Complicidad entre primos 17
Luis sigue pensando en Marta y Alicia, mientras espera su cita con la Bea. En casa de Manuel, una agradable sorpresa espera a Marta y Alicia.
Los padres de Luis habían salido a hacer la compra a un centro comercial. Se puso a buscar porno esperando encontrar a alguna mujer similar a Marta. Se le endureció rápidamente la polla al encontrar uno.
Se trataba de una pareja de jóvenes follando en el salón de una casa. Ella, rubia, de piel blanca y buenas tetas, que se movían acompasadamente al ritmo de la cabalgada que le metía a su novio. Un chico moreno y guapo que le agarraba firmemente por el culo, con las nalgas con carne donde agarrar y sobar, pero firme.
La madre, rubia y con melena hasta los hombros, cuerpo firme y cara de gustarle el sexo, aparecía por sorpresa. Todas fingían vergüenza, con los jóvenes intentando tapar su desnudez. La madre miró al chico y sonrió con malicia, le apartó las manos con las que se tapaba la polla de buen tamaño y empezó a pajearle y chuparle la polla, disfrutando de aquel mástil tieso. La hija miró algo sorprendida hasta que su madre le hizo un gesto para que se uniera. Ya estaba en tetas y refrotándose la polla por las mismas. Las dos mujeres se turnaban para mamar aquella polla palpitante. Luis se sacó la polla y se imaginó con Marta y Alicia en esa situación. Paró para evitar eyacular.
La madre abrió los labios vaginales de su hija e invitó al chico a follársela, a la vez que besaba a su hija. Luego la madre se puso a cuatro patas en la cama y se abrió los cachetes del culo, enseñando sus dos agujeros listos y mojados para ser penetrados. El chico lo hizo mientras su novia se besaba con su madre. Luis volvió a sacarse la polla. La hija le lamió el ano a su madre y la polla a su novio, que penetró analmente a la mujer entre los gritos de esta. Luis se corrió en ese momento, imaginando de nuevo que enculaba a Marta. Finalmente el chico se corría fuera del culo de la madre y le extendía el semen por las nalgas. La madre acababa chupando con cara de satisfacción la polla y besando a su hija.
Pensando en la noche, Luis decidió no volver a pajearse. Debía de hacer una visita a la Bea. En ese momento la Bea se despertaba, entre los reproches de su madre por hacerlo a esa hora y con cara de haber estado de juerga la noche anterior. La Bea no le hizo demasiado caso aunque en el fondo sabía que tenía razón y se encaminó al baño. Se desnudó y se metió en la ducha. Ahí se masajeó el coño con el agua de la ducha, recordando el polvo que había echado con aquel chaval en el baño de la discoteca. Se le había corrido en las tetas y tuvo cuidado de limpiarlas bien por si quedaba algún resto de la noche anterior. Aparte de esa había mamado otras dos pollas y se enjuagó varias veces la boca donde le quedaba un regusto. Las había mamado a la vez entre el regocijo de los dos chavales. Mientras chupaba una pajeaba la otra. Dos pollas normales casi tirando a pequeñas. Tras la ducha, lavarse el pelo y los dientes, pensó que estaba como nueva para recibir a Luis por la noche.
En el viaje de vuelta a casa Marta y Alicia se sentaron atrás, y juguetearon con los dedos en sus coños mientras se besaban.
- Vais a hacer que me salga del camino. – Comentó Manuel.
- Jijiji. Mira al camino y no al espejo retrovisor. – Dijo Alicia riéndose.
- Avísanos cuando entremos a la ciudad. – Le pidió Marta.
- No os preocupéis, a lo vuestro.
Poco después se acercaron a la entrada.
- Venga, aguantaros un poco y no deis un espectáculo público y gratis. – Avisó Manuel.
- Gracias encanto. – Respondió Marta.
Las dos se subieron las bragas que tenían por las rodillas y se atusaron el pelo mirando en el espejo retrovisor.
- Presumidas. – Dijo Manuel sonriendo.
Manuel abrió la puerta de casa y una voz conocida salió de la cocina.
- ¡Ah! Ya habéis llegado.
- ¡Carla! – Exclamó encantada Alicia.
- ¿Qué tal guapa? – Dijo Carla saliendo con su mejor sonrisa.
- Muy bien ¿y tú? Mira está es mi mamá, Marta.
- Encantada. – Se presentó Marta dándole dos besos en la mejilla.
- Tenía ganas de conocerte, Manuel me ha hablado de ti. Es aún más guapa al natural que en la foto que le vi.
- Mira, se pone roja y todo. – Intervino Manuel que estaba encantado con la situación.
- Yo también tenía ganas, Carla, eres muy guapa, tal como me han contado estos dos. – Dirigiéndoles una sonrisa.
Carla estaba espectacular, luciendo figura, llevaba una camiseta rosa de tirantes, un pantalón blanco muy corto y el pelo con coleta.
- Esta era una sorpresa, debíais de conoceros ya. – Indicó Manuel.
- Estupendo primito.
Carla se acercó a Alicia y le palpó las tetas por debajo de la camiseta.
- Um, suaves y firmes, como las recordaba, ya tenía ganas de acariciarlas.
- Así mejor, jijiji.
Alicia se quitó la camiseta y el sujetador y le ofreció las tetas a Carla, que las besaba, lamía y acariciaba. Marta miraba complacida.
- Joder Ali, es entrar en casa y quedarte en pelotas. – Comentó Manuel.
- Oye. – Se quejó sin convicción Alicia.
- Pero si es verdad hija.
- Tu mamá tiene razón y además te encanta mostrar tu cuerpo. – Apostilló Manuel.
- Y las demás disfrutar de su cuerpo. – Dijo Carla mientras seguía entre las tetas de Alicia.
- Sí y aquí hay otros dos pares de tetas. – Dijo Alicia. – Como estas. – Le levantó la camiseta a Carla. – Mira mamá que buen par de tetas, qué firmeza y sin sujetador, te van a gustar.
- Es verdad. – Marta se acercó y las palpó. – Qué firmes y suaves, me encantan. A mí ya se me caen un poco.
- Pero si estás estupenda Marta, ya me gustaría a mí tener ese tipo a tu edad. – Dijo Carla.
- Por esto y más queríamos que la conocieras y ella también desea conocerte. – Dijo Manuel.
Carla se quitó la camiseta y Marta captó los mensajes de Manuel y Carla y se desabrochó los botones del top sonriendo, se lo quitó y dejó a Carla que le inspeccionara las tetas.
- Te quito el sujetador. – Dijo Carla. - Qué pechos tan bonitos. – Pasando a disfrutarlos como había hecho con los de Alicia.
- Si está fantástica, Ali y yo bien lo sabemos. – Dijo Manuel guiñando un ojo.
- Jijiji, desde luego que sí.
- No sé qué habrás preparado para comer Carla, pero las tres os estáis poniendo moradas con los entrantes. – Dijo Manuel.
- Yo quiero ver desnuda a Carla antes de comer. – Dijo sonriente Marta.
Le desabrochó el pantalón y se lo bajó, poniéndose de rodillas, le acarició los muslos y acercó la cara al tanga para aspirar el aroma.
- Huele a que estoy cachonda, ¿verdad?
- Huele de maravilla, está mojadito, vamos a ver.
Con suavidad le bajó el tanga, observando un cuidado coño y humedecido. Le abrió los labios y empezó a lamerlo, absorbiendo los jugos que salían.
- Poco ha hecho falta que tengáis sexo. – Dijo complacido Manuel.
Alicia se había acabado de desnudar sin decir nada y se masturbaba observando la escena, apoyada en el respaldo del sofá.
- Mirad a Alicia, se desnuda ya sola, le encanta ir así por casa. – Dijo Manuel.
- Anda hija ven, que estás sola ahí.
Alicia se acercó contenta y su madre pasó a alternar los dos coños. Alcanzando ambas el orgasmo.
- Lo haces muy bien mamá. Ahora nos toca a nosotras. – Dijo Alicia guiñando el ojo a Carla.
- Sí, y eso que lleva poco tiempo con los chochos. ¿no? – Carla le bajó el pantalón y las bragas, admirando la belleza que escondían.
- Sí, Carla, lo que te hemos contado. No te preocupes Marta que es de toda confianza. – Dijo Manuel.
- Sí, sí, ya lo veo. Aaahm, chicas que gusto.
- Me encanta este chochó, tan jugoso y cuidado. – Comentó Carla.
- Yo digo siempre que parece de niña. – Dijo Manuel.
- ¿Y no te pajeas primo? ¿Ni eso?
- Me está encantando todo esto pero todavía queda sábado.
Un beso entre Carla y Alicia significó que habían acabado su trabajo. Siguieron besándose al incorporarse y acariciando sus cuerpos. Carla sonrió y dijo.
- Voy a agradecerle a tu mamá este rato tan agradable.
Le dio otro beso como a su hija y le acarició la barbilla sonriendo al acabar.
- Bravo chicas. – Dijo Manuel mientras aplaudía.
- Voy a por mi kimono.
- Estás muy sexi con él tía, sobre todo si no llevas nada más debajo. Ali, tú puedes quedarte así, estás acostumbrada, te encanta y nos alegrarás la comida.
- Desde luego que sí. – Dijo Carla.
- Tú puedes quedarte solo con el tanga.
- La de cosas que hay que hacer para que te quedes contento.
- Aprovecho las ocasiones. Sabéis que me siento muy afortunado con vosotras.
- Tontorrón. – Dijo Carla.
- Aquí nos tiene a las tres como quiere. – Dijo una sonriente Marta de vuelta.
- Déjale que no ha participado antes. – Dijo Carla.
- Qué suerte tener una amiga tan estupenda.
- Y una prima y una tía como nosotras. – Intervino Alicia.
- Desde luego. – Aseveró Manuel. – Vamos a comer. A ver que nos has preparado. – Aprovechando para palmear el culo de Carla.
Marta y Carla estaban sentadas juntas y se acariciaban mutuamente los muslos bajo la mesa. De tanto toqueteo y de avanzar hacia la vagina, Carla le había dejado semiabierto el kimono, ofreciendo a la vista la mitad de sus tetas, Manuel que estaba justo enfrente comentó.
- Marta, estás preciosa con el kimono abierto.
- La sugerencia puede excitar más que verlo todo. – Apuntó Carla.
- Estoy de acuerdo, pero verlo todo es también excitante, ¿eh Ali?
Alicia respondió con un manotazo cariñoso a la caricia en el pelo de Manuel. Este había estado durante la comida acariciando el muslo más cercano y la vagina, mientras Alicia correspondía acariciando su polla, primero por encima del pantalón y luego le bajó la bragueta para sacársela fuera.
- Mirad lo que tiene por debajo, jijiji. – Mientras le indicaba con la mano que se levantara.
- Qué más da. – Dijo Manuel y se desnudó de cintura para abajo.
- Eso es un buen postre. – Dijo Carla.
- Así me la pones primita.
Manuel se giró hacia Alicia mostrando con orgullo su polla totalmente erecta. Alicia recibió gustosa la polla girándose y agarrando la polla para introducírsela en la boca e iniciar la mamada. Mientras Marta y Carla contemplaban con satisfacción la escena e iniciaban una nueva ronda de besos y caricias. Carla se levantó ligeramente para desprenderse del tanga, se lo ofreció a Marta que aspiró su aroma y lo lanzó a Alicia que sonrió, lo cogió y refrotó con él la polla de Manuel, lo devolvió cerca de Carla y dijo, mientras pajeaba a Manuel.
- Así cuando te lo pongas llevarás el olor a polla de Manu bien cerca de tu chochito jiji.
- Para Ali, que no me quiero correr todavía.
- Uy, uy esa eyaculación. – Dijo burlona Alicia.
- Llevo viéndote a ti y a tu madre dándoos el lote en el asiento trasero, vuestro trío al llegar, lo que tengo enfrente durante la comida contigo pajeándome y ahora una de tus estupendas mamadas…
- Qué tontorrón eres primo…
Mientras tanto Carla y Marta se habían acomodado en el sofá. Con Carla trabajando a Marta. Manuel sacó otra foto.
- No perdéis el tiempo vosotras dos. – Observó Manuel. – Siéntate primita y ábrete de piernas. – Señalando el sillón.
- No hace falta que se lo digas está acostumbrada jaja. – Dijo Carla que estaba recibiendo los mimos de Marta en su coño.
- ¡Y que lo digas! – Dijo Manuel.
- Sí hija, es verdad.
- Sí, ¿y qué pasa?
- Que disfrutamos de ti encanto, y tú también, como de este chocho.
Manuel acarició la cara interna de los muslos de Alicia y empezó a juguetear con su lengua en la cavidad que se le mostraba delante.
- Nunca me cansaré de este chocho, Alicia.
- Uy, es mi móvil, luego sigues.
Una música estridente provenía del teléfono. Manuel sacó otra foto con el suyo a las dos mujeres del sofá, lo dejó en la mesa y atacó por detrás a Marta, que dio un respingo al sentir la polla en su vagina, mientras Manuel la sujetaba por las caderas.
- Seguid a lo vuestro. Carla me ha visto llegar y no te ha dicho nada, mira como se ríe.
- Hombre, Marta estaba con la cara en mi coño así que no ha podido verte llegar jaja.
- Qué malos sois. – Dijo Marta.
- Hola Luis encanto, ¿qué es de tu vida?
- Hola Ali, ¿qué tal? – Su voz sonaba algo nerviosa.
- Yo muy bien.
- Y tanto. – Dijo Manuel burlonamente.
Provocando la risa contenida de Marta y Carla. Alicia les hizo un gesto de silencio conteniendo la risa.
- ¿Estabas haciendo algo?
- No nada especial, dime. – Mientras miraba a sus acompañantes guiñando el ojo.
- Para ver cuándo podíamos quedar.
- ¡Oh! Estoy fuera, pero podemos quedar el lunes si quieres, ya te llamo.
- Bien.
- Veo que tienes ganas de repetir pronto.
- Eh, sí, estuvo muy bien. – Luis pensó que quizá podía volver a ver a Marta.
- ¿Tienes plan para hoy o esperabas quedar hoy?
- No, te hubiera llamado con más tiempo, luego saldré a dar una vuelta.
- ¿Acompañado?
- Sí, veré a una amiga.
- Que tengas suerte y que puedas follártela.
- Gracias. – Pensó que no necesitaría esa suerte tratándose de la Bea. – Ya nos hemos visto antes y me la ha chupado, pero no tan bien como tú.
- Me alegro.
- Tú también eres más guapa.
- Ya sabes lo que te aprecio, follaremos fuerte pero con cariño.
- Saluda a tu madre, me gustó conocerla.
- Ella también a ti, le había hablado de ti. – Mirando con picardía a su madre.
- Que lo pases muy bien el finde.
- Ya lo estoy haciendo, besitos, chao.
- Chao.
- Es encantador este Luis. – Dijo tras acabar la llamada.
- Que sepáis que se lo folló hace dos días. – Dijo Marta.
- Muy bien Ali, es el mismo que le hiciste la mamada en la uni ¿no?
- Sí, primito.
- Tengo ganas de conocerle. ¿Cómo tiene la polla?
- Buena polla, no tanto como tú pero no va mal servido. Mamá, ¿viste qué cara puso cuando te vio?
- La situación era embarazosa para él, hija, pocas madres reaccionarían como yo.
- ¿Qué pasó? – Preguntó Carla.
- Después de follar justo entró mi querida mamá en casa y salió de mi cuarto apurado.
- Jajaja, como te lo montas Alicia.
- Está tan buena que todos se la quieren follar. –Dijo Manuel.
- Pero sólo lo hacen unos pocos.
- Y pocas. – Apostilló Marta.
- Manu, me ibas a follar pero te cambio por la dulce Carla a cambio de mi mamá.
- No haces mal cambio, ni yo jejeje.
- Pero te preguntaba mamá. – Mientras ofrecía sus tetas a Carla – cómo te miró, le gustaste físicamente, le sorprendiste. Me lo ha dejado caer por teléfono ahora.
- ¿Qué ha dicho exactamente? – Preguntó Manuel mientras sacaba la polla del coño y apuntaba al ano.
- Uf, hija es un chico educado ese Luis, um.
- Sácale ese pollón del culo a mi madre, que no puede responder bien.
- Jajaja.
- Perdón Marta, pero llevaba un rato viendo ese agujerito tan bonito. Es muy guapa tu madre y es normal que los hombres y las mujeres – mirando a las dos – se sientan atraídos y quieran follársela. – Volviendo a meter la polla en la vagina.
- No le das descanso a mi madre…
- Seguro que Luis también te quiere follar, Marta.
- Es posible.
- Yo creo que también mamá, ¿qué crees Carla?
- Que también, está buenísima, y ahora quiero tu chocho Alicia.
- ¿Ya puedo encularla?
- Sí, con cuidado. – Respondió Marta.
- Sí mamá, pero ya te ha perforado varias veces jijiji.
- Y a nosotras también. – Intervino Carla.
- Mi culo es solo suyo. – Dijo Alicia mientras se sentaba en el sofá y se abría de piernas para ofrecer su chocho a Carla.
- Y el mío, solo a él le dejo darme por el culo.
- Y a ti igual mamá.
- Bueno, ya sabes lo de ese día con tu padre, pero sí.
- ¿Te hizo daño? – Preguntó Carla, sacando la lengua de la cavidad de Alicia.
- Digamos que estaba demasiado borracho como para tener delicadeza.
- Pues desde anoche te está dejando bien el culo mamá. Enseñamos cómo tienes el ojete.
Marta se levantó y mostró su culo, tanto la vagina como el ano aparecían relucientes y dilatados.
- Qué maravilla. – Dijo Manuel sacándole una foto.
- Queremos foto de tu polla. – Alicia le cogió el móvil y se las sacó desde varios ángulos.
- Hija, a ti te ha dado más por el culo que a mí.
- Y foto hay de ello. – Dijo Manuel.
- Y de mí, si las va coleccionando. – Completó Carla.
- Eres un guarrete. – Dijo Alicia riendo.
- Me gusta tener un recuerdo. Y ahora vuelvo a tu culo, querida tía.
Manuel siguió taladrando el culo, sujetando a Marta por las caderas, se giraba de vez en cuando y se besaban, y Manuel a veces sacaba la polla y contemplaba satisfecho el agujero que estaba provocando, jugueteando con meterla de nuevo, sacarla y clavársela nuevamente hasta el fondo. Provocando gemidos en Marta que le excitaban más.
- Sobrino, siéntate.
Manuel obedeció y Marta jugueteó poniéndole el culo en la cara, provocando la risa de todas, luego agarró la polla de Manuel y se la acomodó en su ano, dando la espalda a su sobrino, que tan pronto le agarraba de las caderas como le acariciaba el culo. Marta controlaba el ritmo de la penetración, más lento ahora, dejándose hundir toda la polla hasta que sentía rozar los testículos de Manuel, se quedaba así unos segundos y volvía a repetir. Luego aceleró el ritmo y los jadeos.
- Marta, me voy a correr en tu culo.
- Uf, uf, aaah.
- Le has cogido el gusto a que te den por el culo, eh mami, jijiji.
- Ay hija, calla.
- Aaaaah aaaaaah, te quiero tía, y a vosotras dos.
Manuel se quedó recostado sobre el sofá, con la espalda de su tía sobre su pecho, agarrándole las tetas, con la cara sobre su cuello, que besaba suavemente. Deslizó su mano derecha hacia la vagina de Marta y empezó a penetrarle con un dedo y a acariciarle el clítoris. Su polla todavía dentro del culo iba perdiendo vigor poco a poco.
- Te has corrido pronto primito, otras veces aguantas más… jijiji. – Dijo burlona Alicia.
- Ya os he dicho que hacéis que lleve todo el día empalmado.
- Te quejarás… - Intervino Carla.
- Qué tontorrón eres. Saca de una vez tu polla del culo de mi mamá, que te la limpio – Finalizó Alicia.
- Cuando se levante tu mamá, te encanta limpiar pollas. – Dijo Manuel sacando una polla todavía morcillona.
Alicia la empezó a lamer con fruición, tarea a la que se unió Carla. Marta se encaminó al baño con semen resbalando de su ano por los muslos.
- Ahora vengo. – Dijo.
Alicia y Carla intercalaban besos con dirigirse la una a la otra la polla de Manuel entre risas.
- ¿Mamáis la polla a turnos?
- Sí mamá jijiji, ¿quieres?
- Bueno.
Ahora las tres siguieron con el juego de besarse y pasarse la polla entre ellas. También besaban y lamían los testículos. Una polla que pasó de perder tamaño a recuperarlo con esas atenciones.
- A ver quién le hace la mejor cubana.
- Haces trampa primita, tú tienes las tetas más grandes.
- Es verdad Alicia. – Dijo Carla.
- Me encantan vuestras tetas, las de las tres. He tenido la suerte de disfrutar de ellas – Hizo un gesto a Marta para que se acercara.
- Y a nosotras también jijiji. – Dijo picarona Alicia.
- Las de Marta son muy bonitas el tamaño medio y la forma y siguen suaves y tersas. – Las palpó y chupó un poco.
- Gracias. – Dijo sonriente Marta.
- Estás estupenda mamá.
- Las tuyas – Indicó a Carla mientras repetía el mismo jugueteo al acercarse – son parecidas a las de Marta, algo más pequeñas, con la edad se te pondrán igual, tía de pequeño te recuerdo las tetas de menos tamaño.
Marta asintió sonriendo y sosteniéndose las tetas con las manos.
- Y las de mi prima más querida son unas tetas grandes, suaves y firmes, las únicas que por tamaño me cogen toda la polla. Vuelvo locos a todos.
- Y ella bien que se aprovecha de ello. – Dijo Marta
- Mamaaa
- Mírala, otra vez. – Respondió Marta.
Alicia había iniciado la cubana, moviendo sus tetas en círculos donde se hundía la polla de su primo. Luego se tumbó en el sofá y dejó que su primo le follara las tetas mientras se juntaba las tetas para aprisionarla. Carla y Marta repitieron una operación similar.
- Debo dar por ganadora a Alicia, como ya dije de sus tetas, pero las tres habéis estado estupendas.
- Es que Ali es genial. – Dijo Carla agarrándole las tetas.
- Buff chicas, seguid disfrutando vosotras, dadle un poco de descanso a mi polla y mientras recojo la mesa.
Alicia puso una cara de pena que hizo reír a los tres, momento en que Alicia también se rió.
- Habíamos quedado que este finde iba a recibir más atenciones mi mamá y las está recibiendo mi primo, jijiji.
- Te oigo Ali – Se oyó a Manuel desde la cocina.
- Oh hija, todas lo estamos muy bien, yo la primera. – Dijo besándola a continuación.
- Tu sobrino te ha follado a gusto jiji.
- Yo estoy para lo que queráis. – Concluyó Carla.
- Carla es la polla, nunca mejor dicho. – Dijo Manuel que llevaba los platos a la cocina. Comentario que hizo reir a las tres.
- Es muy guapa. – Piropeó Marta.
- Y a mí me gustaría estar como tu cuando cumpla tu edad. – Se lo devolvió Carla.
- Parecéis hermanas de verdad. – Comentó Manuel.
- Mira, su tuvieras hermanas te las follarías igual jijiji.
- Qué mala eres prima. Solo si estuviera igual de buena que tú.
- Vamos a seguir con mi mamá, ¿te parece bien Carla?
Un beso en los labios fue su respuesta afirmativa.
- Túmbate mamá.
Marta se tumbó en el sofá, con una pierna tocando el suelo para facilitar el acceso a su vagina abierta. Carla empezó a ocuparse de ella y Alicia de sus tetas, recorría con su lengua un camino hasta el monte de Venus. Luego Carla y Alicia se cambiaban de sitio.
- Um, aún te sabe el chocho a la polla de Manuel jijiji. – Bromeó Alicia.
- Chicas sois fantásticas.
- Si nos lo pasamos estupendamente con tu cuerpo. – Respondió Carla.
- Mira qué culo, date la vuelta mamá.
Las dos le amasaban el culo, lamían y jugueteaban con su orificio anal, abriéndole los cachetes.
- Doctora, observe el estado de este culo tras ser follado. – Dijo Alicia.
Carla se inclinó y llegó a lamer el ano.
- Póngase a cuatro patas.- Indicó Carla.
En esa posición sus dedos iban de la vagina al ano, y sus manos a las tetas, la besaban en los labios. Jugaban con el consolador.
- Mira qué fácil se lo metemos por el culo. – Dijo Alicia.
- Así se lo ha dejado. – Respondió Carla.
Carla se puso debajo de Marta y empezó a lamerle la vagina y Alicia se puso a horcajadas en el brazo del sofá y le ofreció su vagina a su madre. Luego repetían intercambiándose de posición.
- Vamos a darle el mismo placer que me habéis dado a nuestra invitada, y luego a ti hija.
Así repitieron todo el proceso de explorar sus cuerpos. Cuando acabó Manuel de recoger se sentó en un sillón y se quedó embobado mirando con la polla erecta, sin masturbarse.
- ¡Bravo! – Acertó a decir cuando acabaron.
- Chicas, vamos a descansar hasta la hora de salir. Nos vamos a tu dormitorio. – Dijo Marta.
- Yo iré al de invitados, pero antes voy al baño.
- ¿A pajearte? Jiji
- A mear.
Se encaminó al baño y Alicia hizo un gesto de silencio y de que le siguieran. Se quedaron las tres en la puerta viendo divertidas la meada.
- Con vosotras ahí y la polla tiesa, se mea mal.
- Pues imagina cuando nos miras tú cuando meamos nosotras. – Respondió Alicia.