Compañeras de Piso (15)
Cap XV - Yolanda y la Ventana de Susana
CAPITULO XV - Yolanda y la ventana de Susana
Teníamos nuevos vecinos, una pareja de novios. Eran así muy guapos la verdad. El chico, alto, moreno, no muy fuerte pero sí fibrosillo; ella se llamaba Susana, morena, ojos negros, unas medidas casi perfectas (90-60-85) y mediría 1.65m y no creo q pasase de los 50 kilos. Ya nos habíamos encontrado alguna vez por la escalera y habíamos hablado, era muy simpática. Me dijo que ella era masajista y que su novio era futbolista, pero eso sí, cuanto más la veías más te gustaba, era preciosa.
Lo que pasó un día es que llegué pronto de clase, no estaba Verónica, así que me puse a hacer la comida tranquilamente, a tender la ropa, vamos, tareas cotidianas. Pero hubo algo que me llamó la atención, y es que justo enfrente de la ventana de mi cocina, está la ventana del dormitorio del piso de Susana, cosa que nunca me había llamado la atención, hasta ese día. Y es que en esa habitación, estaban ella y su novio, los dos de pie, besándose. Vamos, que era como si fuera una peli porno, pero en directo. A mí nunca me había interesado el vouyerismo ni nada así, pero claro, nunca lo había probado, así q me senté en la mesa de la cocina y me dispuse a ver lo que hacían.
Pero algo me sorprendió, Susana se señaló los pies y él se tiró al suelo inmediatamente. La ventana era grande, pero no lo suficiente como para ver lo que estaban haciendo, pero juraría que le estaba lamiendo los pies. Viendo que esto iba a ser interesante, me acerqué a la ventana, sentándome sobre la mesa, y decidí ponerme cómoda, quitándome los pantalones y el tanga, dejando mi coño al aire, pero no me quité la parte de arriba, por si decían de mirar, que no me pillasen del todo. Ahora incluso podría oír lo que decían. Susana le dijo "levántate", y el chico obedeció rápidamente. Una vez de pie le dijo "desnúdate", y él empezó a quitarse la ropa que llevaba. Lo que estaba viendo me estaba dejando de piedra, era como si Susana fuera la ama de ese chico, era sorprendente, y más cuando vi que el chico llevaba un tanga digno de la mismísima Vero. Una vez que estuvo desnudo, ella se desnudó, dejando su hermoso cuerpo a la vista, y le dijo, "tírate a la cama".
Susana cogió unas cosas del suelo, eran unas esposas y dos cuerdas. Con ellas, ató las piernas del chico a la cama, y las manos al cabecero, y acto seguido se montó encima de él. Entonces le dijo "no quiero que te empalmes. Como te empalmes me iré y te dejaré así todo el día". Él asintió con la cabeza, pero vamos yo veía imposible no ponerse a tono, teniendo a suficiente tía encima suya, pero lo conseguía. Ella se movía encima de él, frotaba su coño con su polla, que se ponía dura, pero no se levantaba. "muy bien mi esclavo" le dijo. Yo, ante tal espectáculo, cada vez me frotaba el coño más rápido, estaba super excitada, incluso sentía insuficiente solo frotarme. Eché un vistazo alrededor y encontré lo que sería mi consolador de hoy: una larga cuchara de madera. No me lo pensé, y comencé a meterme el mango de la cuchara, lentamente, disfrutando del momento. No podía ni gemir ni hacer ruido, porque seguramente me descubrirían en mi palco de honor.
Ella puso su coño sobre la boca del chico, y le dijo "cómemelo, hazme gozar". Él obedeció sacando su lengua y pasándolo por ese coño jugoso. Ella gemía de placer, así que apartó sus labios vaginales para que pudiera disfrutar más aún. Yo desde mi ventana podía sentir la excitación que tenía Susana, tanto que yo me excitaba aún más y movía con más fuerza mi improvisado consolador. Tanto sexo oral, había puesto la polla del chico como la torre de Pisa, estaba muy excitado. Susana se dio cuenta, y tras besar al chico por el trabajo bien hecho, se bajó hasta su entrepierna. Ella sacó su lengua, y comenzó a saborearla, lentamente, para que su esclavo sufriera. Sacaba el miembro de su boca, deslizaba su lengua por su tronco hasta llegar a sus huevos, y luego volvía a subir. Era tan excitante, que yo estaba a punto de correrme solo con verlo.
Entonces le dijo que tenía prohibido gemir o gritar, que si no lo castigaría, a lo que él asintió con la cabeza. Acto seguido ella bajó su mano al culo del chico. Lentamente se lo empezó a meter en el culo, yo veía como el chico sufría un poco, pero no alzaba en nada la voz, solamente una lagrimita caía por su mejilla. Susana movía el dedo a la vez que seguía chupándole el nabo. Entonces le dijo "te prohíbo que te corras", y acto seguido le metió otro dedo más en el culo. Ahora los movía con más fuerza, al compás que su cabeza subía y bajaba con su polla dentro de su boca. Él hacía fuerzas para no correrse, sudaba y se ponía rojo como un tomate, todo esto en un silencio sepulcral. Susana dejó de mamarle el nabo, y se puse encima de él, frotando su coño con su polla, y viendo como se metían esos dedos en el culo del chico. Sin querer al chico se le escapaba algún gemido, a lo que ella respondía con un guantazo en la cara y le repetía que se callase y que no se corriese. Yo, ante tal espectáculo, no cesaba en mi masturbación, hasta tal punto que llegó a mí el escalofrío previo al orgasmo. Saqué la cuchara de mi coño y comencé a frotar mi clítoris. Mis pezones se pusieron duros, notándose por debajo de mi camiseta, y un chorro de líquidos comenzó a salir de mi interior, chorreando por la mesa y llegando al suelo. Fue un orgasmo delicioso mientras veía como una chica podía dominar a un chico. Seguramente se me escaparía algún gemido, porque Susana me miró de reojo, y después le dijo algo al chico que no pude escuchar.
El caso es q ella se levantó y se puse encima de él, haciendo un 69, pero le dijo con voz mandona "no habrás la boca, no saques la lengua". El caso es que le puso el coño en toda la cara mientras ella le comía el nabo de nuevo, ahora con más fuerza que antes, y le volvía a decir "no quiero que te corras", al mismo tiempo que apretaba su sexo contra la cara de él. Yo veía como el chico lo estaba pasando mal, pero no se podía aguantar, así que no tardó nada en correrse, lanzando un magistral tiro de lefa hacia arriba, cayendo sobre la cara de Susana. Ella se dio la vuelta comenzó a abofetear al chico, gritándolo "porque lo has hecho", "no te dije que no te corrieras", y cosas de esas, y le acercó su cara a la del chico y ordenándole que le limpiara la cara de todo el semen que llevaba. Él, lógicamente, obedeció, y con su lengua repasaba cada centímetro de la cara de Susana. Cuando estuvo limpia, Susana decidió levantarse y ponerse de pie junto a la cama, dejando al chico todo empalmado, con la respiración entrecortada. Yo no lo entendí mucho, porque si estaba cachonda solo con mirarlo, pues imagínate si hubiera estado en esa habitación. El caso es que ella le dijo "como castigo me voy a masturbar yo sola, y quiero que te corras, que te corras sin follarme, solamente viéndome como me masturbo".
Y se sentó en una silla, abriéndose completamente de patas. El chico seguía atado, así que solo podía mirarla mientras ella se metía los dedos en su coñito. Se levantaba, se paseaba por la habitación, lo besaba, le ponía el coño en la cara, bien cerca de la polla, pero nada de follar, haciendo sufrir a su esclavo personal. Pero aún con esas, el chico gemía suavemente mientras ella se ponía con el culo en pompa y se lo abría con las manos, acercándoselo a la cara. Él intentaba sacar la lengua como para lamerlo, pero la respuesta de Susana era un guantazo en la cara, "por malo" decía ella. Yo cada vez me metía más el cucharón en mi culo, y estaba apunto de correrme, incluso notaba como mis pechos echaban gotitas de leche, ya que la camiseta que llevaba comenzaba a mojarse poco a poco. Por mis muslos chorreaban mis jugos, y sentía la necesidad de correrme, pero quería ver como acababa ese espectáculo de dominación.
Ella se acercó y de nuevo comenzó le metió un par de dedos en el culo, mientras les decía cosas del estilos de "eres mi esclavo", "eres mi perrito y puedo hacer contigo lo que quiera" y cosas de esas. Le desató los pies y las manos, pero le impidió tocarse, ya que si lo hacía le castigaría como a los perros malos. Él obedeció, y puso los brazos sobre la cama, mientras ella seguía paseándose por la habitación. Entonces se acostó al lado del chico y empezó a masturbarse con fuerza, gritando y jadeando. El chico sólo podía mirar, nada de tocar, ni a ella ni a él mismo. No tardó mucho Susana en correrse, así que se incorporó y se puso sobre la boca del chico y comenzó a echar jugos sobre ella. Él abría la boca y los recibía sin dilación, mientras empezó a correrse, echando tiros de lefa hacia arriba y cayendo sobre su propio pecho. Viendo eso me puse super cachonda, y empecé a correrme casi sin querer, chorreando jugos por la mesa hasta el suelo.
Ella se tumbó en la cama y le dijo que le trajera algo de comer, que tenía hambre, y así se fue el chico a la cocina. Mientras se acostaba, Susana me miró y me guiñó un ojo, a lo que yo respondí con una sonrisa, entonces me acordé que tenía la olla ya hirviendo, así que me fui a mis menesteres, pero creo que debería de conocer más y mejor a Susana, me parece una chica muy interesante.