Compañeras de Piso (11)

Cap XI - Paola y el Novio de Yolanda

CAPITULO XI - Paola y el Novio de Yolanda

Llamaron a la puerta. Abrí y era un muchacho alto, rubio, con unos ojos azules increíbles, y un cuerpecito de lo más rico. Le pregunté quien era, y me dijo que era el novio de Yolanda. Yo le dije que no estaba en casa, que estaba yo sola, pero a él no le importo mucho, y me dijo que la esperaría en la sala. Allí lo dejé, y yo me metí a darme una reconfortante ducha, que era mi primera intención, y más después del calentón que me produjo ver al hombretón este.

Yo me metí en la ducha, que por cierto, vaya pedazo de bañera que hay en esta casa, es enorme. Abrí el agua caliente y comencé a desnudarme. Poco a poco el espejo se fue empañando mientras yo me metía suavemente en bajo el chorro de agua. Comencé a enjabonarme poco a poco, recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. El agua tan caliente y el calentón que me había entrado al ver al novio de Yolanda no eran buena combinación, así que sin quererlo comencé a restregar esa esponja con más fuerza sobre mi coñito.

Pero de repente noté que una mano me acariciaba la espalda. Me giré y era el escultural rubio. No supe reaccionar, no le dije nada, así que se metio en la ducha conmigo, quitándose la camiseta y dejando que el agua mojase su duro pecho. Me empujó contra la pared y comenzó a besarme el cuello. Estaba tan pegado a mí que podía notar su polla por debajo del pantalón restregándose sobre mí. Me chupaba las tetas y los pezones con pasión, bajando su lengua por mi cuerpo caliente y excitado. Cada vez se acercaba más al sitio que más quería, y eso me hizo lanzar unos gemidos suaves. Su lengua comenzó a pasar sobre mi clítoris, suavemente. Cada vez gemía más fuerte, lo que hacía que él se pusiera más cachondo aún. Con mis manos cogí su cabeza y la apreté contra mi coño, quería que me follara con su lengua. Era maravilloso. Sus dedos comenzaron a pasearse por mis aberturas y se metían suavemente por mi culito y por mi coñito, húmedo y caliente. No podía ni mantenerme en pie, me mordía el labio y me pellizcaba los pezones. Viendo lo cachonda que estaba, me sentó en el filo de la bañera y me abrió bien las piernas, comenzando a follarme con sus dedos mientras su lengua se cebaba con mi clítoris, ya duro de la excitación. Su lengua recorría todos mis agujeros, saboreando los jugos que de allí salían.

Estaba apunto de correrme, nunca me lo habían comido tan bien, así que de un empujón lo tire a la bañera, y comencé a quitarle los pantalones, dejando su duro polla a mi merced. Me siento encima suya y rozo mi coño con su polla, pero sin metérmela, para excitarle aún más. Mientras le beso, él se sienta sobre el filo de la bañera, y comienzo a saborear su gran polla. La agarro bien fuerte y me la meta en la boca, hasta el fondo. Mi lengua saborea cada centímetro de su dura verga. Cada vez se la chupo más rápido, dejándola llena de mi saliva. Le paso la lengua por la puntita, y admiro la cara de excitación que tiene. Suavemente se la muerdo para volver a metérmela en la boca. Estoy como loca con su polla, así que cojo el teléfono de la ducha, abro el agua caliente, y se la aplico directamente en su nabo. Él grita de placer, a la vez que su polla se pone roja y más dura aún. Parece que fuera a explotar.

Su respiración se acelera, está apunto de correrse, así que lo tiro al suelo de la bañera y me monto encima de él. Me meto su enorme polla hasta el fondo de mis entrañas y comienzo a botar como una loca. Mis tetas se mueven al vaivén de mis saltos. Él coge mis caderas y me ayuda a botar. Me echo sobre él, besándole la boca, mientras no paro de botar. Los dos gritamos de placer a la vez que él empieza a mover sus caderas también. Me muerde los pezones mientras yo le araño el pecho, estoy tan excitada.

Entonces se pone detrás de mí, yo a cuatro patas, y comienza a follarme como si fuera una perra. Ahora si que grito, porque sus embestidas son bien fuertes desde allí atrás. Mis tetas se agitan a cada embestida, a la vez que apoyo mi cabeza contra el suelo. Sigue follándome al mismo tiempo que me mete un dedito por el culo. No aguantaré mucho más, estoy apunto de correrme. Él se da cuenta, así que acelera aún más sus embestidas, lo que hace que tenga un orgasmo maravilloso. Me doy la vuelta, cojo el teléfono de la ducha y se la aplico directamente sobre su polla de nuevo. Está a punto de correrse. Poco a poco comienza a salir semen de su pollón hacia mi cara y mis tetas.

Pero el agua caliente hace que se ponga más cachondo aún, así que me coge en brazos y me apoya sobre la pared. Yo lo abrazo con las pocas fuerzas que me quedan. Él comienza a metérmela poco a poco por mi culito, abriéndose paso poco a poco. Yo grito de dolor, se convierte en placer cuando empieza a moverla dentro de mí. Pego saltos sobre su polla a la vez que él me empuja hacia arriba. Me muerde los pezones mientras yo gimo del gusto que me está dando. No tardaré mucho en correrme, y él lo sabe, así que coge el teléfono de la ducha y me lo pone encima de mi clítoris, incluso me lo mete un poquito en mi coño. De mi coño comienzan a salir jugos que chorrean sobre su polla mientras grito de placer. Es un orgasmo en toda regla. Él me pone de rodillas en el suelo y me mete la polla sobre mis tetas, follándomelas como un loco se corre sobre ellas, saltando el semen hacia mi cara y hacia mi boca. Él con su lengua lo recoge de mis tetas y me lo lleva a la boca, saboreándolos ambos. .

Me ve que estoy agotada, así que me envuelve en una toalla y me lleva hacia mi cuarto. Allí me recuesta, pero la toalla se cae, quedando mi cuerpo desnudo frente a él. Su polla se empina de nuevo, como si nada hubiera pasado. Él se pone encima mía, restregándome su verga por mi coñito mientras me besa y me come toda la boca. Su lengua va bajando hasta mis tetas, donde me come los pezones grandes y rojos que tengo. Sigue bajando hasta que llega de nuevo a mi coño, y lo comienza a chupar de nuevo, metiéndome un par de dedos por mi culo. Me vuelvo a poner cachonda de nuevo. No para de chuparme el clítoris, lo que me hace gemir de nuevo. Estoy apunto de correrme. Ahora me mete un par de dedos por mi coño también y los mueve bien rápido, mientras su lengua sigue chupándome el clítoris. Sus dedos se empiezan a empapar de mis jugos, que chorrean por la cama. Ahora sí que estoy exhausta. Ha sido el tercer orgasmo de la tarde, pero han sido todos maravillosos.

Espero que la próxima vez que venga, tampoco esté Yolanda, jeje.