Cómplice Seducción 4: él me hizo lesbiana
Nuevo relato, esta vez escrito por mi misma -Carmen- de acuerdo con Luis. ¡ Ya está bien que él relate mis sensaciones y deseos! ¿que sabrán ellos de lo que sentimos nosotras realmente?. Ya hace tiempo que pienso a menudo cómo sería "jugar" con otra chica. Este pensamiento nació tras alguna conversación con mi colega de profesión Isa, quien me confesó ser lesbiana mientras sonreía con complicidad y me miraba de una forma especial. ¿Se me estaba insinuando? pensé. Creo que sí lo hacía y desde entonces empecé a perturbarme con sueños nuevos que antes nunca había tenido, aunque Luis ya me había propuesto antes sus deseos de verme con otra mujer.
Llegué a casa antes de mi hora habitual. Había estado todo el día trabajando con un recurso de casación (creo que ya comenté en algún momento que soy profesional del Derecho) y ni siquiera tuve tiempo para almorzar, así que me preparé un sandwich de queso y lechuga. Escuché que abrían la puerta de entraday la voz de Luis.
_ Cariñooo ¿ya llegaste?.
- Estoy en la cocina, amor.
Me enlazó con sus brazos mi cintura y pegándose a mi espalda me susurró al oído mientras me lo besaba:
- No comas mucho. Si quieres salimos a cenar.
- Solo es un sandwich ¿te preparo uno?. Y prefiero cenar en casa y ponerme cómoda. Estoy muy cansada. Me arrullas entre tus brazos y vemos una peli. ¿vale?.
- Vale, pediremos que nos traigan algo del chino.
Nos sentamos juntos en el sofá del salón y Luis me acariciaba la nuca y la espalda, mientras yo engullía el sandwich y sorbía una copa de Calvados que él había preparado.
- Aunque estés cansada ¡ que guapa estás ! -me dijo - ¿ Ya terminó tu menstruación ?.
- Si, que coñazo. Ya estoy lista para tí.
- Sabes que eso no ha sido nunca un impedimento. Te la he comido y follado con regla y sin ella, ¿o no?.
- Claro que lo se. Tu siempre me demuestras tu amor.
- Por cierto, ¿recuerdas lo que hablamos en nuestra última aventura?. Me refiero a probar con otra chica.
- Lo recuerdo muy bien y he pensado algunas veces en ello. De hecho podría haber una candidata, una colega lesbiana creo que se me ha insinuado, pero solo es una percepción. En realidad estoy algo confusa y me parece arriesgado; primero porque es una conocida y no me gusta mezclar sexo y trabajo y además porque podría dañarnos ¿y si me gusta demasiado?. Debemos ser cautos, lo que de verdad me importa es tenerte siempre a mi lado.
- Nena, siempre me tendrás y además lo que hagamos ha de ser juntos los dos y una invitada, participe yo o no. Y tambien tengo una posible candidata.
- Jajaja, ¿porqué no me sorprende? . Vamos cuéntame.
- Tambien yo conozco a alguien que es lesbi, aunque muy discreta y algo mayor. Charlando con ella, le dije que mi esposa tiene la ilusión de probar con una chica.
- Joder Luis, ¿me conoce a mí esa conocida tuya? no me gustaría que se fuese de la lengua.
- No te conoce, no es ni de nuestro entorno ni de nuestra profesión. Me dijo que conocía a una chica muy joven, sobre los 20, que estaba pasando un mal momento sentimental y económico, que era bisexual , guapa y limpia. De hecho como estábamos en una cafetería, me la señaló pues estaba tomando café con una compañera de trabajo. Se prestó a presentármela y le dije que no, que debía hablarlo contigo antes.
- Vaya folletín. En realidad solo la has visto de lejos. ¿que tal es?.
- Un bombón creeme. Parece que convivía en pareja, compró ella un apartamento y su pareja le ayudaba en los gastos de la casa, pero el tio se largó y tiene que afrontar ella los pagos del préstamo y demás gastos domésticos.
- O sea, que me estás hablando de que le propongamos prostituirse.
- Te estoy hablando de que la conozcamos los dos. Mi conocida, Amparo, me dijo que pensaba que la chica podía ser accesible. Que en realidad era lesbi y podía presentárnosla y a partir de ahí, era una cuestión de nosotros y la chica. Y sí, es cierto que podría ser una relación por dinero ¿que problema hay?.
- Me da mucha verguenza. Yo no sabría como abordarla, ni que decir. Pero tu eres pragmático y sabes muy bien lo que quieres. Ciertamente, el asunto tiene sus ventajas. Si nos apetece y conviene a las dos partes, adelante. Y si no lo pasamos bien cualquiera de los tres, chao.
- ¿Te apetece pues que la conozcamos y le hagamos la propuesta sutilmente pero con claridad? Siempre, claro está, que os gusteis una a la otra.
- Y que le gustes tu, porque yo sin tí no quedo con nadie. Venga adelante, como siempre me lo has hecho fácil y me apetece probarlo.
- Yo en esta peli soy un actor secundario. Las protagonistas serais vosotras dos y si cabe y quereis participaré y si no seré voyeur. Prepararé para que nos reunamos en un almuerzo.
Al día siguiente Luis telefoneó a Amparo y tras comentarle que yo estaba dispuesta, le preguntó si podría explicárselo a la chica y preparar una entrevista entre ella y nosotros dos. Si podía ser el próximo sábado a media mañana mejor, y que ella eligiese el lugar. Sugirió una cafetería o cualquier otro lugar público.
Esa misma tarde Luis recibió la respuesta de Amparo que confirmó el OK de la chica y que ella estaría el sábado a las 11,30 en la terraza de una céntrica cafetería. Como Luis ya la había visto anteriormente, podría localizarla facilmente.
Cuando Luis me lo explicó esa misma tarde, le respondí: - Luis ¿tan pronto, y no podías reunirte tu solo con ella?. Yo estaré muy cortada.
- No cielo, debeis conoceros las dos y gustaros o no. Tenemos tres alternativas:
A. Aceptaros y entregaros la una a la otra.
B. Pensarlo y demorar la respuesta.
C. Dejarlo correr y tan amigos.
- Vale cariño, me gusta tu plan. Adelante.
El sábado a las 11,30 llegamos al sitio previsto. Luis no vió a la chica y nos sentamos en una de las mesas de la terraza. Yo estaba algo nerviosa, hasta el punto de desear que no viniese, pero tras 5 minutos apareció la chica y Luis se levantó, le hizo una seña con el brazo y ella se dirigió hacia nosotros muy sonriente. En verdad tenía razón Luis, era un bomboncito: muy joven, estatura sobre 1,65, una melenita rubia natural y guapa, muy guapa, con cara de niña.
- Perdonad el retraso es que me ha costado aparcar. Soy Melissa - dijo mientras no daba dos besos en las mejillas.
- Ella es Carmen y yo Luis. Gracias por venir Melissa, y sí por aquí es difícil aparcar. De hecho nosotros hemos venido en taxi.
Yo estaba callada, observándola y dije:
- Eres muy guapa Melissa y eso que vas casi sin maquillar. ¿Te importaría decirme tu edad? Yo tengo 44 añazos.
- Gracias por el cumplido Carmen. Tengo 21 añitos, y tu tambiés eres muy guapa y muy atractiva. Y los amigos me llaman Meli. Luis es un hombre muy interesante y parece todo un caballero.
- Y trato de serlo siempre - respondió Luis. - ¿te parece que hablemos del motivo de este encuentro?, perdona si soy muy directo. ¿ Te explicó Amparo algo sobre nosotros?.
Observé que las mejillas de Meli se sonrojaban un poco.
- Algo sí. Que erais ambos profesionales muy respetados. Que ella tenía personalmente un gran concepto de Luis. Y que, bueno, queríais romper la monotomía. Que a Carmen no la conocía, pero parece que querías probar nuevas experiencias. Y nada más.
- Vaya pues no es poca información. - dije yo - Lo has explicado muy bien Meli, pero querría añadir algo. Nosotros somos una pareja liberal y no por el tema de la monotomía precisamente. Nuestra relación es magnifica y muy especialmente en lo sexual. El hecho de querer probar la variante de incorporar a otra persona en la cama (perdona la rudeza) y que esta sea una mujer, ha sido decisión de los dos, como no podía ser de otra forma.
Luis ponía cara de asombro, pero permaneció en silencio.
- Gracias Carmen por ser tan explícita, pero yo también quiero explicar el porqué de mi presencia aquí . Ante todo, yo no soy una putilla, no me vendo. Soy lesbiana desde siempre, descubrí mi sexualidad con una mujer, aunque también he disfrutado con hombres, por lo que no sé si clasificarme a mí misma como homo o bi ¿me entendeis?.
Luis y yo nos miramos, pero contesté yo porque Meli se dirigía a mi mientras me miraba a la cara y esperaba mi respuesta.
- Melissa, yo jamás he estado con una mujer y, como ya te he dicho, me apetece probarlo porque ante todo me gusta muchísimo el sexo, pero no con cualquiera, debe ser con alguien muy especial y no con una putita. Para mí tu podrías ser esa persona especial - dije sonrojándome - eres muy bonita y coherente en lo que dices. ¿Que piensas tu de mí, te atraigo a pesar de nuestra diferencia de edad?.
- Jajaja, eres una joven madurita, Carmen, y cada vez me pareces más atractiva. Me apetece mucho iniciarte en el amor lésbico. Creo que ambas nos podríamos dar mucho placer. Luis ¿tu que opinas? porque no te escucho y creo que debes opinar.
- Yo estoy a lo que vosotras decidais. Me gusta escucharos y veo que teneis buen feeling. Mi participación o no en vuestros juegos la decidireis vosotras.
- Meli, mi esposo siempre me acompaña. Le gusta verme disfrutar y a mí verlo excitado, pero sobre la marcha decidiremos las dos ¿estás de acuerdo?.
- Si, muy de acuerdo. Quiero conoceros mejor y me gustaría ser vuestra amiga. ¿Lo pensais y nos llamamos esta noche?.
- Por nosotros, Meli, creo que ya hemos decidido pero me parece sensato que hablemos esta noche. - Sacando mi mobil del bolso le dije: - Dime tu número y te hago una llamada, así tu tambien tendrás mi número. - Me lo dió y llamé, cuando respondió le dije: - Si quiero cielo.
Meli con una dulce sonrisa me miró fijamente a los ojos y contestó. - También yo cariño.
- Ahora os tengo que dejar, -dijo Meli - los sábados almuerzo en casa de mis padres y ya es casi la hora. Se levantó y dió dos besos a Luis en las mejillas y a mí uno en los lábios al que yo respondí entreabriéndolos. - Estaré esperando tu llamada Carmen, no te olvides de mí. Ciao.
Una vez solos, nos miramos sonriendo Luis y yo.
- ¿Que te ha parecido, Carmen, acerté?
- De pleno cariño. Melissa me parece una delicia y responde a cuanto te pedí. Dime tu opinión y el siguiente paso.
- Salvo sorpresa que no espero, lo siguiente es tener una fiesta y estar tu por primera vez jugando con ella. Y sí, a mi también me parece deliciosa. ¿Quedamos con ella esta misma noche o mañana?.
- Si te digo que ya me hace mucha ilusión tenerla entre mis brazos y sentir sus gordezuelos lábios besando todo mi cuerpo ¿te enfadarás conmigo?.
- ¿Cómo me voy a enfadar?. Recuerda que la idea fué mía y ya estoy excitado de verte tan caliente. Cuando la llames os poneis de acuerdo en el cuando y donde.
- ¿Le propongo en nuestra casa, esta misma noche?.
- Caray Carmen, sí que estás ansiosa.
- Mucho lo confieso. Pero no quiero precipitarme, esto no ha hecho más que empezar.
- Pues ya estás preparada para hacer el amor con Meli. Yo eligiría un hotel para la primera vez. Habrá tiempo para intimar más.
- Tienes razón, como siempre. Sobre las 8 la llamaré y a ver que dice ella.
Esa tarde nos quedamos adormilados en el sofá de nuestro salón. A las 7,30 me acarició la cara - diciéndome - Vamos dormilona, despierta que estás zombi. Te preparo un café para que te espabiles.
Mientras lo tomamos, le dije a Luis:
- Estoy nerviosa y confusa. Podías llamarla tu, es que no se lo que quiero, antes estaba muy decidida pero ahora tengo miedo de dar el paso.
- Debes llamarla tu Carmen. Así lo habeis acordado. Hablais y decidís entre las dos lo que querais. A mí me parecerá bien lo que acordeis.
A las 8 llamé a Melissa. Al primer timbrazo me contestó.
- Hola Carmen, estaba esperando tu llamada. ¿Cómo estás?.
- Nerviosa Meli, soy tonta ya lo sé, pero sabes que va a ser mi primera experiencia.
- Yo también lo estoy. ¿Tienes dudas?, porque si es así podemos esperar u olvidarlo. A pesar de mis nervios, yo sí estoy decidida e ilusionada.
- ........ pues hagámoslo Melissa. ¿ te parece esta noche o prefieres mañana?.
- Yo había pensado en esta noche, ¿vendrá Luis contigo o tu sola?.
- Luis siempre me acompaña, ya te lo dije.
- No problem ¿os parece bien en mi casa?, no es lujosa pero creo que es acogedora y he cambiado las sábanas, jajaja.
- Me parece muy bien, envíame un mensage con la dirección, y en aproximadamente una hora estamos ahí.
La casa de Meli estaba en la periferia. Era un duplex con un pequeño jardín delantero, en una urbanización pequeña pero, por suerte, con sitio donde aparcar. Cuando apagamos el motor del coche, salió Meli a recibirnos.
- Os estaba esperando, entrad , mi casa es la vuestra - dijo tras besarnos.
- Gracias cielo. Siguiendo las instrucciones de tu mensage, hemos llegado fácil.
Toma Melissa, esto es para tí. Le entregué un ramito de gardenias.
- ¡ Que delicadeza !, son preciosas - dijo mientras entrábamos en la casa.
- ¿donde dejo esto? preguntó Luis mostrando una bolsa.
- ¿Eso que es?
- Una bandeja de jamón de bellota, queso y un vino reserva de Rioja, por si nos apetece picotear. Pero no lo metas en la nevera.
- Halaaaaaa ricachones. Seguro que no he probado antes ninguna de esas cosas. Yo tenía ensalada y queso blanco........y agua del grifo, que es lo que suelo cenar.
Nos sentamos las dos en un pequeño sofá y Luis en un sillón frente a nosotras.
- Lo que he visto de la casa, me gusta. Como me dijiste es acogedora y si me lo permites, muy limpia. - dije yo.
- Gracias, luego os mostraré el resto. El baño y el dormitorio están arriba.
- ¿Que tal si probamos el vino? - apuntó Luis - Y el jamón y queso.
- Yo como os dije antes, comí en casa de mis padres. Y mi madre se ha encargado de que coma para una semana, así que no tengo apetito. Pero el vino sí lo probaré.
- Yo tampoco comeré de momento -dije yo - Pero sorberé un poco de vino, aunque sin abusar que se me sube a la cabeza. Yo suelo tomar Calvados.
- ¿Y eso que es? - preguntó Meli.
- Es un vino blanco francés suave, si no abusas mucho. ¿me das un sacacorchos Meli y copas? -contestó Luis.
- Ay nene, lo primero sí pero no tengo copas, lo siento. Habrán de ser vasos.
- Descuida Melissa, vasos estará bien. - contesté yo. - Este hombre le gusta beberlo aún directo de la botella.
Bebimos un par de medios vasos, y el alma se nos alegró.
- ¡ Que agradables sois! - dijo Melissa - Pero me temo que yo no estoy a vuestra altura. Soy una chica humilde y no estoy acostumbrada a vuestras delicadezas.
- Tu eres dulce y delicada, ven. - le dije.
Tras beber un sorbo de vino, la tomé con mis manos la cara y juntando mis lábios a los suyos fluyó el vino en su boca. -¿Te gusta así más? - pregunté.
- Mucho más Carmen, sabe a tí. Estaba deseando sentir tus lábios en los míos, pero yo no me atrevía a besarte. Te deseo mucho y toda.
- Creo que es hora de ver tu dormitorio. ¿Luis vamos? -dije
- Si no os importa, terminaré la botella de vino. Subiré luego, empezad sin mí que se hace camino al andar.
Meli tomó mi mano mientras subimos la escalera. El dormitorio era razonablemente amplio con una cama de matrimonio bastante ancha.
- ¿Cómo lo hacemos, te desnudas tú o prefieres que lo haga yo Melissa?
- Preferiría que me desnudases tu Carmen y luego te desnudo yo. Aunque eres novata en esto, tu tienes mucha más personalidad y yo soy más bien pasiva.
- Nos ayudaremos una a la otra. Tengo mucho deseo de tí.
Fuí descubriendo su cuerpo. Le desabroché la blusa y descubrí que no llevaba sujetador. Sus pechos eran más pequeños que los míos, de tamaño medio, coronados por una aureola y pezones rosados que comencè a besar, subiendo la lengua por su cuello y alcanzando su boca entrelazando su lengua con la mía. Empezó a jadear, agarrándose a mi cuello y apretando su cuerpo contra el mío.
- Desnúdame del todo cariño, necesito comerte y que tu me comas TODAAAAA
Le bajé la falda y unas pequeñas braguitas que llevaba y le besé el pubis. Aunque no iba depilada, tenía una minúscula madejita de pelo rubio y unos lábios sonrosados. Se los hubiese comido en ese mismo momento, yo estaba muy excitada y ella temblaba mientras empujaba mi cabeza hacia su cuevita.
- Ahora te toca a tí cielo, quítame la ropa pero no te entretengas mucho. Estoy a punto de tener mi primer orgasmo contigo. - le dije
Con manos torpes y muy nerviosa, Meli me quitó la blusa y el sujetador. Mis pechos rebotaron libres y ella metió la cara entre ellos metiéndose los pezones en la boca. Sentí una descarga de calor en todo mi cuerpo.
Yo misma, ansiosamente me separé y me bajé la falda y quité mis medias. No quería esperar más, me quité la bragas negras y dejé al descubierto mi sexo.
- ¡Que preciosidad! -exclamó ella- lo tienes depilado y con un pequeño triángulo de pelo en el pubis. Túmbate en la cama, quiero hacerte mía y entregarme a tí.
Hice lo que decía y sentí su cuerpo encima del mío, era muy ligera, sentí sus lábios en los míos introduciendo su lengua frenéticamente en mi boca, mientras se abrazaba a mi cuello y me separaba los muslos con su pierna frotándola sobre mi sexo . Yo me abracé a su cintura, arqueé mi cuerpo y frotando mi coño sobre su muslo sentí como fluían mis flujos vaginales.
- ¡Me voy a correr, Meli!. No paressssssss. Me vuelves locaaaaa.
Sentí una gran convulsión y un orgasmo múltiple. Ella me acompañó con su orgasmo frotando su sexo sobre el mío y jadeando a la vez que gritaba escandalosamente - Me corrooooooo.
Nos quedamos muy apretadas, en la posición que estábamos mientras ella metía su boca en mi cuello besándome con dulzura.
En ese momento, oímos que tocaban con los nudillos en la puerta. - ¿se puede? -preguntó Luis.
Nosotras nos miramos y sonreímos.
- Entra Luis, no seas tímido. -respondí. Continuábamos abrazadas.
- Que bonita escena. Ya os he escuchado y creo que todo el vecindario también.
- ¿Hemos gritado mucho? preguntó Meli. Si alguien ha escuchado, creerán que era la tele.
- Si, una peli porno -respondí sonrriendo . - Entra Luis ¿verdad Meli?.
- Claro, me apetece que nos vea que no esté solo de oyente
- ¿Habeis disfrutado nenas?
- Mucho cariño, pero esto solo ha sido el inicio. -le contesté. ¿Te importa que sigamos?. Ahora nos toca comernos y lo estamos deseando.
- Pues sea. Yo estaré de mirón silencioso. Quiero ver a mi esposa como lame y se la comes tu Meli.
- Meli, no seas vergonzosa. Pon tu coñito en mi boca y tendrás el mío para tu degustación. Ver eso es será muy morboso para mi marido.
Meli, tras mirar a Luis y sonrreirle se puso en 69. Noté su coñito muy húmedo y caliente sobre mis lábios. Su sonrrosada vagina, estaba abierta levemente al estar montada sobre mí bastante despatarrada. La tenía abrazada por mis manos sobre su culo empujando su sexo sobre mi boca. Alcé una mano abriendo sus lábios mayores y comencé a chupar y lengüetear todo su coño, lábios, vagina y clítoris que había aumentado su tamaño espectacularmente.
Ella, iba haciéndome lo mismo que yo le hacía. Al notar su lengua sobre mi clítoris
abrí mis piernas al máximo deseando que sus lenguetazos me llegaran a todos los sitios, hasta los ovarios. Era una sensación única, distinta a todo lo que había sentido hasta entonces. En un par de minutos, escuché y sentí los jadeos de Meli a la vez que su cuerpo temblaba , restregándome el coñito por toda mi cara. Yo cerré mis muslos sobre su cabeza sintiéndome chorreando y ambas nos corrimos a la vez. Nuestros respectivos fluídos nos bañaban la cara. Pero ninguna nos movimos, estábamos en la gloria o más arriba aún.
Saqué mi cara de entre sus piernas y mirando a Luis que estaba sentado en un pequeño sillón, le dije: - ¿Te has puesto caliente cielo?
- Mucho - me respondió -mira mi bulto.
- Meli, tu sigue chupándome. Yo voy a chuparle la colita a Luis un poco. No es necesario que te muevas, tengo ganas de chuparte otra vez. Luis, métela en mi boca y córrete si quieres. Me gusta el sabor de tu leche mezclada con los jugos de Melissa.
- Vale, pero solo un poco. No quiero entorpecer tu noviazgo.
Me la metió en la boca y empecé a chuparla. Era una vieja amiga a la que quería mucho. Estaba gordísima, enorme. Pero Luis aún excitado, aguantaba mucho.
- Carmen, necesito que me sigas comiendo el coñito. Tengo envidia de la polla de Luis. - suplicó Meli.
- Melissa, agüanta un poco. Pronto sentirás mi lengua de nuevo.
- ¡No puedo aguantar! Quiero tu lengua ya. Luis, ¿quieres follarme mientras tu mujer me come?.
Me quedé alucinada. Nunca ví a mi marido con otra mujer, y soy muy celosa.
Cerrando mis muslos y sacando la polla de mi boca, dije:
- Meli, ¿que estás diciendo?
- Lo que ya has oído Carmen. Yo también te quiero. Y si esto va a seguir, yo no quiero estar de mirona y tu estás más pendiente de su polla que de mí. Necesito tus lábios yaaaaaaaaaa.
- Tu decides Carmen - dijo Luis.
- ¿Quieres hacerlo Luis?
- Ya hemos hecho trío antes. Aunque no con otra mujer. Si tu quieres, por mí no hay problema.
- Melissa, dame tu coño. No se como me sentará ver a mi marido follándote, pero
yo no quiero perderte a tí tampoco.
Melissa se levantó con una gran sonrrisa, me besó los lábios y tambien besó el glande de Luis.
Nos pusimos otra vez en 69 y sentí nuevamente sus dulces lábios en mi bulba. Ella se puso de rodillas con el culo ligeramente alzado. Luis me levantó la cabeza y puso un almadón bajo mi nuca. La vista del coñito de Meli, era espectacular. Comencé a lamer de nuevo su coño con deleite. De nuevo comenzaron los estremecimientos de las dos.
De pronto ví la polla de mi marido apoyada en el coño que yo chupaba. Tenía una sensación contradictoria. Su polla estaba más enorme que nunca, claro que nunca se la había visto desde esa posición. Yo chupaba el clítoris de Meli y a la vez la polla de Luis. Recordé nuestro último trio y como Luis estaba en la posición que ahora estaba yo. Ay ladrón, me lo estás devolviendo.
El tras restregar el glande por la rajita de ella y mi lengua a la vez, empezó a meterla a fondo y sacarla de nuevo, bombeando sin parar.
Yo lamía, más caliente que nunca, mientras notaba las manos de Luis sobre las mías apoyadas sobre el culo de Meli.
- ¡ Que placer más grande! - gimió Meli - Que gorda la tienes, Luis. Carmen no pares que voy reventar de gusto.
Yo estaba lujuriosa hasta las cachas, nuestras convulsiones no cesaban. Las de los tres. Meli me babeaba todo mi sexo y mis muslos, no se cuantos orgasmos tuvimos las dos.
- Me voy a correr, - dijo quédamente Luis mientras su polla se hinchaba metida hasta el fondo en el coño de ella.
Meli comenzó a gritar mientras se corría. - Lléname de lecheeeeee, que gustoooo
Yo tuve un gran orgasmo que no terminaba nunca. Sentí como sacaba su polla y al hacerlo inundó mi boca con su leche y los flujos de Meli. Aunque tragué, sentía la boca encharcada. Meli se descabalgó de mí y buscó mi boca con sus lábios.
- Dame un poco glotona.
Y ambas saboreamos el dulce néctar de la vida.