Compañeros con derecho a roce

Alex y Elisabeth son compañeros de homicidios. Se encargan de un caso que resulta ser de un chivato de narcóticos. Lo que no saben comisaria es que son amantes.

Compañeros con derecho a roce

Eras las 3 de la madrugada. Yo y mi compañera habíamos recibido una llamada de un 357 en ese callejón de mala muerte. El frio invernal era descomunal y apetecía cualquier cosa menos estar allí tiritando. Curiosamente mi compañera parecía no dar señales de sentir frio y eso que no estaba especialmente abrigada.

Allí yacía un cadáver. Tenía el aspecto desarrapado de un yonki. Los de científica y el juez forense ya estaban en el lugar de los hechos recogiendo pruebas. Al final de la calle se acercaba un Chevrolet del 75. Íbamos a tener juerga. Eran Smith y Tucker de narcóticos. Salieron del coche y se dirigieron a nosotros.

  • Ni se os ocurra meteros. Es nuestro caso.
  • Eso no te lo crees ni tú – le dije
  • Es nuestro chivato del caso Hielo Negro. Ya lo teníamos en nomina para testificar.
  • Pues entonces la habéis cagado a base de bien. Por que se han cargado a vuestro chivato. Dejad a los profesionales de homicidios que hagan el trabajo que los de narcóticos no sois capaces de hacer.

Smith se acerco a mí con una mirada de pelea. Yo no me dije intimidar

  • Hablaré con el comisario y os vais a cagar
  • Súbete aquí y pedalea- dijo mi compañera Elisabeth levantando el dedo corazón de su mano.

Mi compañera no se dejaba intimidar a pesar de su menudo tamaño no había pelea en la que perdiese. Los de narcóticos enfurecidos se acercaron a nosotros con intención de golpearnos. Pero Charlie de científica se interpuso.

  • Menudos polis que estáis hechos. Dedicad vuestras energías a pillar a los malos. Esta disputa la resolvemos en la comisaria con el jefe. ¿ Entendido ?

Smith se estiro la chaqueta como muestra de autosuficiencia. Habíamos hecho un alto el fuego en nuestra disputa por ahora. El juez forense giro el cadáver y se vio un charco de sangre en el suelo debajo del cadáver. Mi compañera se giro bruscamente volviendo la espalda al fallecido.

  • ¿ Y vosotros queréis haceros con el caso ? Si tu compañera se caga de miedo al ver sangre. No os vais a quedar con el caso ni de coña.- se burlo Tucker
  • ¡ A que te parto la cara !
  • Chicos, quietos- volvió a intervenir Charlie

Mi compañera tenía esa debilidad. Era incomprensible que se hubiera metido a policía. Ahora ejercía de detective conmigo. Juntos habíamos resueltos innumerables casos. Me había salvado el pellejo en multitud de ocasiones. Siempre llegaba en el momento oportuno para salvarme de una encerrona. El contador de veces en las que le debía la vida ya era enorme pero nunca pude devolverle el favor. Siempre me echaba en cara de ser tan impulsivo me hacia meterme en líos. El jefe también me daba unas broncas de campeonato. Definitivamente los 2 años que llevábamos juntos habían hecho que daría todo por ella. Lo más curioso es que tenía el aspecto de ser una preciosidad de origen del este de Europa. Sus primeros años como agente de calle tuvo que soportar que los compañeros la piropeasen sin parar. Ejerció en aquellos años multitud de veces de prostituta para antivicio. Su escultural cuerpo hacia que multitud de clientes cayeran fácilmente en sus redes para ser detenidos. Eso quizás fue una dificultad porque todos la consideraban solamente un cuerpo bonito. Pero cuando consiguió ascender a detective no quedo lugar a dudas que era muy capaz. Me fui hacia ella

  • ¿ Te encuentras bien ?
  • Si perfectamente , ya se me ha pasado.

El juez se llevo al cadáver en su furgón. Smith nos grito

  • Vosotros. Vamos a comisaría a hablar de esto
  • Allá nos veremos. ¡ Capullo ¡ - grito Elisabeth
  • Tranqui colega- le dije
  • Antes de ir allí ¿ Nos podemos tomar algo ?
  • Bueno, aún estamos de servicio. Nada de alcohol.
  • Solo café. ¿ Qué te parece en Burt’s ?
  • Perfecto

Cogimos nuestro General Motors y nos dirigimos a la calle 14. Burt’s era el típico local frecuentado por polis para despejarse con una bebida caliente. Pedimos dos cafes bien cargados.

  • Por cierto Alex. – Me dijo tocándome los dedos sutilmente- ¿ Nos vemos mañana en tu apartamento ? Nos toca día libre.

Mi sonrisa fue suficiente respuesta. Elisabeth y yo éramos amantes desde hacía varios meses. No sé como ocurrió, supongo que la de veces que me salvo el culo tuvo mucho que ver. Pero ahora nos habíamos convertido en una especie de folla amigos mutuos. Lo que me encontré en ella fue la mujer más ardiente y apasionada que jamás me acosté. Era una autentica fiera en la cama. A veces me sentía intimidado con la ferocidad con la que lo hacíamos.

  • Elisabeth. ¿ Cuando me ensañaras tu apartamento ?
  • No lo estropees Alex. Te he dicho ya varias veces que no. Y es que no.
  • ¿ No será que mi compañera es una asesina en serie y tiene su vivienda atestada de cadáveres ?- le bromee
  • Ja , ja , ja – Imito a una risa sarcástica, dando claro que no le había hecho ninguna gracia
  • No te pongas así mujer. Es que no entiendo porque me ocultas tantas cosas. No me has contado nada de tu infancia, apenas se de ti.
  • Te he dicho que huyo de mi pasado. Quiero dejarlo atrás. No quiero hablar de eso.
  • ¿ Tan malos fueron tus padres ?
  • Ni te lo imaginas
  • Parece que te hubieses metido a poli a modo de limpiar tu apellido
  • Vale. Algo así. Pero no quiero que sigas por ahí.- me miro seriamente. Estaba claro que la conversación no podía seguir ese curso.
  • Dime compañera. ¿ Por qué siempre has elegido el turno de noche ?
  • Porque la ciudad está más tranquila, hay menos tráfico y por que los delincuentes suelen actuar más a oscuras.
  • No en serio
  • Si, en serio.
  • ¡ Jo ¡ Que rara eres- ella mi miro sonriendo
  • Vámonos a ver a los gilipollas de narcóticos
  • Adelante. Las damas primero.

Con nuestro coche de secreta nos dirigimos a la comisaria. Allí estaban Smith y Tucker vociferando al comisario.

  • Smith. Cállate de una puta vez. Me vas a hacer reventar la cabeza. Vosotros venid aquí.- nos dijo el comisario señalándonos - Decirme que coño ha pasado.
  • Recibimos el aviso de un homicidio. Nosotros somos de homicidios. Llegamos y realizamos nuestro trabajo. Nada más y nada menos.
  • Jefe. Estos dos no pueden entrar. ¡ Es nuestro caso ¡ Era nuestro informador.
  • Pues a vuestro informador lo han agujereado como un queso de gruyere. Eso es deja en mal lugar. Así que tomo la siguiente decisión. Vosotros dos podéis seguir con la trama del hielo negro. Pero el homicidio se lo llevan estos dos. ¡ Y no se habla más ¡
  • ¡Pero si esta solo vale para hacer de putita!
  • ¡ Y tu de chapero maricón ¡ - contraataco Elisabeth. Las miradas de todos es que nos íbamos a dar de ostias en cualquier momento.
  • ¡ Como no os calléis os pongo a los cuatro en tráfico a poner multas de aparcamiento ¡ ¡ ya he dicho lo que se hace y punto pelota ¡ ¡ Aquí mandan mis cojones ! Alex y Elisabeth ir ahora abajo al forense.

Smith nos dio un corte de mangas cuando salimos del despacho.

  • Pasa de esos dos. Nacieron así de imbéciles. – le dije a mi compañera intentando calmarla.
  • Ya sabes lo que dicen de los de narcóticos. Son o corruptos o yonkis de la mercancía que persiguen. Creo que estos dos son de lo segundo. Sino no entiendo tanta estupidez.

Bajamos a la planta sótano. Allí nos esperaba la doctora García. Una hispana dedicada a la investigación forense.

  • Supongo que el caso es de vosotros dos.
  • Así es
  • Empecemos entonces. Charlie tomo la temperatura del hígado y el rigor mortis. Según ello la hora de la muerte fueron las 9 de la noche
  • ¿Las 9 de la noche? Eso tiene que decir que el cadáver fue colocado allí. Sino alguien lo habría visto mucho antes.- comente
  • Te acuerdas compañero de que los de científica tomaron muestras de una rodada. Es posible que nos digan algo.
  • También he tomado pruebas de sangre. Los de científica me han dado los resultados. Este desgraciado tomaba de todo. Además he comprobado que el hígado lo tenía hecho polvo. Así que también le daba al levantamiento de vidrio en barra fija. Tenía un pulmón con un cáncer avanzado. Supongo que de fumar crack. Creo que le quedaba medio año de vida
  • Qué bueno. Medio año. Smith y Tucker lo querían como testigo de cargo. Este no llegaba a declarar en el juicio.- me jacte
  • Como podéis comprobar tenía pinchazos en el antebrazo resultado de jeringuillas y según las mucosas nasales también esnifaba polvo blanco.
  • Un cadáver andante. Vamos
  • Eso es todo.
  • Hasta otra García.
  • Bueno compañero, son las 5. Mi turno ha terminado. Nos vemos mañana.
  • Vaya con tu compañera sí que le echa pocas horas.
  • Bueno es el contrato que tiene. Según he oído fue muy insistente en hacerse uno muy específico.
  • Pues yo como soy madre soltera hecho más horas que un esclavo aquí con mis amigos los no vivos. Al menos ellos no dan tanto el coñazo como los vivos.
  • García necesitas salir más
  • Si eso me lo dices con una niña de 3 años.
  • Adiós
  • Adiós

Elisabeth me llamo a mi apartamento a las 10 de la noche del día siguiente. Le había preparado una cena con velas , flores , de todo.

  • Buenas noches compañero- ella venia con un vestido muy sexy. Negro con un gran escote. Se había maquillado como pocas veces la veía. Unos tacones que la hacían parecer más alta.
  • Entre por favor – le dije con una descarada mirada de deseo.

Al ver la mesa me dio un beso apasionado.

  • Es una lástima ya he cenado. No deberías haberlo hecho

Yo exprese con un resoplido mi frustración.

  • De todas formas me ha encantado el detalle. Al menos beberé un poco de vino
  • Por favor siéntese- le invite abriéndole la silla
  • Muchas gracias caballero

Yo me senté en mi lado y abrí aquella botella de una bodega de solera de california. Según el de la tienda era un vino elegante, fino y de sabor y olor afrutados. Ideal para una cita. Ella se bebió un trago pero puso una cara de desagrado. Me extrañe, probé yo de mi copa y el vino era de gran calidad. Volví a desilusionarme.

  • Lo siento Alex. Es que no suelo beber y aún no me estoy acostumbrado. Lo siento. De verdad
  • De acuerdo, no pasa nada.
  • Una cosa Alex. Me siento muy grata por todo esto. Pero por favor. Bajo ningún concepto quiero que te enamores de mi. ¿ Entiendes ?
  • Entendido. Solo compañeros con derecho a roce.
  • Ya sabes lo que dice el refrán. Donde tengas la olla
  • no metas la polla. Pues creo que yo la meto bien metida.
  • La metes estupendamente- me dijo con un guiño
  • Como se enteren Tucker o Smith nos denuncian y nos meten un buen paquete. Ya sabes la normativa interna
  • Por eso es importante ser cuidadosos
  • No te preocupes por mí.
  • Pero yo si quiero que te preocupes por mí.

Ella se levanto de su silla y se bajo el vestido. Pude volver a ver su escultural cuerpo que me volvía loco. Unos pechos bastante grandes pero no enormes. Un pelo rubio casi de color ceniza, unos ojos verdes y esos rasgos típicos eslavos. Me levante y la bese compulsivamente. Ella me desnudo de manera furiosa arrancándome la camisa.

  • Joder Elisabeth. Que la compre la semana pasada.
  • No te preocupes que te regalare una docena.

Nos fuimos dando tumbos por las paredes. Evidentemente nos gustaba hacerlo con muchas ganas. Llegamos al dormitorio y siguiendo el ímpetu la lance sobre la cama. Me fui directamente a su depilado coñito. Nos gustaba hacerlo así. Bien salvaje. Fui recorriendo con mi lengua la raja de su sexo y me centre en su clítoris. Lo sople y Elisabeth solo un suave gemido. Entonces lo recorrí con mi lengua dándole empujoncitos, rodeándolo. Eli aumento sus jadeos y me rodeo la cabeza con sus piernas. Con mis labios lo recogí dándole ligeros giros. Ella ya soltaba su dulce miel que me encantaba su sabor. Con sus manos me acariciaba mi cabeza mientras le comía el coño. Su sexo empezaba a vibrar y hasta las paredes vaginales parecían abrirse y cerrarse. Su orgasmo era inminente. Aposte por meter más carne en el asador y penetre con dos dedos su vulva. El resultado fue fulminante. Soltó unas ligeras gotas hacia fuera mientras soltaba un potente grito de placer. Le había conseguido hacerla terminar. Abrió sus piernas y la mire con lujuria. Tenía un aspecto de cansada pero feliz.

  • Qué bien, compañero. Me encanta como me comes el felpudo. Es una maravilla.
  • Pues yo he disfrutado una barbaridad viéndote gozar. Te juro que nunca he tenido una amante más fogosa que tú
  • Es un gran honor. Pero es el momento de devolverte el favor. Te voy a hacer una mamada de las mías. No tengo una idea mejor.

Entonces ella saco las esposas reglamentarias y me las enseño con una sonrisa. Cogió una de mis manos y las puso una de ellas cerrándolas. Yo me deje hacer divertido.

  • Tiene derecho a guardar silencio- entonces me hizo dar la vuelta mirando a la cama
  • Cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra ante un tribunal - me hizo ponerme a cuatro patas en la cama
  • Tiene derecho a consultar a un abogado y/o a tener a uno presente cuando sea interrogado por la policía – cogió las mías y me esposo la otra mano
  • Si no puede contratar a un abogado, le será designado uno de oficio para representarlo – Cerro uno de las esposas en los barrotes
  • ¿Ha entendido bien estos derechos? – cerro la otra en otro barrote.
  • Los he entendido perfectamente agente- le respondí.
  • Pues entonces prepárate para cantar. Vas a gritar de … placer
  • ¿Elisabeth porque me has hecho ponerme así? ¿Qué pretendes?
  • Pues lo que pretendo es muy claro este culito esta noche es mío.
  • ¡Qué!
  • Tranquilízate detenido- me dijo golpeándome un soberano azote en mi trasero- que lo vas a pasar divinamente. En esta celda tratamos muy bien a los arrestados.
  • ¡Ni de coña! ¡Suéltame Eli!
  • ¡Cómo sois los tíos! Ante cualquier amenaza a vuestra varonía os caigas de miedo.
  • En mi trasero no entra ni el bigote de una gamba.
  • Relájate cariño que lo vas a pasar muy bien.
  • No me relajo, quítame las esposas.- le dije revolviéndome
  • Que no te va a follar un tío lleno de pelos y cachas del orgullo gay. Te va follar tu compañera. Esa que te pone tan cachondo. No eres marica- Me dijo deslizando su pechos por mi espalda.
  • ¡Que no joder!
  • Pues si joder. Con la de veces que te he salvado el culo, esta noche me lo das.

Deje de patalear y me pare. Reflexione sobre lo que acababa de decir y acepte que usase mi ano. Si no fuera por ella hacía mucho que estaría criando malvas.

  • ¡ Vale ¡ Pero no me hagas daño por lo que más quieras.
  • Te garantizo que no te lo voy a hacer. Y es más te vas morir pero de gusto.
  • Empieza ya y haz lo que quieras.

Entonces ella hizo algo que no me creía que ninguna mujer se atreviese hacer. Sentí su lengua deslizarse por el agujero de mi trasero. Pero en vez de sentir asco un calambrazo de placer partió de ese punto y llego por mi espina dorsal a mi cabeza. No pude reprimir un gemido intenso.

  • Anda el que se quejaba. Pero si hasta la polla se te ha puesto dura como el cemento. Mira como la tienes

Era cierto. Tenía una erección palpitante con unas pocas caricias de analingus. Ella siguió su comida de mi culo intentando penetrarme con su lengua. Veía como poco a poco entraba en mi esfínter. Yo empezaba a temblar de placer. Su lengua entraba y recorría hasta intentar alcanzar el recto. No me podía creer que yo sintiese placer con aquello. Pensaba en mi cabeza multitud de pensamientos extraños acerca de mi orientación sexual. Mi ano se dilataba progresivamente y aceptaba la entrada de la lengua de mi compañera.

  • Tu polla clama atención. Vamos a dar lo que pide. Hemos atendido a tu lado femenino ahora el masculino.

Entonces dejo de lamerme el ano. Y puso su cabeza debajo de mi entrepierna. Cogió con su mano mi pene y se lo introdujo de un tirón en su boca. Le llego a la garganta yo pego un grito de placer de época.

  • Vamos colega. Follate la boca de la puta de tu compañera. Te he follado el culo, tomate la revancha. – Se coloco el pene en su boca

Yo me deje llevar por el instinto y empecé a empujar con ferocidad hacia abajo en un mete saca sin compasión. Estaba gruñendo de placer. Notaba que mi pene le atravesaba la campanilla provocándole arcadas. La boca de forma refleja se le llenaba de saliva y hasta los ojos le salían lágrimas por la invasión de mi pene. La oía respirar de forma acompasada a mi brutal penetración. Mi pene me transmitía sensaciones gozosas de calor y humedad.

Pero entonces Elisabeth hizo algo inesperado. Note su dedo dirigirse a mi ano y penetro mi esfínter. Giro su dedo hacia abajo tocando mi próstata. Vi las estrellas. Mi cuerpo tembló y me llego el orgasmo más intenso de mi vida. Tanto mi culo como mi pene estallaron simultáneamente de placer y tuve una abundante eyaculación en la garganta de mi compañera que a duras penas tragaba mi semen.

El placer fue tanto que casi me desmaye y mis piernas flaquearon cayendo con mi pene metido en su garganta hasta el fondo. No sé como lo hizo pero ella me empujo con fuerza para levantarme. Me quito las esposas y pude ver la cara sudorosa, con lágrimas en los ojos, y la boca le salía unos hilos de esperma que habían caído hasta su pecho. Mi ano aún titilaba del placer que había sentido.

  • Me han encantado hacerte correrte de esa manera. ¿A qué te ha gustado?
  • No te engaño Eli. Lo he pasado divino. ¿Donde aprendiste a hacer esto?
  • De mi tierra natal. Allí los hombres no son tan tiquismiquis como aquí y no dudan en sentir placer también en su lado femenino. Y no hay presión social por sentirse maricas si disfrutan así. La de orgasmos bien intensos que os perdéis los hombres por esas chorradas.
  • Supongo que tienes razón. Pero por favor no se lo cuentes a nadie sino me consideraran el sarasa de la comisaria.
  • Eso es una chorrada. Ha sido una mujer la que te ha lamido y penetrado el culo. Pero sé muy bien de lo que hablas así que no te preocupes que de mi no saldrá nada. Por lo que dices te ha gustado bastante. ¿Lo metemos en el repertorio entonces?
  • Si. Por favor.
  • Qué bueno. Sabía que me ibas a decir eso. Bueno voy a hacerte una mamada para ponértela en forma que toca follar. Lo haremos en multitud de posturas y cuando crees estar cerca de correrte pasamos a misionero para meterte mi dedin de nuevo. ¿ Te parece buen plan Alex ?
  • Es un plan excelente
  • Pues voy a erguirte a nuestro amigo.

Entonces ella me empezó a lamerme el perineo. La piel que hay entre los testículos y el ano. En 5 minutos ya estaba otra vez listo. Estuvimos toda la noche follando como locos y con mi culo ocupado por sus dedos cada vez que me corría. A partir de entonces mis orgasmos casi era el doble de intensos. A las 5 de la mañana. Ella insistió en despedirse por mucho que le pedí que se quedase al menos hasta el desayuno. Eli se negó en rotundo. Cuando se pone así se que no merece la pena discutir con ella. Nos despedimos con un beso apasionado.

Continuara