Complicidad entre primos 12
Nuestro trío tendrá una excursión por la mañana y una tarde de compras. Mientras que Luis tratará de calmar la espera para volver a estar con Alicia.
Marta fue la primera en despertarse. Eran las 9:15. Sonrió y se levantó procurando no despertarles. Miró por un momento a los dos y se fue a la cocina a preparar el desayuno. No se puso nada, quería darles una sorpresa agradable. Manuel se despertó poco después y vio que no estaba Marta. Vio que como era habitual, Alicia era más dormilona. Se levantó al baño y luego a la cocina. Observó desde la puerta desnuda a su tía. Las líneas de su cuerpo y lo atractivo que era. Olía a café recién hecho.
- Mejor así Marta, buenos días.
- Ya sabía que te gustaría.
- Y a tu hija igual. Estás muy guapa con el pelo enmarcándote la cara.
- Oh, si no me he peinado casi.
La besó y refrotó su cuerpo, sintiendo la suavidad de su piel.
- Me da mucho morbo follarte en la cocina.
- ¿Más que en la cama de matrimonio? Um. – Sentía un dedo de su sobrino en la vagina.
- Casi.
Le dio la vuelta y la apoyó contra la encimera. Apuntó su polla y la penetró con dureza.
- ¡Ahm! Con qué fuerza te levantas.
- Cuando estoy contigo o tu hija me apetece follar por la mañana. Alguna vez la he despertado porque la follaba.
- Hazlo conmigo mañana. Uuf.
- Ese culito caerá hoy. – Le había metido parte del dedo meñique en el ano. - ¿Te lo han follado?
- Hace tiempo lo intentó mi marido pero le di largas y no ha vuelto a insistir. Aaaaah.
- Mejor. Me lo tenías reservado. – Con las dos manos le cubría las tetas.
En ese momento entró Alicia y se sonrió ante la escena. Con cara aún de sueño.
- He oído voces. Follando ya de mañana… - Dijo con sonrisa socarrona.
- Para ti también hay. De mañana siempre hacemos algo Ali…
Le ofreció la polla y Alicia la empezó a chupar.
- No me quites polla ahora hija.
- Jaja es verdad. Mejor tráeme el móvil por favor.
Volvió a clavarle la polla y a follarle con fuerza.
- Um um aaah.
- Ya sé de dónde le viene la costumbre de gritar mientras follo a tu hija.
- ¿También gritas hija?
- Jijiji. Si alguna vez os he oído a ti y a papá. – Depositó el móvil en la encimera.
- Uy hija estamos pared con pared.
- Algo más que tú Marta.
- Venga mami comparte el desayuno. – Pidió Alicia con la más encantadora de sus sonrisas.
Las dos mujeres se pusieron juntas con la boca abierta. Mientras Manuel se acababa de pajear les dio tiempo a darse los buenos días con un beso, a iniciativa de Alicia. Manuel apuntó primero a Marta. Recibió un chorretazo de la boca a la nariz y parte de la barbilla. Por el moflete pasó al de su hija la corrida, a su boca y barbilla, en menor cantidad. Les sacó la foto.
- Muy guapas las dos.
Madre e hija se besaron y luego fueron al baño a limpiarse. Cuando volvieron a la mesa, Manuel ya había acabado de preparar el desayuno.
- Muy amable sobrino.
- Es lo menos que puedo hacer.
- Cuando voy a tu casa salimos por ahí como pareja, es muy divertido y morboso. Pero aquí nos vería alguien conocido y no podemos. – Comentó Alicia.
- Cierto, habrá que pensar en salir en plan familiar. – Remató Manuel.
- Bueno, ya lo pensaremos parejita. En casa lo pasaremos bien igualmente ¿no?. – Dijo Marta sonriendo con picardía.
- Mientras lo pensamos nos podemos dar una ducha las tres. – Propuso Alicia.
El baño disponía de una bañera grande, donde cabían tres personas. Las dos anfitrionas ya estaban desnudas y se metieron entre risas a la bañera. Manuel sólo llevaba el calzoncillo puesto y se lo quitó por el camino. Cuando llegó ya estaba el agua en marcha.
- Vamos que está en su punto. – Le dijo Alicia.
Marta echó la cortina del baño. Su hija empezó a echarle el agua y se detuvo en la vagina, haciendo que el agua fluyera por ella.
- Debes relajarla después del polvete mañanero. – Le explicó sonriendo Alicia.
Empezó a enjabonar a su madre, con mimo, en las tetas extendió el jabón ella misma con las manos. Su madre se dejaba enjabonar y se dio la vuelta. La polla de Manuel volvió a tomar consistencia. Alicia se dio cuenta y le echó una chorretada de agua fría riéndose.
- Qué mala eres primita. – Acertó a decir un sorprendido Manuel.
- Ya me conoces jiji.
Manuel se consoló enjabonando el estupendo trasero de su tía. Que luego se entretuvo en sobarlo ya sólo con las manos. Y de ahí derivó a acariciar suavemente la vagina.
- Me parece que me estáis enjabonando demasiado. – Dijo Marta.
Alicia empezó a soltarle agua templada para quitarle el jabón. A continuación enfocó el agua hacia su primo.
- Ahora te toca a ti.
Repitiendo maniobra, esta vez centrándose en el lavado cuidadoso del pene y los testículos.
- Bien limpito con lo que nos penetras. – Apuntó Alicia.
Tras finalizar fue su madre la que tomó la ducha para devolverle el baño. Al estar entre los dos, su primo aprovechaba para magrearla, bien el culo y los muslos, o bien la vagina y las tetas. Entre la sonrisa de Alicia que se dejaba hacer. Con cuatro manos palpando su cuerpo.
- Qué bien me cuidáis. – Acertó a decir.
- Ya estás lista hija, vamos a secarnos.
Afuera se secaron unos a otros, mutuamente.
- Tengo una idea, os llevo en coche, vamos.
- ¿Cuál es mamá?
- Os la digo en el coche.
Marta les llevaba por una circunvalación hacia un monte cercano, donde había pequeñas poblaciones.
- Me ha gustado lo que me dijisteis de follar en el coche.
- ¿No lo has hecho nunca mamá?
- No.
- ¿Cuál es el sitio más raro, Marta?
- Um. – Sonrió evocando su primera vez. – Creo que a ti te lo he contado ya hija. Fue cuando salía con tu padre, la primera vez que follamos, entre unos matorrales en el parque. Una noche de verano. ¿Y tú, sobrino?
- A tu hija y alguna más en el baño de algún bar.
- Lo sé. – Dirigiendo una sonrisa cómplice a su hija.
- Ahora que recuerdo, a una chica me la follé en el portal de su casa.
- A mí me gusta follar en los cuartos de baño. – Dijo Alicia.
Marta giró por un camino vecinal y dejó el coche en un apartadero.
- Vamos atrás. – Le dijo a su hija.
- Falta que nos vea un dominguero. No es de noche como ayer. – Dijo Manuel.
Las dos mujeres entraron desnudas.
- Te voy a follar sobrino.
Se puso a su lado y le empezó a mamar la polla. Cuando cogió la dureza que quería se la encajó en el coño poniéndose encima de él.
- Lubricada entra mejor. – Dijo Marta iniciando la cabalgada.
Compartía besos entre su hija y su sobrino. Mientras las manos de este se deslizaban por su cuerpo. Alicia se masturbaba al lado.
- Aaaah aaah. – Exclamaba Marta a cada embestida.
- Marta, me falta poco…
Marta se paró, sin dejar de estar penetrada. Él aprovechó para chuparle las tetas y juguetear con ellas.
- Hazme sitio, hija. Córrete en mi boca.
- Que lo haga en la mía, a mí me importa menos y estoy acostumbrada.
- Tienes razón hija, me lo quedaba todo para mí.
- No pasa nada, este finde tú tienes preferencia.
- Esperad, me da morbo hacerlo al aire libre. Siéntate a este lado, Alicia, así.
Sentada lateralmente hacia afuera, su primo le metió la polla en la boca y dirigía la felación. Marta miraba complacida.
- Así la corrida no se te extenderá por la cara, como si te reclinas en el asiento.
- Conste que no me importa que se me corran en la boca, es si no me sacaban la polla, al principio…
- Aaah – Alicia se sacó la polla de la boca. - No te preocupes mamá. – Y reanudó la mamada.
- Aaahm Alicia, me encanta tu boquita.
- Espera hija, que se la limpio yo.
- Me visto. – Dijo Manuel finalizada la limpieza.
- Nosotras aún no hija. – Alicia sonrió sorprendida. – Reclínate junto a la ventanilla.
En esa posición le empezó un cunnilingus que intercalaba introduciéndole dos dedos en la vagina. Se centraba en el clítoris. Poco tardó Alicia en alcanzar el orgasmo y emitir un gemido que provocó la risa de Manuel. Su madre la besó con jugos aún en la boca.
- Ahora sí nos podemos vestir. – Remató Marta.
- Ha estado bien la excursión al campo jiji.
- Aún es pronto, si nos damos prisa podemos tomar algo por el barrio antes de comer. – Indicó Marta.
Entraron a un bar y una persona de la edad de Antonio, les saludó.
- Hola Marta, ¿eres la esposa de Antonio no?
- Sí, debes de ser Felipe, te he visto algún día por la oficina. – Felipe era proveedor.
- ¿Y tu marido?
- De viaje de negocios.
- Ah, esta debe ser tu hija.
- Sí, mi hija Alicia.
- Tan guapa como su madre.
Felipe le dio dos besos y Alicia observó que al inclinarse se fijaba en el canalillo de sus tetas. También que desnudaba con la mirada a Marta.
- Este es mi sobrino Manuel, de visita.
- ¿Qué tal mocetón? Cuidando a las mujeres en ausencia de Antonio ¿eh?
- Bien señor, intento cuidarlas…
Él y las dos sonrieron porque se dieron cuenta del doble sentido.
- Pues nada, vuelvo con unos amigos, es el cumpleaños de uno de ellos.
- Que lo paséis bien y felicítale de nuestra parte. – Dijo Marta.
Ya durante la comida Alicia lo comentó.
- Mamá, ¿ves lo atractiva que resultas para los hombres? Ese tipo te desnudaba con la mirada.
- Bueno, sí. También estaba algo alegre cuando ha hablado con nosotras.
- Aún así. No te ruborices Marta, es normal. Eso sí desnuda te veo yo, no él.
- Y a mí me miraba las tetas, sobre todo cuando me dio dos besos.
- Eso todo el mundo Ali jeje.
- Un viejo un poco verde, que mire de su edad. – Respondió Alicia.
Finalizada la comida Marta les indicó que la ayudaran a recoger y que se echaran la siesta o descansaran.
- Queremos reservarte para la noche. – Dijo provocativamente a Manuel.
Manuel era el que más acostumbrado estaba a la siesta y se durmió rápidamente. Marta se puso la colcha por encima y se durmió también. Alicia se tumbó y se adormiló, pero no acababa de dormirse.
Mientras Luis en su casa estaba solo. Sus padres habían ido a un centro comercial y tardarían unas horas en volver. Aprovechaba esos momentos para ver porno y darle algo de volumen. Sin miedo a que lo oyeran sus padres o que le pillaran masturbándose. Tranquilamente y ya sin calzoncillos se puso a mirar. Últimamente le daba morbo buscar chicas con cierto parecido a Alicia. Pensar que fuera ella y sobre todo que un día fuera real entre él y Alicia. Sólo recordar la escena del baño en la facultad sentía un espasmo en el pene que le bajaba a los testículos.
El primer video simulaba a una hermana que seducía a su hermano. La chica era de complexión más fina y tez menos blanca, pero se le asemejaba. No se podía imaginar Luis que Alicia tenía una relación incestuosa, no con su hermano, pero sí con su primo y su madre. Aparecía por un salón con un pijama corto. Se arrimaba a su hermano y le acariciaba la polla por encima del pantalón del pijama. Con el bulto visible se quedaba ella en tetas y le empezaba a chupar la polla. Aquella iniciativa le recordó a la de Alicia y con leves caricias su polla adquirió dureza rápidamente. Se fijó que su polla era más grande que la del chico. Estando así le gustaba golpearla suavemente hacia abajo y que rebotara. La chica dejaba que él le quitara el pantalón y ella misma se ensartaba la polla y la cabalgaba, desnudos los dos. Luego se tumbaba en el sofá y su hermano le embestía. Su coño tenía una fina capa de vello en forma de triángulo. Luis dejó de tocarse para no correrse. El chico al final se corría en las tetas de ella, detalle que le gustó, aunque le hubiera gustado que también la enculara. Y como Alicia, una satisfecha chica le mamaba la polla tras eyacular.
El segundo trataba de un profesor particular que abusaba de una alumna. La chica era más similar en cuanto al cuerpo y sin ser tan guapa como Alicia, resultaba atractiva y morbosa. El profesor empezaba a tocarle el muslo levantándole la falda, la chica le daba un manotazo y ponía cara de sorpresa y enfado. Éste pasaba a tocarle un pecho, como si lo pesara, a pesar de la resistencia, le metía luego la mano por debajo de la camisa. Las tetas eran de un tamaño similar a las de Alicia y notó que su polla se endurecía más. El hombre se levantaba y se desnudaba de cintura para abajo, mientras ella seguía intentando estudiar. Volvía y le daba golpes con la polla en los mofletes, luego le refrotaba la polla por la boca cerrada y ponía cara de desagrado, intentando apartarle. El profesor le dio un tirón de pelo con gesto imperativo. Finalmente con cara de asco y cierta torpeza simulada, que no hacía sino excitar a Luis, en general le excitaban más los preliminares que la práctica sexual, la chica se introduce parte del pene en la boca. El profesor mete su polla, más corta pero más ancha que la de Luis, hasta el fondo y le provoca una arcada. Poco a poco va cogiendo el ritmo y a la vez cuando descansa, ya con cara de resignación, le va quitando la camisa blanca y el sujetador del mismo color.
La ponía de pie y le quitaba la falda, de rodillas acariciaba su culo, le levantaba la braga y le introdujo un dedo en la vagina, provocándole un respingo, luego le lamió el interior. La llevó a la cama y la puso a cuatro patas. Le quitó las bragas, momento que excitó particularmente a Luis, y con poco miramiento la penetró hasta el fondo. Lo que provocó un grito de queja. Le amasaba las tetas y le cacheteaba el culo. Aquella situación le recordaba su sueño donde forzaba a Alicia. Luis pensó que con esa polla tan ancha le partiría el culo y esperaba que llegara el momento. El hombre escupió en el ano y lo extendió, a pesar del gesto de susto y los intentos de ella por impedirlo. La calló metiéndole la polla en la boca. Luego hizo un primer intento, con un lamento de ésta continuado. La sacaba y volvía a insistir. La chica ponía cara de sufrimiento y la polla de Luis adquiría la máxima dureza. A la par que imaginaba el día que Alicia le dejara penetrarla analmente. Recordó que en sueños no le había dado tiempo a encularla. El hombre cuando le sacaba la polla se veía el agujero considerable que le había provocado. Toma polla puta se decía a sí mismo Luis. Aaaaah se quejaba la chica. En ese momento le suena el móvil.
- Quién cojones será, qué oportuno. – Dice contrariado.
Ve que es Alicia quien le llama, con las prisas para que no cuelgue, casi se le olvida poner el silenciador al video.
- Hola Alicia.
- Hola Luis, ¿qué haces?
- Nada. – Con una mano sujeta el móvil y con la otra se acaricia la polla.
- ¿No te habré despertado? Jiji
- No, no suelo echar siesta. Estaba.. estaba un poco con el ordenador.
- Ah, bien.
- Sí, sí. No esperaba que llamaras tan pronto.
- ¿Y eso?
- No sé.
- Nada que había pensado que la próxima vez que nos veamos, sea en un sitio más cómodo. Podría ir a tu casa o tú a la mía. ¿No te daría morbo follarme con tus padres en casa?
- Uf, sí, pero… mejor que no nos pillen.
- Vergonzoso… Te entiendo. Si vas a estar más tranquilo cuando no estén ellos.
- Ahora puedes venir, aún tardarán en volver.
- Hoy no puedo.
- Ah.
- Avísame antes. Pero la semana que viene puedes venir a mi casa el día que quieras por la mañana. Mis padres trabajan los dos y hasta casi las tres no llegan.
- Genial, pues ya te llamaré y otro día me gustaría que vinieras aquí.
- Cuando tú me digas. Dime una cosa.
- ¿Cuál?
- ¿Te has pajeado pensando en lo que hicimos el otro día?
- Sí.
- Así me gusta, hoy te veo menos vergonzoso, no sólo por esto.
- ¿A ti te gustó?
- Claro. Además te dije que no se lo hago a cualquiera. Tienes una buena polla. Estaré encantada de hacerte otra mamada.
No le dijo que pensaba el próximo día dejarse follar. Luis detuvo las caricias a su polla para no correrse y pringar su cuarto.
- Gracias, yo… estoy muy contento de estar contigo.
- Ven el jueves a las 12, vivo en … .
- Allí estaré guapa.
- Jiji. Un besito, adiós.
- Lo mismo.
En ese momento que finalizaba la conversación, el profesor se corría dentro del culo de ella. Se quedaba un momento con la polla dentro y la sacaba y se iba. La cámara enfocaba un coño abierto y un ano todavía más y del que manaba semen que escurría hacia los muslos y el coño. La chica se quedaba recostada lamentándose. Luis cogió el papel higiénico que tenía preparado, se sacudió la polla y eyaculó gran cantidad de semen. En el momento que la chica se lamentaba en la cama. Aún con la euforia de la corrida dijo.
- Así te dejaré el culo algún día Alicia.
Casi al momento se arrepintió, pues la apreciaba de verdad. Y valoraba la suerte que tenía de tener una amiga así y que además follaba con él. Eso esperaba para el jueves o al menos otra mamada. Tuvo que salir al baño para limpiarse la polla con agua de los restos de semen y papel.
- Me vuelves loco Alicia, qué buena estás.
A Alicia le había excitado la conversación con Luis. Decidió hacer uso del consolador. Sonrió y se tumbó relajada. Se masajeó con el glande del consolador la entrada a la vagina y poco a poco se lo introdujo hasta el fondo. Lo sacaba un poco y se lo hundía más. Suavemente. Con la otra mano se acariciaba un pecho. Cerró los ojos, contuvo la respiración y se mordió el labio, emitiendo un suspiro leve de satisfacción. Limpió el consolador con la lengua de sus propios fluidos y decidió que ya era hora de despertar a su madre. Pero antes avisaría a su primo. Entró cuidadosamente a su dormitorio y lo vio en calzoncillos tumbado en la cama. Se acercó y le empezó a masajear por encima del calzoncillo sonriendo.
- Um, ah eres tu Ali. ¿Ya tienes ganas otra vez?
- Shh – con el dedo en los labios - por tener sí pero vamos a despertar a mamá, con esto. Jijiji. – Blandiendo el consolador y con sonrisa picarona.
- Qué ideas tienes Ali.
- Je, así te gusta despertarme.
- Es verdad.
Por el pasillo Manuel aprovechó para magrearle el culo a su prima, que iba como habitualmente estaba en casa con él. Alicia abrió con sigilo la puerta. Ambos observaron a Marta tumbada boca arriba dormida. Se acercaron con cuidado por la habitación en penumbra, Alicia sonriendo picarona. Despacio le destapó y observaron con agrado el bello cuerpo desnudo de Marta, se miraron satisfechos. El kimono estaba en una percha.
- Qué guapa. – Susurró Manuel, que sentía que la morbosidad de la situación le hacía endurecer el pene.
Alicia le ordenó silencio con un gesto. Se inclinó para acercarle el consolador a la entrada del coño y sintió un dedo hurgando en su vagina. Se giró conteniendo la risa y vio la cara de inocente de su primo con las manos pegadas al cuerpo.
- Déjame, hombre. Se va a despertar. – Le susurró. Su primo le pidió perdón juntando las manos.
Nuevamente repitió la operación y con cuidado le metió el consolador a su madre. Iniciando un suave movimiento de entrada y salida hasta introducírselo por completo.
- Um, um.
- Le gusta. – Susurró Manuel al oído de Alicia. Sonriendo ambos.
- Um, ah, espera un poco Manue… oh, ¿qué haces hija?
- Hacerte lo que me hace tu sobrino para despertarme jiji.
- Alguna vez.
- ¿Te ha gustado mamá?
- Uy, hija sí, pero es que me ha sorprendido, no me acordaba ya de ello ni del consolador.
- Ya lo haré yo otro día tía si lo prefieres tía. – Marta le sonrió.
- Bueno, ¿qué hora es? Las cinco… tengo una idea para salir en familia.
- Cuenta mamá.
- Vamos a ir de compras en plan familiar. Al centro comercial nuevo. Ahí no nos conocerá nadie.
- A mí se me ha ocurrido otra. Cuando sea posible podéis venir las dos juntas a mi casa. Allí no os conocen y perfectamente podéis pasar por hermanas.
- Es genial primo, te quiero. – Dijo Alicia dándole un beso en los labios.
- Me gusta, pero vamos a vestirnos. – Dijo Marta.
- Aquí alguna vez que hemos salido juntas nos lo han dicho, ¿verdad mamá?
- Sí, pero ve a vestirte, por la calle no puedes ir así…
- Jijiji ya voy.
Llegaron al centro comercial y se dirigieron a la sección de ropa joven.
- Yo todavía puedo mirarme aquí la ropa.
- Por supuesto mamá.
- Vamos a mirar algún vestido fresco y cómodo, para las dos.
Tras unos minutos de estar buscando, se encaminaron con varios de ellos al probador.
- Tú nos ayudarás a elegir. – Le dijo Marta sonriendo a Manuel.
Por suerte los probadores eran amplios y cabían las tres y se podía una desnudar y probarse la ropa. Las dos mujeres lo hicieron con Manuel sentado en un taburete y disfrutando de la vista.
- Tienes un tipo espectacular Marta. Debo decir que mejor para estos vestidos, el de Alicia es más morboso, no te enfades prima.
- No me enfado, además es verdad. Siempre se lo digo a mi madre.
- Gracias. – Dijo Marta sonriendo. - ¿Qué?
- Te queda muy bien, te realza la figura tía.
- Voy a probarme este otro, también me gusta. Alicia te queda demasiado justo. Pruébate la otra talla.
- Sí mamá.
En el intervalo, Marta acarició y besó en los labios a su hija, con ternura.
- Abrázame mamá.
Las dos estaban besándose y acariciando sus cuerpos.
- Bueno, vamos a seguir. – Concluyó Marta.
- Si vamos bien de tiempo podéis seguir… jeje.
- ¿Cómo te queda hija? Mucho mejor, ¿no es así Manu?
- Sí. Y a ti te queda igual de bien.
- Pues chico me voy a llevar los dos, no podría decidirme por uno.
- Mamá me quedo con este.
- Estupendo hija, ahora buscaremos unos zapatos a juego.
Manuel miró al techo y lanzó un breve suspiro. En la zapatería les atendió una chica guapa, esbelta y fina, de cabello rubio a media melena. Manuel la miró de arriba a abajo. Observó que se le veía por el escote de la camisa parte de un sujetador color lila. Se sentó y cuando tras un rato sus acompañantes se decidieron, disfrutó de la visión de su culo cuando se agachó a recoger las cajas.
- Te tenemos abandonado, Manu, ¿quieres mirarte algo?
- No sé.
- ¿Un pantalón corto?
- Vale.
Un vez mirado se encontraban de nuevo las tres en el probador. La situación nuevamente excitaba a Manuel. Tras quedarse en calzoncillos se notaba un bulto sin estar del todo erecta. Su tía empezó a acariciar por encima con cara entre curiosa y divertida, mientras Alicia observaba. Finalmente Marta le sacó la polla casi erecta bajándole de un tirón los calzoncillos. Lo que hizo sonreír a Alicia. Marta le agarró la polla, la acarició y se la introdujo en la boca. Tras unos momentos se la sacó y se la ofreció a Alicia, que siguió la tarea con gusto. Ambas lamían todo el tronco, besaban el glande, le daban pequeños lengüetazos y a metérsela entera.
- Esta vez me la trago yo. – Dijo Marta.
- Toda tuya mamá.
Marta aceleró la mamada, sintió una convulsión de la polla y el semen que se esparció por su boca. Se sacó la polla y mostró el semen.
- Espera Marta.
Manuel le sacó otra foto y Alicia le acabó de limpiar la polla.
- ¿Qué tal Marta? ¿Mejor que con tu marido?
- Sí, siendo más grande al sentir la convulsión la he sacado algo para que no fuera directa a la garganta.
- Bien mamá.
- Voy a probarme ahora esto.
- Oh sí. – Dijo Marta. – Te queda bien de talla y largura. ¿Te tira?
- No. Me lo quedo.
- Es un regalo.
- Gracias Marta. Pero después de todo esto…
- El placer es mío, no te preocupes.
- Me vais a dejar seco.
- Jijiji.
Después de pagar, Alicia indicó que tenía necesidad de ir al baño. A la que se sumó Marta.
- Espéranos un momento aquí afuera. – Indicó Marta.
- Pasa conmigo, no hay nadie. – Dijo Alicia.
Alicia se sentó y se puso a orinar.
- Es curioso que nunca te haya visto mear, con la de veces que hemos coincidido en el baño.
- Sí, pero para ducharnos.
- Sí, pero me gusta ver cómo sale el chorro.
- ¿Nunca habías visto mear a una chica?
- Ahora que lo preguntas creo que no. A partir de ahora se lo pediré a las chicas que lleve a casa.
- Qué guarrete eres.
Se oyó llamar a la puerta.
- ¿Se puede? – Preguntó Marta.
- Pasa. – Dijo Manuel abriendo.
- He pensado que antes cuando nos probábamos los vestidos esperabas algo más tal vez. – Dijo sonriendo.
- No ha estado mal, eh. – Respondió Manuel.
- A este guarrete le gusta vernos mear, lo que le faltaba. – Marta se giró a Manuel tras escucharlo.
- Sí, ¿podría verte Marta?
- Claro que sí. Y nosotras a ti.
- Se me pone dura y me cuesta más pero lo intentaré.
- Jijiji.
- Estás muy salido primo.
- No más que tú primita.
Marta le desbrochó el pantalón corto a Alicia y le bajó las bragas. Empezó a abrirle con suavidad los labios vaginales y le introdujo un dedo. Luego siguió explorándole el coño con la lengua, buscando especialmente el clítoris, sin dejar de emplear los dedos. Manuel colaboró quitándole la camiseta y el sujetador y le empezó a lamer y sobar las tetas, que combinaba con besos en la boca. Alicia empezó a emitir gemidos entrecortados, por el lugar donde estaban. Su cuerpo se relajó, emitió un largo suspiro y su madre recogió una abundante corrida, que compartió con los dos besándolos.
- Ay qué bien mamá, ahora voy yo.
- Sé que te gusta el sexo en los baños.
- Toda una experta. – Corroboró Manuel.
Bajó las bragas a su madre y metió la cabeza bajo la falda, repitiendo la operación. Manuel le desabrochó la blusa y le quitó el sujetador, para hacerle lo mismo que a Alicia. Marta lanzaba pequeños suspiros. Alicia también compartió los jugos de su madre.
- Ahora sí, nos vamos a casa. – Dijo Marta.
Manuel le metió la mano bajo la falda y le cacheteó el culo.
- Será turno de estrenar tu culo.