Compartiendo piso (2)

Después de la noche entre Miguel y Alex, Rafa entra en juego y viaja con Miguel a Málaga en viaje de trabajo

COMPARTIENDO PISO (2)

A la mañana siguiente, me encontré con Enrique en la cocina. Se estaba preparando el desayuno y al verme me dijo:

  • Vaya parece que eres un semental

  • Quéeeee?, le contesté yo

  • Lo digo por tus calzoncillos que hay en la ropa sucia, joder nunca había visto unos calzoncillos tan lefados

Me puse colorado, y le contesté – sí, es que hacía mucho tiempo que no me pajeaba.

Él me miró y dejó escapar una sonrisa un tanto malévola.

  • Tranquilo Miguel, que yo también sé lo que es pasar hambre. Bueno, te dejo que llego tarde, me espera la jefa y ya sabes que con ella no se puede ir con tonterías.

  • Vete tranquilo que yo enseguida estaré allí.

Rafa, salió y se fue al trabajo, yo me quedé un tanto inquieto, pues no me imaginaba que Rafa descubriera mi secreto, eso sería horrible. Me duché rápidamente y salí hacia el trabajo. Llegué a la hora, pues aunque no tenía reunión con la jefa, no quería hacerme notar llegando tarde.

Durante las horas de trabajo una de las secretarias de la jefa, me dijo que ella quería hablar conmigo, eso me puso nervioso y empecé a preocuparme. Fui al baño, me eché algo de agua por la cara y me presente en despacho de la jefa.

  • Hola, puedo pasar?

  • Sí Miguel, pasa un momento, necesito decirte algo

  • Lo que usted diga

Entré en el despacho y me senté en la silla que ella me indicó, después de los saludos y las preguntas sin importancia, me soltó:

– Tendrías algún inconveniente en viajar este fin de semana a Málaga?

La pregunta me dejo un poco desconcertado, pero supe reaccionar y contesté

  • Para nada

  • Me alegro, me dijo ella, irás con Rafael, creo que os conocéis y por lo que me ha dicho compartís piso desde ayer, así que no creo que sea ningún problema

  • Para nada, - dije otra vez.

  • Muy bien, él tiene las indicaciones, así que habla con él y te pondrá al corriente. Muchas gracias Miguel.

Se despidió cortésmente, y me marché. Estaba más tranquilo, Rafa, había pensado en mí, y la verdad viajar a Málaga con él, me apetecía.

Se hizo la hora de comer, Rafa y yo fuimos a casa, Alex , acababa de llegar y estaba preparando unos tallarines a la carbonara, era su plato preferido y además lo solía hacer muy buenos.

Comimos tranquilamente y en los postres, yo dije:

  • Bueno, Alex, este "finde" , Rafa y yo nos vamos a Málaga. Te dejamos el piso libre. – y le miré picaronamente.

  • ¿A Málaga?, ¿y eso?

  • Cuestión de trabajo, - dijo Rafa

  • Vaya, pues nada que no os aburráis.

La verdad es que Rafa tampoco, me había explicado en que consistía el trabajo, así que le pregunté:

  • Exactamente, que tenemos que hacer?

  • Vamos a una feria de muestras, la jefa quiere que visitemos la feria a fondo y hagamos un informe de las novedades turísticas que en ella se presenten. Nos hospedaremos en el hotel NH Málaga. Todo está ya reservado.

  • ¿Cuándo salimos?, - le dije yo.

  • Esta tarde a las 20:00 tenemos que estar en el aeropuerto.

-¿Y hemos de ir al trabajo esta tarde?

  • No, nos quedaremos en casa para preparar la estrategia, - dijo Rafa

Alex, flipaba con lo que estaba oyendo, y soltó:

  • Joder que suerte tenéis, bueno pues nada que os lo paséis bien, os echaré de menos.

Y su mirada, en ese momento se cruzó con la mía. Rafa, se dio cuenta, pero no dijo nada.

A las 20:00, Rafa y yo estábamos en el aeropuerto y a las 21:30 horas llegábamos a Málaga, tomamos un taxi que nos llevó al hotel y al pedir la reserva en recepción, el conserje nos dijo:

  • Buff, perdonen pero no nos quedan habitaciones dobles, tendrán que dormir en habitaciones individuales o compartir una de matrimonio.

  • ¿Cuál es la diferencia de precio? – preguntó Rafa.

  • Son cerca de 100 euros

Rafa me miró y me dijo:

  • No podemos salirnos del presupuesto, ¿te importa si tomamos una habitación de matrimonio?

  • Para nada – contesté yo.

  • Entonces, se quedan con una de matrimonio? – dijo el conserje

  • Sí, - dijo Rafa

  • Habitación 104, señores y perdonen las molestias

Subimos nuestras cosas. La habitación era una media suite, la cama era grande. Rafa, me propuso darnos una ducha y salir a cenar. A mi me pareció genial. Rafa entró en la ducha y salió al rato, después entré yo y me encontré con sus calzoncillos tirados en el suelo. Me puse a mil. Los olí y su olor era fantástico, así que no dudé en hacerme una paja y dejar mi marca en ellos. Me duché y me olvidé de los calzoncillos.

Rafa y yo, cenamos por las callejas típicas del centro, ya sabéis pescadito frito, calamares,… todas esas cosas tan malagueñas. Después tomamos unas copas, nos pusimos un poco contentos y nos fuimos al hotel.

Fuimos al servicio para evacuar las cervezas y nos metimos a la cama, ninguno de los dos llevábamos otra cosa que nuestros calzoncillos. El cuerpo de Rafa era genial, lucía un frondoso bosque de pelos en sus pechos, y eso me calentó, siempre me habían gustado los tíos peludos.

Estábamos en la cama cuando Rafa me dijo:

  • Habrá que dormir, mañana a las 9:00 hemos de estar en la feria.

  • Sí, - le contesté yo.

  • Buenas noches, Miguel

  • Buenas noches, Rafa

Yo me dí la vuelta e intentaba dormir pensando en el cuerpo de Rafa, mi polla era un mástil erecto que pedía guerra. De repente noté que Rafa estaba muy cerca de mi, su brazo rozaba mi espalda, así que me di la vuelta y puse cerca de su mano mi polla erecta. Él no retiró su mano, sino que empezó a rozar suavemente mi polla. Yo intentaba hacerme el dormido pero no podía, me acerque más a él y le besé, sus labios se abrieron, mi lengua empezó a jugar con la suya y nuestra saliva fluía. Me acariciaba, y nuestra pollas erectas se rozaban.

Entonces escuche su voz que me decía:

  • Miguel, tengo aquí mi calzoncillo con tu lefa, sé que esas cosas te ponen, pero me gustaría que esta noche lo pasáramos bien los dos, me gustas desde hace tiempo y sé que yo también te gusto.

  • Sí, Rafa, me gustas mucho y quiero recorrer tu cuerpo entero, lamerte, olerte, saborearte

  • Soy todo tuyo – dijo él

Y así empezó mi ritual, mi lengua recorrió su barbilla, los lóbulos de sus orejas, su cuello. Levante sus brazos y lamí sus axilas, aspiré su olor a macho, después lamí sus pezones, los mordisqueé suavemente, bajé lamiendo sus pelos hasta llegar al ombligo, lo besé, lo lamí, lo llene con mi saliva- Él estaba disfrutando, se retorcía, e indicaba con su voz la satisfacción que le producía todo aquello. Salté su miembro y me puse a lamer los dedos de sus pies, los olía, y los chupaba lentamente, ya no podía más, estaba babeando, me quite el calzoncillo y me quedé desnudo. Empecé a subir lamiendo por su peludas piernas, llegué a las inglés, metí mi nariz, olía fuerte, a macho le quité el calzoncillo y delante de mí salto una polla de unos 17 cm, sin circuncidar y babeante.

  • Para un poco - me dijo él - disfrutemos los dos, hagamos un 69.

Yo accedí y me coloqué en posición, los dos empezamos a lamer, mis labios le descapullaron y su presemen lo limpié con mi lengua, ¡bufff! que gustazo, que sabor tan rico. Bajé a sus huevos peludos, los lamí, los besé, mientras él me estaba haciendo una mamada genial, estaba a punto de estallar y se o hice saber.

Él entonces me dijo, - espera y estallaremos los dos, recoge mi lefa con tu boca que yo haré lo mismo con la tuya y después nos fundiremos en un beso intercambiándolas.

¡Buff!, ese era mi sueño y él me lo pedía y así lo hicimos, mi garganta se lleno de unos trallazos de lefa caliente. la suya también y nos fundimos en un beso de sabores, dulces, un poco ácidos, espesos….

Nuestras lenguas jugaron y nuestras lefas fundidas se distribuyeron en ambas gargantas. La noche prometía, pero eso lo dejo para mas adelante.