Compañero de trabajo (3)

Su esposa nos sorprende tanto a Pedro como a mi

Antecedentes.

Pedro es un compañero de trabajo y Cristina su joven esposa. Él, muy cabroncete, me pone los dientes largos contándome sus intimidades de alcoba y arriesgadas aventuras que tiene con ella. Se excita mucho cuando ve que otros hombres la desean y por eso últimamente la expone en sitios públicos donde se la rifan en cuando perciben que está sola. Esto ha preocupado mucho a Cristina y ha recurrido a mí. Sabe que Pedro me tiene mucha confianza por lo que me ha pedido ayuda y opinión que yo no he dudado en prestársela.

Soy en primero en apuntarme a la lista de sus fans, he conseguido que mi compañero comparta conmigo fotos intimas e incluso que me deje mirar a escondidas en su habitación mientras hacen el amor. La complicidad con Pedro es total por lo que buscaré compaginar los intereses de ambos para que todos salgamos beneficiados, el excitándose como un burro al ver a su esposa a través de los ojos lujuriosos de otros, ella recuperando a su querido esposo sin tener que sufrir el nerviosismo al que la circunstancias le conducen, y yo… ya se verá.

Capítulo 3: Una esposa agradecida.

—   Me alegro mucho de verte. Hace días que quiero hablar contigo— dice Cristina a modo de saludo tras darnos dos besos cariñosos en las mejillas como hacen dos buenos amigos.

—   No sé lo que le dijiste o hiciste a Pedro cuando te pedí ayuda, pero desde entonces está muy cambiado... más atento... mas cariñoso... no se!, ¿qué el dijiste? —, me dice después de unos minutos de conversación intrascendente.

—   Yo?... nada especial... solo que fuese con cuidado, que tener una mujer como tu era como tener el premio gordo.. que era la envidia de todos .. y otras cosas así— le contesto quitando importancia a mi intervención en el tema.

Ella me sonríe complacida por mi elogios y sobre todo muy agradecida por el efecto producido sobre la forma en que Pedro la trata actualmente.

—   De veras te lo digo… ha cambiado mucho..... mucho... mucho. Te lo digo en confianza.. hasta en la cama parece otro... más apasionado...más imaginativo... mas ardiente... sin ir más lejos, ayer hicimos el amor por primera vez en la cocina— me cuenta con un poco de rubor en las mejillas.

No esperaba un comentario así de la recatada Cristina, parece que este estilo de compartir intimidades con otros es contagioso. Sufrirlo de boca de Pedro es complicado, pero si tengo que escucharlo de boca de ella, no creo que lo pueda soportar. A pesar de su atrevido comentario, lo que no me cuenta es que al llegar del trabajo, Pedro entro en la cocina, la encontró con una camiseta larga de algodón ajustada que justo le tapaba el culo, que se puso detrás de ella, le estuvo besando el cuello, tocándole las tetas, y apretando su bulto contra el culo de ella.

Que luego metió los dedos por debajo de las bragas para tocarle el chochito, y que finalmente las echo a un lado para poder meterle la verga bien adentro, follándola con pasión como lo había hecho antes. Así es como él me lo contó a mi e incluso añadiendo muchos más detalles capaces de despertar en mi todo el deseo posible.

A medida que me lo iba relatando, yo mentalmente iba tachando la lista de cosas que debía hacer. Lo habíamos planeado entre los dos, y Pedro se había ajustado bastante bien al guion que habíamos trazado. He de decir que soy yo el que hace “las sugerencias”, que mi compañero comparte, para finalmente asumir que son ideas suyas.

Mientras Cristina, se deshace en elogios sobre lo bien que se siente tratada sin saber que en muchas cosas yo soy el verdadero guionista, espero que quizás me cuente lo bien que lo pasaron el día en que Pedro apareció con un bote de vaselina y el buen uso que hicieron con de ella, o el día que hicieron el amor en la bañera jugando con el agua y el jabón.

Para mi pesar ella se va por la parte sentimental y me relata con detalle lo atento que se muestra con ella, salvando algunas rarezas como la de querer tener una colección de fotos de ella desnuda o con la lencería sexy que últimamente le regala.

También me cuenta que Pedro se deshace en elogios sobre el trabajo que hacemos juntos, y lo bien que nos llevamos en la empresa. Me dice que le ha insinuado varias veces que le gustaría que salgamos algún día de fiesta juntos o que me inviten a cenar o algo así. En cuantosepa que yo tengo pareja seguro que se organiza una cena para cuatro.

Poco imagina Cristina la importancia de mi influencia y la proximidad de las intenciones de su marido y de las mías. Mientras ella sigue hablándome con confianza, yo no puedo evitar verla desnuda como en las fotografías o follando con su esposo. Es una fantasía que comparto con Pedro, que sentirla tan cerca, tan afectuosa y tan confiada, hacen que mi verga reaccione y se ponga dura como una piedra.

El aroma que despide su cuerpo, me hace recordar las sensaciones me produjeron el olor de sus braguitas que tan cautelosamente su esposo me trajo. Al mirarla no puedo evitar desviar la mirada hacia su pecho, que se coronado por dos riquísimos pezones, que se endurecen con el frío y con las caricias de las manos.

De forma accidental y sin darse cuenta de ello su cuerpo va tropezando una y otra vez, mientras me sigue contando sus recientes aventuras,  haciendo que salgan chispas cada vez que nos encontramos.

Unas veces es su cadera, otras es su pecho el que se aplasta contra mi brazo o sus muslos que rozan con mi pierna. Son sensaciones dolorosas y agradables al mismo tiempo, la deseo muy ardientemente y no veo como dar continuidad a mi atracción por ella. Aunque conozco tantas intimidades de ella, de momento solo soy un amigo de su marido con derecho a nada mas que a escuchar y mirar.

Tras el paseo por el parque llegamos hasta donde ella tiene su coche aparcado y se ofrece acompañarme hasta el mío. Al llegar junto a mi carro, se acomoda en el asiento y se gira hacia mí para decirme:

—   No sé cómo agradecértelo... has hecho un milagro ... tenía miedo, estaba sola... y ahora estoy encantada— me dice muy emocionada.

Lentamente acerca su boca a la mía y me besa en el borde de los labios. Repite con más intensidad e intención, me siento como sobre una nube. Mientras me besa posa su mano encima del enorme bulto del pantalón. ¡Ufff, esto no lo esperaba de ella!

Con mucha determinación desabrocha la cremallera y hace saltar mi verga hacia fuera. Sin dejar de besarme empieza a bajar y subirme el pellejo ¡menuda paja que me está haciendo! ¡me correré enseguida! ¡uhm.... qué bueno!.

Empiezo a jadear y apretar todos mis músculos. Ella consciente de mi precipitada reacción se echa sobre mi regazo y se mete de una vez mi verga en la boca. La encuentro húmeda, aterciopelada, cálida... Me la chupa, la lame y luego la manosea con firmeza.

—   ¡Me voy a correr yaaa! —  le advierto. Ella no se altera y continua con sus endiabladas artes, continua chupándomela hasta que un impresionante chorro de leche inunda su boca.

Después de tragarlo, me lame con mucha mas tranquilidad y cuidado, proporcionándome un sinfín de sensaciones placenteras. Cuando mi polla, vencida y exhausta, se dobla Cristina levanta la cabeza con expresión alegre y complacida.

Se arregla el pelo y me dice:

Ahora me tienes que perdonar... he cogido un buen calentón y me voy rápidamente a compartirlo con mi marido. No le diré nada, por favor, tú tampoco lo hagas. Esto solo ha sido porque te estoy profundamente agradecida y he querido hacerlo por ti—

—   Se que Pedro es un bocas y que le gusta alardear de lo que hace conmigo. Me ha dicho que te cuenta cosas… espero que no se pase demasiado. Se lo debo perdonar porque es mi marido, pero yo no soy así…me entiendes, no? ¡Qué sea nuestro secreto!—

—   Claro, claro… te entiendo…y no te preocupes, ni esto ni lo que él me pueda contar nunca saldrá de mi boca. Por favor, tu tampoco le cuentes nada…se reiría de mi si le cuentas que me he corrido con solo unas cuantas chupadas tuyas— le digo un poco compungido mirándome hacia la verga que yace vencida y flácida sobre la bragueta.

—   Jejeje… no seas tonto… no te preocupes… esto puede pasar…mas a menudo de lo que piensas. Hasta que no tengas una pareja…que te descargue la tensión mas a menudo… no hay nada que hacer…jejeje— dice con tono entre comprensivo y jocoso.

—   Ya, ya… pero el que lo sufre soy yo…ya me entiendes— le digo haciéndome un poco el mártir.

Lo que ella no sabe ni puede imaginar lo que estoy tramando. A Pedro lo tengo convencido y solo resta ajustar los detalles, plantear el escenario y la excusa apropiada. Pronto va a experimentar una fantasía inesperada, Pedro y yo, le daremos oportunidad de disfrutar de ambos al mismo tiempo. Estoy convencido que los tres lo vamos a disfrutar mucho.

Capítulo 4: La esposa sabe rematar bien el plan.

—   ¡Tienes que prometerme que podré estar alguna vez con Cristina—  así de rotundo me presento ante Pedro al día siguiente de mi encuentro con ella.

La buena mamada que me dio ayer no puede quedar sin continuación, y estoy seguro que Pedro será mi aliado para protagonizar cualquier historia morbosa que se nos ocurra. A principio se queda algo aturdido por la franqueza y claridad de mi petición, pero cuando reacciona se le ilumina la cara imaginándose ya la escena. Va a dar un salto de calidad que lo ha seducido, va a pasar de imaginar que otros hombres la poseen a verlo con sus propios ojos, de cerca y por alquien que él conoce bien

—   ayer estuve revisando sus fotos, mientras… olía de nuevo sus braguitas, recordando como se mueve, reviviendo las sensaciones que me produce el oírla gemir... y me hice dos soberanas pajas a su salud... me pongo como un burro cada vez que pienso en ella... me tienes que ayudar!!!...¡me volveré loco! —

Observo las reacciones de Pedro y deduzco que voy por buen camino. La verbalización de mis deseos solo ha hecho que poner la guinda en el pastel…ya está preparado para acompañarme en el plan para follar con Cristina, los dos…al mismo tiempo…uhmmm que situación mas morbosa.

—   Necesito tener sus tetas en mis manos, empujar contra su culo y sentir la humedad de su chocho alrededor de mi polla. No puedo continuar así... tiene que ser mía aunque solo sea por un rato.

Yo insisto para vencer cualquier posible resistencia que pueda quedar.

—   Bueno... bueno ya veremos que se puede hacer... pero no te garantizo nada... ya sabes que Cris es muy especial... y no sé cómo se tomaría una proposición así— le confiesa sin darse cuenta que ya ha sucumbido a mis propuestas.

Y vuelvo a insistir… para remachar el clavo…

—   Te imaginas ver la cara que pondrá mientras me la follo, sin que ella lo sepa... pensando que eres tu? Te imaginas ver como sus tetas se balancean mientras bombeo contra su coño ardiente—

—   Te imaginas lo que puede ser oir como gime, como jadea mientras la follamos una y otra vez... ", "... ¿te imaginas? — le pregunto mientras observo que este ultimo comentario ha causado sus efectos y que pronto estaremos pensando en cómo hacer realidad nuestra fantasía.

Se lo ha imaginado tan bien que se ha empalmado y no sabe como ponerse para que no le exploten las pelotas dentro del pantalón.

—   "Bueno... bueno, vale lo haremos, pero hay que planearlo muy bien.. no quiero tener problemas— dice ilusionado al tiempo que empiezan las dudas sobre cómo hacerlo.

Por fin estamos en el buen camino. Antes de separarnos para preparar el plan, tiene la osadía de contarme que ayer Cristina llego a casa como una tigresa en celo. Pedro no sabe el motivo, solo que cuando volvió de una cita con una “amiga” estaba tan caliente, que antes de cenar echaron un par de polvos. Cuando oigo su relato, se me ponen los dientes largos y cada vez estoy mas impaciente  por participar activamente en el juego.

—   La semana próxima es vuestro aniversario, la llevas a pasar el fin de semana a un hotel de la costa. Allí no reconocerá si en la habitación hay algo extraño. Durante la cena romántica le das a beber champan en abundancia, le encanta… eso la distraerá, y luego en la habitación aparezco…¿que te parece? — le propongo

—   Tu nos esperas escondido en la habitación y a partir de aquí deberemos improvisar, verdad?— repite para comprobar que lo ha entendido bien.

Eufóricos chocamos la mano en señal de aprobación del plan, quedando muy satisfechos por la ocurrencia.

Ya es el sábado por la noche, los oigo llegar por el pasillo acercándose a la habitación 308. Se mezclan las risitas nerviosas con silencios sospechosos, ruidos de tropiezos de alquien que se acerca con poco control. Sin duda han cumplido con el programa y han dado buena cuenta del champan. Yo permanezco escondido y preparado en el armario.

Por fin entran, y ella se va directamente al baño. Pedro abre un poco la puerta y me dice:

—   todo va bien!, Cristina está un poco bebida pero hay que tener cuidado... todavía controla, Tú, ¿qué tal estas? —

—   "Empalmado como un semental y nervioso como un chaval antes de hacer una travesura gorda", le digo en voz baja.

Se suspende la charla pues Cristina abre la puerta del aseo y se presenta en bragas y sujetador, haciendo el paseíto como una modelo. Esta deslumbrante!!!.

—   "tariro...tariroooo", dice mientras se contonea como una profesional de la pasarela.

Lleva un conjunto de ropa interior extraordinariamente sexy, negro de con encajes. El sujetador apenas contiene su pecho, manteniéndolo bien arrina. La braguita tipo tanga apenas cubre la rajita y por detrás se pierde ne la raja del culo. A unos ligeros a conjunto se le enganchas unas medias negras tan transparentes que solo le dan un tono moreno a sus bonitas piernas. Como la habitación está en penumbras me atrevo a seguir con la puerta entreabierta y así no perderme detalle. Pedro se desnuda en un santiamén. Ella provocativa, se contonea y hace que el pierda el control. Se acerca y de un tirón le arranca el slip para a continuación cogerle la polla con cuidado.

Él se le acerca y le baja los tirantes del sujetador, luego sin deshacer el cierre, tira de él hacia abajo hasta dejarlo alrededor de la cintura. Las tetas salen disparadas hacia afuera despreciando la gravedad. ¡hermosas ... apetecibles, bonitas... seductoras ...provocativas!

Insinuante, ella balance los hombros haciendo que las tetas se muevan de forma endiabladamente picante. Me doy un par de frotes en la polla, pues estoy super excitado y necesito liberar algo de presión.

Todavía de pie, la pareja se funde en un abrazo que termina cuando Pedro le termina de quitar las bragas y el sujetador.

—   "Me siento mareada... me da vueltas la cabeza... uhmmm me siento flotar— dice ella en tono pícaro y algo desafiante.

—   Ven a aquí amorcito... te voy a poner este pañuelo alrededor de los ojos y veras como todo deja de girar— le propone él.

Tras unos instantes de silencio, se oye que ella se queja de que le aprieta demasiado. A continuación ya solo se oyen sus quejidos, y como su esposo la besa y le lame por todo el cuerpo. A pesar de las tinieblas puedo observar con claridad la escena y estoy impaciente por salir de mi escondite. Pedro se pone encima  y se la clava hasta el fondo. Ella se contonea lentamente sobre las caderas para recibirle mas cómodamente.

Cristina ofrece una imagen de total entrega. Sus brazos por encima de la cabeza, sus manos enredadas con sus cabellos y su boca abierta jadeando continuamente me muestran el camino. Pedro da varios empujones fuertes que hacen estremecer a Cris, que un poco dolorida hace intención de quererse liberar de este fuerte abrazo. Está a ciegas y no puede controlar ni preveer las fuertes embestidas de su esposo.

Este le sujeta los brazos, utilizando la corbata la ata por las muñecas a la cabecera de la cama. A continuación vuelve a la carga, saltando una y otra vez sobre ella. Cris gime pidiendo compasión al sentirse penetrada con tanta contundencia.

Pedro jadea y resopla como un animal, pero antes de correrse se retira rápidamente hacia atrás. Me hace señas para que ocupe cuanto antes su lugar.Temblando como un flan le relevo en sus embestidas y por fin la meto hasta las bolas.

¡Que coño tan acogedor tiene! ¡vaya gustazoooooo!.

Durante algunos instantes espero alguna reacción adversa. Como no sucede nada, Cristina no parece reconocer cambio alguno, empiezo a moverme despacio, disfrutando de cada empujón y de cada roce de mi verga dentro de su conchita. Veo así colmadas todas mis ilusiones.

Cristina tiene el chocho muy jugoso pero prieto, y el frote intenso me proporciona sensaciones maravillosas. Miro hacia su cara, sus ojos tapados, los labios mordisqueados por sus dientes, y sus manos atada me dan una sensación de dominio que termina por darme el puntito necesario para correrme a gusto. Por miedo a ser descubierto, me trago los gemidos y jadeos que pugnan por salir de mi pecho. Antes que mi polla pierda volumen, Pedro me obliga a retirarme y vuelve a ocupar su puesto.

—   Ohhh, que bueno! — exclama al sentir el calor y la humedad que producen la mezcla de mi leche con los flujos de ella.

—   "qué suave…. Qué rico!!! —

—   si… si… dame fuerte…más fuerte amor. Apriétame mas… asiiii"— dice Cristina.

Ambos empiezan a chillar como dos animales embravecidos hasta que se corren los dos en medio de un espectacular orgasmo. Unos instantes mas tarde solo se oye sus respectivas respiraciones ahora mas relajadas.

Cuando creo que se van a dormir abrazados sobre la cama, y yo me doy por satisfecho…Cris dice:

—   Cariño…ha estado genial… aunque… no pensareis que esto se ha terminado. Quiero volver a follar con vosotros dos…pero esta vez con ambos a la vez… supongo que os atreveréis — dice quitándose el pañuelo que le tapaba los ojos para mirarnos a ambos alternativamente desafiándonos a un nuevo juego.

Deverano.