Compañeras de piso (3)
Cap III - Yolanda y su amigo (Yolanda)
CAPITULO III - Yolanda y su amigo (Yolanda)
Era la primera cita con él. Lo había conocido la noche pasada, y tras salir a tomar una copa, le invité a casa, para que nos conociéramos un poco más. Era alto, rubito con el pelo corto, uno ojos azules que matan y una carita como la de Beckham.
Al entrar allí estaba Vero, sentada en el salón viendo la tele. Solo de pensar lo que haría al oírnos ya me ponía cachonda. Lo llevé a mi cuarto. Nada más entrar cerré la puerta y lo tiré a la cama. Le besé alocadamente, como si fuera lo último que haría en la vida. Le quité la camiseta y los pantalones. Su polla se empezaba a notar por debajo del boxer. Los dos estabamos deseosos de empezar, así que pasé a la acción.
Lo dejé completamente desnudo y empecé a chuparle la polla. Primero suavecito, haciendo que se ponga dura. Poco a poco comencé a metérmela en la boca. Jugar con la verga dentro de mi boca es algo que me pone realmente cachonda. Él estaba con la cabeza levantada, viendo el espectáculo. Su cara me pedía más, así que aceleré el ritmo, más y más rápido. Mis pezones se notaban duros sobre el sujetador. Él empezaba a retorcerse de placer. Le escupía sobre el nabo, quería verlo duro y jugoso, así que lo mordía, lo lamía y lo repasaba con la lengua. Su cara me decía que estaba a punto de correrse, así que paré.
Saco unas telas de la mesilla y le ato las manos al cabecero de la cama. Iba a ser todo mío. Su polla seguía ahí, tan dura y jugosa. El ver a un hombre atado y que haga lo que yo quiera me pone a mil. Me alejé un poco y comencé a desnudarme. Primero mis senos, tan grandes (recordar que tengo una 110) y calientes, con esos pezones tan rojos y duros. Me inclino hacia él y se las restriego por la cara. Él pasa la lengua chupándolos. Después me quito la falda y me quedo sólo con el tanga. Su polla se movía sola, como queriendo follarme. Me quito el tanga y se lo paso por la cara mientras lo huele y lo chupa. De un salto me siento sobre su cara. Mi coño y su boca en un solo uno. Su lengua se mete en mi almeja, ya húmeda por la excitación. Gimo de placer. Pasa por mi clítoris y me pega bocaditos. Me encanta. Yo le aprieto el coño contra su cara. Quiero correrme en su boca. Su lengua se mete en mi coño como si de una polla se tratara. Me voy a correr. Los gritos llenan la habitación de placer. De repente le suelto una mano y hecho el cuerpo hacia atrás. Su boca en mi coño y su mano en mi clítoris, me voy a correr enseguida. Cierro los ojos y gimo de placer. Me encanta correrme con los ojos cerrados. Un latigazo llega a mis piernas, me estoy corriendo. Un buen chorro de mis líquidos salen de mi húmedo coño. Su cara empapada con mis jugos y mi lengua saboreándolos.
Entonces lo vuelvo a atar y me levanto. Los dos estamos empapados de sudor. Me siento sobre su polla que sigue ahí tan dura. Me duele, pero me gusta. La tiene tan grande y tan dura que me excito solo de pensar el placer que me puede dar. Poco a poco me meto toda su polla en mi coño. Grito de placer. Él empieza el mete saca y yo a botar. Mis tetas empiezan a moverse como locas. Entonces me empujas más fuerte. Me inclino hacia delante, quiero que me las coma mientras botan. No paro de gemir. Es una mezcla de dolor y placer que me pone como una moto. Me muerde los pezones, y eso me encanta. No paro de saltar sobre su polla. Mis grandes tetas se mueven al compás de sus metidas.
Lo desato, ahora le toca a él hacerme suya. Me tira a la cama y se pone encima mía. Las estampidas ahora son muy duras. Mis tetas van ahora de arriba a abajo sin parar. Adoro ver mis tetas moverse así. Se agacha y me coge una con la boca. Sus dientes en mi pezón duro como una piedra. Estoy disfrutando como nunca. Oigo los gemidos de Verónika, que me ponen más cachonda todavía saber que se está masturbando con mis gritos.
Cambio de postura, me pone a 4 patas. Mi cabeza en la pared y su polla en mi coño. Ahora sí que me la mete toda, hasta noto sus huevos golpeando mi clítoris. Grito como una loca, me duele tanto que me gusta. Sus manos en mi boca, le chupo los dedos mientras me tira de la cabeza para atrás. Mi cuerpo se estremece de placer. Mis tetas me golpean en la cara, se agitan muchísimo, tanto que hasta me duele. Poco a poco me voy incorporando. Mi cuerpo no aguantaría esa posición mucho más tiempo. Me pongo casi en vertical. Mi cara, mis tetas y mis manos apoyadas en la pared mientras mi culo hace de amortiguador de tales embestidas. Los gritos son escandalosos, seguro que Verónika se lo está pasando tan bien como yo. Mis piernas comienzan a temblar, estoy apunto de correrme, le pido que pare, pero él me da lo más fuerte que puede. De mi coño comienza a salir un chorrillo, estoy a punto, y él lo sabe, así que para.
Me tira bocarriba en la cama y me ata las manos con las telas que yo lo até. Así de cachonda no duraré mucho. Me la mete hasta el fondo y me folla rápido. Mis tetas se mueven alocadamente, y yo no puedo hacer nada. Grito a cada embestida, estoy a punto de correrme. Me agarro fuerte al cabecero. Mis ojos se ponen blancos de placer. Le grito que la saque, y una descarga inmensa sale de mi coño, como si de una fuente se tratara. No para de salir un hilillo líquido de mi jugoso coño.
Entonces me suelta las manos y me coloca la polla en mis tetas. Está casi a punto de correrse. Con mis manos aprieto mis grandes tetas mientras él me las folla. De su nabo veo salir un poco de líquido, está a punto de irse, entonces le cojo la verga y se la pajeo lo más rápido que puedo. Su cuerpo se estremece y sus venas se hinchan. Noto como todo el semen va llegando a la punta. Entonces muevo aún más rápido mis manos para que su descarga sea maravillosa, y así es, su lefa llega a mi cara y a mi boca una y otra vez, no para de echar. Es como si no se hubiera corrido nunca. Toda mi cara, mis ojos, mi boca, mis tetas, todo lleno de su caliente y jugoso semen. Me limpio la cara con la mano, llevándome todos sus jugos a mi boca. Me encanta saborearlo.
Los dos quedamos rendidos, exhaustos, pero satisfechos por lo realizado. Al salir de casa, veo a Vero de nuevo en el salón. Las dos nos sonreímos sabiendo lo bien que lo habíamos pasado.