Complaciendo A Ana, Mi Ama.

Skarlet acude a una reunión de trabajo en casa de Ana, una de las gerentes de la empresa donde ambas trabajan. Allí, la conocerá mejor y descubrirá cosas nuevas de si misma. Relato lésbico con dominación "Light"

Complaciendo A Ana, Mi Ama.

Eran las 9 de la mañana de un sábado cuando salí de mi casa con rumbo a la casa de la señora Ana, la gerente de canales de atención al cliente de mi trabajo, con la finalidad de reunirnos y discutir un par de puntos sobre un plan de atención personalizada a todos los nuevos clientes que adquirían nuestros productos. Como coordinadora de calidad de la empresa tenía en mi poder diversas opiniones medidas a través de encuestas que se le han hecho a los clientes para que podamos hacer un plan de acción y así mantener la confianza y fidelidad de estos.

Sin embargo, ese día iba a suponer un gran cambio en mi vida.

Llegué rápido a su casa, ubicada en la parte alta de la urbanización de los Palos Grandes, en Caracas. Un vecino me dio la cola (ndr: expresión usada en Venezuela que significa "Me dio un aventón") y no había mucho tráfico, por lo que llegué mucho antes de lo pactado a casa de Ana. Era una hermosa quinta bastante grande, y la zona era una de las mejores de la ciudad, donde vive mucha gente con buenos ingresos. Toqué el timbre y salió ella personalmente a abrirme la puerta. Quedé un poco sorprendida al ver cómo me recibió vestida: una bata de baño de seda, de color azul eléctrico bastante brillante, unas sandalias tipo mula altísimas, y un maquillaje bastante marcado.

A pesar de la edad (40 años) Ana es una mujer blanca como la leche, y tiene un cuerpo que muchas de las mujeres en la oficina envidian a muerte. Es una mujer delgada, con un abdomen plano de gimnasio, una curvatura perfecta en su cintura, y unas caderas no muy anchas pero que en proporción le luce muy bien. Tiene un buen par de tetas que hipnotizan a más de un hombre, operadas según se ve debido a la forma y el tamaño. Su cola, bastante respingona y que se adivinaba bien firme, también se notaba que era obra de una buena cirugía, y en su rostro, que aparentaba mucha menos edad, se podía ver la obra de un buen cirujano también. Su piel se apreciaba cuidada, pero podía adivinarse su edad, sobre todo en las manos y pies, y a pesar de estar de esto, eran el delirio que cualquier fetichista de estas partes del cuerpo, preocupándose ella de llevarlas siempre bien cuidadas, con las uñas perfectamente cortadas, limadas y pintadas, en esta ocasión color azul a juego con su bata de baño. Las piernas se veían que estaban bonitas y moldeadas, aunque sin llegar a sobresalir tanto como otras partes de su cuerpo, pero sin duda sabía lucirlas de vez en cuando con unas faldas de infarto sin caer en lo vulgar. Como dije, su cara denotaba claramente la obra de un cirujano, pero eso no le restaba para nada una belleza bastante única a pesar de tener siempre una expresión de mujer dura. Su cabello negro azabache, liso y largo hasta la mitad de su cuello la coronaba muy bien.

-Buenos días Skarlet. -Me saludó, con un beso en la mejilla -llegaste bastante rápido.

-Hola Ana, buenos días, si, un vecino me trajo y no había tráfico por suerte. ¿No te molesto llegando a esta hora cierto?

-No mi niña, para nada . -Me respondió. -Mejor así. Tendremos más tiempo. Pasa adelante. -Me invitó a entrar, y yo con una amplia sonrisa lo hice. Pude notar que llevaba un delicioso perfume aplicado.

Entré por la puerta principal solo para constatar lo que dije en un principio: era una quinta enorme. Detrás de los muros que la rodeaban y protegían de la calle, había un amplio jardín que rodeaba a la casa, perfectamente cortado y muy verde. La quinta tenía dos pisos y de frente a la puerta de entrada toda la pared en el piso de abajo era un ventanal, por el cual entré para llegar a la sala principal. Todo estaba ordenado, perfectamente inmaculado, impecable.

-Vaya...- Le dije. -Tú y tu esposo deben tener bastante trabajo para mantener esta casa así de impecable.

-Oh cariño...eso se lo debo a la chica de limpieza. Yo estoy divorciada. -Me contestó.

-¿En serio? Lo siento, no tenía idea...- Le dije, apenada por mi imprudencia.

-No te preocupes cariño -Me dijo. -Es mejor así. Estoy en la flor de mi vida, así que puedo experimentar muchas cosas porque este cuerpecito todavía levanta pasiones y aguanta la pela . (Ndr: "aguantar la pela" es una frase que usamos en Venezuela para decir que aguanta bastante esfuerzo, aplicado en cualquier contexto)

-Jijiji -Solo me quedó reír nerviosamente por la forma en que dijo todo eso.

-Pero bueno mi amor, ven, vamos a ponernos al ruedo con lo del trabajo. -Me dijo.

Yo la verdad pensé que ella se vestiría para estar más cómoda, pero no lo hizo, se quedó con la bata de baño puesta, anudada a la cintura. Ella trajo su laptop a la sala y yo encendí la mía, sacándola primero del bolso que llevaba conmigo. Nos sentamos en la amplia sala de estar, frente a un enorme televisor plano de 80 pulgadas, el cual ella encendió para conectar su laptop, y nos pusimos manos a la obra.

La reunión se desenvolvió bastante bien, aunque se extendió muchísimo ya que cada vez que cubríamos un punto, aparecían dos más, pero todo fue amenizado por algunos tragos de vino que ella misma sirvió y lo que me hizo sentir más suelta y dada. A eso de las 12 del medio día el hambre nos invadió a ambas.

-Skarlet, pequeña, tengo hambre. ¿Tú no? Creo que este vino me abrió el apetito . -Me dijo.

-Si...la verdad a mí también -Le respondí.

-Vamos a la cocina, así despejamos la mente mientras nos hacemos algo de comer . -Me dijo, poniéndose de pie.

-Perfecto -Le dije, poniéndome también de pie y siguiéndola a la cocina.

No pude evitar notar su caminar mientras la seguía. Siempre de paso firme e imponente como en la oficina, y contoneando el culo para que los hombres babearan y las que la envidiaban se murieran de la envidia. De verdad que era una mujer madura bastante espectacular. Se que tenía dos hijos, pero ellos al parecer no estaban en la casa.

Llegamos a la cocina, bastante amplia y bien equipada. Ella abrió su nevera y comenzó a sacar algunas legumbres y hortalizas, mientras me daba indicaciones para que buscara algunos ingredientes en otras alacenas, cosa que hice rápidamente. Para hacer el cuento largo corto, cocinamos un arrocito y con milanesa de pollo y unos vegetales al vapor, junto con ensalada mixta. Lo comimos todo en el comedor que estaba en otra estancia conjunta a la cocina, y bebimos vino, mientras charlábamos de diversos temas, que se extendieron hasta después de haber terminado la comida.

-Y cuéntame niña, ¿ese cuerpazo tiene quien lo baile? -Me preguntó.

- Jajajaja no...la verdad no . -Le contesté.

- Niiiiña ¿y eso? ¿Con lo bella que eres y lo buena que estás? He visto en la oficina como muchos hombres se babean por ti.

-Terminé con mi novio hace dos meses...lo descubrí engañándome con otra... -Le respondí. Era cierto, lo había descubierto con otra y lo dejé. Y la verdad tenía esos dos meses sin ver acción, solo me concentré en mi trabajo. No quería saber nada de hombres, aunque la verdad, extrañaba muchísimo el sexo. Pero no quería revolcarme con ninguno aún.

-Increíble. Tienen a una diosa y buscan más. Típico de hombres -Dijo ella.

-Gracias por el halago -Le dije, sonrojándome un poco y tomando más vino.

- No es un halago que debas agradecer mi amor. Muchas mataríamos por tener el cuerpazo que tienes . -Me dijo. - Nada más mira esas lolas -Dijo refiriéndose a mis tetas -Tan grandes, tan firmes…mucha gente en la oficina tiene la apuesta de saber si son naturales o no. -Me dijo.

-Jiji si...son naturales . -Le dije entre risitas. La gente suele tener esa duda de mí.

-¡No te creo! -exclamó ella sorprendida -¡Es imposible! ¡Son demasiado grandes y firmes! ¿Cuánto te miden?

-105 centímetros. Copa DD. -Le dije.

-No puede ser...¡¡pero es que se te ven demasiado paradas!! Niña parece que te vas a ir de boca.

-Jajaja si...la gente siempre me dice eso. Pero me cuido haciendo mucho ejercicio para fortalecer el pecho, además de que en la ducha casi siempre antes de salir les dedico unos 5 minutos de agua fría para que se mantengan…si a eso le sumamos las cremas reafirmantes y demás...las cuido mucho, son mi gancho principal y mi mayor orgullo . -le dije.

- No lo dudo jejeje...aunque pensé que tu mayor gancho era ese culo que te gastas mi amor . -Me dijo.

- Bueno...ese es mi otro gancho la verdad jajaja.

-Y es que no lo dudo niña, eres perfecta, ese culo tuyo es perfecto, se ve generoso en carne, bien redondito y durito...¿haces bastante ejercicio cierto? Lo digo por las piernas que también las tienes bien moldeadas, y ese abdomen plano, esa cinturita...- Me siguió halagando. Pero debo reconocer que, aunque me gustaba sentirme halagada, me sentía algo incomoda. Esas palabras me indicaban que me tenía muy bien detallada. Si, entre mujeres nos detallamos más, somos competitivas, pero estos halagos de parte de ella no sabía cómo tomarlos.

- Si bueno, siempre al salir de trabajar hago ejercicios en el gimnasio al menos una hora. -Le dije -además en mi casa hago ejercicio también los fines de semana, o subo al Ávila, o juego tenis. -Le respondí (ndr: el Ávila es una montaña que queda en mi ciudad, de hecho, es una de las características principales de esta, es un parque nacional.)

-Me lo imaginé . -Me dijo - A tus 25 años aun tienes tiempo de encontrar a un hombre, yo te aconsejo que disfrutes tu vida.

- Tengo 35…- Le respondí

-¡¡¡NOOOOO!!! -Exclamó sorprendida. -¡¡¡Niña no puede ser que tengas 35!!!

- Si, si los tengo…- Le respondí.

-Pero...es imposible. ¡¡Tienes una apariencia de nena!! No es que estés vieja aun ni nada, que los 30 son una bella edad. Pero mi vida, aparentas 10 menos. De hecho, pensaba que tenías 20 pero por tu forma de ser más madura te calculé 25. Sin duda mi vida me tienes aquí muerta de la envidia.

-Jijiji Gracias por los halagos -Le dije, de nuevo entre risitas . -Tú también aparentas 10 años menos. -Le terminé de decir. La verdad nunca se me da bien responder a los halagos. No quiero sonar pedante, pero sé que soy linda y que estoy buena, no solo porque a diario los oigo de muchas personas, sino que no soy estúpida y se cuáles son mis armas. Pero siempre me quedo sin saber bien que contestar ante esto, porque es tanto que los oigo que sencillamente no sé qué decir cuando me los dicen. Si, es lindo que te digan que eres linda, y lo agradezco, en serio. Pero no se me da bien contestarlos.

-Si mi cielo, pero me gustaría serlo a lo natural como tú. Que yo si tuve que pasar por cirugías. -Me dijo, confirmando lo que era un secreto a la vista.

-Bueno, pero te ves joven igual, y muy bella. Tienes un cuerpo que causa envidia en muchas.

-Jajaja gracias por los halagos cariño…la verdad sí que me ha resultado, desde mi divorcio he tenido mis buenas aventuras...y espero que vengan algunas más...- Me respondió en tono pícaro, y lanzándome una mirada bastante extraña.

-Y seguro te llegarán…- Le dije. -¿Oye que te parece si te ayudo a lavar los platos y volvemos a la reunión?

- Oh querida, tranquila, yo los lavo rapidito. Ve adelantando el tema que propusiste, esa idea de seguimiento de clientes con inconvenientes de comunicación me gusta mucho . -Me dijo, levantándose de la mesa y recogiendo los platos. yo me levanté y la ayudé a recoger, para llevar todos los platos a la cocina y volver yo a la sala para ponerme manos a la obra.

Al volver frente al televisor, el mismo se encontraba apagado. Así que lo encendí, pero no sé a qué botón le di que se pasó de HDMI de computadora a HDMI de decodificador de cable, el cual estaba encendido y sintonizado en un canal porno, en el cual se veía a dos chicas en una escena lésbica. Ambas estaban haciendo una muy morbosa tijera, restregándose los bollos rudamente a punto de llegar al clímax. Ambas actrices tenían un cuerpazo exuberante, una era rubia de cabellos platinados, la otra de cabello negro azabache, como los míos y los de Ana. Estaban en un sofá aceitadas y moviéndose salvajemente. Me quede atontada viendo la escena, sin volumen, mientras un ligero ardor invadía mi cuerpo.

-Que rico se la pasan esas putas...- Oí la voz de Ana detrás de mí, lo que me sacó del extraño trance.

- Oh....Ana…yo…yo no sé qué botón toqué…y....- dije, nerviosa antes de ser interrumpida por Ana.

-Jajajaja tranquila mi amor...que eso no me desagrada para nada. La pornografía es algo que a todos les gusta, pero a la mayoría le cuesta admitir. -Me dijo.

-Jijijiji -Solo me salió una risita de respuesta.

-A mí me gusta. Me pongo cómoda y me relajo viendo porno. ¿Y a ti?

-Bueno…- No sabía cómo ella me había soltado ese bombazo tan privado con semejante facilidad. Y me sentí en cierta forma obligada a confesar que a veces veo porno. -La verdad si...a veces veo porno....

-¿A veces? Jajaja dime la verdad bobita…no pasa nada estamos entre amigas.

-Si, en serio...¿por qué? ¿Tengo cara de pajera? -Le pregunté intentando quedar en una posición más cómoda en esta loca conversación.

-Cara de súcubo es lo que tienes...las mujeres como tú no se hacen la paja, siempre tienen a alguien que se la haga.

-Si tú lo dices…en mi caso no es así. Desde que terminé con mi ex no he estado con nadie…dos meses sin nada de acción. -Le confesé.

-Ay mija…¿Y cómo haces? Yo estaría subiéndome por las paredes como loca.

-Como te dije, me enfoqué en mi trabajo y...

-Y por eso andas tensa. -Me interrumpió.

-¿Tensa? -Pregunté extrañada.

-Skarlet, se lo que es estar en verano. Te tensas por todo, tratas de enfocarte en otras cosas, pero no lo logras...hasta que te desahogas con un dedo y sea tuyo o de alguien más.

-Habla por ti... -Le dije -Yo estoy bien tranquila.

-No cariño...no lo estas. -Me dijo ella, caminando hacia mí. Puso una mano sobre mi hombro derecho y ejerció una presión suave, relajante. No pude evitar suspirar, se sintió rico . -¿Lo ves? Ahí tienes la prueba. Ese suspirito lo dice todo. Te gusto ese ligero apretón.

-S-si... -apenas logré asentir tartamudeando.

-Ven cariño. -Me dijo, mientras me guiaba agarrada por el mismo hombro hacia el sofá más amplio, de 4 puestos y me hacía sentarme en él, frente al televisor. -Siéntate, ponte cómoda. -Me dijo, para acto seguido ubicarse detrás de mí y del sillón. Me quitó el control remoto de la mano y le subió el volumen. Los gemidos de las actrices porno se oían fingidos, aunque relajantes e inmersivos.

Luego soltó el control a un lado de mí, para comenzar con una mano en cada hombro un muy delicioso masaje que me hacía respirar bastante hondo y relajarme al máximo mientras veía la porno. Solo se oían los gemidos de las chicas de la televisión en toda la sala, junto con mi respiración profunda. Y no pude evitar calentarme poco a poco.

-Ana...deberíamos terminar… -Le intenté decir. La verdad no quería que se detuviera, me estaba masajeando muy ricamente, manejando con una maestría impresionante sus manos.

-Shhh Skarlet....relájate...déjate llevar... -Me susurró al oído, gesto que hizo que la piel se me pusiera de gallina. No detuvo el masaje mientras yo seguía respirando profundamente, y comenzando a soltar gemiditos suaves y bajos pero que sé que ella percibió claramente, ya que sus manos comenzaban a recorrer mi espalda y mi cuello con suma confianza. -¿Ves? No es malo dejarse llevar… -Me susurró de nuevo al oído, haciéndome estremecer. No sé si por el vino o qué, pero me estaba excitando más y más. Ella lo notó, y metió una mano dentro de la blusita que llevaba, de color blanco, y debajo del sostén del mismo color, para agarrar mi teta derecha. Pude escandalizarme, pude detener todo. Pero no opuse nada de resistencia.

-Ana...¿Que...que haces? -Pregunté con la respiración entrecortada.

-Shhhh nena...tranquila. Lo estás gozando, se te nota. -Me dijo, mientras pasaba a amasar mi teta izquierda . -Tus pezones duritos hablan solitos y piden más....

-Yo...yo no soy lesbiana -Le dije.

-Yo tampoco mi amor...soy bisexual...las lesbianas son mujeres que solo lo hacen con mujeres. Las bisexuales lo hacen con hombres y mujeres....

-Tam....tampoco soy...e-eso... -Le respondí.

-Eso todavía no lo sabes Skarlet…¿nunca has tenido sexo con otra mujer?

-No....

-Pues niña, experiméntalo...vive la vida. -Me dijo para tomar mi rostro por mi mentón con su mano libre y plasmarme un profundo beso en la boca que me hizo temblar de excitación y que duro más de un minuto, durante el cual sentía su lengua jugueteando y recorriendo todo el interior de mi boca sin ningún pudor. Le correspondí al beso, no opuse nada de resistencia.

Al terminar de besarme me soltó la mandíbula y las tetas. Pasando sobre el espaldar del sofá con suma facilidad y elasticidad se ubicó delante de mí. Yo estaba ya con la blusa desarreglada por el magreo que ella le dio a mis tetas, bastante excitada y dada a cualquier cosa. Nunca antes me había siquiera imaginado a mí misma haciéndolo con otra mujer, pero en ese momento no iba a engañarme a mí misma, estaba con ganas, todo esto se sentía rico, y me estaba gustando. Ana se desanudó la bata de baño y la abrió de lado a lado para mí, sin quitársela del todo, pero mostrándome que debajo de ella solo se encontraba su cuerpo desnudo. Su cuquita estaba cubierta de una bien arreglada línea de vellitos cortos. Sus tetas operadas se erguían ante mi desafiantes. Su abdomen plano dejaba ver ligeramente los cuadros de gimnasio y lucía espectacular.

Ella estaba ahí ante mí con las manos apoyadas a cada lado de las caderas y las piernas semiabiertas. Yo no sabía muy bien que hacer, a pesar de que lo estaba disfrutando me sentía un poco cohibida. Se abalanzó sobre mí, apoyándose con sus rodillas a cada lado de mi rodeándome y sentándose en mis muslos. Sus tetas quedaron a la altura de mi cara, pero ella se inclinó un poco tomándome de la mandíbula de nuevo con mucha firmeza y me estampó otro profundo beso que me hizo temblar de placer y pasión una vez más hasta la punta de los dedos de mis pies aumentando mi excitación.

Por reflejo le agarré el culo y empecé a amasarlo, mientras ella soltaba mi cara sin dejar de meter su lengua en mi boca intercambiando su saliva conmigo en ese profundo y muy delicioso beso, para rasgar mi blusa y mi sostén con una gran facilidad y liberar mis tetas, las cuales quedaron respingonas ante ella. No les dio mucho tiempo de libertad, ya que casi inmediatamente comenzó a amasarlas con profundo deseo como si fueran pelotas antiestrés, centrándose bastante en jugar con mis pezones, pellizcándolos de vez en cuando lo que me hacía gemir un poco por la mezcla deliciosa del dolor y del placer que me hacía sentir. Separó sus labios de los míos, quedando ambas bocas conectadas por un muy morboso hilillo de babitas, aunque no separó mucho su rostro de mí.

-Vaya....sí que son naturales... -Me dijo refiriéndose a mis tetas, con una sonrisa pícara. Me lamió los labios de manera morbosa y bajó a mis tetas, metiéndose la izquierda primero en la boca, sin quitar su mirada lujuriosa de mis ojos. La forma en que me la chupó fue una verdadera delicia, ya que comenzó de forma suave y fue aumentando la fuerza e intensidad del chupete, hasta el punto en que me dejó varias marcas, para luego morder el pezón con deseo. Solo con ese trato a esa teta me sentí cerca del orgasmo, pero ella se detuvo, y me vio con una sonrisa maliciosa.

-¡¡No pares!! -le dije suplicante.

-No no no no nena...todavía no vas a acabar. -Me dijo en un tono bastante dominante. Realmente ella tenía el control de toda la situación. -Aquí el primer orgasmo será mío. Tú, gánate el tuyo haciendo que me venga.

-Pero....pero…¿cómo? -Le pregunté con cierto desespero. Nunca me habían mamado una teta de esa forma tan rica y quería más.

-Ya veremos pequeña. -Me dijo, caminando hacia uno de los sillones de la sala y sentándose en él, con el cuerpo inclinado hacia adelante y cruzando su pierna derecha sobre la izquierda. -Termina de desnudarte -Me ordenó.

Yo me puse de pie. Ya solo me quedaba quitarme el jean azul ajustado y la tanga de encaje blanca para quedar desnuda ante ella, así que procedí a desabrocharme el pantalón, pero ella me interrumpió -Coño Skarlet pero con razón te engañan con otras putas...mija ponle picardía, ponle sabor. Baila, muévete sensualmente…- Me dijo. Yo obedecí y comencé a moverme Lo más sensual que pude, meneando mis caderas de lado a lado mientras me bajaba el pantalón y la tanga al mismo tiempo, no sin antes sacarme los zapatos deportivos blancos que llevaba puesto quedándome únicamente en calcetines, de color blanco también.

-Mucho mejor…lánzame la tanguita y mira la peli que están pasando, dime que ves. -Me ordenó.

-Veo… -Le dije mientras me agachaba para agarrar la tanga de entre el jean y lanzársela, cayendo en sus manos. -Veo a una chica bailando para otra mujer y un hombre.

-Bien Skarlet... -Dijo, llevándose mi tanga a la nariz y oliéndola profundamente. Nunca me imaginé que existieran mujeres con esos gustos tan extraños. -¿Te sientes identificada con ella?

-No...no lo sé Ana....

-Baila para mí, niña...averígualo. -Me ordenó. No sé si era porque ella tiene mayor rango que yo o porque ella era mayor que yo, pero obedecerle era algo que sentía tan natural y correcto, además de bien y morboso, que obedecí, comencé a bailar para ella de la forma más sensual que pude a un ritmo lento. Los movimientos me salieron bastante fluidos, la verdad soy bailarina desde pequeña, y en muchas ocasiones bailé para mis novios y amantes ocasionales así que bailar no se me dificultaba en nada, a pesar de lo extraña para mí que era esta situación ya que lo hacía para otra mujer y no para un hombre. Ana seguía oliendo mi tanga con deseo mientras me veía con atención. Su rostro denotaba que disfrutaba el aroma de mi sexo de forma embriagadora.

-Ven aquí Skarlet. -Me ordenó, interrumpiendo unos 5 minutos de baile. Sin embargo cuando comencé a caminar me detuvo -¡Eh eh! No. Ponte en cuatro y ven a mi caminando así . -Me ordenó. Yo, excitadísima, obedecí, poniéndome a cuatro patas y gateando hacia ella. -Pero mira nada más que perrita tan obediente me acabo de levantar. (Ndr. Aquí en Venezuela cuando decimos "levantar" en este contexto, significa conquistar o cortejar con éxito).-Me dijo mientras yo seguí gateando hasta llegar a ella. Se inclinó y me tomó nuevamente por la mandíbula, un acto de más dominante y que había hecho desde el comienzo de todo. -Dime...¿ahora te identificas con la perrita de la peli porno? -Me preguntó mientas me hacía ver a la pantalla nuevamente. La chica caminaba a cuatro patas para la pareja, y les besaba los zapatos al llegar hasta ellos. Y la verdad me identifiqué por completo, a juzgar por el cosquilleo que sentí en mi estómago y en mis partes.

-Si....si.....me siento plenamente identificada… -dije con la voz entrecortada por la excitación.

-Muy bien nena -Me dijo, soltándome y recostándose del espaldar del sillón. -Quítame el tacón con la boquita y adora mi pie. El pie de tu reina. -Me ordenó ofreciéndome el pie que colgaba de su pierna cruzada.

Yo obedecí, y con mi boca tomé el calzado por la punta de la forma más sensual que pude y lo llevé al piso con cuidado, para luego subir nuevamente la cabeza hasta su pie desnudo. Era un punto donde se le notaba la edad, pero eso, como dije antes, no quería decir que estuvieran feos o asquerosos, al contrario, sus pies tenían una forma bastante bonita, con un arco bastante pronunciado y la piel, al rozarla por vez primera con mis labios, la noté bastante suave. Esta práctica me hizo sentir humillada, pero esta humillación me estaba excitando muchísimo y me esmeré en besarle los pies a “mi reina”. Besé primero el empeine, luego la cara interna del pie. Besé el arco y la planta...y a los segundos caí en cuenta que no solo lo besaba, sino que se lo lamía con deseo. Ella iba guiando su pie por mi cara, llenándome de mis babas todo el rostro mientras yo lamía y chupaba con amor y deseo, el empeine, la planta, el talón, el tobillo...me metió los dedos, que se notaban perfectos y bien formados, en la boca, primero fui uno por uno, que los chupé con dulzura y devoción, y luego todos de una vez. Intercalé las lamidas y los chupetones con suaves mordisquitos a lo largo de los laterales del pie y la misma planta, especialmente en el arco, que era la zona que más gemidos de placer le arrancaba. De vez en cuando veía su rostro, se veía que lo estaba disfrutando mucho, y de alguna manera la veía con un aura de superioridad innegable.

Luego de unos minutos cambió de pie, descruzando las piernas y volviéndolas a cruzar pero ahora con la otra pierna por encima, y me ofreció el pie que faltaba por atender. Repetí el ritual de adoración, quitándole el tacón de la misma manera que con el anterior, y repetí todo el procedimiento. A juzgar por la expresión en su cara, ella estaba en el séptimo cielo mientras yo babeaba sus pies. Y verla así me hizo sentir tan plena, tan realizada, que por un momento no quise que ese momento acabara. Quería vivir y morir ahí, en sus pies.

Pero todos esos momentos de plenitud tienen un final. Este llegó en el momento en que ella hábilmente me empujó con su pie para apartarme, apoyándolo en mi frente. Descruzó las piernas, abriéndolas y dejando su cuca a la vista. Se veía brillante por la humedad que manaba de ella, y nunca me imaginé que esa visión se me haría apetitosa, tanto que me relamí los labios, y me abalancé sobre ella, pero Ana me frenó colocando su pie derecho en mi cara, cerrando ambas piernas primero.

-No. -Me dijo. -aún debes ganarte el derecho de mamármela Skarlet.

-¿Y qué debo hacer para ganarme el derecho? -Le pregunté. Ya no iba a engañarme a mí misma. Quería esa cuca. Estaba demasiado excitada para andar con tonterías, la deseaba y quería tenerla.

-Bueno....sentemos las bases de lo que aquí pasa . -Me dijo. -Te has comportado muy bien. Pero espero más. Ya te habrás dado cuenta que me gusta tener el control y el dominio, y quiero tenerlo de ti. Se que ya lo conseguí, pero quiero oírlo de tu dulce boquita mi amor.

-Tienes el control y el dominio de mi -Le dije casi interrumpiéndola. Estaba muy excitada y sus palabras por alguna razón me mantenían así, pero deseaba seguir explorando más.

-No, no me gusta como lo dices. Pero tranquila, soy una mujer paciente para algunas cosas...de momento pongamos las reglas. Primero: toda acción tiene una consecuencia. Si tus acciones me placen, te premio. Si tus acciones me disgustan, te castigo. ¿Entiendes?

-Si, acepto -Le contesté. Alzó uno de sus pies y me dio un ligero golpecito con él en la frente. Mas que dolor, me causó humillación. Y por supuesto, me gustó.

-No te pregunté si aceptas. Eso poco me importa, ya estás a mis pies y me importa poco si aceptas o si te gusta algo. Yo contigo hago lo que quiero y te pregunté si entendiste.

-Si, entendí. -Le respondí. Esa actitud de dominante me encantaba cada vez más y más.

-Perfecto. Segundo: No debería ni decirlo, pero por si acaso tu cerebro no es tan grande como tus tetas lo diré igual. En esta relación se hace lo que yo quiero, cuando yo quiero, como yo quiero, donde yo quiero. ¿Entiendes?

-Si, entiendo. -Respondí. Todo esto era nuevo para mí. Y cada palabra era una punzada ardiente en mi estómago, mis genitales, y mi corazón.

-Muy bien. Tercero: hay un código de respeto. Tu no me tutearás más. Para ti soy señorita Ana. O Ama, según sea el sitio donde estemos. Se que mucha gente se escandalizaría por el concepto, así como se también que sabrás como llamarme en determinado momento. Si no me siento complacida, recuerda el primer punto...¿Entiendes mi tetoncita boba?

-Siiiii entiendo Ama. -Le dije. Sabía bien que esperaba resultados de esta charla e iba a demostrarle que los estaba consiguiendo.

-Perfecto. -Me dijo complacida, y abrió sus piernas nuevamente. -Ven, aquí esta tu premio perrita.

Me dirigí hacia ella, quedando de rodillas entre sus piernas. A medida que me acercaba sentía el olor natural de su cuca, y lejos de asquearme, se me hizo delicioso lo que le sorprendía mucho de mí. Ella estaba bastante húmeda, y a medida que acercaba mi rostro el olor se iba haciendo más fuerte, más penetrante, y más rico. Cuando mi boca tuvo contacto con la piel de su cuquita pude sentir el sabor de ella. Para ser la primera vez que probaba cuca ajena, el sabor no me desagradó para nada, al contrario, me encantó. Siempre que he tenido sexo he probado el sabor de la mía directamente de la verga o de los dedos míos o de mi pareja. Pero probarlo directamente de la fuente y encima de otra mujer, era otro nivel. Así de sencillo.

Hundí ligeramente mi cara en su vulva, y comencé a chupar sus labios mayores, que estaban dispuestos hacia afuera. Su clítoris estaba asomado del todo esperando por atención, así que se la di con el roce de mi nariz, que lo estimulaba con el movimiento de mi cara. Pude oír los jadeos de Ana lo que me indicaba que estaba haciendo muy bien mi trabajo, por lo que aumenté la intensidad del oral que le estaba haciendo, pasando de chupar sus labios mayores a darle un buen beso francés, metiendo mi lengua en ese rico agujero del cual manaban cada vez más y más jugos que me sabían a durazno. Una delicia sin duda para mi paladar.

No dejé de mover mi cara, para no desatender su clítoris que seguía siendo atacado por mi nariz, y luego, unos minutos después, por mí misma boca, ya que intercalé el beso francés que le estaba dando con una buena mamada de clítoris, así como también se lo lamí con distintas intensidades, siendo una de las más efectivas mover la lengua arriba y abajo tan rápido como una serpiente.

Y ahí estaba yo, desnuda y de rodillas entre las piernas de Ana, dando lo mejor de mi para ofrecerle el mejor placer que pude. Ella se tocaba las tetas con deseo, pellizcando sus propios pezones, por lo que pensé que quizás sería buena idea subir hacia esas dos hermosas masas y atenderlas con mi boca, pero ella lo impidió al sentir que me separaba de su vulva encharcada, metiendo una mano en mi cabellera y forzándome a quedarme allí un rato más, que no fue muy largo ya que ella volvió a subir su mano para atender sus tetas junto con la otra que no descuidaba esos enormes pechos.

Yo estaba excitadísima, así que con una mano comencé a sobarme el clítoris con furia. Y no sé muy bien como lo notó, supongo que fue al sentir mi respiración entrecortada por la excitación de estar cerca de un orgasmo, lo que la hizo darse cuenta de que me estaba sobando el clítoris con deseo, por lo que ella volvió a tomarme por el cabello y con furia me separó de su sexo, echando mi cuerpo hacia atrás para hacerme quedar casi sentada en el piso aunque aún de rodillas con las piernas bien abiertas.

-¿Qué crees que haces? -Me preguntó, con una voz bastante autoritaria aunque excitada.

-L-le mamo la cu...cuca Ama. -Le respondí dudosa, sin saber muy bien si era la respuesta que ella quería oír.

-No zorra, con tu mano en tu cuca, ¿qué haces?

-Me....me masturbo Ama.

-¿Con permiso de quién? -Me preguntó. Caí en cuenta de mi fallo. Aunque no sabía que debía pedirle permiso, pero me daba miedo decírselo. Por alguna razón temía contrariarla o decepcionarla. -Ok. Te lo dije hace rato, debes hacerme acabar a mi primero si quieres un orgasmo tu. Esa es la regla número cuatro, pequeña. Mi placer va primero. ¿Entendido?

-Si Ama. Perdóneme yo... -Intenté excusarme pero ella me interrumpió, manejándome con mucha maestría con su mano en mi cabello, haciéndome dar la vuelta con ella quedando ubicada a mis espaldas. Se puso de pie y me hizo inclinarme hacia atrás, apoyando mi cabeza en el sofá y haciéndome quedar debajo de sus piernas. Mis enormes tetas quedaban expuestas y ofrecidas obscenamente en esta posición, al igual que mi cuca, que rozaba el piso ya que estaba aun de rodillas. Sin soltarme el cabello para mantenerme allí, comenzó a agacharse sobre mi cara para hacerme un "facesitting".

Al terminar de apoyarse sentí el peso de su cuerpo aplastando mi cara, aunque no se apoyó del todo. Mi nariz quedo metida entre sus nalgas, más específicamente en su agujerito anal. Su vulva quedó en mi boca, por lo que instintivamente comencé a comérmela con deseo, metiendo y sacando mi lengua con deseo, y chupando lo mejor que podía.

Ella soltó mi cabello e inclinando y agachando su torso un poco hacia adelante, tomó mis tetas con ambas manos y comenzó a amasarlas a discreción, sin ningún tipo de piedad. Mis parejas han jugado bastante con mis tetas en el pasado, sin embargo Ana me las trataba de una forma que se sentía bastante diferente a todo lo que me hicieron antes. Su forma de magrearlas era ruda y firme, segura de que esas tetas eran de su propiedad, las amasaba con una intensidad única, y jugaba con mis pezones como le daba la gana, pellizcándolos deliciosamente la mayoría de las veces, lo que me dolía, pero era más lo que me excitaba que el sufrimiento.

A los pocos minutos sus gemidos inundaron la sala por completo. Ella comenzó a restregarme su cuca empapada por toda la cara meneando sus caderas con mucha intensidad y deseo, hasta que sentí como empezaba a temblar, con sus gemidos siendo cada vez más fuertes y descontrolados. Alzó su cuerpo de mi cara soltando mis tetas y empezando a frotarse su clítoris y vulva usando cuatro dedos de una mano mientras con la otra se apretujaba una teta, y entre temblores y gemidos ella comenzó a eyacular abundantemente en mi cara, aunque la abundancia de flujo vaginal fue tal, que terminó bañando también mis tetas, mis muslos, e incluso el piso y el sofá. He visto squirts en películas porno antes, pero nunca me imaginé que fueran reales aquellos que se asemejaban al que estaba viendo en ese momento en primera fila.

Luego de unos segundos que se me hicieron algo largos, ella se sentó del todo en el sofá en el que yo estaba apoyada, quedando mi cabeza entre sus piernas. Ella respiraba con dificultad, y aun se le notaban ligeros temblores que poco a poco iban desapareciendo. Yo no sabía bien que hacer, por lo que me quedé allí esperando instrucciones, muy muy excitada.

Ella comenzó a reír ligeramente mientras estaba recostada sobre el espaldar del sofá. Unos segundos más tarde y sin dejar de sonreír, se incorporó del todo, y me pasó una mano por la cara, esparciendo bien sus jugos por todo mi rostro. Yo estaba abandonada a la excitación, deseosa de seguir. Ella se puso de pie y con un gesto de su mano señaló el piso, donde habían pequeños charquitos de su corrida. Entendí lo que deseaba así que también me incorporé, poniéndome a cuatro patas de nuevo y empecé a lamer del piso todo el jugo. Ella iba marcando con la punta de sus pies cada charquito que me quedaba por lamer, hasta que no quedó ninguno.

-Eso estuvo rico querida…- Me dijo.

-Gracias Ama, me encantó darle todo ese placer -Le respondí aun estando a cuatro patas.

-Ve detrás de la cocina, allí encontraras un tobo, un haragán y un coleto. Búscalos y limpia el piso, no lo quiero sucio de tus babas ni de mis jugos . -Me ordenó, sentándose en otro sofá. Yo obedecí y fui corriendo a donde me dijo.

No fue difícil ubicar los utensilios, llené el tobo de agua y le puse un poco de limpiador de pisos olor a pino. Volví y comencé a limpiar bajo la atenta mirada de ella, quién de vez en cuando veía por unos segundos el televisor y los videos porno que allí pasaban. Yo, muy metida en mi papel de sumisa, sirvienta, cachifa, esclava, o lo que fuera, no solo me limité a limpiar la zona donde habíamos estado, sino que limpié el piso de toda la sala. Me nació hacerlo para ella.

-Que bien quedó todo...- Me dijo cuando terminé, poniéndose a mi lado y viendo toda la sala cuyo piso lucía reluciente -Estoy complacida...ven, vamos a darte tu premio. -me terminó de decir, tomándome de nuevo por el cabello y poniéndome una vez más a cuatro patas. Sin soltarme, me guió caminando hacia el segundo piso, yendo yo en todo momento como su perrita fiel. Entramos en una amplia habitación que supuse era la de ella, y luego al baño de ese mismo cuarto. Era un baño bastante amplio y bonito, con cerámicas verdes en la pared y un verde más oscuro en el piso. En una esquina había una amplia bañera con varias llaves y varios chorros, y a un lado de esta bañera estaba la ducha con paredes de vidrio. Del lado de la puerta estaban la poceta y el bidé, también de color verde aunque un verde más claro que el de las paredes. Y al lado de estos, el lavamanos del mismo color.

Ana me dirigió hacia la ducha, donde me hizo ponerme de pie, y me agarró por la cintura, haciendo que nuestros cuerpos quedaran pegados. Me vio a los ojos con mirada lujuriosa, y sin ninguna contemplación me dio un profundo beso, metiendo su lengua en mi boca. Yo le correspondí, perdida en un extraño éxtasis de pasión y lujuria desenfrenados. Estuvimos un buen rato así hasta que ella se separó de mí, y me hizo dar la vuelta y apoyarme contra uno de los vidrios. Abrió una de las llaves de la ducha y comenzó a caer agua sobre nuestros cuerpos.

Ella comenzó a manosearme el culo son ningún tipo de pudor. Al igual que hizo con mis tetas abajo en la sala, manoseaba con firmeza y decisión, como si fuera dueña de toda esa carne, y bueno, realmente lo era, porque me sentía suya. Era suya. Dio un par de nalgadas que me tomaron por sorpresa, haciendo que todo mi cuerpo respingara en reflejo y sacándome un par de gemiditos. Ella sonrió y me hizo abrir las piernas. Mis tetas estaban apoyadas contra el vidrio (apuesto que la vista desde el otro lado era digna de una película porno) así que en ningún momento perdí equilibrio. Ella se agachó detrás de mí y abrió mis nalgas para dejar al descubierto mi agujerito anal.

Al verlo, lo contempló un par de segundos, mientras el agua que caía en mi espalda escurría por ahí. Aún así en un gesto de dominio, me escupió el agujerito anal, para tomar de un muro dispuesto dentro de la ducha un plug y metérmelo allí. No había hecho sexo anal antes, por lo que esto me tomó por sorpresa, pero el nivel de calentura estaba tan elevado, que no me importó en lo más mínimo. Yo era de ella y podía hacer lo que quisiera conmigo. Tuvo que forzar un poco el plug, pero a los pocos segundos mi ano cedió a los deseos de ella y el plug terminó de entrar. Era metálico, de base circular y pequeño, aunque esto no evitaba que sintiera una extraña sensación de incomodidad mezclada con mucho, mucho placer.

Una vez mi culo estuvo ensartado, ella se puso de pie y me dio media vuelta para quedar de frente a ella, con las piernas abiertas. Llevó su mano derecha a mi cuca, para sobar mi clítoris suavemente, su mano izquierda a mi teta derecha para amasarla con gusto y su rostro a mi teta izquierda, para chuparla y lamerla con hambre y lujuria. Todos estos estímulos fueron incrementando su intensidad hasta que me tuvo gimiendo incontrolablemente de placer durante un buen rato, acercándome al orgasmo.

Sin embargo, ella interrumpió este trato para tomarme de nuevo por el cabello, y hacerme acostar en el piso de la ducha.  Ella se sentó ante mí con las piernas abiertas, me hizo abrir las mías tomándome por los tobillos y acercándome a ella con fuerza hasta que nuestras cucas quedaron pegadas en un beso vaginal, de forma que quedamos en unas ricas tijeras. Ella comenzó a mover sus caderas de forma que su vulva se restregara contra la mía, y yo Instintivamente empecé a moverme también, para que el roce fuera mucho más intenso.

Estuvimos así unos minutos, con el agua de la regadera cayéndonos encima, nuestras cucas restregándose la una contra la otra, y ella jugando con uno de sus pies en mis tetas alternando este jugueteo con otro pero en mi cara, aumentando mi humillación, y así también mi excitación. Fue cuestión de poco tiempo para que yo, entre gemidos y fuertes temblores corporales, explotara en un brutal orgasmo que me dejo atontada ahí en el piso temblando durante unos segundos más.

Ana aprovechó mi estado catatónico para agacharse sobre mi rostro, con su cuca a escasos centímetros de mi cara, y pajeándose durante unos segundos, volvió a acabar, embarrándome la cara de juguito vaginal una vez más, aunque esta vez no fue tan abundante como hacía un rato en la sala.

Al minuto de ella correrse, se puso de pie y me ayudó a levantarme, para acto seguido terminar de ducharnos juntas. No nos dijimos ni una sola palabra, solo nos enjabonamos la una a la otra, tallándonos las espaldas de forma tierna. Duramos alrededor de una hora allí en la ducha acicalándonos para luego salir de allí y secar nuestros cuerpos a conciencia.

Salimos del baño y bajamos a la sala, desnudas, donde nos vestimos, ella con su bata de baño, y yo con la ropa que había llevado puesta. Cuando tomé mi tanga, ella me la quitó de las manos -No no, nena. Esto me lo quedaré, como mi trofeo . -me dijo. Yo accedí a su deseo, colocándome el jean "a rueda libre" como decimos por aquí para referirnos a no llevar ropa íntima puesta.

-Mira la hora Skarlet, es tarde . -Me dijo ella. Todo esto que vivimos juntas me pareció corto, pero vi que eran casi las 4 de la tarde -Ve a tu casa. Trabaja en la presentación. Ya después nos reuniremos para tocar otros puntos de interés…mutuo.

-Si Ama, como ordene. -Le contesté. Debo admitirlo, el llamarla así me gustaba.

Recogimos todo y ella me acompañó a la puerta de su casa, abriéndola para mí. No había tráfico de carros y se veía sola la calle, por lo que a modo de despedida le di un beso en la boca, el cual ella correspondió. Una vez del lado de la calle ella me detuvo.

-Skarlet, espera, ¿No olvidas algo?

-Mmmm no…no lo se Ama. -Le respondí dubitativa.

-El plug niña, lo tienes aún en tu culo. -Me recordó.

-Uy si, cierto, déjeme ir rapidito al baño y se lo doy… -Le dije mientras hacía un ademán de entrar de nuevo a la casa, pero ella me detuvo.

-No niña. Bájate los pantalones y sácatelo aquí mismo y me lo das. -Me ordenó.

-Pero...p.…pero...Ama estamos…e-estamos en la calle -le dije nerviosa.

-Aja, ¿Y?

-¿Y si me ven? -Pregunté nerviosa.

-Que te vean, no me importa. ¿Olvidaste la segunda regla?

-¿L-la...la segunda regla? -Pegunté nerviosísima.

-Se hace lo que yo quiero, cuando yo quiero, como yo quiero, donde yo quiero. -Me dijo sin vacilar.

-Yo...Ama...yo...- Intenté decir algo, pero no sabía bien que.

-Skarlet, quinta regla: No me agotes la paciencia. -Me dijo con tono amenazador. Me dio miedo no tanto por que pudiera castigarme, sino porque eso sonó más a "Si me ostinas te dejo". Y si, sé que esto apenas era algo de un día, pero por alguna razón, y llámenme loca, me sentía tan suya, tan entregada a ella, que me daba miedo que me dejara. Así que me desabroché el jean rápidamente y me lo bajé hasta las rodillas para llevar una de mis manos a mi culo y sacarme el plug, con mucho, mucho cuidado. Ella mientras yo intentaba sacar el juguete de mi ano, con uno de sus pies me bajó los jeans hasta los tobillos, mientras me lanzaba una mirada sádica y maliciosa. Una vez saqué el plug, se lo ofrecí . -No zorrita estúpida. Está sucio y yo te lo puse limpio. Dámelo limpio. -Me ordenó. No supe bien que hacer, por lo que ella me lo quitó de la mano y lo llevó a mi boca, la cual abrí instintivamente para recibir el juguete y chuparlo, limpiándolo con mi boca. No es que haya salido sucio ni nada (si me entienden lo que quiero decir), pero ella deseaba que quitara la esencia de mi culo del juguete.

Esto me excitó sobremanera, y me dejó hipnotizada a tal punto que había olvidado que tenía los pantalones abajo. Un carro con tres personas adentro comenzó a tocar corneta al verme con el culo al aire, gritándome frases que no llegue a entender, pero cuyo escándalo me devolvió a la realidad. Ana reía divertida y complacida. -Súbete los pantalones putita, nos reuniremos después -Me dijo, para sacarme el plug de la boca y darse media vuelta, cerrándome la puerta en la cara.

Rápidamente me subí y abroché los pantalones, el carro ya se había alejado, y no se veía ningún otro cerca, ni ningún transeúnte. Me puse en marcha a mi casa, con un profundo deseo de repetir otra reunión para seguir Complaciendo A Ana, Mi Ama.

Fin…?

Como siempre, muchísimas gracias por leerme. Espero que este relato sea del agrado de todos los que le hayan dedicado tiempo para llegar al final del mismo. Cualquier comentario o duda sobre el relato pueden dejármelo en el apartado de los comentarios de la página o también vía correo electrónico skarletpricet@yahoo.es

Besitos.