Complicidad entre primos 18
Luis se dispone a ir a su cita con la Bea. Sin embargo la noche depara más acontecimientos que incomodan a Luis.
La Bea se tumbó en la cama después de comer, acostumbraba a hacerlo y quedarse amodorrada o dormida. Pensó en su cita con Luis de aquella noche. Como experta en pollas se alegraba de la que le esperaba, era del tipo que más le gustaban, tras haber visto decenas de ellas. Cerró los ojos, sonrió y sintió un pequeño escalofrío al recordar la primera polla que vio. La polla del chico que le gustaba de su clase en el instituto. Su torpeza inicial donde no sabía cómo metérsela en la boca, y cómo se había convertido en una experta feladora, conocida en el ambiente nocturno en que se movía. Desde ese día pasaron pollas de compañeros de instituto, amigos, conocidos, ligues de una noche y compañeros de trabajo. Perdió la timidez a relacionarse con los demás de esa forma y cada vez cedía a la mínima y practicaba sexo. Aumentado por su fama de chica fácil. Aquellos recuerdos hicieron humedecer su coño, sonrió y se metió una mano bajo el tanga, chupando con gusto el dedo impregnado de sus fluidos. Luego se quedó adormilada.
Luis cenó pronto, se duchó, a sus padres les dijo que había quedado con unos amigos y se encaminó a casa de la Bea, , recordó su aviso y antes de llegar al portal la llamó por teléfono.
- Hola Luis, te estaba esperando ya estoy lista.
- Hola Bea, estoy abajo en tu portal.
- Ahora te explico cuando baje, espera dos minutos y llama al timbre.
- Vale.
- Chao.
Luis se quedó un poco pensativo ante tanto misterio. Pasaron dos minutos y llamó al timbre, escuchando la voz de la Bea que estaba cerca del interfono esperando, haciéndose la distraída.
- Sí.
- Soy Luis. – Dijo en tono bajo.
- Ahora bajo.
- ¿Quién era, hija?
- Una amiga, me esperan, adiós mamá.
- Ten cuidado.
La madre de la Bea se quedó pensativa sobre lo que haría su hija los sábados. Suspiró y se fue al salón. La Bea bajó por las escaleras y sonriente abrió la puerta a Luis. Llevaba una minifalda blanca y un top color lila, con la ropa interior lila a juego.
- Hola, pasa dentro. ¿Qué quieres hacer, follar ahora o salir y follar luego?
- Prefiero follar ahora, salir y volver a follar, si quieres. – Luis empleó el lenguaje que le demandaba la Bea y que mejor entendía.
- Subiremos al trastero, a mi padre le ha dado lumbalgia y está tirado en el sofá, por eso te he hecho esperar, no quería que mi madre te oyera la voz, le he dicho que quedaba con amigas.
- Jeje, yo a la mía que quedaba con amigos.
- Pues hemos quedado tú y yo para follar. – Dijo la Bea ya dentro del ascensor, agarrándole del paquete.
- ¿Habríamos estado en tu casa si tus padres salen?- Luis se la devolvió metiéndole la mano bajo la falda tocándole el culo.
- Sí, si quedo pronto con un tío, me lo meto en casa, sé que mis padres no vienen casi nunca antes de las dos cuando salen.
- Ah, ¿y nunca te han pillado? – Luis recordó su cita en casa de Alicia y cómo conoció a su madre.
- No, echamos el polvo y salimos de fiesta, no estamos mucho tiempo. ¿Es que a ti te han pillado? No me lo imagino…
- No llevo chicas a casa, mis padres no salen tanto como los tuyos.
- Ah, ¿y en otra casa?
- No. - No le quiso contar su experiencia reciente con Alicia.
- A mí en casa de un chico casi, pero fue su hermano pequeño, salí sin hacer ruido. – Luis sonrió.
- Vaya.
- Ya hemos llegado. – Saliendo del ascensor y abriendo una puerta.
- ¿Traes muchos chicos aquí?
- Más que a casa, pero no todos los findes. – Encendió la luz y caminó por el pasillo.
- Es un buen sitio, tranquilo.
- Esta puerta es. – Se paró, abrió y encendió el interruptor. – Pasa, pasa.
El trastero tenía varias cajas al fondo, con un techo descendente al final. Había un aparato de gimnasia desmontado envuelto en plástico y una colchoneta que la Bea extendió en el suelo.
- Me viene de puta madre para follar, es de cuando a mi padre le dio el tontus por hacer ejercicio.
- Um, al final eres tú quien la aprovecha.
- Jaja, sí, sí.
Luis se colocó frente a la Bea, le agarró lateralmente por los muslos subiéndole la falda mientras la besaba. Ella apartó la cara, sonrió y se quitó el top.
- Bonitas bragas.
- Siempre llevo bragas cuando llevo minifalda, casi siempre me la levanta alguien.
La Bea le desabrochó el pantalón a Manuel y palpó sonriendo el paquete que sobresalía. Luis se quitó las zapatillas y el pantalón. A la vez que le bajaba la falda a la Bea, ya descalza. Se quitó la camiseta a la vez que la Bea hincaba las rodillas en la colchoneta y le bajaba el calzoncillo. Una polla enhiesta le esperaba, recibida con cara de agrado y ansia.
- Uy, si te has depilado los huevos, qué bien. ¿Y eso?
- Creo que es mejor para las chicas.
- ¿Tienes novia? No me importa, no diré nada, ¿te lo ha pedido ella?
Empezó a acariciar la polla, lamer los huevos y acabar metiéndose esa polla en la boca.
- Una amiga, es consejo de una amiga, ummm.
- Mucho mejor así, sin pelo, no veo muchas pollas así.
- Te gusta mi polla.
Le agarró suave del pelo y empezó a follarle la boca. La Bea solo asentía.
- Um, um.
Luis cesó las embestidas y la Bea recuperó el control de la mamada. Se quitó el sujetador.
- Déjame quitarte las bragas.
La Bea sonrió y se tumbó en la colchoneta. Luis le chupó las tetas y se hizo una cubana con sus pequeñas tetas, la Bea abría la boca y se tragaba parte de la polla. Le agarró las bragas, la Bea elevó el culo y Luis se las deslizó lentamente, quedando la Bea abierta de piernas. Luis observó un coño de labios vaginales finos y un triángulo de pelo corto arriba, tal como se lo había descrito ese amigo. Le introdujo un dedo en la vagina humedecida, luego dos y jugueteó con su clítoris.
- Um, no todos los chicos me prestan estas atenciones, aaah.
Le introdujo la lengua y jugueteó un rato. Luego se agarró la polla y la hundió de un empujón lentamente.
- Aaaah, qué polla, me gusta tu polla, fóllame.
- Toma, toma. – Aumentando el ritmo.
- Sí, aah, aaah.
Luis se quedó con la polla metida enteramente en la vagina de la Bea.
- No te pares.
- Date la vuelta Bea, ponte a cuatro patas.
- Voy, pero sigue follándome.
- Te gusta follar.
- Sí, no me importa que me llamen puta.
La Bea se colocó a cuatro patas, Luis le amasó el culo, le agarró por la cintura y volvió a follarle, paró para sobarle las tetas y siguió. Observó cómo con sus embestidas se contraía y abría el ano, y recordó lo que dijo el amigo que se la había follado.
- Um, um, um.
- Disfrutas como una puta. – Le agarró levemente del pelo.
- Cambio, ponte debajo, que me gusta mandar el polvo.
Luis se tumbó en la colchoneta, la Bea sonrió y mostró su chocho abierto, Luis le tocó las tetas estirando la mano. La Bea cogió la polla de Luis y se la acomodó en el coño, cerró los ojos mientras se introducía y emitió un gemido de placer.
- Uummmm.
La Bea divertida empezó a botar encima de esa polla y luego a cabalgar.
- ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te follo?
- Sí, sigue, sigue.
- Me gusta follar estas pollas.
- Um, para un momento.
- ¿Qué te pasa? – La Bea se quedó con la polla incrustada.
- ¿También te gusta que te den por el culo?
- Joder y parecías tímido…
- Si no quieres no pasa nada.
- No es eso.
- ¿Te ha dolido otra vez?
La Bea recordó por un momento su primer sexo anal y efectivamente sufrió al principio, aunque le acabó gustando y repitiendo. Pero no ofrecía su culo tan fácilmente como una mamada, ni siquiera como un polvo.
- La primera vez sí. Solamente que me ha sorprendido un poco. ¿A ti te gusta?
- En realidad es la primera chica a la que se lo digo.
- Um, una fantasía, y con mi fama de puta…
- No quiero que te enfades ni que hagas nada que no quieras.
- No me enfado, - le hizo una caricia- solo que hace un tiempo que no me lo piden y tú tienes una polla grande.
- No creo que seas una puta.
- Otros sí, pero tú ya sé que no. Déjame a mí…
La Bea se puso de espaldas, tenía un culo bien parado, pequeño y redondo, cogió la polla y se la encaminó al ano. Introdujo despacio el glande entre suspiros y gemidos.
- Um, umm.
- No hay prisa Bea.
Poco a poco iba metiéndose más polla, se la sacaba hasta el glande y botaba un poco. Tras varias repeticiones logró meterse entera esa polla, se quedó quieta y se giró.
- ¿Contento?
- Gracias Bea.
- La primera chica que das por el culo, um um. – Iniciando la cabalgada.
- Eres pequeña pero te tragas bien mi polla. Luego aún buscarás más pollas…
- Aaarm
- Mi fantasía es una chica a cuatro patas.
La Bea se colocó sin decir nada y Luis observó satisfecho el agujero que le había provocado su polla en el culo.
- Mi polla te ha hecho un buen agujero.
- Sigue cabrón. Ninguna chica te va a follar como yo.
Luis pensó en Alicia, en ese momento estaba acabando de arreglarse para salir de fiesta. Vio el ano y empujando lentamente le hundió la polla por completo. Por un momento imaginó que era el culo de Alicia e incluso el de Marta. La Bea gimió con algo de fuerza y Luis se folló excitado el culo con rápidos mete sacas.
- Aaarrm, aaah, con más cuidado cabrón.
- Perdona.
Luis suavizó la follada, sacó la polla y vio el ano dilatado, volvió a meterla.
- Me voy a correr en tu culo puta, aah, aaah.
Luis sacó su polla pringosa y se quedó sentado, la Bea se quedó quieta con el culo chorreándole un hilo de semen que ya le bajaba por el muslo.
- Dame un pañuelo de papel que están en el bolso.
Luis le alcanzó uno y se cogió otro para su polla. Luego pasó a ayudarle a la Bea, que se puso en cuclillas para expulsar mejor el semen.
- Podías haberte corrido fuera, ahora voy a estar chorreando tu semen toda la noche.
Luis se encogió de hombros. Se acordó de las atenciones de Alicia tras el polvo. Le limpió una gota de semen del muslo y le acercó la polla a la boca.
- La última chica con la que follé me limpió la polla.
- Pero no le diste por el culo.
- No, pero creo que lo habría hecho igual.
- Creerán que es puta como yo.
- No, elige a quién se lo hace. Tu eres experta en mamar pollas.
- Eso dicen.
La Bea se había tragado la polla nada más acercársela y se la sacaba para hablar. Consiguió enderezar de nuevo la polla. Luis le dio dos golpecillos en la cara con la polla.
- Ha estado muy bien Bea.
- Sí, podemos repetir otro día.
- O más tarde esta noche. No me importa que chupes pollas entre medio.
Se quedaron sentados en la colchoneta.
- Follando eres menos tímido de lo que aparentas.
- Bueno… lo de puta es solo el momento.
- Lo importante es echar un buen polvo. Y tú tienes una buena polla, me gusta su forma y su tamaño.
- Follas muy bien.
- Hay pollas pequeñas que no te llenan y otras demasiado gruesas que te hacen daño.
- Jeje. ¿Y para mamar una polla?
- Igual. ¿Este es el sitio más raro dónde has follado?
- Sí. Bueno, también me hicieron una mamada en los baños de la uni.
- Um, déjame adivinar quién… esa amiga que te limpia la polla tras el polvo y te obliga a depilarte los huevos.
- Sí, pero no me obliga.
- No si no te la quieres follar.
- Es una buena amiga. – Concluyó Luis, al que le estaba empezando a molestar que Alicia hubiera salido a relucir de esa manera.
- Si yo a esa amiga especial le entiendo, quién mejor que yo que me gusta follar más. – La Bea le dio un par de sacudidas a la polla para relajar el ambiente.
- ¿Podemos volver luego?
- Cuando quieras, si quieres nos vestimos y salimos, y si encuentras una tía te la follas.
- Trato hecho.
- Vamos a ir donde nos conocimos el otro día, pero entra después de mí, no quiero que conocidos crean que hemos estado juntos antes.
- De acuerdo. – Luis opinaba igual. – Yo me pasaré por otro sitio para hacer tiempo.
- Genial.
La Bea se acabó de atusar el pelo mirándose en el espejo del ascensor. Salieron al portal.
- Hasta luego.
- Chao.
Luis se encaminó con paso tranquilo a un bar rockero que conocía. El volumen de la música era muy alto y tuvo dificultades para entenderse con el camarero. Le gustaba el ambiente y la otra camarera. Una chica de piel blanca y cabello largo negro, con facciones agraciadas y algo duras. Vestía de negro pantalón y una camiseta de tirantes que dejaba ver un buen escote, dos tetas redondas y firmes. Se sentó en un taburete con aire tranquilo observando veladamente sus movimientos. Un culo firme y contundente confirmaba que estaba muy buena aquella tía. Era agradable observar cómo se movían las tetas con el trajín de la barra y cómo se abría el escote al agacharse. Cuando la vio libre hizo un gesto con la mano, dos grandes ojos negros se le clavaron, se acercó.
- Hola.
- Otro tercio por favor.
Le pagó el importe exacto y ella sonrió.
- Gracias.
Cuando salió del bar se despidió de ella con un gesto con la mano, devuelto con una sonrisa. Luis se sentía a gusto. Entró a otro bar donde ponían música electrónica, había un ambiente más sofisticado. Le atendió una camarera con aspecto de lolita. Una chica baja de estatura, delgada, cara con rasgos finos y cabello rubio liso. El culo destacaba poco y las tetas eran pequeñas pero destacaban en un cuerpo menudo. Se quedaba con la del garito rockero. Cuando salió se encaminó poco decidido a la discoteca que le gustaba a la Bea. Ahí se encontró con los amigos de la vez anterior.
- Hey Luis, vente con nosotros, ¿de dónde sales?
- Nada, he estado antes por otros sitios.
Naturalmente no les dijo nada de su encuentro con la Bea, ni siquiera si ella no le hubiera dicho nada, le gustaba ser discreto. Pasado un rato localizó a la Bea que estaba con dos amigas de aspecto similar al suyo. Cruzaron las miradas sin hacerse ningún gesto. Otro del grupo también la había localizado, el chico que le informó de las costumbres de la Bea.
- Mirad la Bea, seguro que les está contando las pollas que ha chupado, será guarra.
- Jajajaja.
- Hoy voy a por ella, me la tengo que follar por puta, es lo que va buscando, y tú Rober ya lo has hecho, los demás no vamos a ser menos.
- Sí, pone cara de viciosa mientras la follas.
Luis estaba callado y no le gustó lo que oía. Pensó en mandarle un mensaje pero creyó que era mayor y sabía lo que hacía. Al rato la Bea se fue a los baños a mear y este amigo le siguió, jaleado por los otros.
- ¡Dale duro!
- ¡Ánimo tío!
Le alcanzó antes de llegar a la puerta, una chica salía en ese momento, y le cogió del brazo.
- Vamos adentro. – Dijo con tono imperativo.
- Voy solo a mear.
- Te acompaño. – Tirándole del brazo.
Entraron en el baño y echó el pestillo.
- Te he visto ya las tetas y quiero verte el chocho. Mea pronto.
- Te la puedo chupar, no me importa.
La Bea se bajó la falda y las bragas y se sentó a mear. El chico se bajó los pantalones y sacó una polla de 14 centímetros de un grosor medio.
- Tío, ¿no puedes esperar a que acaaagh?
La entrada de ese pene hizo acallar a la Bea, la polla entraba y salía de su boca, acabó de mear, se la sacó y se dispuso a subirse las bragas.
- No te hace falta, ya las tienes bajadas.
La puso cara a la pared y se las volvió a bajar hasta los tobillos, le cacheteó el culo y aplastó su polla contra él refrotándose. Le subió la camiseta y el sujetador y aprisionó sus pechos con las manos. Bajó hasta introducir toscamente un dedo en su vagina.
- Si estás mojada puta.
- No seas bruto David.
Le hizo abrir las piernas y le puso el culo en pompa separándola de la pared ligeramente. Se cogió la polla y la introdujo de un empujón en la vagina, follándola con cierta brusquedad. Entre jadeos y gritos entrecortados y contenidos de ambos. La excitación y el ritmo alto hizo que David sintiera que iba a eyacular. Llevó a la Bea a la taza y la sentó en ella.
- Ahora te la vas a tragar, que te encanta.
Se masturbó, mientras la Bea esperaba la corrida con cierta resignación y con la boca abierta, prefería tragarse la corrida como hacía con las mamadas a que le pringara el pelo. David le acercó la polla y le apuntó a la boca, lo que no evitó que un chorretón le cayera en la mejilla, la Bea se lo recogió y se tragó el semen. David le contemplaba satisfecho y le metía y sacaba la polla de la boca despacio.
- Ha estado bien. – Se subió los pantalones y se fue.
A la Bea le entraron algo de ganas de llorar, se vistió y se lavó la cara en el lavabo. Respiró hondo y salió de nuevo. David llegó con gesto triunfal a sus amigos.
- ¿Qué tal campeón? – Preguntó Rober.
- Como dijiste, es una viciosa, llega y dice que me la puede chupar la puta de ella, pero hoy iba a follarla y el próximo día se la meto por el culo, por ese agujero han entrado pollas como dijiste Rober. Me la ha chupado mientras meaba y luego zaca zaca contra la pared, si estaba mojada la guarra. Y para acabar se ha tragado toda mi corrida.
- Ya sabéis los demás, ¡a por ella! Que es lo que pide. – Les dijo Rober entre las risas de los demás. – Solo una cosa David, yo le encularé primero, y si puedo esta misma noche.
A Luis no le estaban gustando esos comentarios, pero disimuló por no pelearse con ellos. Poco después recibió un mensaje de la Bea, que le citaba fuera del local a las 2. Dejó pasar el rato y se despidió de sus amigos. Afuera ya le esperaba la Bea con algún síntoma de ebriedad.
- Venga tio, tengo que decirte algo.
- Oye Bea no me ha gustado…
- Déjalo, ya he visto con quién estabas.
- Pero yo no…
- Tú ya sé que no has hecho nada. Solo quiero que volvamos al trastero, ¿vienes o no?
- Sí, claro. – Empezaron a andar - Sólo quería decirte antes que no estoy de acuerdo con lo que han hecho los chicos con los que estaba.
- Ya me sé cuidar sola, si ha entrado conmigo a follar es porque yo he querido, ¿vale? No es la primera vez que me follan así.
- De acuerdo.
- Joder, ni con los cubatas se me va hoy el regusto a lefa de la boca.
Sin apenas hablar entraron de nuevo en el trastero.
- Desnúdate y espera.
Luis obedeció y la Bea se desnudó a la vez. Se encargó de enderezar la polla semierecta con una mamada acompañada de paja. Satisfecha, sonrió con algo de malicia y se puso a cuatro patas en la colchoneta y se abrió los cachetes del culo.
- Venga, dame por el culo.
Luis encaminó su polla hacia el agujero que le ofrecía la Bea, aún dilatado de la vez anterior, ofreció menos resistencia a la entrada de su polla, de un empujón la introdujo entera.
- Mis amigos hablaron de que te querían encular.
- Que se jodan, son unos críos. ¿Qué se creen?
Luis alternaba cachetadas en las nalgas y tirones de pelo, que provocaban respingos y gemidos en la Bea, aparte de los de ambos. La Bea se recostó en la colchoneta, así se masturbaba mientras recibía por detrás, Luis se adaptó y volvió a encularla con dureza.
- Menudo agujero te estoy dejando.
- Sigue, sigue, aaah. – La Bea había conseguido eyacular.
- Quiero correrme en tu cara.
La Bea, sin decir nada se quedó tumbada boca arriba con la boca entreabierta, Luis se pajeaba de rodillas cerca de su cara, contuvo un momento la respiración y soltó varios chorros de semen sobre el rostro, la boca y el pelo de la Bea. Le metió la polla en la boca y luego le dio dos golpecillos en la cara, como antes. La Bea se quedó tumbada y con un pañuelo se limpió la cara.
- Por hoy vale de tragar semen.
- ¿Cuántas corridas te has tragado?
- La de David, la de dos chicos más y parte de la tuya ahora y los restos que llevabas la primera vez. Otros sábados he tragado más.
- Pero no te han dado dos veces por el culo.
- Es hora de irse. Llámame si quieres repetir.
Luis asintió con la cabeza y ya vestidos salieron del trastero. La Bea se miró en el espejo del ascensor y se quitó con el pañuelo un resto de semen. Se despidieron con un gesto y la Bea entró en casa, como suponía sus padres dormían, sigilosa fue al baño y se lavó la cara, con una toallita se limpió la vagina y el ano y se fue a dormir. Ya en la cama soltó unas lágrimas en silencio.
Luis llegó a casa y se quedó pensando en la cama. Recordó que Alicia le llamaría el lunes y sonrió pensando en lo que esperaba. Estaba satisfecho de su encuentro con la Bea, un sexo más sucio y con el que se comportaba más rudo, a pesar de la fogosidad de Alicia con ella era más delicado y cariñoso.