Compañero nuevo 2
Continuación del anterior relato.
Parece ser que mi anterior relato no gustó mucho o a parecido bastante corto. Igual debi haberlo hecho todo junto pero me pareció muy largo. Aquí va la continuación y la parte final, espero que con esta parte os guste más mi historia.
Después de nuestro inicio y lo que paso en el baño público del parque, los días fueron pasando y ni él ni yo sacamos el tema e hicimos como que no había pasado nada.
Había pasado casi un mes y nuevamente estábamos en el parque después de comer, sentados en la hierba tomando el sol y hablando de cosas banales y sin sentido hasta que:
Él: Voy al baño – dirigió su mirada hacia mi – Alguien viene?
Yo: Venga voy también así no voy después en clase – me levante y eche a andar delante de él.
Entramos al baño y yo me acerque a los urinarios para mear y el entró detrás de mi inspeccionando el lugar por si había alguien tanto en los alrededores como dentro. Cuando se aseguró que estábamos solos en medio del baño se abre el pantalón y saca la polla.
Él: Empieza a comer polla – suelta de repente y moviendo la polla de arriba a bajo ya media morcillona.
Yo: Aquí en medio? Por lo menos meternos en la cabina – dije extrañado.
Él: He comprobado que no hay nadie y si viene alguien nos movemos rápido – hace una pausa – venga va!
Yo: Vale, yo no tengo problema – me acerque a él y me agache para ponerme a la altura de su polla – joder ya la tienes casi dura, al final le maricón vas a ser tu – le dije en tono burlón por todo lo que el me había dicho en ocasiones anteriores.
Él no dijo nada, yo me metí la polla en la boca hasta donde daba (os recuerdo que tiene una polla grande tanto de largo como de ancho) la sacaba entera y lamia la puntita, después pase mi lengua por todo su tronco hasta llegar a los huevos, volvía para atrás y me la volvía a meter. Cada vez iba cogiendo su tamaño y conseguía meterla un poco más profunda. Él gemía del placer que le estaba dando y con su mano en mi cabeza acompañaba mis movimientos.
Llegó el momento del cambio y ahora era yo el que estaba con la polla empalmada delante de su cara. Por su parte abrió la boca y metió solo la punta y empezó a jugar son su lengua y labios, haciendo presión con ellos. Cuando me humedeció bien la puntita se metió hasta donde pudo (he de decir que me mide 19cm) y empezó un mete-saca. De vez en cuando raspaba sus dientes contra mi glande y eso me producía algo de dolor. Como dije en el anterior relato no tenia una buena técnica para mamar, cosa que es entendible por su falta de experiencia. Pero aun así me estaba dando bastante placer.
Estuvimos así un buen rato, y cuando llego el momento de corrernos nos acercamos a los urinarios y con una buena paja, nos acabamos corriendo casi a la vez y quedando muy satisfechos. Nos guardamos las pollas, no sin antes dar un último vistazo, nos subimos las cremalleras de los pantalones y salimos uno detrás del otros del baño en dirección a nuestros otros compañeros.
Pese a todos mis pronósticos, esta situación en el parque se repitió más veces durante todo lo que quedaba de curso. No tantas veces como me hubiese gustado, pero algo es algo. Aunque a estos encuentros también hubo variaciones de localización.
Una nueva ubicación fue en los baños del propio colegio. Sonó el timbre para ir al recreo y nos dispusimos a ir a la cafetería para coger algo y después salir al patio a tomar un poco el aire. Íbamos en fila de dos, nuestro compañeros iban delante y él y yo un poco más atrás, cuando me agarra del brazo.
Él: Por qué no vamos al baño? – y echa una sonrisa pícara.
Yo: Enserio ahora? Y en el colegio? – le miro con cara rara.
Él: Por qué no? Todos los sitios son buenos – se encoge de hombros – venga vamos.
Llega un punto en mi celebro, y sobre todo al verlo a él, que se apodera de mi la excitación de poder y se me olvidan todos los problemas que podíamos tener si nos descubren y decido aceptar.
Yo: Bueno vale – no lo puedo resistir – Ei chicos, ir yendo vosotros a la cafetería que voy antes al baño.
Compañeros: Vale, te esperamos allí, te cogemos algo?
Yo: No gracias – les contesto – baja por las otras escales y te en el piso de abajo.
Se fueron los tres por las escales y yo di vuelta para coger las otras, al rato viene él.
Él: venga vamos al baño del patio que es el que menos transitado esta.
He de decir que el colegio es enorme con 4 plantas y en cada una tiene varios baños a tu disposición y ese en concreto estaba en un pequeño patio que quedaba en el centro del cole. Llegamos a al baño y entramos sin dudar y revisando que no hubiese nadie en las cabinas nos dirigimos a la zona de los urinarios. El baño contaba con una pared en el medio, por lo que nada más entrar veías la pared, a mano derecha las cabinas y al girar la pared los urinarios a ambos lados de ella y continuando por el otro lado los lavamanos la pared hacia un pequeño separador, pero sin cortar la habitación.
Nos pusimos en medio y se bajó los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos y se levantó un poco la camiseta para dejar mejor visión de su cuerpo y polla, me volvía loco.
Me arrodille de inmediato y empecé a comérsela, cada vez que se la comía iba mejorando un poco mi técnica, pero aun así no mucho para que pensase que estábamos en la misma situación. Daba mucho gusto comerse esa polla, lamerla de arriba abajo y saborear su esencia.
Cuando estaba a punto de correrse se gira hacia un urinario y se empieza a masturbar, yo imitándolo me puse a su lado y empecé también a hacerme una paja. Los dos nos corrimos a la vez y con gran abundancia por la excitación. Nos limpiamos y salimos de allí.
Los días iban pasando y otro encuentro fue en el taller, estábamos en el aula por la tarde haciendo un examen de recuperación y cuando ibas acabando podías salir e irte para casa, él y yo acabamos casi al mismo tiempo y como nuestros compañeros aun estaban dentro decidimos esperar fuera del aula y andar un poco por el taller. Como era por la tarde no había nadie y nos pusimos a investigar con más calma. En una esquina había unas taquillas que quedan algo separadas de la pared y estábamos viendo uno a uno si entramos en el hueco.
Él: Tu ahí no entras – me reto
Yo: Claro que si – y entre de lado – he incluso entro si me pongo de rodillas – No se porque dije eso, ni a cuento de que, pero me puse viendo para él y me agaché.
Él: Joder – y se echa a reír – Bueno pues ya que estas así no pierdas la postura – se bajo la cremallera y sacó la polla y me la acerco a la cara, cosa que yo si pensarlo dos veces me la metí en la boca y empecé a mamar ese trozo de carne que me traía loco.
Estuvimos un rato y pronto nos dirigimos al baño para continuar mejor y que nadie nos sorprendiese. Entramos a hurtadillas y fijándonos que nadie nos viese, pues estaba delante del aula, aula que sus paredes eran de cristal. Ya dentro fechamos la puesta y nos bajamos los pantalones hasta los tobillos nos masturbamos, hicimos una “guerra de espadas” y bromeamos de invitar al profe (un chico joven, moreno, alto y delgado y que a mí me parecía que podía ser gay) o algún compañero. Entre risas y bromas nos acercamos al lavamanos y nos corrimos los dos dentro de él.
Un día por la tarde, decidimos en el grupo quedarnos en una tutoría para preparar el examen final, nuestros dos compañeros se fueron a comer a sus casas, pues vivían cerca y nosotros nos quedamos a comer por allí, mientras estamos comiendo los bocadillos.
Él: Oye, te puedo dar por el culo – se quedo callado escuchando mi respuesta.
Yo: Llegados a este punto, si claro – mira por lo menos es educado y pregunta.
Él: En serio, que way – y se empieza a emocionar como un niño pequeño, pero al mismo tiempo en plan burlón – Te la voy a clavar, que way.
Acabamos de comer y dejamos un poco reposar. Cuando nos apeteció nos dirigimos a baño del parque y revisando que no había nadie entra en una cabina, se saca un condón del bolsillo y se baja los pantalones. Se coloca el condón me indica que entre. Cierro la puesta y le pongo a su disposición mi culo desnudo. El acerca su punta a mi agujero y empuja. Entra la punta y ya se nota su anchura. Da otro empujón y la mete más para adentro. La saco y la volvió a meter, empezando con el mete-saca lento.
Nos vimos interrumpidos por la segurata del parque que se acercó hasta la puerta, pero no llego a entrar, esperamos a que se fuese, nos subimos los pantalones y salimos para afuera. El no se llego a quitar el condón pues solo teníamos uno y no se podía desperdiciar.
Hicimos un poco de tiempo para ver que se despejara la zona e incluso nos distanciamos el uno del otro. Cuando vimos que estaba todo bien, me hizo un gesto y volvimos a entrar. Esta vez ya no entramos en la cabina. Puse mis manos en el lavamanos y puse mi culo en pompa, cosa que el aprovecho para acercarse y clavármela de una sentada.
Empezó el mete-saca y me estaba dando mucho gusto, pero pronto tuvimos que parar por tema de que nos pillaran y a parte no era la situación ni el momento. Cuando se cansó se sacó el condón se subió los pantalones y me dijo que nos fuéramos. Como primera toma de contacto no estuvo nada mal.
Llegó el final del curso y a mí me quedo una asignatura con la cual no pasaba para el siguiente curso, con lo cual decidí (ya que no me gustaba mucho lo que estaba haciendo) plantar el curso y cambiar de FP. Él seguiría cursando el segundo año.
Bueno parece que nuestra historia acabaría ese día y ni siquiera tuvimos una despedida… O a lo mejor no acaba aquí…
Como mencioné, el primer año escolar había acabado y yo decidí cambiar de ciclo, lo que conllevaba dejar también el colegio donde estaba. Pensé que mis aventuras con mi compañero habían acabado y que fue bonito mientras duro.
Comencé en nuevo año escolar en el otro centro y allí estuve más cómodo puesto que el 90% de la clase eran chichas (con las que me llevo muy bien) y a parte en otra aula me encontré una antigua compañera de la segundaria. Ese año fue un buen año escolar.
Pasaron 6 meses del comienzo del curso y recibo un mensaje de mi excompañero, cosa que me sorprendió “oye, te vienes a mi casa esta tarde-noche, voy a estar solo”. Cuando leí el mensaje por todo mi cuerpo me recorrió un escalofrió y en mi estomago sentí “las mariposas”, era la primera vez que me pasaba. Obviamente le respondí con un si y que me indicara la dirección.
Llegue al portal de su casa a la hora acordada, toco el timbre y me abre. Entro y nos saludamos con un simple hola, fuimos para el salón y empezamos a hablar de cómo nos iban las cosas a él en el segundo año y a mí en mi nuevo ciclo. Así estuvimos un rato hasta que decidió que esta el momento de ir a su habitación.
Entramos a su habitación y nos empezamos a desnudar, yo no le quitaba los ojos de encima, se quitó toda la ropa y en un momento se quedó en bóxer, cosa que se le marcaba una tremenda erección. Lo primero que pensé es que debía de estar empalmado todo el rato, y ese pensamiento hizo que se me pusiera dura en un momento. La visión de su polla encerrada en su bóxer duro poco, pues acto seguido ya se los quito quedando completamente desnudo. Yo también acabe de desnudarme y me dijo que me sentara en la cama, él se acercó a mi y llevo mi cabeza hasta su polla.
Me la metí en la boca sin pensando y empecé una jugosa y húmeda mamada. Empezando por su punta y bajando hasta su tronco. El tamaño de su polla me resultaba un poco difícil de tragármela entera y he de decir que tampoco estaba acostumbrado a justar con esos tamaños. El estaba de pie enfrente a mi gozando la de mamada que le estaba haciendo, a veces con su mano marcaba el ritmo de ella.
Cuando quiso me tumbo en la cama boca arriba y él se puso entre mis piernas, apagó la luz, y me agarro la polla preguntándome “quieres que te la coma” yo le respondí con un sí y se la llevo a la boca. Su técnica no había mejorado mucho, pero me dio mucho gusto sentir su lengua recorriendo mi tronco y sintiendo como rozaba de forma suave sus dientes en mi glande.
Después de un rato, subió hasta mi cara y me empezó a besar en el cuello mientras movía sus caderas para frotar nuestras pollas, yo recorría con mis manos cada centímetro de su cuerpo. Paso sus labios cerca de los míos y cuando los quise acercar me hizo “la cobra” diciéndome que a donde iba que el decidía si nos besábamos o no. Volvió a mi cuello y volvió a pasar cerca de mi boca, esta vez haciendo la parada y fundiéndonos en un beso. Fue corto, pero fue el mejor beso que me habían dado. Cuando se iba a separar me mordió el labio haciéndome un poco de daño.
Me dijo que me diera la vuelta, se puso un condón y acerco su punta en mi agujero y sin más miramientos me la metió de una sentada. Me dolió un montón, y aunque dilato rápido la envestida y grosor me costo acostumbrarme. Él fue considerado y se estuvo un rato quieto cuando noto que estaba más relajado empezó a moverse. Tanto él como yo no dejábamos de gemir por el placer que estábamos sintiendo, sentir su trozo de carne dentro de mí era todo un placer. Sentía mi ano completamente abierto, completamente lleno en mi interior. Sentir sus envestidas profundas, que me daba la sensación que me llegaba hasta el estómago. Sentir su peso y su cuerpo pegado el mío, piel con piel y esos besos en el cuello y oreja. Estuvimos un buen rato hasta que decidió que me diera la vuelta, no sin antes pedirme que metiese mi polla por su culo. Lo intente en varias ocasiones, pero no daba entrado, el cabrón tenia el culo bien cerrado y tampoco dejó que se lo dilatase. Tas los intentos fallidos decidí desistir y que el siguiera con lo que estaba.
Esta vez me tumbe boca arriba, él se puso entre mis piernas y procedió a metérmela de nuevo de una sentada. Esta vez, aunque algo a oscuras, nos pudimos ver cara a cara mientras me envestía. En su cara se podía ver que estaba muy excitado y poder ver su pecho y tocarlo me excitaba aún más a mí.
De vez en cuando me cogía mi polla y me hacia una paja. Después de pasar unos minutos maravillosos, entre la paja y la presión en mi interior acabe corriéndome sobre mi pecho. Salió disparado en unos trallazos con abundancia. Quede exhausto y me costaba respirar. Él gemía al sentir como se contraía mi culo sobre su polla con cada corrida.
Al poco él la sacó de mi interior, se saco el condón y se empezó a hacer una paja. Al rato se corrió sobre mí, haciendo una mezcla de su leche con la mía. Gemía de puro placer y satisfacción y también tenía la respiración entrecortada.
Para no manchar, nos levantamos y fuimos al baño para limpiarme nuestras corridas, y el satisfecho miraba como lo hacía.
Volvimos a su habitación, él se puso el bóxer y yo me vestí. Me acompaño a la puerta y nos despedimos.
Pasaron los meses y volvía no tener noticias de él, que conste que tampoco me preocupaba, sabía que cuando quisiera me llamaría y si no me llamaba tampoco me preocupaba. Él sabría. Hasta que un día volvió a dar señales de vida. Era viernes y me llega un mensaje “Salgo de currar a las 22h porque no te vienes hasta casa, mis padres se van para el pueblo”.
Tuve la misma sensación que cuando me llego el anterior mensaje. Me entro un calor por todo el cuerpo “estaría enamorado de él - pensé”. Le dije que vale que allí nos veíamos.
Llegue a su casa y me contó que acaba de llegar y que no le diera tiempo a que cenara. Le replique pues estuve a la hora que el me había indicado y que no se quejara. Se preparo una pizza y empezó a cenar y estuvimos hablando, se seguía quejando que no le di tiempo para que cenara y yo le respondía que ya lo estaba haciendo.
Como estaba viendo para él, a la vez que hablamos, se le encendió una lucecita y me dice “bueno para que no estés hay sin hacer nada, ven y camélela”. Haciendo caso a lo que me dijo, me levante, me puse de rodillas, le baje los pantalones y bóxer y me encontré su polla ya tiesa. Empecé a comerse nada más mirársela.
La situación era morbosa, mientras el se comía una pizza yo me estaba comiendo su polla, allí en medio del salón. Cuando acabo de comer nos fuimos para su habitación para repetir lo de la otra vez, con la variante que esta vez que pidió correrse en mi boca. Obviamente acepte, no le podía negar nada.
Después de unas buenas horas de pasión, y como aun era temprano, nos quedamos desnudos y nos pusimos a jugar a la consola.
Con varios espacios de tiempo entre ellos, tuvimos más encuentros entre nosotros estos últimos en vez de ser en su casa fueron en nuestros coches y en medio de la nada. La mecánica era siempre igual no hay mucho que destacar. Bueno si, solo una cosa, no es muy cómodo hacerlo en un coche, aunque el morbo de estar en un sitio publico es grandioso. Son sentimientos encontrados.
Del primer encuentro ya hace 9 años y a día de hoy aun seguimos teniendo nuestros encuentros esporádicos.
Espero que os haya gustado estas tres partes del relato “compañero” y sobre todo que os haya calentado, que esa es la finalidad. Un comentario, la historia es 100% real, lo único que puede estar contada de otra manera por el paso del tiempo de los hechos. Aún así quise hacerlo lo más certero posible.
Gracias por leerme.
Un saldo.