Complejo de Electra

Una narraciòn verìdica de una relación incestuosa con mi hija.

Este episodio en mi vida, es un hecho real que ocurriò aproximadamente hace 5 años y quiero contarlo a raiz de haber leido algunos similares en esta pàgina y descubrir que este tabù, después de todo no es tan anormal como a mì me parecìa .

Soy un hombre casado, profesional, hoy de 47 años, de buena presencia, con una esposa tambièn profesional y una hija de 23 años, ya independiente que no vive con nosotros.

No sè como hilvanar esta historia porque el comienzo en sì mismo se pierde en el tiempo, pero en fin, tratarè de no enredarme en la confusión de recuerdos. Siempre llevè una vida normal , con los altibajos de todo matrimonio, con una hija que siempre estuvo muy pegada a nosotros y con la cual nos comentábamos casi todos los temas que nos iban ocurriendo. Silvana, desde pequeña fue una chica muy juguetona y alegre, gastàndonos continuamente bromas y chistes, tratándonos a veces como amigos y no como padre e hija.

Hubo una època creo que al cumplir ella 17 años que comenzò a observarme como me vestìa, que posturas tomaba y que decìa, me agradò esa atención que me brindaba y comenzamos a salir juntos, por ejemplo cuando ella querìa comprarse ropa y allì se iniciaron unos juegos que parecìan no propios de la relación padre-hija. En mi casa, siempre tuvimos la libertad los tres de estar en ropa interior sin ningún problema, no nos parecìa nada raro; mi esposa con pequeñas tangas y corpiño, mi hija igual y yo en slips, nunca usè ropa interior tipo boxer porque no me gusta, es màs, cuando veraneábamos fuera del pais, mi esposa siempre hacìa topples y en una de oportunidades fuemos con Silvana, aunque ella nunca se sacò el corpiño.

Notè como me observaba mi slip de baño, pequeño, de Lycra, aùn mas chico que los que se usan para natación, pensè naturalmente que al no haber tenido relaciones sexuales, le intrigaba el sexo opuesto, sin darle mayor importancia. Asì siguió todo, hasta que un dìa hallándome en nuestro hogar (vivimos en Argentina) , en momentos que estàbamos jugando con nuestro perrito, me tocò suavemente con su mano mi bulto, diciendo " Hoop ", como una broma para que yo me lleve mis manos protegiendo mi sexo ante un probable golpe, la postura que tomamos los hombres, corriéndome involuntariamente hacia atràs, como vì que se reia, me reì tambièn y me dijo, te asustaste no? Y sì, le contestè, tenè cuidado con eso.

Y ahì quedò, pero se fue repitiendo y quedò como algo normal en nuestros juegos, hasta que la mano, quedaba por breves segundos sobre mi pantalón; en otro momento, me tomò directamente con su mano, sin soltarme y me dijo pìcaramente, silbà, si no silbàs no te suelto, ese contacto mas largo me produjo cierto placer y confusión, se mezclo todo, mil rol de padre, como es que me estaba gustando que mi hija me tome mi pene , querìa silbar y a la vez me reia retardando el momento de hacerlo, hasta que lo hice y en ese momento realicè lo mismo sobre uno de sus pechos, tomándole un pezón sobre su remerita, ella se movía, reia, trataba de silbar pero no le salìa nada, diciéndome no sè silbar, vas a tener que aprender le contestè, hasta que le saliò una especie de silbido, eso durò mas o menos un minuto, y me dì cuenta que tenìa una leve erección. Salvò la situación la llegada de mi esposa y seguimos con otra cosa.

Cuando cumpliò 18 años comenzò a salir con un chico de su edad y aparentemente se llevaba bien, pero no terminaron esos juegos, iniciò otro, que consistìa que cuando yo estaba leyendo, venìa y se tiraba arriba mio, sentándose sobre mis piernas y abrazàndome, apretándome la cara sobre sus pechos, luego se iba riendo. Una tarde de un dìa sábado me pidió que la acompañase al Shopping ya que querìa ver vestidos para una fiesta, cuando salimos de casa, me dijo, poneme el brazo sobre los hombros como si fuera tu novia para ver que cara ponen los tipos cuando observen a un hombre maduro con una chica, le seguì la corriente y ella me tomò de la cintura, expresándome que no se imaginarìan que eramos padre e hija, me gustò la situación y continuamos.

En el shopping se probò un montòn de ropa y en un momento me pidió que le dè mi opinión sobre una prenda, un top laminado en dorado, bastante exiguo, le dije que otro negro me parecìa mas a tono con el pantalón que habìa elegido y ahì, en el probador se lo sacò, quedò con sus tetas al aire, frente a mì, tomò el otro se lo puso y ahì salì del pequeño lugar, bastante turbado, pero excitado. Silvana se habìa convertido en toda una mujer, es unos centímetros mas baja que yo mas , ya que mide aproximadamente 1,70, pechos medianos y una cola espectacular, con un cuerpo delgado, parecido al de su madre.

A la semana, en uno de sus juegos, cuando estaba acostado se vino sobre mì y sobre la sàbana me tomò el pene en forma mas intensa y prolongada que lo habitual, ahì me incorporè, la tomè de los hombros y la dì vuelta , colocándome semierguido sobre ella, y con una mano le bajè el corpiño y con la boca le mordì suavemente un pezón, y seguì con el otro, mientras Silvana hacìa como que se querìa salir de la posición, riéndose mientras me decìa que la estaba mordiendo fuerte, la soltè cuando note mi erección y que ya me estaba yendo del juego, ella se diò cuenta, observò el bulto formado abajo del slip y saliò de mi habitación sonriendo. Esto se repitió a la semana en el Living y terminò cuando sonò la campanilla del teléfono. Al mes siguiente, enero, alquilè una casa sobre la Costa de Buenos Aires y nos trasladamos los tres.

En un balneario cercano, tomamos una carpa y comenzaron los dìas de indolencia total, descansando y tomando sol. Silvana iba a bailar casi todas las noches y llegaba a la playa después del mediodìa, siendo invariable que me pidiera que le pasara bronceador sobre la espalda, se desabrochaba el corpiño y se quedaba quieta, pidiéndole que lo extendiera sobre su cola tambièn, eso me era chocante porque estaba mi esposa y generalmente le decìa que se lo pase ella, excepto una vez que estàbamos solos y accedì con mucha excitación a su pedido, fue un placer prohibido, acariciar esa cola dura y perfecta, con la tanga metida dentro, ya que era tipo cola less, abrìa un poco las piernas, notando como la poca tela se metìa dentro de los labios de la vagina y en esa posición le pasè suavemente mis dedos sobre ella, no hizo ningún movimiento y luego , pasando el protector sobre la cara interna de los muslos, se la volví a tocar, tambièn sin respuesta, terminè con las piernas y al regresar mi esposa, ya habìa finalizado, pero no podìa sacarme de la cabeza que le habìa tocado la conchita a Silvana y me habìa excitado y seguía excitado, por lo que pretestando que estaba con un poco de sueño, me fuì a casa.

Cuando lleguè me tirè sobre la cama, me saquè el slip y comencé a masturbarme pensando en lo que habìa pasado, acabè entre mis manos, quedándome dormido casi inmediatamente, hasta que escuche un ruido, abrì los ojos y vì a Silvana parada al costado de la cama, observándome; hice al ademàn de taparme con la sàbana, sonriendo torpemente, ella se acercò y comenzò con su juego, tocándome el pene, esta vez sin nada, se me parò inmediatamente, la tomè, la puse sobre la cama , le saquè el corpiño y le besè los pezones, los dos sin decir nada, sin mirarnos, asì estuve unos minutos, cuando me acostè de espaldas y le dije, venì sentate arriba mio, ella todavía con su tanga, se subiò y apoyò su vagina sobre mi pene, colocando sus manos sobre mi pecho, nos movìamos lentamente, con suavidad, mi erección era impresionante, le acariciaba sus pechos, sus pezones rosados, ella cerraba los ojos, hasta que de desanudè los dos costados de la tanguita y la tirè para delante, quedando desnudos los dos, sexo contra sexo, Silvana se movía màs y con una mano le toquè el clítoris, notando que estaba super mojada, su flujo me habìa bañado mi pene, pero no la querìa penetrar, querìa seguir asì, pero Silvana me mirò, me la agarrò y metió mi glande en su vagina mientras me decìa, " no te preocupes, no soy virgen y ya tengo un Diu ", eso me excitò mas y me dejè llevar, mi miembro se introdujo todo, siguiendo con movimientos mas fuertes, no podìa creerlo, me estaba cogiendo a mi hija y me gustaba, me sentìa muy depravado pero muy caliente, no cambiamos de posición, era como que ninguno de los dos querìa romper con nada ese momento, no nos besamos, solo caricias con las manos. No estuvimos mucho tiempo, habràn sido 10 minutos de penetración, cuando Silvana con suaves gemidos tuvo un prolongado orgasmo, yo podìa haber seguido pera esa visión de mi hija, acabando montada en mi miembro, sintiendo esa concha muy ajustada, muy suave, fue demasiado, la quise sacar, me lo impidió con su mano y la llene con mi semen, fue impresionante, no terminaba de vaciarme dentro de ella y ella tuvo otro orgasmo, diciendo que sentìa los chorritos de mi semen bien adentro de su concha.

Nos miramos sonriendo y le dije que se duchara porque podìa venir su madre y se iba a armar un despelote terrible, se parò y se fue al baño, pero volvió al instante y parada desnuda frente a mi , dijo, abriendo una de sus piernas, mirà tu leche papà como me sale de adentro y era verdad, un borbotòn de esperma blanco corrìa desde los labios de su concha, por la cara interna de un muslo, la toquè y con mis dedos la regresè adentro de la vagina, me volví a excitar, me parè, la agarrè de la mano y olvidando que mi esposa podìa volver, fuimos a la ducha juntos, abrì la canilla, la coloquè contra la pared, en donde apoyò las manos, tirando la cola para atràs y asì la penetrè nuevamente, moviéndonos febrilmente, hasta que se diò vuelta, levantò una de sus piernas, apoyándose con su piè sobre el borde de la bañera, se la metió dentro nuevamente, se abrazò por mi cuello y allì sì nos besamos, primero mi lengua dentro de la boca de ella y luego la lengua de ella dentro de la mia, creo que en ese instante tuvo otro orgasmo y yo el mìo, Silvana siguió besándome, chupàndome la barbilla y mi cuello, hasta que nos serenamos los dos, volví a la cordura y la dejè bañándose sola, me sequè, volví a la habitación y asì desnudo, feliz y preocupado me tirè en la cama, llegando Laura, mi esposa, exclamando, no seas burro, no estès en pelotas que Silvana se està bañando y te puede ver, por lo menos cerrà la puerta !.

Luego de esto, volvimos a Bs.As, pasaron los dias, con sonrisas cómplices, pero no hubo mas juegos, sì cuando podìa me daba un suave beso en los labios y cuando Laura no miraba, sacaba una teta y me la mostraba , como otro tipo de juego, pero esto tambièn se fue agotando, Silvana siguió afianzándose con su novio y volvimos lentamente a la relación anterior, sin repetir esa tarde de sexo, sin haber hablado nunca de lo que pasò, como si no hubiera sucedido y yo lo fui dejando de lado cada vez màs, hasta que leì los relatos de incesto y ahì revivì ese suceso y se me ocurriò contarlo por si a alguien le sirve y està en una situación similar.