Compañero de trabajo para avivar la relación
Nuria invita a un compañero de trabajo para avivar una relación un poco estancada en el ámbito sexual.
Cristian y yo llevamos 4 años juntos. Siempre hemos tenido una relación basada en la confianza y la honestidad, entre otras cosas...
Yo, que siempre he sido una persona muy observadora en todas mis relaciones, llevaba un tiempo sintiendo que a nuestra relación le faltaba algo, sobre todo en el ámbito sexual. Así que, como siempre habíamos hecho, nos sentamos y lo hablamos.
Quizá el trabajo, el cansancio y el acomodamiento de ambos habían hecho que nos despistáramos un poco y dejásemos en un segundo plano nuestra relación.
No sabía qué buscar exactamente para resurgir la pasión o las ganas de reencontrarnos sexualmente, pero estaba depositando toda mi energía en encontrar ese algo que solucionase las cosas, así que como siempre ocurre, con ayuda de la energía encuentro lo que de alguna forma estoy buscando.
En la unidad en la que estaba trabajando (en el Ministerio de Trabajo de Alicante como Subinspectora de Trabajo), entraron los nuevos aspirantes. Entre ellos, Marcos.
Marcos, que era mayor que yo 3 años, desprendía una seguridad y felicidad arrolladora. Nos quedamos todos alucinados, pues consiguió la plaza en tan solo un año y medio, cosa poco habitual.
Con el tiempo... Marcos me flipaba. Me encantaba su personalidad y su ímpetu. Alcanzamos una buena relación de amistad, confianza a tope. Era bueno, con alma limpia y tranquilo. Observador, cauto e inteligente. Tenía un toque irónico que nos hacía reír a todos y además, aunque sea algo secundario, era muy atractivo.
Cristian sabía el buen rollo que existía entre nosotros y la relación de amistad que manteníamos.
Un día le invité a cenar a casa, para aprovechar y presentarle a Cristian, sabía que congeniarían. Y así pasó, hablaron toda la noche. Yo realmente me sentía feliz de verlos. Al marcharse Marcos, Cristian me transmitió lo bien que le había caído. Un Whastapp de Marcos decía exactamente lo mismo de Cristian.
- Yendo al grano-
Marcos y yo nos fuimos a comer y nos bebimos unas copas de vino. Entre risas y confidencias nos pusimos a hablar de sexo (nada raro, pues ya lo habíamos hecho alguna que otra ocasión) y, él que ya sabía de mi pequeña crisis con Cristian y de los deseos sexuales de éste me propuso que nos viésemos los tres, y que nos dejásemos llevar. Al principio dije que no, un "no" no muy rotundo he de decir, por lo que poco después acepté.
Llamamos a Cristian y le dijimos que le esperábamos en casa. Él ya se imaginaba de qué iba el tema. No obstante, para que no hubiese lugar a dudas le escribí por whastapp explicándole nuestras intenciones, y él como loco me llamó.
Acordamos que él vendría más tarde, pues estaba en una reunión importante. Tan pronto como le fuese posible vendría echando hostias (palabras textuales de él).
Marcos y yo llegamos a casa y continuamos bebiendo. Él vino, yo algo más fuerte.
Me levanté del sofá para dirigirme al baño. Esa mañana ya me había duchado pero recordé que mi chochito no estaba del todo depilado, y me apetecía estar perfecta para la ocasión. Maros, que ya sabía cuáles eran mis intenciones me cogió del brazo y me dijo que le dejara depilarlo...
Aún no había llegado Cristian, y no sé si era lo correcto pero la verdad es que no me desagradaba la idea. Se lo puse por whastapp a Cristian y su contestación fue un icono de "sorpresa" seguido de un: “adelante, que te depile y en 15 min. estoy en casa, y una cara sonriente. Estoy nervioso.”
Cogí la cuchilla, un vasito de agua y espuma de afeitar de Cristian. Marcos me agarró de la mano y me llevo hacia la cama de matrimonio, puso las cosas en la mesita y me pidió que me sentara en el borde de la cama. Llevaba una falda cortita, así que únicamente metido sus manos debajo de ella, agarró mi tanguita y lo bajó suavemente por mis piernas hasta dejarlo en la mesita junto a las otras cosas. Justo en ese momento, ambos tragamos saliva y acto seguido soltamos una carcajada.
Apoyó sus manos en mis rodillas y las separó ligeramente pidiéndome que me acostara y que me relajase. Yo sin decirla nada, obedecí.
Cogió la espuma, se echó en su mano, poco a poco y cuidadosamente la fue restregando por mis labios exteriores hasta que se quedó completamente cubierto. Cogió la cuchilla y comenzó a depilarme, estaba concentrado para no hacerme daño pero de vez en cuando dirigía su mirada hacía mí y me sonreía. Me estaba excitando exageradamente.
Cuando estaba a punto de terminar sonó la puerta. Era Cristian. Vino rápidamente a la habitación y nos miró... sonrió, pero se notaba nerviosa su sonrisa.
Marcos le pidió que se sentara en la silla que había. Lo hizo.
Cuando terminó de depilarme le pidió a Cristian que se acercara a mí. Sonreímos, nos dimos un beso en la boca, otro en mi frente y por último otro en mi vagina.
Marcos se apartó, y decidió contemplarnos desde la silla.
Cristian comenzó a chuparme suavemente, empezando por los labios y llegando hasta mis nalgas… se entretuvo en mis partes más intimas para terminar de rematar mi excitación. Estaba increíblemente mojada. Cristian, levanto su cabeza y le pidió a Marcos que se acercara.
A Marcos esta vez se le veía algo más nervioso, y excitado...
Cristian, sin dejar de mirarme, le pidió a Marcos si podía quitarme la camiseta. Yo acepté la propuesta. Así que Marcos se sentó en el otro borde de la cama y comenzó a quitarme suavemente la camiseta. Rápidamente asomaron mis pechos, pues no llevaba sujetador en ese momento. Marcos con su mirada me pidió si podía tocarlas y yo sin articular palabra respondí con la cabeza afirmativamente. Puso sus manos en mis pechos, primero en todas sus palmas tocándolas suavemente, y conforme iba subiendo el ritmo de mi respiración, continuó tocándome los pezones, los cuales estaban duros y empitonados. Mientras tanto Cristian continuaba lamiendo toda mi parte de abajo.
Marcos me tocaba los pechos con dedicación y cuidado. Sabía tocármelas, aunque no resultaba difícil tras la excitación que estaba sintiendo en ese momento.
En ese momento, mientras Marcos me chupaba los pezones y el vientre, Cristian se bajó los pantalones y me penetró colocando mis piernas en sus hombros. No podía parar de gemir de placer.
En ese momento, borracha de placer, le requerí a Marcos que se bajara los pantalones, pues estaba deseando tocársela. No tuve que insistirle demasiado. Le pedí que se pusiera de rodillas frente a mí, así que me levante y me puse de espaldas a Cristian para que el pudiese penetrarme por detrás mientras yo tenía mis manos libres para poder tocar a Marcos mientras tanto.
Le pedí a Cristian que por favor me tocara las tetas.
Primero acaricié sus testículos, los cuales tenían un tamaño normal, y más tarde le acaricié todo su pene. Estaba tremendamente duro, y algo mojado. Lo toqué durante un rato, hasta que la misma inercia del momento me llevó a metérmelo en la boca. Justo en ese momento Cristian aceleró el ritmo y empezó a darme más duro. Marcos lo gozaba mientras me acariciaba el pelo.
Al poco rato, Marcos tuvo que sacar el pene de mi boca porque estaba a punto de correrse y no quería fastidiar el momento.
Aproveché ese momento para coger a los dos y sentarlos en el borde de la cama, uno al lado del otro. Yo me coloqué en medio. Agarré fuertemente sus penes y los acaricié mientras besaba a Cristian y cada uno de ellos me tocaba una teta. ¡¡¡Mi vagina no podía estar más mojada!!!
Tras unos minutos de toqueteo, Cristian me cogió en brazos y me acostó a lo largo de la cama. Me exigió que me relajara y disfrutara del momento. Así que así lo hice. Marcos, en ese momento decidió alejarse y contemplarnos desde la silla, mientras él se tocaba.
Cristian se colocó encima de mí y me penetró suavemente. Yo estaba a punto de llegar al orgasmo, pues el simple roce a mi clítoris me hacia morir de placer. Así que decidió ponerse un condón, pero antes de eso me moría de ganas por chupársela, así que le pedí que por favor me dejara un momento. Se la comí como nunca, no me saciaba, no quería parar. No podía dejar de lamérsela entera, de arriba abajo. Al mismo tiempo Cristian me tocaba perfectamente los pechos y eso hacía que gozara mucho más la chupada.
Cuando Cristian vio que podía correrse se apartó y me volvió a acostar en la cama pidiéndome nuevamente que me relajase. Se colocó el condón y...
Me besó desde los pies a la frente, sin saltarse ninguna parte de mi cuerpo. Me volvió a penetrar y me lo hizo muy lentamente. Nos besamos, mucho. Nuestras lenguas no podían parar de moverse, y parecía que no había forma de saciarnos de la excitación que teníamos.
Me cogió las manos con fuerza y me las apretó para que no pudiese moverlas mientras él no perdía el ritmo. Siguió y siguió hasta que yo ya no podía aguantar más de placer. En ese mismo instante, escuchamos a Marcos como su respiración se aceleraba y soltaba pequeños gemidos. Estaba llegando al orgasmo. Tras escuchar a Marcos no pude resistirlo... y llegó uno de los mayores orgasmos que he tenido en mi vida. Cristian tras escucharme aceleró el ritmo corriéndose al mismo tiempo que yo lo hacía. Fue increíblemente perfecto.
Marcos salió de la habitación y Cristian y yo nos quedamos abrazados en la cama. Cansados de placer.