Compañeras de Piso (10)
Cap X - La Nueva Compañera de Piso, Paola
CAPITULO X - La Nueva Compañera de Piso, Paola (1)
Llegaba el nuevo curso, y necesitaba independizarme, y después de lo ocurrido en el cumpleaños de Yolanda, pues quería vivir en esa casa con esas 2 ninfómanas del sexo. Pues bien se lo propuse a ambas, y ambas aceptaron sin reparo. De mí puedo decir que soy morena, de estatura y peso normales y con una medidas de 100-65-95. Tengo las tetas algo grandes, pero además las tengo bien duras, y no me hace falta ni llevar sujetador. Yo no estudio, trabajo en la Universidad de Secretaría de los profesores de Yolanda y Vero.
El primer día de este nuevo curso, me paseé por los despachos de los profesores, a preguntarles que tal las vacaciones. Entré en el despacho del profesor de Construcción, pero no estaba el profesor de siempre, sino un muchacho joven, apuesto, así moreno, alto y con un cuerpo de gimnasio bastante trabajado. Le pregunté quien era, cuantos años tenía, si estaba casado, vamos, todo lo que se le suele preguntar a un tío tan bueno como él la primera vez que lo ves. Me dijo que era el nuevo profesor, y que estaba soltero y sin compromiso.
Entonces una idea me vino por la cabeza que no pude resistir y le pregunté si quería que le hiciese un masaje. Él no se negó para nada, es mas, incluso parecía que deseara que lo tocase, así que me puse en su espalda a tocar esos músculos tan tersos que tenía. De pronto, una de sus manos fue a tocar mi muslo, comenzando a acariciarlo muy tiernamente. Yo no me lo pensé, y comencé a besarle el cuello, bajando mis manos por su pecho, mientras las suyas recorrían mis piernas. Él giró la silla y yo me senté sobre él, comenzando a comerle la boca con locura. En mi entrepierna notaba como su polla se ponía dura, lo que hizo que mis pezones se pusieran duros sobre mi camisa, ya que no llevaba sujetador. Él comenzó a comérmelos y, poco a poco a quitarme la camisa.
Me quitó la camisa y comenzó a lamerme los pezones. Cada vez estaba más excitada, así que comencé a moverme suavemente sobre su polla que todavía estaba metida en el pantalón, así que me levanto y comienzo a quitarle la camisa y los pantalones. Me pongo de rodillas frente a su nabo, como si de una becaria se tratase. Su polla no era muy grande, mas bien normalita, pero muy gorda eso sí. Difícilmente me entraba en la boca debido a su grosor, pero estaba bien rica. Su cara me decía que estaba disfrutando. Mientras se la chupaba le tocaba los huevos, pasando mi lengua sobre ellos.
Él gemía de placer al ver su polla tan lubricada con mi saliva, así que repentinamente, me cogió y me tiro sobre la mesa del despacho, me desnudó rápidamente, viendo como mi tanga estaba tan húmedo, quitándomelo con la boca y saboreando mi jugoso coño. Su lengua recorría todo mi coño y mi clítoris, hermoso de la excitación. Sus dedos entraban lentamente en mi sexo. Gemía suavemente de placer. Mi cuerpo se movía con esos dedos metidos en mí, deseando que me metiera ese pollón. Pero su lengua se fijó en mi culo, comenzando a chupármelo y a meterme sus dedos duros y fuertes. Estaba apunto de correrme, y él se dio cuenta, así que pasó su lengua por mi clítoris, lo cual me hizo reventar de gusto, echando mis jugos a su boca.
Estaba realmente agusto, así que lo tiré a un sofá que tenía en el despacho y me subí encima suya, me la metí hasta el fondo y empecé a botar. Su polla me abría el coño a cada embestida mientras él me comía mis preciosas tetas. Cada vez me movía más rápido, mientras él me seguía frotando el clítoris con sus dedos. De nuevo comencé a correrme sobre su polla, dejándola empapada de nuevo. Entonces me puso de pie, apoyando mi cuerpo sobre la mesa y comenzó a metérmela por el culo, suavemente, abriéndose paso con esa pedazo de verga que tenía. Mis piernas comenzaban a temblar de lo excitada que estaba. Mis muslos se llenaban con mis jugos chorreantes mientras gritaba de dolor y de placer. Estaba gozando como pocas veces.
Entonces, me dio la vuelta, quedando acostada en la mesa, con mis piernas en su pecho, me la seguía metiendo por el culo mientras me comía los pies. Mis tetas se movían con cada embestida. Estaba a punto de correrme, así que el cabrón comenzó a chuparme el clítoris. No podía aguantar más, así que me corrí en su boca, y él me lo llevó a mis pechos, escupiéndolo sobre ellos, para así meterme el nabo entre mis duras tetas. Comenzó a follarme las tetas, mientras con su mano me seguía frotando el clítoris para que no perdiera la excitación. Cuando estuvo a punto de correrse, no sacó la polla de mis tetas, siguió follándomelas mientras se corría. Su semen me llegaba a la boca, y yo me lo tragaba encantada.
Pero yo seguía cachonda gracias a su mano, así que lo tiré a la silla y me monté encima de él. No tardaríamos mucho en corrernos, así que me la metí hasta el fondo y comencé a botar muy rápido. Le comía la boca, mientras él chupaba su semen por mi cara para metérmelo en la boca. Estábamos los 2 apunto, así que saqué su polla de mi coño y comencé a pajearle mientras su polla golpeaba contra mi clítoris. Ambos nos corrimos al instante.
Fue divino empezar así el nuevo curso.