Complicidad entre primos 16

Marta y Alicia emprenden viaje para pasar el fin de semana en casa de Manuel, que ha preparado su visita con detalle. Mientras Luis se ve azorado por el recuerdo de la belleza de Marta. A la vez que no olvida a la Bea.

Por la tarde Alicia preguntó a Marta por el viaje del día siguiente.

-         ¿Cómo iremos mamá?

-         En nuestro coche. A media tarde, después que se vaya tu padre, y por el calor. ¿Has hablado con Manuel?

-         Hace unos días que no, pero no hace falta, dijo que nos esperaría en casa. Seguro que ha preparado algo jiji.

-         Le tendrás que contar tus encuentros de esta semana.

-         Sí jiji.

-         ¿Quién te ha gustado más?

-         Creo que lo sabes…

-         Por lo que me has dicho, Luis.

Alicia asintió sonriente.

-         Pero nadie me folla como Manuel. – Aseveró.

Manuel había quedado en su casa con Carla a última hora de la tarde.

-         Entonces quedamos así, estupendo.

-         Gracias a ti, guapo.

-         ¿Quieres que ensayemos? – Levantándole el top.

-         Si no hace falta. – Sonriendo.

-         Ya lo sé.

-         Si quieres follar no tienes más que decirlo. – Carla se quitó el top.

-         Lo sé también, es por jugar.

Se acabaron de desnudar rápidamente, se besaron y Manuel la colocó con firmeza de pie y apoyada en el reposabrazos del sofá. Le metió con dureza la polla por detrás y empezó a follarle el coño. Luego Carla se tumbó medio cuerpo en el sofá, con las piernas para afuera elevadas por encima del reposabrazos, Manuel se las sujetaba por los muslos mientras le seguía taladrando el coño. Las tetas se movían al compás, como los gemidos de Carla.

-         Qué duro me follas hoy.

-         Me la pones muy dura.

Sacó la polla y se corrió en la cara de Carla, que viéndole venir abrió la boca. Lo que no evitó que parte de la corrida le manchara el pelo y el rostro. Le llevó la polla a la boca y Carla la lamió y succionó.

-         ¿Cómo quieres que vaya por la calle así? – Dijo en falso tono de enfado sonriendo.

-         Ya sabes dónde está el baño.

-         Hoy me has follado, no hemos follado.

-         El último día te pasaste encima de mí la mayor parte del polvo.

-         Ahora vengo.

Aquella noche Luis soñó con Marta. Estaban los dos en el cuarto de Luis. Marta llevaba el mismo vestido que le había visto por la mañana.

-         Desnúdate.

Marta lo hizo complaciente y sonriendo. No llevaba nada debajo. Luis pudo admirar su cuerpo escultural mientras sacaba su polla tiesa.

-         Qué buena estás.

Le acercó la polla y Marta sin decirle nada empezó a mamarla. Con suavidad, despacio, sacando la polla y lamiéndola. Luis empezó a acelerar, le agarró la cabeza para dirigir la mamada que pasó a follarle la boca rápidamente. La hizo levantarse con un leve tirón de pelo, le amasó el culo mientras  le besaba los labios y la hizo tumbarse en su cama. Le introdujo la polla con decisión hasta el fondo y empezó a follársela, entre los gemidos de Marta.

-         Toma polla.

En ese momento despertó y vio que ya era hora de levantase. La luz entraba ya por la ventana. Notó su polla a media erección. Se puso a recordar el sueño con Marta y pensando si debía contárselo a Alicia. Esperó a que su madre se fuera a comprar para estar tranquilo. Se masturbó en el baño pensando en Marta. Recordando el sueño e imaginando que recorría su cuerpo con la lengua, indagando en su vagina, y que acababa dándole por el culo mientras gemía. Cuando se corría se imaginó el ano de Marta dilatado y chorreando su semen.

Por la tarde Marta y Alicia ya estaban preparadas para el viaje. Antonio se había marchado antes despidiéndose como de costumbre.

-         ¿Estás lista mamá?

-         Vamos. – Respondió sonriendo.

Durante el viaje Alicia le comentó.

-         Creo que podrás conocer a Carla. Te gustará.

-         Ya tengo ganas de conocerla con lo que me hablas de ella.

-         Estoy segura de que estará. Quizá vea también a Toni. Jiji.

-         Así le conoceré.

-         Si le vieras esa polla ancha y acabada en punta. Folla bien. Ya me dieron bien él y Manuel. Jiji.

-         Que si hay ocasión te lo follas.

-         Sí. ¿Sabes? Ahí soy amiga de Manuel. Solo Carla sabe que soy prima.

-         Ya.

-         Se me ha ocurrido que tu puedes pasar perfectamente por mi hermana mayor. Más de una vez nos lo han dicho que lo parecemos.

-         Me gusta la idea. Da morbo.

-         Y tanto. No sabes lo que me pone fingir ser la novia y no la prima.

-         A tu primo le encantará la idea

-         Seguro. Casi tanto como poder follarte otra vez, tan pronto.

-         He pensado una cosa hija.

-         Sí mamá.

-         El fin de semana pasado os comportasteis muy bien conmigo, decías que era mi fin de semana, este quiero que sea el tuyo.

-         Gracias mamá, me alegra hacerte feliz. A ver que nos dice Manu, qué planes tiene. No quiero que te cortes por complacerme a mí.

-         Gracias hija, sí, a ver qué se le ha ocurrido a Manuel.

-         Además traigo ya una polla de casa, en la maleta.

-         El consolador.

-         Sí, nunca se sabe, puede ayudar. Jiji.

Llegaron a última hora de la tarde. Manuel les recibió sonriente y les ofreció unas cervezas.

-         ¿Qué, primo? ¿Nos vas a decir qué planes tienes?

-         Ya lo veréis, así es una sorpresa. – Dijo con cara de misterio.

-         Nos imaginamos algo, eh. – Respondió Alicia.

-         Ah. ¿No tienes calor Alicia?

-         No mucho.

-         Como en esta época vas cómoda por casa ¿verdad Marta?

-         Sí. – Dijo sonriendo

Alicia también sonrió porque también se dio cuenta por dónde iba Manuel.

-         No esperas nada ¿eh?

-         He esperado una semana.

-         Desde el domingo pasado son cinco días.

-         Pues cinco días primita.

-         Hija, ¿te has vuelto tímida de repente?

Alicia se quitó la camiseta blanca, dejando ver un sujetador del mismo color.

-         Esto os gusta. –Dijo cogiéndose las tetas.

-         Nos gusta todo de ti. – Respondió Manuel que aprovechó para besar a Marta.

Alicia se dio la vuelta y se desabrochó el pantalón corto vaquero. Paró un momento, bajándolo lentamente hasta que se le veía el culo y lo bajó de golpe. Se agachó y meneó el culo.

-         El resto me lo quitáis más tarde jijiji. Ahora os toca a vosotros.

-         Lo haremos juntos ¿verdad tía?

Se quitó rápidamente la camiseta y pasó a desabrocharle lentamente los botones de la camisa estampada de manga corta. Con delicadeza le quitó la camisa y le acarició los pechos. Alicia miraba divertida. Marta desbrochó el botón del pantalón corto y lo dejó caer. Manuel se lo acabó de quitar.

-         Ven, Ali.

Manuel le invitó a bajar la cremallera de la minifalda negra.

-         Te sienta muy bien, pero estás aún mejor sin ella mamá.

La minifalda acabó en el suelo, mientras Manuel y Alicia acariciaba cada uno un muslo de Marta.

-         Uy chicos. – Dijo Marta cerrando los ojos.

-         Vamos a cenar y luego seguimos, que nos liamos. – Intervino Manuel.

-         Sí, además mi mamá dijo que quería devolverme el finde pasado jiji.

-         Agradecida que es

-         Ya le dije que no hacía falta, que disfrutara, se dejara llevar.

-         Tu hija tiene razón Marta.

Mientras, a media tarde, Luis se había puesto a buscar porno. Esta vez buscaba alguna mujer similar a Marta, como había hecho antes con Alicia. Seguía pensando en ella y en el sueño de la noche anterior. Recordaba la agradable sensación de su piel y sus labios al darle dos besos el día anterior.

Finalmente encontró una con cierto parecido, hasta en el pelo recogido. Una ama de casa que chupaba la polla de un vecino más joven, como de la edad de Luis. Algo que le excitó y le hizo endurecerse el pene rápidamente. La mujer aparecía de rodillas, con un top bajado en el que se veían dos tetas de mediano tamaño y bien formadas. Lamentó que no se le viera desnuda del todo. A cambio le hacía una sensacional mamada al chico. Se metía por entero una polla de buen tamaño y gruesa. Escupía y volvía a tragársela. La completaba con un refrote sobre sus tetas. La seguía mamando y finalmente se corría sin sacarla de la boca, el semen le caía por las comisuras, tosía un poco pero enseguida sonreía mostrando el semen, se lo tragaba y acababa mamando la polla. El chico le golpeaba los dos carrillos suavemente con la polla como agradeciendo el buen trabajo. Luis, a pesar de no estar solo se sacó su polla a mitad de video. Controló la paja para que coincidiera en el momento de correrse el chico. Cerró un momento los ojos y vio la cara de Marta.

Antes de cenar, se acordó de que quería llamar a la Bea a ver si podía quedar con ella. Llamó pero no le respondió, decidió no dejarle nada en el buzón de voz, la llamaría luego. Después de cenar sonó su teléfono y se levantó del sofá para responder en la intimidad de su cuarto.

-         Hola Bea

-         Hola chico, que con el ruido de dentro ni me he enterado y ahora en el baño me ha dado por mirar…

Luis se imaginó qué estaría haciendo en el baño o si solo había ido a mear o acicalarse. También pensó lo pronto que salía de fiesta. De fondo se oía música y voces.

-         Ah, no pasa nada. Era por ver si podemos quedar mañana.

-         Genial. Me quedé con ganas de estar más tiempo contigo. ¿Te fuiste muy pronto, no?

-         Bueno, no estoy acostumbrado a salir mucho.

-         Tú te lo pierdes. Ya te perdiste el poder ir a mi casa.

-         ¿Tu casa? – Algo sorprendido.

-         Bueno, el trastero. Si quiero echar un polvo lo hago ahí. No voy a meter tíos con mis padres en casa.

-         Ah.

-         ¿Quieres que salgamos juntos o quedamos antes?

Luis todavía no se atrevía a decirle el motivo real de su llamada, que no era otro que quedar para follar, a pesar de las facilidades que le daba la Bea.

-         Como prefieras. Podemos acabar lo del otro día.

-         Estás de suerte porque todos los sábados mis padres salen a cenar y tomar unas copas. Claro, que se mueven por otros sitios que yo. Nunca hemos coincidido. Puedes venir a mi casa a las 10 si quieres follar antes o quedamos más tarde y ya veremos luego.

-         Así genial.

-         Sí, pero dime una cosa.

-         ¿Cuál?

-         Ya sabes bien para qué me has llamado. Puedes decirlo sin problema.

-         Quiero follar contigo.

-         Así sí, no tengas vergüenza, es natural. Llámame al móvil cuando estés en el portal. Vivo en…

-         Vale, mañana me paso.

-         Un besito, chao.

Tras una cena con poca historia Manuel les indicó su plan.

-         Me gustaría esta noche que fuerais complacientes conmigo…

-         ¿Más? Jijiji – Interrumpió Alicia en tono burlón. Marta se limitó a sonreír.

-         Me gustaría que las dos me hicierais lo mismo a la vez. Mañana tengo otras cosas pensadas para vosotras.

-         A ver qué nos ofreces. – Dijo Alicia.

-         ¿Me haréis caso esta noche?

-         Qué tonto eres, ¿verdad mamá?

Las dos mujeres se quedaron mirándose riendo, hasta que Manuel acabó por reír también.

-         Tienes cada pregunta… - Dijo Marta.

-         Y a estas alturas jiji.

-         Tenéis razón. Vamos a mi cuarto y os acabáis de desnudar mutuamente.

Marta y Alicia se desabrocharon el sujetador una a la otra a la vez y contuvieron las tetas, para lanzárselo a la cara de Manuel riéndose. Se acariciaron con suavidad y se besaron. Se frotaron con suavidad sus pechos uno con el otro.

-         Eso no os lo he pedido pero está muy bien chicas.

Marta se arrodilló y bajó lentamente las bragas de su hija. Acarició sus muslos y los besó acercándose a la vagina, que pasó a lamer, siguiendo el clítoris mientras introducía un par de dedos. Se puso de nuevo en pié y Alicia repitió la operación idénticamente. Marta acarició el rostro de Alicia y preguntó.

-         ¿Qué quieres que hagamos ahora?

-         Poneros de rodillas.

Obedecieron de manera complaciente mirándose sonriendo. Acariciando la polla totalmente dura que se les ofrecía. Turnándose en lamer, succionar y engullirla. Con un Manuel que las dirigía con la mano la cabeza y hasta les agarraba suavemente del pelo.

-         Tumbaros boca arriba, voy a seguir vuestra tarea con los chochos.

Manuel husmeó en la maleta de Alicia y sacó el consolador.

-         Sabía que lo traerías. – Dijo sonriente.

Las penetró alternativamente con el aparato. Para pasar a lamer y juguetear con aquellos dos chochos palpitantes. Mientras lamía uno dejaba el consolador dentro del otro. Por fin se sacó la polla y los follaba del mismo modo.

-         Me hacéis sentirme muy afortunado. Lámele el clítoris a Alicia.

Marta obedeció sumisa y Manuel aprovechaba para alternar la vagina de Alicia y la boca de Marta. Para hacerlo otra vez intercambiando papeles.

-         Poneros a cuatro patas.

Marta y Alicia aprovecharon para besarse. Mientras Manuel iniciaba pacientemente la penetración anal de Marta, a la que previamente había encasquetado en su chocho el consolador. Entre gestos de esfuerzo y algo de sufrimiento gozoso en el bello rostro de Marta.

-         ¿A que no te habían penetrado doblemente, Marta?

-         Jijiji

-         A ti ya sabemos que sí, primita.

-         No, uf, claro que no. Ni siquiera como aaahora.

-         ¿Y qué tal? – Preguntó Manuel.

-         Adaptándome.

Alicia se deslizó para lamer el clítoris de su madre.

-         Gracias hija, qué gusto.

-         Aaahora. – Dijo Manuel completando la penetración anal.

-         Uf.

-         Estás toda llena mamá. Solo te falta una buena polla en la boca.

-         Está recordando cuando Toni y yo le atizamos bien. También le faltó una polla para mamar, pero no veas que follada, que empujones y cómo se le movían las tetas…

-         No pensarás en eso para mañana.

-         Es sorpresa. Pero no niegues que te gustó. – Guiñándole un ojo.

-         Sí hija, tú misma me lo contaste.

-         Si no lo niego.

-         Una cuarta polla entre tus tetas estaría bien jeje.

-         ¿Vas a dejarme ensartada como un pollo o vas a moverte?

-         Con una polla. – Respondió Manuel, iniciando un enérgico movimiento.

-         Ah, ah, ah.

-         Sácale una foto Ali, queremos recordar bien esa cara.

Alicia obedeció divertida y a continuación pasó a manejar el consolador, follando sin miramientos el humedecido coño de su madre.

-         Cambio, Marta hazle lo mismo a tu hija, verás que cara de gusto pone.

Marta se quedó tumbada algo derrengada sobre la cama, con el pelo desordenado sobre la frente. Tomando algo de aire. Con el ano dilatado y el consolador aún metido dentro de su coño. Se lo sacó ella misma.

-         Está todo mojado jaja. Alicia, te lo podrá meter sin problemas, aunque no te hace falta.

-         Qué cabrón eres. – Le respondió su prima.

-         Ahora voy yo. – Dijo Marta.

Alicia se puso en posición y se abrió los cachetes del culo mientras se reía.

-         Mira que provoca, eh tía. - Marta sonrió – Pues toma.

-         ¡Aaaaaah!. – El grito retumbó en la habitación.

Manuel le clavó la polla de un solo empujón y Marta sincronizó la penetración por el coño de la misma manera.

-         Mira que le gusta gritar cuando folla. – Dijo sonriente Manuel mirando a Marta.

-         Sois unos cabrones, los dos.

-         Si a ti te gusta que te den duro hija, nosotros te lo hacemos con mucho cariño. – Pasando a lamerle el clítoris. Para volver al mete saca.

-         Las dos juntas, por favor.

-         Tontorrona. – Dijo Marta besando a Alicia, que sonrió.

-         Que dos bellos culos tenéis, de verdad.

Sacó una foto de la magnífica visión que tenía delante y enculó a Marta de nuevo, sujetándola por las caderas mientras azotaba levemente su culo. Para hacer luego lo mismo con Alicia. Después alternó de manera divertida un culo con otro, lo penetraba lentamente hasta el fondo, la sacaba y se iba al otro culo. Cuando estaba con el de Marta hizo un amago de sacarla, le dio un leve tirón de pelo y se la metió de nuevo follándole con rapidez y acabó corriéndose con la polla enterrada totalmente en el culo. Quedó abrazado a su tía, recostada, con sus manos a la altura de las tetas. Jadeando los dos.

-         Una foto de ese culo. – Dijo Manuel incorporándose.

Marta seguía recostada, con Alicia acariciándole el pecho y besándola suavemente. Su ano dilatado y enrojecido chorreaba un semen viscoso que empezaba a escurrirse por el muslo. Su coño también abierto, mostraba también los efectos de la noche. Alicia también mostraba efectos parecidos. Empezó a recoger el semen de los muslos de Marta y el que rodeaba su ano.

-         Hay que tratar con cuidado ese agujerito. – Dijo Alicia.

-         Muy bien hija.

-         Y la polla que los abre. – Dijo Manuel ofreciendo su polla que iba disminuyendo de tamaño.

-         Ya lo hago yo. – Se ofreció Marta.

Ante la mirada algo sorprendida de sus dos acompañantes. La polla sintió los efectos de los labios y la lengua de Marta y recuperó parte de su tamaño.

-         Con vosotras dos voy empalmado todo el día jaja.

-         Pues aguántate que estamos cansadas, ¿no es así hija?

-         Sí, jiji y mañana seguro que debemos estar descansadas.

-         Sí.

Las dos fueron juntas al baño a limpiarse. Mientras Manuel se quedó tumbado encima de la cama boca arriba, con la polla apuntando al techo. En el baño se lavaron mutuamente con delicadeza. Volvieron cuchicheando y riendo.

-         Míralo, ahí sigue empalmado jiji.

-         Qué machote. – Dijo Marta en tono burlón.

-         Sí.

-         A ver si se te baja para poder dormir.

-         Jijiji.

-         Ponte a un lado, que queremos dormir juntas.

-         Buenas noches. - Dijo echándose a un lado.

-         Buenas noches encanto. – Las dos a la vez.

Se dieron un achuchón entre risas y empezaron a conciliar el sueño.

Luis se acostó y se quedó pensando antes de dormir. Tres mujeres ocupaban sus pensamientos.

Alicia, que le atraía irremediablemente físicamente y a nivel de forma de ser. Guapa, agradable y comprensiva. Quería volver a quedar con ella para follar pero no quería cometer un error y estropear su relación afectiva. A pesar de que sabía su gusto por el sexo. Meditaba guardarse la atracción sexual por su madre, a pesar del nivel de confianza que tenían. O si ocultarlo sería traicionar una relación donde no había tabús para hablar de cualquier cosa. O si bastaría con alabar la simpatía y belleza de su madre y así sondear cómo se tomaría una confesión semejante. Sabía que tenía que contentarse con verla, el roce de su piel cuando la viera y le besara, las pajas y si se le aparecía en sueños como la noche anterior. Quería una relación estable con Alicia.

También tenía claro la relación pasajera con la Bea. No era el tipo de chica que le gustara su forma de vida. Y físicamente era resultona pero no admitía comparación ni con Marta ni Alicia. Se sentía afortunado de haber encontrado en la Bea una vía de escape y alguien para follar. Finalmente se quedó dormido.

Manuel se despertó y vio que instintivamente había abrazado por la espalda a su tía. Su polla morcillona estaba peligrosamente cerca del ano, todavía dilatado de su tía. Esta tenía una de sus manos en la teta más cercana de Alicia. La única que estaba boca arriba. Menudo cuadro pensó Manuel para sí. Se acomodó y bajó su polla hacia la vagina de Marta, la frotó con suavidad sin apenas abrir los labios vaginales. Sonrió y se levantó con cuidado de no despertarlas. Fue a la cocina a preparar el desayuno.

Con el café hecho regresó al dormitorio. Donde despertó a Marta palmeándole el culo.

-         Um. – Girando la cara somnolienta.

-         Ya es hora de levantarse Marta. Despierta a esa dormilona.

Marta le sacudió suavemente la teta donde seguía posada su mano. Al no obtener respuesta, Manuel repitió lo mismo que con Marta. Provocando la risa de los dos.

-         Un poco más.

-         Nada primita, hay que aprovechar la mañana. Además se va a enfriar el café.

Alicia aprovechó la proximidad y le tiró de la polla sonriendo.

-         Veo que se te ha bajado algo por la noche. Jijiji.

-         Si sigue tu mano ahí va a volver a como estaba anoche.

-         Te la ponemos dura ¿eh?

-         Claro que sí, bellezas, venga Ali levántate.

-         ¿No hay polvo mañanero?

-         Ya vendrá, mira que es insaciable tu hija.

-         La juventud. Voy a mear. – Dijo Marta sonriendo.

-         Quiero veros mear.

-         Guarrillo. – Apostilló Alicia.

Marta se sentó y Manuel observó casi embobado el chorro de orina que salía. Se limpió y se incorporó para lavarse las manos.

-         No tires de la cadena que voy yo. – Dijo Alicia.

-         ¿Y qué sobrino? ¿Tiene algo de especial ver mear a una mujer?

-         No, me ha dado por ahí.

-         Pues a ti queremos verte mear igual, que lo sepas. – Dijo Alicia mientras se sentaba.

De nuevo Manuel se quedó mirando y hasta se acercó algo más agachando la cabeza. Luego fueron a desayunar.

-         ¿Qué planes tienes hoy? – Preguntó Alicia.

-         Después de la ducha os lo digo.

-         Qué misterio. – Dijo Marta.

Después de la ducha Manu les indicó.

-         Poneros ropa de campo, tenemos excursión.

Bajaron al coche de Manuel.

-         Vamos a enseñar a tu madre donde empezó todo. – Dijo Manuel guiñando el ojo a Alicia.

-         Ah, ya sé. Un lugar muy bonito mamá.

-         Ahora me acuerdo de cuando follamos en mi coche en el campo.

-         Algo así. – Dijo Manuel.

-         No hemos visto a esa pareja de pelmas.

-         ¿Quiénes hija?

-         Unos vecinos jijiji.

-         José y Elvira, nos saludan y preguntan si somos novios o amigos. Seguro que les vemos.

-         Seguro. Me podías haber llevado en coche la primera vez.

-         Mírala que vaga, ¿y lo bonito del paseo?

-         Es verdad hija. – Dijo Marta mirando por la ventanilla. - ¿Cómo se llama esto?

-         Valtejada, por una vieja fábrica. No suele haber gente apenas, ni los fines de semana.

Manuel dejó el coche en la pequeña explanada junto al viejo edificio.

-         Ya hemos llegado.

-         Ya le he contado a mamá lo que pasó ese día jiji.

-         Ahí en lo alto nos besamos por primera vez. Yo iba el paseo viendo tus tetas arriba abajo al caminar. – Mientras se ponía las manos en el pecho simulando el movimiento. – Pero la primera vez que sentí deseo hacia ti fue un poco antes.

Las dos se giraron con interés.

-         Antes de salir te vi con la puerta entreabierta mientras te cambiabas. Estabas preciosa al trasluz, con un conjunto color lila.

-         Como el de hoy, qué casualidad. Es el mismo y sin saber que veníamos aquí.

-         Vamos adentro.

Pasaron entre los cascotes.

-         Ahí me hiciste una mamada fantástica. – Señalando con el dedo.

-         Y tú una comida de chocho.

Marta se acercó más al lugar.

-         ¿Me hacéis una representación?

Los dos se miraron con complicidad y se desnudaron. Alicia se puso en cuclillas y empezó a dar lametones y a introducirse la polla de su primo en plena erección. Marta miraba complacida y pronto dejó caer el pantalón corto y las bragas, que quedaron a la altura de sus tobillos, para empezar a juguetear con su chocho.

-         Mira cómo le gusta a tu madre.

Alicia se giró, sonrió, le hizo un gesto de invitación y siguió chupando la polla. Marta dejó en el suelo la ropa y se despojó del resto, quedando totalmente desnuda. Pasando a alternarse la polla una a la otra, besándose entre medias.

-         No hacía falta que te dijera nada Ali, Marta. También te comía el chocho primita. Os lo comeré a las dos.

Mientras se comía uno, jugueteaba con el otro metiéndole los dedos. Se incorporó, besó a las dos y le metió hasta el fondo la polla a su prima, que dio un respingo. Follándola con dureza. Para pasar a hacer lo mismo con su tía. Luego las puso cara a la pared y las folló agarrándolas de las caderas, con los brazos extendidos ellas.

-         Voy a correrme. Poneros como al principio.

Madre e hija se pusieron en cuclillas abriendo la boca esperando la inminente descarga. Manuel apuntó alternativamente a la boca de ambas y las dos le acabaron de limpiar la polla.

-         Al final ha habido polvo mañanero, ¿eh Ali?

-         Jijiji. Sí.

Las dos mujeres se ayudaron mutuamente a limpiarse los restos de semen en el rostro. Recogiéndolo con los dedos y la lengua. No habían acabado esta labor cuando se oyó un ruido de quart que se aproximaba. Rápidamente recogieron la ropa del suelo y se ocultaron en una esquina. Manuel se vistió más aprisa y asomó la cabeza por una ventana desvencijada.

-         Menos mal que no venía gente… - Susurró Alicia, todavía con las tetas al aire.

-         Es raro, vestiros, chissst. – Respondió Manuel.

El camino finalizaba ahí, por lo que había que ir de propio. Salvo que se siguiera por alguna senda de monte a pié. Observó cómo se bajaba del vehículo y lo dejaba junto a la pared del viejo edificio. Se quitó el casco y se puso a almorzar sentado en una piedra.

-         ¡Será imbécil! – Pensó Manuel.

Les hizo un gesto a sus bellas acompañantes para que se acercaran con sigilo. Las dos, ya vestidas, pusieron cara de desaprobación. El inesperado invitado acabó e hizo una bola con el papel albal que envolvía el bocadillo y la lanzó a un arbusto cercano. La lata de cerveza la lanzó a través de una ventana del edificio. Se montó en el quart y se marchó.

-         ¡Qué guarro ensuciar así el campo! – Exclamó Manuel.

-         Tu eres otro guarrillo jiji.

-         Pero yo tengo motivos con vosotras.