Compañeros de trabajo

Apenas entramos a la sala nos enfrascamos en un beso cachondo mientras mis manos recorrían sus nalgas levantando su vestido, ella portaba una tanga roja de hilo dental y sus nalgas recibieron mis manos con un gemido

Es curioso como a veces tienes oportunidad de pasarla bien aún cuando parece que no es así, y más con una persona con la que has trabajado durante varios años, siempre he Sido muy profesional en mi trabajo y trato de llevarme bien con todos mis compañeros, sin dejar que las relaciones personales se mezclen con las laborales, pero es que simplemente a veces hay oportunidades que debes de tomar, trabajo en una escuela como profesor de danza, por lo que no es de esperarse tengo buen cuerpo, pues hago bastante ejercicio y siempre busco estar en buena forma, no por verme bien solamente, sino por qué mi trabajo me exige tener excelente condición física, y desde que estoy en este trabajo hace casi quince años me he relacionado bien con mis compañeros y compañeras, pues esto que estoy por contar sucedió hace algunos días en los que por horario yo salía a la misma hora que la secretaria del director del plantel salía a comer, ya que ella vivía a unas cuantas cuadras de nuestro trabajo, ella es baja de estatura de cabello rubio un tanto teñido, pechos grandes, gordibuena, en sus cuarentas, sabe vestirse bien y eso es lo importante puesto que se ve muy bien, pues regresando al relato yo estaba ya en la calle fumando un cigarrillo, cuando ella salió en su auto y me alcanzó en la esquina, entonces detuvo su coche y me dijo bajando la ventanilla...

-Buenas tardes profe, ¿Ya de salida?

-Así es Alicia usted va a comer ¿Verdad?

-En efecto Profe, ¿No me quiere acompañar?

-Gracias Alicia pero voy lejos.

-Hay no nos tardamos mucho ándele subase yo lo estoy invitando.

No queriendo desairarla subí al asiento del copiloto y ella reanudó la marcha, platicamos brevemente pues nos conocíamos de casi quince años y habíamos platicado muchas veces, pero note que en el breve trayecto no dejaba de mirarme la entrepierna, ese día ella iba vestida con un vestido floreado de una sola pieza, y unas sandalias de tacón alto de color dorado, yo por mi parte traía un pantalón ajustado que dejaba marcado muy bien mi paquete...

-Ya hace hambre ¿Verdad? -le pregunté.

-Y no sabe cuánta. -dijo pasando su mano sobre mi paquete descaradamente.

-Pues vallamos a disfrutar de una buena comida.

Llegamos a su casa y con un control remoto abrió el garage de su casa, metió el auto y bajamos del mismo, apenas entramos a la sala nos enfrascamos en un beso cachondo mientras mis manos recorrían sus nalgas levantando su vestido, ella portaba una tanga roja de hilo dental y sus nalgas resibienron mis manos con un gemido, fui entonces al cierre del vestido y lo bajé, dejando el mismo flojo y solo bastó un suave tirón de los hombros para que el vestido resbalase solo al suelo, ella por su parte se puso de rodillas y abrió el cierre de mi pantalón, así como el broche y el cinturón, bajando mi pantalón hasta la rodilla, luego bajando mi truza liberando mi verga que al verla quedó sorprendida con su tamaño y grosor, lo tomo entre sus manos y abriendo la boca comenzó a mamarla de manera deliciosa, yo aproveché para quitarme la chamarra y la playera, y luego de unos minutos en los que casi me vine, Alicia se levantó y yo aproveché el momento para desatorar su brasier dejando libres ese par de tetas con aureolas oscuras y grandes, de inmediato devoré sus pezones, haciéndola gemir en el acto, luego de lo cual la empujé al sofá que tenía detrás y terminé de desnudarme en lo que ella se retiraba la tanga, una vez desnudo me puse de rodillas y le dediqué una mamada de concha, su sabor era dulce, signo inequívoco de que bebía mucha agua, sus gemidos subían de intensidad y mi verga estaba a mil por lo que hice que se viniera con mi boca y luego me incorpore un poco y apunté mi verga a su concha y se la clavé en un solo movimiento provocando un nuevo orgasmo de su parte, coloqué sus piernas en mis hombros y comencé a cogerla despacio disfrutando cada gota de placer que ella me ofrecía, mientras mis manos estrujaban sus pechos, ella gemía con fuerza y disfrutaba la cogida que le estaba dando, tome sus tobillos y abrí sus piernas para que ella pudiera apreciar con detalle como mi verga la penetraba haciéndola gemir más fuerte...

-Cogeme en cuatro papi quiero que me des nalgadas.

Yo cumplí su deseo, ella se colocó de rodillas en el sofá y puso las manos en el respaldo, yo volví a penetrarla sacándole un grito de placer al mismo tiempo que volvía a venirse, por lo que yo seguí cogiendola con más fuerza y dejando caer una lluvia de nalgadas que le pusieron las nalgas sumamente rojas, lo cual ella gozaba pidiéndome más nalgadas y más fuertes, sus gemidos y gritos invadían la casa, pidiéndome que fuese más brusco con ella, le jale el cabello y ella lo disfrutó completamente...

-Ya mero me vengo. -le dije.

-No la saques Papi vente adentro quiero sentir tu leche.

Así que seguí cogiendola, mi orgasmo estaba muy cerca, así que la tomé por las caderas y seguí cogiendo con más fuerza y velocidad, y sin poder aguantar más, comencé a venirme dentro de ella, al mismo tiempo que ella se venía con el orgasmo más fuerte de todos, su cuerpo se estremeció apretando la concha para exprimir hasta la última gota de leche en lo más profundo de su interior, nos quedamos un momento en esa posición hasta que mi verga perdió fuerza y se salió de su concha por si sola, ella se puso de rodillas y limpió mi verga con su boca, tras lo cual me dió un beso, pidiéndome que repitieramos esa experiencia con más de una sesión de sexo, luego de eso comimos algo estando completamente desnudos y luego nos vestimos, para después ella me diera un aventón al metro y me pudiera ir a mi casa, claro prometiendo que lo repetiriamos más adelante, definitivamente uno debe aprovechar cuando tiene la oportunidad.