno, me voy aquí.
- ¿No me acompañas hasta donde estaba?
- No, me da apuro ver a tu madre después de lo que me has hecho.
- Jiji, si no pasa nada, no le importa. Ven anda. – Tirándole de la mano.
- Hola chicos, ¿lo habéis pasado bien? – Marta hacía con sorna esa pregunta conociendo a su hija y esta se contuvo la risa.
- Sí mamá, es que Juan es un poco vergonzoso.
- Sí, sí, lo hemos pasado bien.
- Me alegro.
- Bueno, encantado de conocerla, adiós.
Alicia se tumbó junto a su madre y dijo.
- Y de verte las tetas.
- Ay hija.
- Bien que te las miraba con disimulo, ha flipado de vernos las tetas a las dos, las tuyas son muy bonitas. Aunque más ha flipado al verme en pelotas y que le he hecho una mamada.
- Ay hija no paras.
- Si vieras la cara felicidad… Es bonito coger una polla que no ha cogido antes ninguna chica y hacerle disfrutar por primera vez. Esta tarde he quedado con él.
- ¿Qué? Si ya tienes cita con otro.
- Cuando se vaya, como dice Carla puedo con todo.
- Sí. Anda vamos al hotel que necesitarás coger fuerzas.
- Jiji.
- Voy a ponerme el top que vamos a pasar delante de los cerdos del chiringuito y no quiero darles ese gusto.
- Desde luego.
Las dos mujeres pasaron delante del chiringuito sin dirigirles la mirada. Ellos sí que lo hicieron, siguiéndoles con la mirada y durante la ducha. Ellas les dieron la espalda y hasta se bajaron el top para limpiarse y darles envidia.
- Joder esas dos guarras se han puesto el bikini al pasar por aquí.
- Son guarras pero no van a ir en tetas por la calle.
- Pero sí hasta las duchas.
- Sí.
- Las zorras hasta se meten las manos por las tetas y están de espaldas.
- No se bajarán lo de abajo las muy putas.
- Son dos calientapollas.
Al salir al paseo marítimo, Marta y Alicia se entendieron con la mirada y la sonrisa.
- Que se jodan. – Dijo Alicia.