Compañeros de piso 2
Segunda parte de Compañeros de piso. En este relato Ángela conoce más a fondo a Cayl y Will, teniendo un encuentro en la ducha con Cayl.
La cena fue tranquila y muy cordial. Will no paraba de hablarme sobre sus estudios mientras que Max y Cayl hablaban sobre un partido de tennis al que asistirían la semana que viene. Max apenas me miraba, parecía que solo me quería para follar. Eso debería molestarme, pero en el fondo la situación no paraba de excitarme.
Al terminar de cenar me ofrecí para recoger la mesa y limpiar los platos ya que Will había cocinado. Will aceptó, pero con la condición de que me ayudaría. Los dos fregamos los platos y charlamos animadamente hasta que se acercó a mí y me besó.
No me esperaba un beso suyo en esa situación, y menos esa clase de beso. Sus manos se posaron en mi cintura para atraerme más hacía él. Cerré los ojos y me dejé llevar, como siempre hago. Al separarnos le miré unos segundos y volví a juntar nuestros labios. Will me subió a la encimera y seguimos besándonos. Rodee su cintura con mis piernas para atraerle más a mí, quería tenerlo lo más cerca posible.
- Angela. – dijo él apartándose de mí. – quiero que sepas que entre nosotros dos no pasará nada más hasta que tu no quieras. Y esta noche necesitas descansar.
Me quedé sorprendida, pero acepté. Después de cómo me había tratado Max necesitaba algo de descanso.
Me fui a mi habitación sin dejar de pensar en el beso tan intenso entre Will y yo.
Al día siguiente me desperté y fui directamente a la ducha. Por suerte era domingo y no tenia ninguna prisa por ir al trabajo o a la universidad. Me metí en el baño y me fijé en que no había pestillo, traté de no darle importancia. Abrí el agua y esperé hasta que estuviese caliente. Puse una playlist aleatoria de Spotify. Me metí en la ducha y disfruté el calor contra mi cuerpo. Estaba tan inmersa en la música que no escuché la puerta abrirse, ni la ropa caer al suelo, ni la cortina de la ducha abrirse. Solo noté que no estaba sola en el momento en que una mano rodeó mi cuerpo y unos labios se posaron en mi cuello, besándome desde la clavícula hasta el lóbulo de la oreja.
Me dí la vuelta y vi a Cayl, debía haberlo supuesto. Sus ojos marrones me miraron, sonrió y me besó. Le devolví el beso y rodeé su cuello con mis manos para poder sujetarme.
- Espero que no te importe que me haya tomado la libertad de entrar mientras te duchabas. – dijo Cayl mientras me besaba el cuello.
- No te preocupes. – dije tratando de aguantar mis gemidos leves.
Cayl me agarró por la nuca y empezó a besarme. Su beso no era tan dulce como el de Will, pero sus manos recorrían todo mi cuerpo, desde mi cuello hasta mi culo, paando por mis pechos y pezones. Sus labios empezaron a bajar por mi cuello hasta llegar a mis pechos. Notaba el agua caliente caer por mi cuerpo mientras Cayl mordía levemente uno no mis pezones y con su mano derecha me acariciaba el otro. Siguió bajando más hasta llegar mis labios vaginales, su lengua se acercaba poco a poco, notaba como cada vez sus besos estaban más y mas cerca. Estaba cada vez más excitada y de repente volvió a subir de golpe. Empezó a besarme y lentamente metió dos dedos en mi interior. Yo gemí de golpe y sin poder evitarlo. No me esperaba eso y no podía aguanta mis gritos de placer.
- Quiero que me la chupes mientras me miras a los ojos. – dijo Cayl claramente excitado.
Obedecí y me puse de rodillas en la ducha. Comencé a besar su polla de una manera suave, intentando ir despacio, pero Cayl me agarró del pelo y comenzó a marcar el ritmo. Cada vez iba más rápido hasta que me hizo parar, me agarró por el brazo para levantarme. Me puso contra la pared de la ducha y comenzó a besarme. Cogió mi pierna derecha y la agarró con su mano para que quedase más alta. Empezó a restregarse contra mí mientras me besaba cada vez mas fuerte hasta que noté como su virilidad se abría paso. Yo gemí, cerré los ojos y mis uñas se clavaron en la espalda de Cayl. Yo ya no escuchaba la playlist que había puesto o el sonido del agua cayendo, solo escuchaba su cuerpo chocar con el mío y nuestros gemidos de placer.
Sus embestidas eran cada vez más fuertes hasta que empezó a ir más despacio y me dio la vuelta. Empezó a besarme el cuello por detrás pero no esperó mas de tres segundos en metérmela otra vez de golpe. Volví a pegar un grito de placer, Cayl me tapó la boca y yo se la mordí para intenta no gritar. Cayl gritó de dolor y de la sorpresa de que le mordiese la mano y comenzó a follarme más fuerte.
- Me voy a correr. – dijo Cayl mientras sujetaba mi cintura con sus manos para ir más fuerte.
- Córrete. – le pedí. – quiero que te corras mientras me follas fuerte.
Al escucharme Cayl se mordió el labio y siguió follándome cada vez más fuerte hasta que me agarró fuerte de la cintura para atraerme más hacia él y se corrió.
Al salir de la ducha Cayl me pasó una toalla mientras él se vestía. En ese momento me fijé más en él. Era lato, moreno y de ojos marrones. Tenia un buen cuerpo, muy bien definido. Su sonrisa era muy cautivadora, capaz de sacarte otra sonrisa al verla.
- Ha estado genial. – dijo sonriendo. – ahora tengo que irme, ya llego tarde.
- ¿A dónde vas? – pregunte curiosa.
- Bueno, he quedado con mi novia.
Cayl se rio y salió rápido del baño. Yo me quede muy sorprendida. No podría creer que tuviese novia y hubiese accedido al acuerdo que tenia con ellos sobre el alquiler y la convivencia.
Salí del cuarto de baño y terminé de vestirme mi dormitorio. Fui a la cocina a por algo para desayunar y Will estaba con un café y un libro en la mesa de la cocina. Me sonrió y yo me preparé el desayuno. Me fijé en Will, su café era solo y su libro era de ingeniería de caminos. Me senté enfrente del para desayunar y continué observándolo en silencio. Su pelo era rubio oscuro y sus ojos azules, no era tan musculoso como Cayl pero sí más alta. Will era más bien de constitución delgada.
- Tengo una pregunta. – dije en alto.
Will apartó su libro y mi miró directamente a los ojos. Podrías perderte muy fácilmente en esos ojos.
- ¿Por qué no me follas ya como Cayl y Max? – pregunte con sincera curiosidad.
Will se rio, me miró y contesto:
- Porque quiero que tengas tantas ganas de follarme que seas tú la que venga a buscarme.
- Ya pues eso no va a pasar. – dije riéndome.
- ¿Seguro que no? – preguntó Will con una sonrisa en los labios. – Supongo que solo el tiempo lo dirá.
Después de decir eso Will cogió su libro y siguió leyendo.
Hola a todos y todas. Espero que os guste, si es así seguiré escribiendo sobre estos tres personajes. Un saludo!