Completamente entregada a un desconocido (2)
Continua la entrega de Sara, cada vez mas y mas.
Recomiendo leer la primera parte para seguir mejor el relato.
Después de esa primera experiencia con la webcam en que Enigma, la persona que poseía mi voluntad, me había convertido en su ciber-puta siguieron muchas otras.
Me hizo hacer de todo delante de la cámara y de exhibirme delante de mucha gente del chat. Eso si, siempre con mucha discreción puesto que el único que conocía mi cara era él.
Aparte de sentirme cada vez más suya a nivel sexual íbamos intimando en otros aspectos y pese a no haberle visto nunca tenía la sensación de que me conocía como nadie. No sólo se convirtió en mi dueño sino también en mi amigo.
La relación experimentó una vuelta de tuerca cuando después de dos meses de usar la webcam, un día me dijo.
-Sara, a partir de mañana serás más mía. Quiero que vayas al apartado de correos y recojas lo que hay allí. Ves vestida con un vestido corto. El resto ya lo verás.
En ese momento recordé que en el paquete que me hizo llegar la primera vez había unas llaves. Al día siguiente me puse un vestido de verano de tirantes que me llegaba hasta medio muslo. Era bastante ligero pero no era nada espectacular. En esa época muchas chicas iban vestidas de forma parecida así que no me importó nada cumplir sus deseos. Fui a la oficina de Correos y dentro del apartado encontré sólo un móvil. Me extrañó pero a esas alturas Enigma me había demostrado de sobras saber lo que hacía y saber como volverme loca.
Desde allí fui directamente al instituto en el que trabajo como profesora de inglés. El día fue pasando entre clases y reuniones y casi había olvidado el teléfono cuando se puso a sonar. Había recibido un mensaje. Me puso nerviosa el hecho de estar con los compañeros de trabajo y tener el símbolo de mi dominación en mis manos. Me parecía que todo el mundo sabría que me había convertido en la ciber-putita de un desconocido.
Pensé a no cogerlo pero uno de los profesores me sacó de mis dudas:
-¿No lo coges? Por cierto vaya móvil que tienes. Tú que nunca habías llevado móvil ahora resulta que estás a la última, ¡¡un teléfono con cámara de fotos y todo!!
Evidentemente de todo eso no me había dado ni cuenta. Efectivamente era el primer móvil que tenía y a duras penas había aprendido como funcionaba. El compañero me explicó las cuatro cosas básicas para usarlo. Cuando acabé por comprender como funcionaba el cacharro con miedo miré el mensaje:
-"Ves al baño y enciérrate allí a esperarme".
Afortunadamente había acabado ya mis clases así que con cualquier excusa me despedí de los compañeros y me encerré en el baño. Después de cinco minutos recibí otro mensaje.
-"Quítate toda la ropa interior, sácate los pechos del vestido y hazte una foto que enviarás al número que está marcado en el teléfono"
Sólo de leer eso me mojé completamente. La respiración se me empezó a acelerar. Esto iba más lejos de lo que nunca había pensado. Estaba en un sitio público dispuesta a cumplir los deseos de mi amo.
Me quité el sujetador y las bragas. Saqué mis tetas del vestido y hice la foto. La verdad es que era bastante erótica. Una mujer todavía de buen ver sentada en un baño, con un vestido ligero que se le subía hasta más de medio muslo y con los pechos fuera del vestido. Estaba más que excitada y los pezones respondieron a eso. Envié la foto al único número que había en la agenda del teléfono y esperé.
Unos minutos después recibí la respuesta.
-"Muy bien putita. Ahora abre las piernas y enséñame tu coño bien húmedo"
Abrí las piernas, puse el teléfono entre ellas e hice la foto. Se veía mi coñito depilado bien abierto y mojado. Se la envié y antes de recibir otra orden me hice algunas otras fotos. Me encantaba la idea. Me hice una masturbándome, otra de mi culito, otra chupándome un dedo ... Quería que supiera que era toda suya. Quería que se excitara conmigo.
Su respuesta fue bien explícita. Me llegó una foto. Aparecía una polla bien dura con la punta húmeda. Por la foto no podía estar segura pero parecía de buen calibre. El saber que yo le había puesto así me hizo sentir muy bien. Era la primera vez que recibía un mensaje tan claro de mi dueño.
El mensaje siguiente fue:
-"Mastúrbate"
Empecé a hacerlo con ganas. Estaba sentada en el un reservado del baño del instituto, con mi vestido enrollado en la cintura, mis pechos fuera con los pezones bien erectos. Las piernas abiertas y mi conejito completamente empapado y mis dedos frotando el clítoris con ansia. Cuando estaba a punto de correrme recibí otro mensaje.
-"Arreglate la ropa y sin ponerte la ropa interior ves a casa"
Cuando salí del reservado y me miré en espejo me sorprendí a mi misma. Estaba despeinada y completamente ruborizada por la excitación. Mis pezones se marcaban a través de la tela del vestido y notaba como por mi muslo resbalaban mis jugos.
Salí del instituto a toda prisa y fui a coger el metro. Justo antes de entrar recibí otro mensaje.
-"No cierres las piernas en todo el trayecto".
Uff, eso era demasiado. Afortunadamente no había mucha gente en el tren. Me senté con las piernas un poco abiertas. Notaba mi conejo bien húmedo y el tener las piernas un poco abiertas aumentaba mi excitación al notar el frío del asiento en él. Durante un rato nadie se sentó enfrente mío pero al cabo de unas paradas unos chicos se sentaron enfrente. No podían ver nada puesto que el vestido llegaba hasta medio muslo y tapaba suficiente pero tenía la sensación de que sabrían que no llevaba nada debajo. Eso me intranquilizó un poco pero al tiempo la vergüenza se convirtió en morbo. Poco a poco me dediqué a abrir un poco más las piernas. El vestido se subió un poco más y empecé a notar las miradas de los chicos sobre mi cuerpo. Mi sexo parecía una fuente. Cuando más descaradas eran sus miradas llegué a mi parada. Salí del vagón moviendo bien el culo. Me sentía excitante y atractiva.
Al entrar en casa lo primero que hice fue encender el ordenador. Tenía un mensaje.
-Conecta la cámara, sácate las tetas del vestido y súbetelo para que te vea bien el coñito.
Hice lo que pedía quedándome con el vestido enrollado a la cintura, las piernas encima de la silla y mi conejito bien abierto y expuesto.
-Recoge tus jugos con dos dedos y chúpalos.
Me encantó el gusto de mi sexo. Estuve un rato bebiendo mis jugos y cuando volví a estar a las puertas del orgasmo me dijo.
-Ahora ves a buscar el consolador y algún pepino o calabacín.
El único pepino que encontré resultó ser bastante gordo, como el doble del consolador.
-Fóllate con el consolador.
Empecé a meter y sacar la polla de goma. Cada vez el me animaba más y más. Me llamaba zorrita, guarra, putita y eso me volvía loca. Me sentía bien llena y acabé corriéndome con un grito que debió oír toda la finca.
Después de descansar un rato me hizo mostrarle mi cuerpo otra vez. Me puse a cuatro patas encima de la silla, abrí mis nalgas mostrándole mi culito. Le enseñé mis tetas, me las cogí y apreté, pellizqué mis pezones. Me dijo que jugase con el consolador y empecé a chuparlo. Me lo metía entero en la boca y luego lo pasaba por mis tetas, mi vientre, lo metí entre mis piernas. Luego entre mis nalgas. De arriba abajo.
Este juego me volvía loca y él lo sabía. Al cabo de un rato volví a estar como loca.
-Ahora siéntate y pon las piernas abiertas encima de la mesa.
Al hacerlo me sentí completamente expuesta.
-Coge el pepino y metetelo.
Me pareció imposible conseguirlo. ¡¡¡Era enorme!!!
Pese a mis reticencias empecé a frotarlo por mi conejito y poco a poco fui consiguiendo que entrase la punta. Sus mensajes me iban diciendo como hacerlo.
-Ves girándolo. Empuja un poco más. Tócate el clítoris mientras.
Así estuve como una media hora hasta que conseguí que entrase bien. En ese momento el me dijo.
-Mírate en la pantalla.
Hasta ese momento no había vuelto a mirar la pantalla. La imagen que ofrecía la webcam era increíble. Tenía una cosa enorme bien metida en mi coño. Los labios estaban súper abiertos y brillantes de la excitación.
-Ahora fóllate.
Mirando la pantalla empecé a meterlo y sacarlo lentamente. Me parecía increíble que lo que veía en el monitor fuese yo. Veía una chica medio desnuda metiéndose una cosa enorme en el sexo. Fóllandose con ansia. Cada vez que el pepino salía del coño se le veía completamente mojado. La imagen era muy excitante y ¡¡¡era yo!!!
Me sentía completamente llena, como nunca había estado. Así seguí un rato y cuando estaba llegando a límites de excitación increíbles recibí una foto.
Sin parar de destrozarme el conejito con el pepino la abrí y cuando la vi me corrí inmediatamente.
Era una foto mía con las piernas abiertas y el sexo bien expuesto que Enigma había impreso y ... ¡Estaba toda llena de leche de su corrida¡¡
Eso me hizo explotar en un orgasmo brutal.
Tardé más de un cuarto de hora en recuperarme y poder sacar lentamente el pepino de mi interior. Mi coño palpitaba. Lo notaba completamente abierto, como nunca.
Después, mas tranquila estuvimos charlando un rato. Le agradecí todo lo que conseguía hacerme sentir. Me sentía cada vez más cerca de él.
Después de despedirnos, estaba completamente reventada. Agotada. Había sido un día bastante largo. Me desnudé por completo y todavía con los muslos húmedos me metí en la cama a dormir.
Me desperté al día siguiente con el tiempo justo para llegar a trabajar. Debajo de la ducha no sabía si lo que había vivido había sido cierto o sólo un sueño pero lo que notaba en mi sexo era bastante real.
Al salir de casa no me olvidé de coger el móvil. La sola idea de poder volver a pasar por algo similar ya me hacía notar un cosquilleo en el vientre.
(Continuará)
Agradecería comentarios y sugerencias. Enviad a masterofxx@hotmail.com