Compañeros de piso
María y yo somos compañeros de piso. Ella tiene novio. y el aun no sabe lo que pasa entre nosotros.
María y yo compartíamos piso, junto con otro compañero, en Madrid. Por aquella época ella tenía 30 años y yo 26. Mediría 1.60, deportista, no era muy flaca, y de pecho tendría 100 aproximadamente. Morena. Labios carnosos y cabellos por los hombros.
Tenía novio, él solía venia a casa los fines de semana y como nuestras habitaciones eran contiguas, he podido oír más de una vez como lo hacían en el cuarto. Su novio era un chico majo y agradable.
Más allá de mis miradas indiscretas (y no tanto) cuando me la cruzaba en casa con algún escote pronunciado, nunca habría pretendido nada más con ella por que tenía novio. Digo no tan indiscretas por qué más de una vez, en la mesa por ejemplo, se percató de que la estaba mirando y lejos de levantarse la ropa para mostrar menos canalillo se quedaba tal cual o más bien lo pronunciaba…todo esto sin mediar palabra.
Un buen día estaba en el salón y ella entró a la ducha. Estábamos solos. A los diez minutos oigo que desde el baño me llama, yo me acerco desde un ángulo que no se veía nada, a posta y por respeto. Me pide la toalla, que se la había olvidado en su habitación….
-Juan, por favor, me traes la toalla negra que he dejado en la cama?
-Si, claro. Ahora mismo.
Cuando entro en su habitación, en efecto, estaba la toalla en la habitación, debajo de un tanga negro que le quedaría pintado. Cojo la toalla, y ya desde otro ángulo, me acerco a la puerta del baño para dársela.
Uno cuando acerca una toalla al baño, tiende a darla mirando hacia otro lado, por respeto y para que la otra persona no se incomode. Esto por un lado, y por otro, quien está dentro, suele sacar solo el brazo para recibir el objeto, por si la otra persona no tiene la delicadeza de mirar hacia otro lado.
Pues bien, yo iba mirando directamente hacia el ángulo de la puerta abierta, ya que al ver ese tanga encima de la toalla me había excitado bastante y quería ver si podía ver algo más.
Cuando me acerco por completo para dársela, abre mas la puerta, no mucho, pero saca la mano derecha para coger la toalla, y con la izquierda se cubría las tetas, dejando fuera el pezón de la teta derecha, como quien la cubre alrededor y deja el pezón fuera, obviamente, yo le miraba el pezón mientras le daba muy lentamente la toalla, y por supuesto ella lo notó, pero no hizo nada para cambiarlo, solo sonreír. Yo me quedé de pié en la puerta mientras la cerraba, tal vez esperando algo más. Pero ese día nada mas pasó, bueno, entre nosotros me refiero, por lo que a mí respecta, me hice muchas pajas pensando en que lamía ese pezón hasta nuestro próximo episodio erotizante.
Pasaron semanas, dos o tres semanas hasta que un día en casa aparece por la puerta con unas bolsas del centro comercial…
-Holaaaa –dice contenta.
-Hola María, que tal?
-Muy bien vengo de comprarme unas cosillas. Es que el próximo fin de semana vienen mis suegros a casa de Carlos (su novio) y quiero estar guapa, entonces me compré este vestido.
Saca de la bolsa un vestido aparentemente corto, blanco, con tirantes.
-Que te parece? –me pregunta entusiasmada-
-Muy bonito – dije sinceramente- Aunque no es un poco transparente?
-Tú crees? – preguntó sorprendida-
-Bueno… no sé, habría que vértelo puesto, pero qué más da, si lo es un poco mejor, y además con ropa interior blanca no se notará nada, fijo que te queda estupendo.
-Me lo voy a probar –comentó, y se encerró en su habitación-.
No pasaron cinco minutos que me llama a la puerta de su habitación. -¿Qué te parece, como me queda? –preguntó intrigada-
-Ahh, pero genial, estas preciosa con este vestido, siiii, a ver? Date la vuelta….
Da un giro lento y me deja ver el culo. El vestido le quedaba ligeramente suelto, entonces, caía perfectamente en la parte trasera. Se le notaban perfectamente los glúteos torneados en el gym. Cuando se vuelve sonriente de frente a mí, le miro las tetas y me percato de un detalle no menor: No llevaba ropa interior. Estaba en pelotas, con lo pezones duros como piedras, en la puerta de su habitación, sonriente y con un vestido blanco frente a mí que a estas alturas me resultaba muy transparente. Se me puso la polla dura y los dientes largos: era ahora o nunca.
Me acerco dos pasos más a ella y las miro descaradamente. Estábamos muy cerca…
-Y que te parece, está bien, es muy transparente? –Me dice con tono inocente-
-Mmmm está perfecto, pero tal vez un poco transparente es, no sé, a ver déjame volver a verte -comento con tono de tío que conoce algo de moda femenina!-
La cojo de la cintura y la hago girar a mi compás como quien gira a una pareja de baile, pero mucho más lento, y en vez de dejar la mano en la cintura, la bajo al culo, y mientras da la vuelta, repaso todo su duro culo con la palma de mi mano. Al volver de frente a mí, sonriente, le digo…
-Un poco transparente si es y así sin ropa interior se te ve un poco, pero tal vez con ropa interior no. –mientras oigo su risa-
-Crees que a mis suegros les gustará – pregunta irónica-
-A tu suegro igual si, a su mujer no creo, pero de todas formas no creo que te presentes sin ropa interior a una cena con tus suegros.
-jajajaja no ahí no, ahora era solo para que me digas como me quedaba.
-Pues te queda estupendamente, aunque como te he dicho, se te transparenta un poco por aquí y por aquí – digo poniendo una mano en una de tus tetas y la otra en su duro culo, mientras me acerco para besarla-
-A si, y donde más? – me dice antes de besarme y sonreír-
-Y aquí también. –le digo mientras acerco suavemente una mano, por debajo del vestido para comenzar a meterle un dedo, muy despacio en el coño, el cual estaba empapado, por lo tanto no costó mucho. Lentamente comencé a pasarle el dedo por la raja húmeda casi sin penetrarla, jugando con ese clítoris que se me antojaba delicioso. Gemía suavemente, y seguimos unos segundos con ese jueguecillo. Luego saco lentamente mi dedo de ese coño jugoso y se lo llevo a la boca: Comenzó a lamerme el dedo de forma lenta, enroscando la lengua para luego metérselo completo en la boca…La antesala de lo que me haría segundos después.
Se puso de rodillas y me comenzó a desabrochar el pantalón, con esa sonrisa cómplice que ponen las mujeres cuando tienen muchas ganas meterse una polla en la boca y lo están por hacer. A estas alturas, como comprenderéis estaba a mil. Sacó mi polla del calzoncillo y la dejó colgando. Luego, sin manos, se la metió en la boca lentamente, descapullándola con los labios y jugueteando con la lengua. Sus manos en mis piernas y mi polla en su boca iba y venía lentamente y su lengua era algo imparable. Luego de un ratillo, cogió mi polla, la elevó y comenzó a comerme los huevos: se los metía ambos en la boca, jugaba con su lengua, los chupaba, los lamía y mientras me pajeaba. Yo me volvía loco.
Muy a mi pesar y por miedo a correrme tuve que apartarla de mi pito poco tiempo después. Me quité del todo los pantalones y ella pretendió quitarse el vestido, a lo cual me negué y respondió con una sonrisa.
La puse boca abajo en la cama, le levanté las piernas y me quedo ese culo precioso delante. Comencé besándole los glúteos mientras ella tenía la cara contra la almohada. Luego pasé mi lengua por la raja de su culo. Intentó frenarme. Le quité las manos. Comencé a lamerle el ano con mucha dulzura, rápidamente me demostró que le gustaba mucho, lo tenía un poco sudado, eso me excitó muchísimo, se lo lamía y luego le metía la lengua dentro todo lo que podía. Luego la sacaba y le lamia la raja de punta a punta.
Luego de jugar un rato con ese culo, le di la vuelta y la besé. Me beso apasionadamente. Volví a bajarme hasta su coño, le besé y la mi la entrepierna, luego me pasee con mi lengua por los labios de su vagina, bajé hasta abajo, casi por donde comenzaba ese culo precioso y subía lentamente hasta su clítoris, quedándome a jugar un poco con él. Lamiéndolo, chupándolo y metiéndole la lengua hasta el fondo de ese agujerito maravilloso. Comenzó a gemir fuertemente y a zarandearse de forma violenta, quiso quitar mi boca de su coño, pero yo al ver su excitación me empeciné más y más hasta que tuvo un orgasmo con unos gemidos preciosos.
-Ahora fóllame hijo de puta – me dijo segundos después-
Me cogió de los pelos para hacerme subir de esa caverna de ensueño.
-Sí pero primero la boca – le dije mientras subía hacia ella y dejaba su cabeza entre mis piernas, y claro, mi polla en su boca.
Comencé a follarle la boca lentamente, se la metía tan adentro que con polla en boca podía lamerme los huevos. Fui subiendo el ritmo y hasta llego hasta atragantarse un poco.
Luego la puse a cuatro patas y comencé a follármela como si fuésemos perros, ella ponía las manos contra la pared, luego agachaba la cabeza contra la almohada y me insultaba: Hijo de puta fóllame así! Venga más fuerte, ohh si, siii que ganas me tenias ehh cabrón. Y no le quito razón.
Quise metérsela por el culo, quería ese culo si o si, pero no me dejó hacerlo, me dijo que todo en el mismo día no, con una sonrisa… Subió encima de mí y comenzó a cabalgar como una loca. Las tetas le bailaban de forma fabulosa y yo mientras la escuchaba gemir pensaba en que me estaba follando a mi compañera de piso, que tenia novio y se llamaba Carlos, que han estado follando muchas veces en esta cama, donde la escuchaba gemir desde mi habitación los fines de semana, tal vez con las mismas sabanas que ahora, sin lavarlas, pensé que María era una zorra que luego iría y se la chuparía a su novio, y sonreiría a sus suegros y cenaría con ellos tan educadamente diciendo ¿veis? Soy la chica perfecta para vuestro hijo, quererme, aceptarme. Pero ahora estaba encima de mi gozando con mi polla como si fuese la ultima y le importaba todo una mierda y a mí también. Se volvió a correr.
Apoyó sus manos sobre mis hombros y comenzó solo a mover el culo, mi polla a punto de explotar entraba y salía sin casi intervención por mi parte, vamos como cuando una mujer te esta follando y tienes más bien poco que hacer. Se me acercó al oído y me dijo mientras me follaba más lento…
-Ojo con la lechita bombón, no tomo pastillas y Carlos me folla con condón.
A los pocos segundos de escuchar eso me excité de tal manera que ya no podía aguantar más. Le di una palmada en la pierna e interpretó que tenía que dejar de cabalgar. Sin dudarlo un segundo bajó hasta mi polla y solo tuvo que hacer un solo movimiento con la boca para que yo soltara toda una catarata de leche que fue directamente a su garganta, tragó y tragó concentrada en lo que hacía, luego lamió pertinentemente todo el capullo hasta dejarme sin una gota y siguió lamiendo para dejarla limpita. Sonrió.
-Woow – dijo, de rodillas en la cama, con el vestido blanco, nuevo y transparente, las tetas fuera, despeinada, sudada, preciosa.
-Woow es poco, dije. Reímos.
-En serio Carlos te folla con condón? Pregunté. Y me contestó, pero dejaré esa respuesta a vuestra imaginación.
María al cabo de un tiempo se fue a vivir con Carlos, y a día de hoy tienen un hijo precioso. Finalmente no llevó el vestido blanco a la cena con sus suegros. Todos vivimos en Madrid, donde vive un montón de gente que viven historias como ésta.
Han pasado más cosas entre María y yo. Cosas muy excitantes y que me “debía” han pasado cosas a metros de Carlos sin que él lo note.
Cierto es que desde que tienen a su pequeño nuestras actividades han cesado un poco. Pero de vez en cuando me viene a visitar.
Espero que le haya gustado el relato, es 100% real y si os ha gustado os contaré otras experiencias con ella. Necesitaba contar esto de forma anónima, tenemos gente en común y solo lo sabe una persona, pero quería compartirlo porque es una de las historias más excitantes que me ha pasado en la vida.
Un gran saludo a todos.
¿Juan o María?