Complaciendo a mi marido

Lo que empezó siendo una locura acabo siendo la mejor noche de mi vida.

Hola

Me hubiese gustado llamarme Natalia, pero desafortunadamente me pusieron otro nombre, así que me haré pasar por Natalia. No os voy a dar detalles sobre mi, no creo que sean necesarios, tampoco os diré donde vivo. Os diré que tengo 38 años, estatura media y una 95 de pecho. Tengo unos kilitos de más, no me considero guapa, soy una mujer del montón.

Me case joven, demasiado joven. Antes de casarme únicamente había tenido relaciones con un hombre, luego conocí al que es actualmente mi marido. No me arrepiento, no penséis que soy la típica mujer insatisfecha, que no puede hablar del sexo solo porque no ha experimentado lo suficiente.

Mi vida sexual transcurría con tranquilidad, no éramos hiperactivos pero era algo que cuidábamos, sabíamos de nuestras limitaciones pero nos divertíamos, lo pasábamos bien.

Por causas que no voy a explicar, pero que no tuvieron relación conmigo, mi marido sufrió una pequeña depresión. La pequeña depresión paso a ser mediana y acabo siendo grande. Cogió la baja en el trabajo y tenia citas periódicas con un psicólogo. Empezó a medicarse y con el tiempo empezó a dolerle la espalda y las cervicales.

Esto afecto a nuestra vida sexual, mi marido no conseguía tener erecciones y cuando las tenia eran muy cortitas, no daba tiempo a nada. Sinceramente era lo que menos me importaba, pero él se lo tomaba muy a la tremenda. Era frustrante cada vez que intentábamos algo porque su pene no le respondía. Era imposible cualquier tipo de penetración, así que lo intentaba era darle placer mediante el sexo oral, se la chupaba de formas distintas, a veces conseguía una breve erección pero no conseguía correrse.

Se sentía frustrado, se ponía a llorar y yo me sentía impotente. El sexo se convirtió en un tabú, pasábamos las noches abrazados, trataba de no excitarlo ni tocarle, porque sabia como íbamos acabar. Las pastillas tipo viagra no las podía tomar por su medicación.

Recuerdo un día que vine de trabajar y el estaba en la cocina esperándome para comer y me dijo que porque no tenia relaciones con otro hombre. Yo ni me plantee escucharlo, le dije que no pensara tanto, que era un problema que se solucionaría.

También recuerdo el segundo día que volvió a plantearme esto, pasaron unas dos semanas y volvió a decirme que porque no tenia relaciones con otro hombre. Yo le dije que se olvidase de eso, no quería tener sexo con otro nombre, no lo necesitaba.

Me compro un dildo, lo usaba conmigo pero yo me sentía un poco humillada, daba la sensación de que sino tenia sexo me iba a morir. Fue tan denigrante que hasta el se dio cuenta.

Aproximadamente seis meses más tarde, seis meses de abstinencia sexual, volvió a sacar el tema, y yo exploté, le dije que si me quería dejar que fuese valiente y no pusiese excusas. El me dijo que no me quería dejar, que estaba muy enamorado de mi pero que necesitaba como el aire que respiraba que yo me sintiese bien sexualmente. Le explique que yo no necesitaba del sexo para estar bien sexualmente, pero él ya se había montado su película y no podía hacerle ver que lo que exponía era una tontería.

Después de esa charla, me lo pedía cada dos días, después me lo pidió cada día, “por favor, hazlo por mi“, me decía. Yo le decía que no me apetecía tener sexo así, que quería el sexo con amor, que si tenia sexo así no lo iba a disfrutar y es mas me sentiría peor.

No entendía o no quería entender mis explicaciones y realmente agobiante tener que aguantarle cada día con la misma canción.

El malestar ya no era solo en la cama, ya era en el día a día. Así que le dije, que ya estaba harta, que el ganaba, si quería que tuviese sexo con otra persona lo tendría. Llego un punto que me dio igual como pudiese afectarle, si tenia sexo con otra persona y el mentalmente no pudiese soportarlo, que se jodiese.

Lo curioso es que cuando le dije que si, que adelante con su gilipollez de plan, el cambio radicalmente, volvió a ser una persona cariñosa, no volví a oírle con el temita y me sentía descansada después de los últimos dos meses.

Tuvimos dos semanas geniales, pero duro poco. Empezó a preguntar si había elegido a alguien para eso, yo le decía que no iba a tener sexo con un amigo, que era una locura. El me dijo que buscaría a la persona adecuada, realmente decía cosas sin pensar en mis sentimientos.

Se le ocurrió que lo mejor seria buscar en internet, dedicaba todo su tiempo a eso. Me dijo que lo mejor era buscar a alguien más joven o mas viejo, para así evitar cualquier tipo de enamoramiento por su parte. Yo tenia una rabia interna increíble, me sentía humillada.

Se venia al sofá con el portátil y se metía en el chat de terra, ponía un nombre de mujer y la edad y esperaba que los hombres saludasen, era como un juego para él.

Francamente a mi ya me daba igual, era lo que quería, pues ya esta, que demonios, si luego lloraba o no lo podía soportar que se jodiese y le diesen por culo.

Decidí que seria yo quien eligiese al hombre, dentro de los márgenes que había dicho mi marido. Al verdad es que un chat es aburridísimo, las oportunidades de echar un polvo son muchas, pero tampoco iba a elegir al primero que me lo propusiese.

Entraba un poquito cada noche, por momentos me lo pasaba bien, me sentía importante escogiendo a quien seria mi amante. Por un lado me atraía la juventud y el vigor de un jovencito y por otro la experiencia y el saber hacer de un maduro. Pero no tuve que elegir, el vino a mi.

Tenia 50 años, escribía bien, tenia esa pizca de maldad para saber que podría querer sexo conmigo aunque supiese que estaba casada.

Así que le dije a mi marido que ya había encontrado a la persona adecuada. Él se puso muy contento y empezó a avasallar con preguntas de cómo era el, de donde….yo le dije que ni sabia como era físicamente, pero que me atraía esa persona, por su forma de expresarse.

Le deje claro a mi marido que no buscaría el sexo, pero si surgía lo aprovecharía, que seria una única vez y que después de eso que si volvía con estas historias pediría el divorcio. A regañadientes pero acepto.

A la noche siguiente volví al chat y lo busque, era un habitual. Charlamos un poco y por fin le di el msn, cosa que el me había pedido desde el primer día pero yo me hacia la interesante y no se lo daba.

Una vez en el msn, pude ver una foto suya. No era un maduro atractivo, pero tampoco era feo, delgado, canoso. El me pidió una foto y se la pase, empezó a decir que era guapa, la suerte de mi marido, cosas así… tópicos.

Yo le explicaba que estaba casada, que estaba pasando un mal momento, en realidad no mentía, solo disimulaba la realidad.

Pasaron unas semanas y decidí que ya era tiempo suficiente para poder vernos, le insinúe que tenia ganas de ver una película y se ofreció rápidamente acompañarme. Decidimos ir a un cine un poco lejano a donde vivíamos para no tener la mala suerte de coincidir con alguien conocido, él acepto y se ocupó de buscar uno donde diesen la película.

Tengo que deciros que durante el tiempo que estuvimos hablando, teníamos alguna conversación ligeramente picante, pero que no iba a mas, le hablaba de mi vida sexual y el solía decir aquello de “ pues yo lo haría así..“ siempre me sonó muy fantasmal por su parte, dándoselas de un adonis de la vida, me tiraba los tejos siempre que podía, pero yo no le cortaba, le seguía la corriente.

Le comenté a mi marido que el sábado iría a verlo, que habíamos quedado en un cine. Él se mostraba ilusionado, casi cachondo si me apuráis. Me daba consejos y mas consejos, consejos que ni tan siquiera escuchaba, respondía a todo con un si.

Era el mes de junio. Me depile, me duche y después de pensar la ropa adecuada, elegí un pantalón vaquero y una blusa azul marina de botones, me puse ropa interior sexy, un tanguita negro y un sujetador también a juego y unos zapatos de tacón.

Durante el viaje pensaba que era una locura, estaba nerviosa, me sentía extraña. Habíamos quedado a las 8 de la tarde en la puerta del cine, la sesión empezaba a las 8:30. Le había dicho que mi marido pensaba que había salido con unas amigas.

Llegue, aparque y me fui hacia el cine, a lo lejos ya veía un hombre apoyado en la pared. Le di dos besos en la mejilla y me presente. No era nada atractivo, las fotos que vi. debían tener ya unos años, parecía mas viejo en persona, pero no me importó, pensé que no tenia ningún obligación hacia él.

Me dijo que estaba muy guapa y yo le di las gracias, ya había sacado las entradas y decidimos dar una vueltecita corta por los alrededores del cine.

Pude comprobar que era una persona muy extrovertida, muy espabilado y con las ideas muy claras. Fuimos para el cine y nos sentamos, eran butacas de estas donde el reposabrazos se levanta y el lo dejo levantado. Notaba a veces el contacto de su pierna contra la mía y eso me excitaba, me corría una calor interna tremenda. No hacia ningún gesto para separar mi pierna, porque en realidad me gustaba sentir ese contacto. Paso una media hora y note su mano como se apoyaba en mi muslo, sentí escalofríos y una sensación increíble, me sentía excitada. No le dije nada, ni tan siquiera hice gestos para apartar esa mano que tocaba mi muslo. Simplemente la tenia apoyada, ni acariciaba ni apretaba. No intentó nada mas, lo cual me dejo aliviada y mosqueada, me había agarrado un calentón para nada.

Al acabar la peli me propuso ir a tomar algo algún bar y le dije que si. Dios, necesitaba alcohol, necesitaba aliviarme. Entramos en un pequeño pub y me pedí vodka con naranjada, no recuerdo lo que tomaba él. Charlábamos como podíamos y me invito a otra copa, repetí y me volví a pedir lo mismo. Me sentía bien, con ganas de bailar, estábamos apoyados en la barra y aprovechaba cualquier canción para moverme un poquito. Él no se le veía muy cómodo con el baile, aprovechaba a veces para moverse torpemente conmigo y notaba a veces su mano en mi cadera.

Tengo que ser sincera y decir que tenia muchísimas ganas de echar un polvo, llevaba aproximadamente 8 meses sin tener sexo y aunque no me cansaba de repetir que no lo necesitaba, en esos momentos me sentía excitada, viva. Fui al baño y estaba tan excitada que sentada en la taza del vater me toque un poquito, no recordaba haber estado nunca tan húmeda.

Salí del baño y seguía bailando, no podíamos hablar mucho, porque la música estaba un poco alta. A él se le veía un poco aburrido así que le propuse que si quería que nos fuésemos, asintió con la cabeza y salimos fuera. Dimos un paseo y el aprovecho para pasarme el brazo por la espalda y dejarlo en mi cadera. Volví a sentir ese escalofrío del cine, pero no hice nada, me deje llevar.

Me pregunto si quería ir algún otro bar y le dije que si. Paseábamos por una calle, debían ser las doce de la noche. Entonces bajo su mano que estaba apoyada en mi cadera hasta mi culo, me lo apretó violentamente, yo le miré y él me dijo que no dijese nada. Me puso su dedo índice en mis labios para que no dijese nada. Seguimos andando, él me sobaba el culo, yo estaba poseída, muy excitada, con ganas de marcha, pero no quería que se notase.

Encontramos otro local y decidimos entrar un ratito. Estaba tensa, era un montón de sensaciones encontradas, me volví a pedir lo mismo, no tenia la cabeza para ser imaginativa pidiendo bebidas. Era un local con mesas altas y taburetes, habían como unas 25 personas, sonaba música, era un ambiente relajado. Me levante porque tenia ganas de bailar, me gustaba la música que ponían. Se levanto conmigo y no supe que hacer, era la primera vez que él pretendía bailar. Nos pusimos cara a cara y agarrados por las manos nos íbamos moviendo. Fue entonces cuando me beso, fue mas bien un pico, me pillo desprevenida, pero no hice nada. Me acariciaba el culo como quería, hacia todo lo que quería. Yo me dejaba llevar. Estuvimos como 45 minutos y luego salimos. Una vez en la calle me dijo:

“Llama a tu marido y dile que te quedas a dormir en casa de una amiga“ me dijo. Por un momento me dio un vuelco el corazón, decidí escribirle un sms a mi marido diciendo que me quedaba a dormir en casa de una amiga, que volvería por la mañana. Recibí respuesta y me ponía que lo pasara bien y que no me preocupase, que me quería.

“Vente a mi casa, mañana te traigo y recoges tu coche” me dijo. Yo asentí con la cabeza.

“¿Estas nerviosa?” me pregunto. Yo le hice una mueca y le dije que un poco.

“No preocupes, no pienses en nada, solo relájate” me dijo. Yo le hice una sonrisa un tanto forzada.

Me guío hasta su coche, un todoterreno y me monte decidía, presa de la excitación y del alcohol, no estaba calculando los riesgos.

Llegamos a su piso, un pisito pequeño, se notaba que vivía solo, no había ningún mueble conjuntado, no había cuadros, le faltaba el toque femenino. Me senté en el sofá y encendí la tele, no quería ver nada, pero estaba nerviosa. El vino con dos copas de vino, me ofreció una y me dijo:

“Se que tienes ganas de echar un polvo” me dijo.

“¿Como sabes eso si no me conoces? Le respondí.

“Lo sé, quiero que te dejes llevar, no te forzaré pero quiero que te relajes, es fundamental que lo hagas” siguió.

“Mira, no tengo claro que hago aquí, estoy nerviosa, no puedo estar relajada” conteste.

“Llevas toda la noche dejándote hacer, te he tocado, te he besado, te he dicho que le digas a tu marido que hoy no dormías allí, sabes perfectamente que haces aquí” me dijo.

“Mira, es un error” le dije.

“No es un error” me dijo.

Apagó la tele y dejamos las copas de vino casi llenas encima de la mesa. Me cogió la mano y me llevo a su habitación. Sentía que había cometido un error, pero mi cuerpo se negaba a entenderlo, me notaba excitada y con ganas de seguir. Seguía con mis pensamientos cuando estaba justo en frente al pie de su cama. Me hizo sentarme y me quito los zapatos. Me levantó y desabrochó mis pantalones, me los bajo y luego me los sacó. Me hizo girarme para contemplar mi culo.

“Como te resalta el culo con este tanga tan bonito” me dijo. Yo simplemente respondí con un gracias. Me bajó el tanguita y lo puso encima de la mesita de noche. Me dio la vuelta y me desabotono la blusa y seguidamente el sujetador.

Me succionó los pezones y jugueteo con su lengua, me sentía muy excitada, me deje llevar. Me volvió a sentar en la cama y se bajo los pantalones y los calzoncillos. Apareció su polla, no era excesivamente grande, tal vez como la de mi marido, pero si era muy gruesa. Estaba descapullada, no era bonita porque tenia una forma extraña, no muy grande, excesivamente gruesa. Se la sujeto y me la puso en la boca, yo hice para agarrarla pero me dijo que no la tocase, simplemente que la chupase. En la vida había chupado una polla así, siempre lo había hecho con mi marido tumbado en la cama y sujetándola.

Le lamia la polla por los lados mientras pensaba que no me iba a caber en la boca. Me dijo que me la metiese, volví a sujetarla con las manos y el me las quito de forma violenta. Me la metía lo que podía pero me entraban arcadas, me atragante y me levante buscando el baño que estaba dentro de la habitación, levante la taza del vater y empecé a escupir. Note su presencia tras mía y me sentó en la taza, acercó su polla a mi cara y me dijo que fuese despacito. Quería volver a usar las manos, pero en con un gesto me dijo que me estuviese quieta. La busqué con mi lengua y me la metí un poquito, chupe como pude, la verdad es reconozco que estuve muy mojigata, imagino que no le debió satisfacer mucho, al ratito me levanto y me llevo a la cama.

Me tumbo boca arriba y separo mis piernas, rápidamente supe lo que quería hacer y las flexione. Empezó acariciarme el clítoris, jugaba con sus dedos y me dijo “como se nota que lo estas pasando bien” Estaba muy húmeda, tremendamente excitada. Me estaba dando mucho gusto, cerré los ojos y me deje llevar. Tras unos diez minutos de placer me dijo que iba a buscar un condón, yo me quede en la misma postura. Estaba con los ojos cerrados cuando lo sentí encima de mi, busco mi boca y me beso, jugueteaba con mi lengua cuando sentí su polla dentro de mi, pese a lo lubricada que estaba me dolió, la apretó con dureza mientras seguía besándome. Se separo de mi y empezó a bombearme con dureza, me temblaba todo el cuerpo, mis tetas bailaban sin control.

“te gusta? zorra” me preguntaba, yo apenas podía articular palabra ante las envestidas de su polla. Pensé que se tendría que correr ya, no estaba habituada a este tipo de sexo, con mi marido era un sexo pausado. Paraba por instantes y me amasaba las tetas sin ningún tipo delicadeza, me succionaba los pezones y tiraba de ellos, sentía dolor, pero sentía mas placer.

Se separó de mi y se tumbó boca arriba y me dijo que subiese. Empecé a moverme mientras el se incorporaba para chuparme los pezones. Me basto muy poquito para que me viniese y me vino tan fuerte que no pude controlarme, gemí como no recuerdo haberlo hecho nunca, recuerdo haber lanzado un “siiiiii” muy sonoro que provocaron sus risas. Se incorporó mientras yo seguía cabalgando y me agarro las dos nalgas, deje de botar y hice movimientos en horizontal y en vertical, al poquito le oí como se le aceleraba la respiración y se corría dentro de mi.

Se fue al baño a limpiarse, luego fui yo, estaba escocida y necesitaba pasarme una toallita, también estaba algo sudada.

Regresé a la cama y nos tumbamos, el me paso el brazo por debajo de la cabeza y yo me acurruque en su pecho. Pensé que posiblemente ese hubiese sido el mejor polvo de mi vida, fue corto pero intenso a la par que tremendamente morboso.

Amanecimos los dos desnudos, me sentí por un momento un poco culpable por lo mal que le había chupado la polla la noche anterior, así que le toque la polla con mi mano y comprobé que estaba despierto. Recuerdo que le dije “te voy a compensar” o alguna frase similar. Le estuve pajeando con la mano hasta que la note completamente dura y sin pensármelo me acomode delante de el y empecé a chupársela, él me recogía el pelo. Pese a que no era muy grande no podía metérmela toda, no soy una experta en esto, pero notaba que lo hacia bien, le oía su respiración, sus gestos, me llamaba zorra, tal vez puta, pero me daba igual sinceramente. Se la chupe hasta que se corrió, aguante toda su leche en mi boca y me levante al baño, allí lo escupí, volví a la cama para terminar de limpiarle la polla, quedaban aun restos de semen, muy poquita cosa, me lo trague y con mi lengua se la deje limpita. Volví hacia el y recosté mi cabeza en su pecho. No recuerdo lo que me dijo, no tenia la cabeza para atender. Nos duchamos juntos en su ducha, era una ducha con mamparas, algo estrechita , notaba su polla rozándome el culo, notaba sus besos en mi cuello, sus manos pasando por encima de mis tetas y deteniéndose en mis pezones, sus dedos de la mano derecha buscando mi coño bajo un agua templada.

Desayunamos con las toallas puestas, me pregunto si volveríamos a repetir, le dije que posiblemente no, que necesitaba un polvo como el de ayer noche pero quería a mi marido y no quería hacerle daño. Él me respeto y lo comprendió. Me pidió el tanguita como recuerdo y yo se lo regale. Fuimos a la habitación y el quiso vestirme, me iba poniendo la ropa con delicadeza y tomándose su tiempo, terminando me palpar mis partes. Tuve ganas de volver a sacarle la leche, si él me lo hubiese pedido lo hubiese hecho gustosa. Una vez vestida, vi como él se vestía.

“echaras de menos esta polla, verdad” me dijo.

“ha sido una noche genial, me lo he pasado muy bien” le conteste.

“me miras con una cara de vicio, de zorra, que estoy seguro que te encantaría echar otro polvo antes de irte” dijo.

No me importó en ningún momento que me insultase, lo llegue a encontrar algo excitante. Le dije “uno rapidito, si te parece”

Se levantó, abrió la mesilla de noche y sacó un condón.

“como quieres hacerlo?”me pregunto.

Le llevé a la cocina y lo senté en una silla. Le baje los calzoncillos, me agaché y empecé a chupársela, como si fuese la última polla del planeta, le había cogido gusto a su polla, no conseguía metérmela entera, pero casi. Pasado el tiempo no me reconozco, me comporte como una puta viciosa, chupaba con ganas. Me quite los pantalones, la blusa y el sujetador, eso que con tanto cariño me puso, lo tire en el suelo. Le puse el condón y me senté encima. Con mis manos sujetas al respaldo de la silla empecé a botar, mis tetas estaban a la altura de su cara y con el movimiento le golpeaban la cara. Estoy segura que en algún momento le debí hacer daño. Él me sujetaba el culo y yo botaba como una fiera, con los ojos cerrados, sintiendo cosas que jamás había sentido.

Sentí como se iba a correr y aceleré, quería llegar al mismo tiempo que él. Le oí gemir y llamarme de todo, al poquito conseguí llegar y me vino otra vez muy fuerte, no me corté ni un pelo, me daba igual si había vecinos, grite de placer. Le mire la cara y vi su rostro un tanto desencajado, me seguía moviendo, no quería parar, pese a lo agotada que estaba. Me hubiese quedado horas con su polla dentro, disfrutando, al poco nos levantamos, el se fue al baño y yo me vestí.

Me acompaño a mi coche y nos despedimos. Estaba segura de que nos íbamos a volver a ver.

Al llegar a mi casa, le explique a mi marido que si, que había follado con ese hombre. Se levanto y me beso y me dio las gracias. Quiso saber detalles, pero se los negué, no quise fomentar sus obsesiones.

Su morbosidad fue a más y me pedía detalles, le contaba detalles, me dijo que porque no lo escribía en forma de relato y al final me decidí.

Fue una experiencia que nos ayudó a los dos, el poco a poco fue volviendo a su realidad y yo tuve una ración de sexo, que creía que no necesitaba, pero que sí, lo necesitaba y mucho. En cuanto a él, en un principio creía que lo volvería a ver, pero paso el tiempo y no quise continuar, lo borre del msn y di por acababa mi breve pero satisfactoria aventura.

Besos a todos