Complejo de Loba (7)
Después de amistarse con la zorra, la lobata recibe una muy mala noticia. Recibirá un concejo de una persona externa, y se enfrentará al enorme caballo. ¿Cómo terminarán el día?
Varios días después un Uriel recién afeitado por la habilidosa Carol, acabó de cambiarle una herradura a Vento, su caballo favorito de los cuatro que tenía, justo a las afueras del establo. Yo lo miraba desde lejos, apoyada con los brazos cruzados sobre la valla de madera de la parte alta del campo con cara de enamorada. Sin embargo, esta vez estaba algo triste, pues hacía ya los mismos días que habían pasado desde que enfermé, con Uriel evitando al máximo el contacto conmigo. Sentía como si hubiera alcanzado un grado de pesadez que le hubiese obligado a tomar cartas en el asunto de que estuviera enamorada de él, que quisiera convertirme en su mujer y pasar el resto de mi vida junto a él.
Tal vez había sido muy ingenua al pensar que mi incalculable belleza y mis indudablemente bellos atributos femeninos bastarían para rebasar esa barrera conjunta de ser familia cercana y separarnos un par de décadas de edad. "Es que no lo entiendo!" Pensé, pisando el suelo con furia. "¿¡Cómo puede existir un solo macho en este mundo capaz de resistirse a este cuerpazo!? ¡Y más aún después de masturbarme y escuchar mis gemidos! ¡Hice lo posible para parecer lo más sensual que pude, y aún así...! ¡Joder! ¡Debo hacerlo mío a cómo de qué!"
Pensé en acercarme y preguntarle directamente si me amaba como mujer, o por lo menos podríamos intentar ser novios aunque fuera a escondidas y tener alguna cita, pero algo en mí temía el rechazo frontal y definitivo si decidía poner las cartas sobre la mesa de aquella manera.
Me quedé un rato más mirándolo, cómo le daba cariñitos a Vento. Me ruboricé. "Realmente... por su personalidad, y manera de actuar y de ser... casi parece un caballo. Un hermoso caballo... dios, me encantaría cepillarle el cabello... y acariciarle la cara afeitada... y llenarlo de besos..."
- Señorita Sofía- la voz demasiado cercana de Carol casi me da un infarto- le he preparado un baño.
- Un dia me tirarás ladera abajo del susto que me vas a dar...
Carol se rió flojito llevándose la mano a la boca.
Me di el baño, pero me sentía demasiado preocupada por mi tío como para hacerme unos dedos diarios, así que me salí tan pronto terminé de lavarme. Ayudé a Carol con la cena y... cenamos juntos. Uriel hablaba con Carol, pero conmigo solo compartió un par de frases de cómo me. iban los estudios, o si no había descuidado mis tareas en la granja. Siendo tres, en realidad el trabajo se hacía más llevadero, y desde que Carol había llegado, las comidas nos salían riquísimas. Conocía un montón de recetas vegetarianas, aunque en más de una ocasión la había visto intentando añadir alguna especia "demasiado exótica" como para considerarse receta culinaria, y tuve que detenerla para no terminar los tres en la sala de estar tumbados y filosofando sobre el significado que tiene esa mancha de humedad en el suelo en el inconmensurable cosmos.
Sin embargo, me fui a dormir y no podía cerrar los ojos. Por primera vez desde los exámenes de selectividad mi cabeza estaba demasiado llena de información intentando ser contrastada y posibilidades que tal vez no había tenido en cuenta, buscando el motivo de que mi tío me evitase de aquel modo. Al cabo de un rato empecé a escuchar voces en el piso de abajo. Normalmente Carol y Uriel se habrían ido a dormir, a menos que estuviesen follando. Decidiendo Que tal vez ver a Uriel en plena acción de animaría, bajé a espiarlos.
Pero, contrariamente a lo que creía estaban sentados en el. sofá, hablando como personas normales.
- Aún no se lo he dicho...- dijo Uriel.
- Pero, ¿no es pasado mañana? Me extraña también que sus padres no le hayan dicho nada.
- Les dije que se lo diría yo. Temo que haga cualquier locura y salga perjudicada. Además, se lo tomará fatal... lleva ya un mes y medio aquí, y decirle que ya le. han encontrado un piso donde quedarse... Se que solo la conoces de un par de semanas, pero... creo que tienes una idea de cómo es y cómo puede reaccionar.
Carol hizo una breve pausa antes de responder.
- No soy quien para decirle esto, pero tal vez debería de tener más en cuenta sus sentimientos, lo que realmente desea, más allá de lo que crea que le conviene.
- Lo sé... pero tiene que entender que el mundo no será siempre como ella desea que sea.
Di media vuelta y volví a mi habitación en silencio. Una vez en mi cama, me costó varias horas, pero me conseguí dormir.
Al dia siguiente desperté sintiendo una niebla que me tapaba la vista a mi alrededor. Las palabras de Carol me sonaban, si bien sinceras y simpáticas, lejanas. Distantes. La voz de Uriel indicándome que estudiara bien, frías. Como si no me estuviese mirando a mi cuando decía aquello.
Fui a la universidad y todo me parecía falto de sentido. Entre clases, una mano logró medio sacarme de mi ensimismamiento.
- Sofía, ¿estás bien?
La voz de Clara Riteri, una de mis amigas, era como un soplo de aire fresco, como siempre.
- Sí, sí...
- Tienes una cara muy rara, tía...
- Lo sé... no me encuentro muy fina hoy.
- ¿Has probado de...? Ya sabes.- Hizo una serie de espasmódicos movimientos con la mano que me dieron a entender que se refería a "hacerse unos dedos".
- No...
- ¿¡Pues a qué esperas!? ¡Esta no es la Sofia a la que tanto me he esforzado por enseñar a ser una loba como dios manda!
- No tengo ganas...
Clara frunció el ceño. Estuvo observándome todo el dia, hasta el final mismo de las clases. La vi con su novia charlar entre descansos, e incluso entre las dos intentaron animarme. Pero no fue hasta el final antes de regresar a casa, que...
- Sofía- dijo Clara- ahora mismo estás siendo una vaca. Recuerdo que habías prometido que nunca más lo serias.
- Lo sé...
- ¿Qué quieres ser, una vaca o una loba?
- ... Una loba.
- Entonces... deberías saber que las lobas que se hacen respetar, no suelen conseguir nada agachando la cabeza mientras la lluvia cae sobre ellas. ¡Se ponen de pie y avanzan a pesar del mal temporal, guiando a su manada!
- Eso lo aprendió de uno de los libros que le obligué a leer... - dijo su novia, a mi otro lado.
- ¡De donde venga no cambia su significado! Escucha bien, Sofía- me hizo levantar la cabeza. Sus ojos, como siempre llenos de vitalidad y amor por la vida misma, transmitían una fuerza increíble-. SÉ una loba.
Volví a la granja y ya bajé del bus pisando fuerte el suelo. Vi a Uriel en el campo del frente de la finca y, arando el campo con una zada. Me arremangué la camisa, dirigiéndome hacia él. "¡Eres una loba! ¡Una loba!"
- ¡Oye, tu! ¡Contigo quería yo hablar!- Levantó la mirada, justo para verme intentar saltar la valla, quedando un pie trabado y cayendo al suelo de cara.
- ¡Sofía!
Mi tío acudió en mi ayuda mientras me retorcía en el suelo, dejando la zada a un lado. Cuando llegó me ayudó a sacar el pie de donde se había quedado trabado. Al ser liberada me levanté inmediatamente, dando bofetadas alrededor para negarle su ayuda.
- ¡Pero de qué vas!- Inquirí.
- ¿Así es cómo me agradeces que te ayude?
- ¡Sé que pretendes echarme mañana mismo! ¡Os escuché hablar ayer a Carol y a ti!
Uriel se llevó la mano a la nuca y suspiró.
- Sofía... vayamos adentro a hablarlo.
Alargó el brazo en mi dirección pero yo lo aparté de un golpe.
- ¡Que no me toques! ¡Quieres deshacerte de mí! ¡Tienes de idiota lo que tienes de polla!
- ¡Lo que quiero es que entiendas que vives en un mundo real, donde tus fantasias no pueden cumplirse! ¿Es que no lo comprendes, a caso? ¡Soy tu tío! ¡Y tu eres mi sobrina! ¿Esperas tener una vida feliz casándote conmigo? ¿Cómo crees que reaccionarian tus padres, o tus amigos, o las personas normales que te rodean?
- ¡C-carol me apoya!
- ¡Carol es alguien totalmente diferente al noventa y nueve por ciento de las personas que conocemos!
- ¿¡Entonces qué importa lo que piensen los demás mientras nos tengamos entre nosotros, este uno por ciento restante!? ¡Lo que te pasa es que tienes un problema con el mundo, tío! ¡Porque incluso una historia como la nuestra con tantos baches por delante, puede tener un final feliz, pero te niegas a siquiera intentar emprender el camino! ¡Porque tienes miedo de que todo salga mal!- Uriel negó con la cabeza y desvió la mirada-. ¡Pero no va a salir mal! ¡Sé que no saldrá mal, porque estaremos juntos y podremos superarlo juntos, pero tú te niegas a entender que ya no estás solo, joder!
Le propiné un empujón a Uriel con todas mis fuerzas. Este casi no se movió del sitio, por supuesto, pero yo en cambio caí hacia atrás del rebote. Uriel intentó cogerla y logró salvarla de que se diera un golpe con la cabeza con la valla de atrás. Sin embargo, cayeron los dos. Uriel quedó encima de su sobrina. Después de unos segundos de silencio sufriendo su furiosa mirada, él suspiró.
- Sofía... escuchame. He... yo, en mi vida, he pasado por varias situaciones... difíciles. La mayoría de las cosas que he intentado hacer, o que me han pasado, han acabado mal. He cometido error tras error por dejarme simplemente llevar y creer que de algún modo todo estaría bien si no pensaba demasiado en ello o si tenía fe en mí mismo. A causa de eso he entrado en muchas depresiones. Yo... estuve pensando en hacer cosas realmente horribles cuando te hice aquello, porque al comprender que había asaltado a mi propia sobrina, vi que realmente había tocado fondo de verdad. Esto... esta granja, es todo lo que he conseguido que sea bueno. Un resquicio de los sueños que tenía. Pero me basta así. Porque, como una persona adulta, debes entender que a veces, por mucho que desees algo, el mundo no va a estar de tu parte para ayudarte a conseguirlo, mucho menos sin ninguna consecuencia. Es así... como funciona el mundo de los mayores. Agachas la cabeza y aguantas la lluvia.
Mi furia había marchado mientras lo escuchaba. Poco a poco extendí ambas manos hasta sus enormes mejillas, e hice que me mirara a los ojos. Intentaba reprimir las lágrimas, pero ya había empezado a llorar a causa del dolor externo desde que me había dado el cabezazo contra el suelo, y ahora era un no parar.
- Incluso yo se que sería estúpido intentar hacer que no llueva... pero... es que soy más de correr bajo la lluvia, antes que esperar a que cese- intenté esbozar una sonrisa, pero acabé con una línea quebrada en los labios. Uriel se me quedó mirando fijamente-. Comprendí desde el principio, cuando me confesaste todo lo que habías sufrido desde aquella noche, que no quería separarme. de ti. Quería compensarte por haberte hecho sentir de ese modo con todas mis fuerzas. Quería ser el motivo de tu sonrisa.
- Fui yo quien...
- ¡Pero yo también busqué lo que pasó, por activa y por pasiva! ¡Así que deja de echarte las culpas de todo, idiota!
- Sofía...
- ¡Para, para, para!
Empecé a darle bofetadas y golpes hasta que me cogió de las manos, deteniendome. Estuve llorando bajo su cuerpo, con el mirandome con una expresión profundamente triste, hasta que volví a hablar, justo antes de que él lo hiciera.
- ¿Por qué te cuesta tanto comprender... que solo quiero ser feliz a tu lado... para hacerte feliz a ti también...? ¿Por qué me lo pones tan difícil...?
Por culpa de tener los ojos anegados no pude verlo hasta que estuvo justo encima de mi. Pero cuando sentí lo que estaba pasando, y pide comprenderlo, mi corazón me dio un vuelco.
Uriel había pegado sus labios en los míos. Me sujetó la cabeza con suavidad y siguió con el beso. "Tan cálido..."
Se separó y descendió su mano hasta mi mejilla. Me secó las lágrimas, pero otras nuevas ocuparon el lugar de las anteriores.
- Tu... lo has tenido claro desde el principio- me dijo- pero a mi... me cuesta. Así que, por favor... hablaré con tus padres sobre el tema de quedarte. Pero dame tiempo para hacerme a la idea de... en fin, de lo que me ofreces. O por lo menos asimilarlo. Sin embargo... te prometo intentarlo. Porque para mi ahora mismo eres una mujer verdaderamente increíble, Sofía. Solo... hazme un favor y no llores. Me rompe por dentro verte así de triste.
Ni falta que hace decir que rompí a llorar como una magdalena, lanzándome a sus brazos. Entre lloriqueos logré encajar una frase que le transmití cómo pude.
- ¡¡Ahora... ahora quiero que me metas la lengua hasta la gargantaaaaa!!
- Y... ahí se termina el momento emotivo.
Carol, que hasta aquel momento nos habia observado desde la puerta de la masía, se acercó para ofrecerme unos pañuelos y los acepté. Me moqué y mientras ella me estuvo acariciando la cabeza diciéndome "lo has hecho bien, lo has hecho bien... " Uriel, al lado, rodaba los ojos diciendo "cuánto drama..."
Por la tarde mandé un mensaje a mis padres, explicando cómo me estaba gustando mucho vivir en una granja y que mi tío se estaba portando muy bien conmigo. Además, había hecho una nueva amiga y estaba muy feliz allí, así que no quería irme por ahora. Mi madre me llamó para confirmar que realmente estaba bien, y al final no hubo. cambio de vivienda.
Más tarde, por la noche, Uriel estaba parado frente la puerta de su cuarto mirándome. Yo estaba en mi pijama más sexy abrazada a mi almohada.
- Cómo me digas eso de "tío, es que no puedo dormir... puedes contarme un cuento?" con voz ultra sensual, se mando a tu habitación a patadas.
- No... no es eso. Es que quiero... avanzar un poco más en nuestra relación.
Uriel suspiró.
- Sofía, te he dicho que me des tiempo... no podemos hacer el amor. No estoy preparado.
- No, no, no... no quiero llegar tan lejos, solo... quiero pasar la noche contigo sin colarme ilegalmente en tu cama. Me gustaría comerte la polla estando tu consciente- sonreí adorablemente medio escondiéndome detrás de la almohada.
- Vaya, bueno, por lo menos ahora eres sincera. Pasa. Pero no vamos a hacer nada raro.
Me quedé totalmente patidifusa. En el fondo tanto como en el exterior, imaginaba que iba a darme un portazo después de otro nuevo intento por acercarme sexualmente a él de manera tan descarada. Pero ahí estaba, con la luz apagada, justo al lado del macho que más quería en el mundo. Mis ojos estaban abiertos como los de un búho. "Ni de coña voy a dormirme en esta situación. Tal vez antes sí. por puro cansancio, pero hoy estoy llena de energías. "
Me volteé en su dirección, viendo su enorme espalda. Volví a quedarme quieta. Uriel ya me había masturbado una vez no hacía muchos días, justo antes de que viniera Carol, pero en esta ocasión me sentía como si fuese la primera vez que tenía una oportunidad real de hacer algo más. De acceder a su cuerpo. Me acerqué. Agarré unos pliegues de su camisa y apoyé la cabeza entre sus omoplatos. El olor corporal de mi tío entró por mis fosas nasales y alcanzó cada rincón de mi cerebro. Me. traía recuerdos de hace años, cuando intentaba restregarme en él y al final mi ropa acababa oliendo a él. Algunas noches llegué a dormir abrazada a esa ropa impregnada en su olor.
Pronto, en el silencio de la casa, mi respiración se sincronizó con la suya. Junté más mi cuerpo con el suyo. Entrelacé con cuidado una pierna con las suyas. Deslicé mi mano por su costado hasta rodear su enorme cuerpo en un semiabrazo.
Durante esos largos minutos fui enormemente feliz, porque me sentía parte de mi tío. Notaba el calor que desprendía, me movía con su respiración. Inconscientemente empecé a acariciar su abdomen. No tenía una tableta demasiado perfilada, pero se notaban los músculos del trabajo duro del campo. Me mordí el labio y empecé a bajar la mano. Los pelos de su pubis me hacían cosquillas en la palma de la mano y en los dedos.
Metí poco a poco la mano por debajo de los pantalones, pero por encima del calzoncillo. Dios. Su polla era enorme incluso estando morcillona. La acaricie un poco por encima de la tela, y ésta empezó a crecer. Entonces sentí su mano agarrarme la muñeca.
"Pillada." Lo escuché suspirar con la consistencia de un caballo. Se giró en mi dirección. "Ahora me va a echar a patadas y me devolverá a mi habitación, y no me dejará acercarme a él hasta que... no le..."
Uriel me tomó de la barbilla y me hizo levantar la cabeza. Tumbados cómo estábamos, depositó un beso en mis labios. Parpadeé confundida, y sentí cómo separaba los labios. Lo imité y enseguida sentí su lengua, grande y rugosa, adentrarse en mi boca. Sin ningún tipo de reparo exploró todo lo que podía explorar. Mis. dientes, la parte interna de mis labios, mi lengua por todos lados... Me sentía asaltada por una súbita espiral de placer. Mi lengua fue siguiendo las caricias de la suya, y acabó atrayendola al exterior, donde la atrapó con sus dientes en una mordida floja pero notoria. Di un respingo y aparté la lengua y la cabeza extendiendo los brazos hacia él para ganar distancia. Sin embargo, cuando pasó el susto inicial...
- Vuelve a hacer eso- y lo atraje nuevamente hacia mí, morreándolo cómo lo haría con un helado semiderretido.
Uriel encendió una lamparilla, lo que nos permitió vernos mejor. Luego, Entre el beso, las caricias de sus manos por mi espalda, y que sentía que en mi boca había más saliva de mi tío que la mía propia, acabé tan mojada que casi parecía que me lo había hecho encima. Deslicé una mano a ciegas en dirección a sus pantalones. Le bajé la tira elástica del pantalón junto con el calzoncillo. Se dejó hacer. SE DEJÓ HACER. "¡Es tu momento de brillar, Sofía!" Cuando bajé suficiente su ropa, su polla salió disparada hacia arriba. Incluso me aparté de sus labios para quedarme petrificada viendo el tamaño de ese monstruo. Estaba a pleno rendimiento (o, al menos, eso esperaba por el bien de mi coño en un futuro).
- Realmente... eres un caballo...
- Me causa más problemas que beneficios, créeme.
Poco a poco subí dos dedos por el tronco del miembro. Vi cómo se hacía un poquito más grande. Uriel puso una mano en mi mejilla.
- Ya pensaremos en una solución después. Por ahora no vamos a metertela, ¿vale? No tengas miedo.
Asentí varias veces rápidas con la cabeza. "Este me va a llegar hasta el fondo del útero... si hubiese habido más iluminación en mi cuarto la noche de mi decimoséptimo cumpleaños, probablemente hubiese buscado a otro macho alfa... ¡Pero ahora es demasiado tarde para una retirada!" Mi tío guió mi mano alrededor de su polla, dándome permiso para masturbarlo. Llevé también la otra, pues con una no me era suficiente. Entonces, viendo la postura extraña en la que nos habíamos quedado, se me ocurrió una idea.
Levanté una pierna y apoyé ambas rodillas en cada lado de sus hombros.
- ¿Te gustan... las vistas?
Sentí sus enormes manos agarrarme cada glúteo. Sus labios se posaron sobre mi piel, cerca de mi rajita.
- ...Huele bien.
Noté cómo se esforzó por decir eso. Pero me puso muy cachonda que lo dijese para excitarme. Acerqué los labios a su monstruo del lago Ness besando el tronco, para deternerme al instante al nar su lengua pasar a lo largo de uno de mis glúteos. Arqueé el cuerpo entero y unas gotitas de mis fluidos cayeron sobre su clavícula. Estaba demasiado cachonda. Necesitaba aliviarme del modo que fuera. Bajé la cabeza y miré entre mis pechos a mi tío. Lo pillé relamiéndose mirando mi coño con ganas.
- Si quieres...- le dije- tienes mi permiso para probar cómo sabe. A lo mejor... te gusta.
No tuve que decírselo dos veces. Abrazó mi culo y usó su fuerza bruta para obligarme a sentarme encima de su cara. "Tan desesperado... ¡es tan mono mi macho alfa!" Nada más sentir su lengua moviéndose entre los pliegues de mis labios inferiores solté un fuerte gemido y me corrí un poquitín en su boca. Vi cómo tragaba y me puso al ciento veinte por cien. Saqué la lengua y empecé a lamer el largo y ancho de su polla. Era demasiado enorme. Llegué a coronar la cima y abrió la boca para metermela. El capullo solo me parecía casi inabarcable. "Cómo lo hizo Carol para tragársela entera?"
Di lo mejor de mi para masturbarlo y hacerle el oral sin atragantarme, pero me costaba horrores llegar a meterme cerca de la mitad. Sin embargo él, por su parte, pasaba con su lengua por mi intimidad como Pedro por su casa. Llevaba ya tres orgasmos seguidos y el hecho de verlo tragar cada vez me provocaba llegar más pronto al siguiente. Sentir que en el estómago de mi tío había fluidos míos se sentía cómo si poco a poco nos hiciésemos uno. Solo faltaba una cosa... y era que él se corriera. Quería sentirlo en mi garganta, en mi barriga, en todo mi cuerpo de dentro a fuera. Quería que me marcara como suya para toda nuestra vida.
Repentinamente sentí cómo una de sus manos se despegaba de mi trasero, y... "PLAS". Me dio un azote con la mano abierta. Apartó la cabeza un segundo y cruzamos miradas, ambos detenidos en nuestra correspondiente posición. Entendí su interrogante sin necesidad de intercambiar palabras.
- Ha-hazlo... otra vez...- seguí masturbándolo.
Uriel volvió a apartar la mano y me dió en el mismo sitio, con igual fuerza. Cerré los ojos, me mordí fuerte el labio y arqueé la espalda.
- Otra vez...
PLAS.
- Otra vez...
PLAS.
- Más fuerte...
¡PLAS!
- ¡Más fuerte!
¡¡PLAS!!
- Dios sí...
¡¡PLAS!!
A partir de ahí empezó a comerme el coño y, cuando me distraía, me daba una bofetada en uno de mis glúteos para que siguiera atenta, sin que le indicase que lo hiciera. El dolor se convertía en placer con su toque. Y el líquido preseminal salía prácticamente a chorro limpio desde que empezó a darme. "Parece que al caballo le gusta castigar a su lobita..."
En esas que, cerca de mi quinto orgamo, finalmente empecé a notar una palpitación en la polla de mi tío.
- Sofía... me corro...
- ¡Empújame la cabeza...!- Me la saqué un momento de la boca sin parar de masturbarlo con ambas manos- ¡Cómo lo hiciste con Carol!
- ¡Oh, mierda!
Sin pensarlo demasiado, probablemente llevado por el momento, siguió mi orden y levantó su torso (hasta el punto de casi dejarme a mi haciendo el pino encima de él) y me agarró de la cabeza, tirando hacia su polla. Sentí cómo el glande se abría paso por el fondo de mi boca, y se detenía justo en el punto donde sentiría que me podría desgarrar si seguía. Todavía faltaba un buen trecho de la polla por meter. Sin embargo no quería ser menos. Intenté sacarla para decirle que tirara hasta el fondo, pero me agarró con fuerza la cabeza y empezó a mover sus caderas al ver que había detenido mis manos. Por un instante no sabía que estaba pasando, hasta que lo comprendí. Me estaba follando la garganta. Sentía el glande atacar peligrosamente mi punto límite en cada movimiento. Por suerte hacía tanto que había comido que no tenía nada por soltar, ya que en algunos espasmos involuntarios salieron algunos líquidos que guardaba en el estómago por las comisuras de los labios en un fútil intento de mi cuerpo de regurgitar.
Mi tío tuvo que apartar la cabeza porque me estaba corriendo en su cara. Tampoco se dio cuenta de que estaba en el punto de estar vomitando, o tal vez no le dio importancia, pues cuando más sentía el palpitar su polla agarró mejor mi cabeza y la tiró para abajo. Sentí su glande llegar más allá de mi límite de la faringe, atravesándo y llegando fácilmente dentro del esófago. Mis labios se encontraron con su mata de pelo en la base. Y entonces, en esa posición, atravesándome el cuello, empezó a emitir fuertes pulsos y sentí cómo sus descargas de semen empezaban a bajar (bueno, casi subir, por la inclinación de mi cuerpo) directas a mi estómago. Puse los ojos en blanco. Mi cuerpo no paraba de intentar vomitar, pero el grosor de aquella polla se lo impedía. No podía respirar desde hacía unos buenos segundos y sentía que iba a perder la consciencia, cuando repentinamente mi tío sacó su polla de mi boca. Me tumbé de lado, tosiendo, y acabó de correrse lo que le quedaba sobre mi cuerpo semidesnudo. Sobre mis pechos, sobre mi brazo, sobre mi cara... terminé bien duchada. Inmediatamente cuando terminó se dio cuenta de mi estado y me levantó el cuerpo con un brazo.
- Oh, joder... ¿Sofía? Mierda... sabía que me estaba pasando... ¿Oye, estás bien?
Intenté decir algo, pero tosí un poco de semen en su hombro. Entonces Uriel se dio cuenta de que estaba sufriendo espasmos por todo el cuerpo. En un principio se asustó, pero desvió la mirada a mi coño para descubrir que varias gotitas salían disparadas a cada espasmo. Estaba aún en mitad de un orgasmo múltiple.
Esperó a que me recuperar, y yo, cuando mi cuerpo estuvo preparado para aceptar más, empecé a reunir gota por gota la corrida de mi tío y metermela en la boca. Sentía mi barriga bien llena, y nada podía hacerme más feliz que eso.
- No puedo desperdiciar nada...
- ¿En serio estás bien...?- Me vio toser un poco más-. Te he hecho caso por el calentón del momento, pero debí suponer que no aguantarías tanto...
- Joder... estoy mejor que nunca. Bañada en tu leche y habiendo alcanzado el mismo punto que alcanzó Carol sin perder el conocimiento... ¡estoy muy contenta de mi misma!
- ... lo que digas.
- Si queréis os puedo ayudar a limpiar- escuchamos decir la voz de Carol desde la puerta abierta.
- No te preocupes Carol... ve a dormir, estamos bien.
- Sí, no te preocupes, ya lo limpio yo. Ve a dormir cielo, que hoy has trabajado mucho- seguí la frase de mi tío, sin dejar de buscar y comer gotitas desperdigadas por mi cuerpo de la corrida bestial de mi macho alfa.
Carol rió viendo la escena y asintió, abandonando la habitación.
- Oye.
- Dime- respondió Uriel.
- ¿Te ha... gustado, mi boca?
Uriel me acarició la mejilla viéndome con ternura.
- Tu cuello estaba muy apretado debido a tu tamaño, diferente al de Carol, y me hizo correrme enseguida. Además, los movimientos que hacías...- seguí mirándolo, expectante-. ...Sí, me ha gustado- se me iluminó la mirada-. Pero la próxima vez lo haremos con más calma y sin metertela entera. Debes acostumbrarte antes de hacer estas cosas poco a poco, o podríamos terminar haciéndote daño de verdad. ¿Vale?
"Uriel está pensando en un futuro juntos..." pensé, mirándolo con los ojos llorosos de felicidad.
- A propósito... vamos a tener que cambiar las sábanas. Y... fregar un poco el suelo.
Me di cuenta de que, tocase donde tocase de la cama, parecía que estaba empapado con mi última corrida. Suspiré. Iba a ser una noche laaarga.
((To be continued! :3))