Compañeras de instituto (3: Marina y Carlota)
¡Sí! Marina y Carlota también se habían enrollado. Esta fué la última gota de placer que luego las haría estallar.
La cosa estaba que ardía. El ambiente estaba súper caldeado, y más de una sentía la excitación de lo vivido, o el morbo de imaginarlo.
Habían dejado de beber. Sin estar completamente borrachas, sus cerebros les avisaban que debían de dejar de ingerir alcohol, si no querían perder la consciencia.
-Sólo faltaría que vosotras dos también os hubierais liado, -había comentado alguien-.
Y Marina y Carlota, bastante achispadas como el resto habían dicho que sí.
Risitas, asentimiento, más risitas y luego silencio. Era la hora de contarlo.
-Pues si te vas a quedar sola en casa, ven a dormir a la mía, -dijo Carlota-, mis padres se van al pueblo.
-¿De veras? preguntó Marina-, ¡será estupendo!
-¡Claro que sí! Vemos unas pelis, pedimos pizza y con unas cervezas, lo pasaremos estupendo.
Dicho y hecho. Con el permiso pertinente de sus padres, Marina llegó a casa de Carlota ya bien entrada la tarde.
Pidieron las pizzas, y se las comieron acompañadas de unas cervezas viendo la tele.
-¿tienes alguna peli que merezca la pena?
-Sí. Mi padre tiene un montón en el despacho, -aseguró Carlota.
Entraron al despacho y eligieron una recién salida en vídeo que ninguna había visto.
-¡Nos ponemos los pijamas y la vemos en la cama?
-¡Síiii! Marina aprobó la idea-.
Se pusieron los pijamas, introdujeron la cinta en el vídeo, y se metieron en la cama.
Tras dos horas de persecuciones, puñetazos y una pizca de romanticismo, los títulos de crédito anunciaron el final del film.
-Es una suerte que tengas vídeo en tu cuarto, -Opinó Marina-, en mi casa casi tenemos que sortear el día que nos toca a cada uno.
-Sí, es muy cómodo. Además mii padre tiene un montón de pelis, y cuando no tengo sueño, aprovecho para verlas.
¿Te hace otra?
-Perfecto, -dijo Marina-, no tengo sueño.
La anfitriona saltó de la cama y se dirigió al despacho.
Tras colocar la cinta en su lugar, reparó en una sin caja en el aparador de novedades.
-Seguro que papá la ha grabado de la tele, -pensó-, y regresó a su cuarto.
-¿Qué has traído? preguntó Marina.
-No sé, no tiene caja, pero mi padre la tenía en el estante de las nuevas-
Introdujo la cinta en el reproductor, y volvió a la cama.
Tras unos segundos, las caras de las jóvenes muchachas, pasaron rápidamente de la sorpresa al sonrojo, de la curiosidad al morbo.
En la pantalla, una tetona mamaba con fruición la polla de un hombre.
-Joder con la peli, -comentó Marina-, menudos gustos tiene tu padre.
-Sí, yo también me he quedado de piedra, pero tengo curiosidad por ver cómo son estas películas. ¿La vemos?
-Hombre -Marina dudó unos segundos-, venga, yo también siento curiosidad.
La tetona ya era cabalgada por la gran polla del hombre, y los cuerpos de las chicas, comenzaron a reaccionar a los estímulos visuales.
-Jodeer, Carlota, menudo pollón.
-¡Sí, es enorme!
Los cuerpos seguían reaccionando, y ambas notaron la calentura entre sus piernas.
Cuando comenzó la siguiente escena, donde nuevamente la tetona esta vez acompañada de su prima, jugaba con la polla de un muchacho, la excitación de ambas era ya palpable.
Sin saberlo, ambas buscaron su sexo con cautela, para que su compañera no lo advirtiera, y notaron su humedad.
El roce de sus dedos con la tela del pijama las hizo estremecer.
Marina comenzó a acariciarse, y Carlota, llegó más lejos aún introduciendo la mano y acariciando su conejo con la única obstrucción de las bragas.
Mientras la tetona era follada por el tío, su prima le había colocado el coño en su cara. Los gemidos de las actrices, contribuyeron a aumentar aún más si cabe la excitación de las chicas.
-¡Joder, estoy a cien! comentó Marina-, voy a tener que hacer algo como no quites la peli.
-Hazlo, -repuso Carlota-, yo ya lo estoy haciendo, y me gusta mucho, mmmmm.
-¿Te estás tocando, guarra?
-Aaaaaaah, sí, no puedo evitarlo. Estoy súper excitada.
Marina apartó la vista del trío que en la pantalla seguía follando, y vio como su amiga se pellizcaba un pezón, mientras su mano se perdía entre sus piernas.
-¿Qué pasa?, -preguntó Carlota deteniéndose brevemente-, ¿no te excita ver eso?
-Sí, mucho, pero me da cosa tocarme.
-Peor para ti. Y volvió a pellizcarse el pecho.
Marina subió su pijama y comenzó a acariciar también sus pechos, ya algo más liberada por el descaro de su amiga.
-Mª, cómo me pone verlos follar, -comentó Marina-.
-A mí me excita ésa tía, -dijo Carlota refiriéndose a la tetona-. Mira como le chupa el coño.
Marina la miró con sorpresa, pero no pudo decir nada, porque un leve gemido, brotó de su garganta.
La excitaciónde ambas era muy grande, mientras en la pantalla, la tetona y su prima, se repartían la corrida del hombre, introduciéndose las lenguas hasta la campanilla.
Ambas una junto a la otra, se despojaron de la parte superior de los pijamas, y agarraron sus tetas y estiraron sus pezones emitiendo gemidos ahogados de satisfacción.
En la pantalla, tres chicas jugaban entre ellas arrojándose agua, pero pronto comenzaron a meterse mano.
Ya no pudieron aguantar más. Las dos a la vez, sin pensar, sin preguntarse que diría la otra, se abalanzaron una sobre la otra con las bocas abiertas.
Las lenguas se enlazaron en una furiosa lucha por comerse y por chuparse la una a la otra.
Las manos se deslizaron `por sus cuerpos con la necesidad de acariciar y proporcionar placer, y alcanzaron los culos pellizcándolos y amasándolos con furia.
Los gemidos de placer, eran a
Ahogados por las lenguas, que no podían parar. Se separaron mínimamente para recobrar el aliento mientras se miraban fijamente a los ojos. En las miradas de ambas, sólo había deseo, así que volvieron a abalanzarse una sobre la otra.
La mayor fuerza de Marina, y la violencia con que se arrojó sobre su compañera, hizo que Carlota quedara bajo el cuerpo de su amiga.
Las lenguas volvieron a enlazarse, y Marin aprovechó la ventaja para agarrar las tetas de Carlota.
Eran grandes, uy estaban muy duras. Marina buscó el pezón y lo apretó, mientras notaba las manos de Carlota deslizándose por sus muslos.
Le estaban gustando mucho esas caricias, pero Marina notaba que los gemidos de Carlota eran muy intensos cuando le apretaba los pezones. Se separaron las bocas, jadeando.
-Sigue guarra, sigue, -dijo Carlota entre jadeos-.
-¿Te gusta?
-Síiiiii, vamos sigue.
Las manos de Marina, volvieron a buscar los enhiestos pezones de Carlota. Sus bocas se juntaron esta vez para besarse. Uno, dos, tres diez
Carlota gemía de excitación, y Marina, ronroneaba por el gusto que le producían el roce de sus labios con los de su amiga.
Bajó la boca, y chupó uno de los pezones. Carlota se arqueó de gusto.
Al comprobar su satisfacción, Marina comenzó a chuparlos alternativamente, dándoles pequeños mordisquitos.
Carlota experimentaba grandes oleadas de placer, y sólo podía jadear y pedirle más placer a Marina.
Esta se deleitaba chupando los pezones, pero decidió dar otro nuevo paso. Bajó la mano que le quedaba libre, e intentó acariciarle la parte interna de los muslos a su amiga.Carlotaamiga Carlota pensó que aquello era increíble. Su amiga tocaba y hacía lo que ella más deseaba. Así pues, tras desear locamente que le tocara el coño, abrió las piernas para facilitarle el trabajo.
Marina acarició la suave piel de los muslos de Carlota, mientras alternaba con su lengua, los pezones y la boca de su amiga que no paraba de gemir.
La mano que se encontraba en los muslos, fue subiendo poco a poco, palpando la suavidad y tersura de la piel, y acariciando col la yema de los dedos, llegó al conejo.
-Joder, Carlota. Estás muy mojada.
Sus dedos buscaron el clítoris. Lo encontraron hinchado, preparado para ser acariciado y para proporcionar grandes dosis de placer.
Los dedos de Marina, se aplicaron al clítoris de su amiga que jadeaba pidiendo más.
Sintió los espasmos de placer de Carlota, cómo se retorcía y contorsionaba bajo ella, y decidió que también quería sentir ese placer.
Disminuyó las embestidas de los dedos, provocando improperios por parte de Carlota:
-¿Qué haces puta? ¿por qué paras? ¡Estoy a mil!
-Sí, pero ahora me toca a mí. Si lo haces bien, quizá siga luego.
Con su coño todavía palpitando por la excitación, Carlota se colocó sobre Marina, e inició un salvaje ataque a las gordas tetas de su amiga.
No tardaron en escucharse los gemidos de Marina, que aprobaba y sentía gran placer gracias a la boca de su amiga:
-¡Vamos, sigue así! ¡Me gusta, me gusta! ¡Síiiiiii! ¡Síiiiiiii! ¡Muérdelas, cómelas! ¡Puta!
Carlota siguió chupando con fruición, mordiendo los pezones y estrujando las tetas con una mano, mientras con la otra le abría las piernas a Marina.
Al igual que anteriormente hiciera Carlota, Marina le facilitó la tarea abriendo bien las piernas.
¡Síiiiiii! ¡Vamos, méteme el dedo! ¡Venga, venga! ¡Vamos Carlota, vamos!
Carlota continuaba excitada, pero los gemidos y gritos de Marina pidiendo más la estaban poniendo a cien.
Introdujo uno de sus dedos en el mojado coño de su amiga, y calló momentáneamente sus gemidos metiéndole la lengua con furia en la boca.Otro dedo se introdujo en la chorreante almeja de Marina, y Carlota, los movió con furia disfrutando de los gritos de su amiga:
¡Ooooooh síiiiii! ¡Así, así así! ¡Sigue, sigue! ¡Me gusta sí!
-¿Te gusta, puta?
¡Síiiii joder! ¡Me gusta, no pares!
Carlota aumentó el ritmo de sus dedos, y notó cómo su amiga aumentaba los suspiros de placer. Entonces, frenó en seco.
¡Puta! ¡No te pares! ¿Me quieres joder?
-No, sólo quiero dejarte tan caliente como me has dejado a mí dijo sonriente y excitada Carlota-.
-¡Te vas a acordar de mi! afirmó Marina-.
Marina se irguió. Carlota adivinó que habría pelea, y decidió jugar.
Arrodilladas sobre la cama, intentaron echarse la una sobre la otra. Sus pechos se rozaron y se apretaron uno contra otro, las bocas muy cerca, exhalando el aire, con la respiración entrecortada.
Volvió a imponerse la mayor fuerza de Marina, que para ese entonces ya estaba mermada, y consiguió colocarse sobre su amiga.
Sus bocas se abrieron para volver a alojar la lucha eterna de sus lenguas.
Nuevamente las manos de Marina agarraron las tetas de Carlota, quien estiró las suyas para pellizcar y azotar el gordo culo de su amiga.
Mientras volvía a estirarle los pezones, Marina recordó levemente que a su amiga le había encendido ver a la tetona de la película chupando el coño de su prima, y se preguntó que porqué no. Estaba a mil, quería acabar y que Carlota acabara. Aquella locura había ido tan lejos que ya todo daba igual..
Puso las manos con fuerza sobre lastetas de su amiga, separó la boca y se incorporó.
Fue tan rápido, que Carlota no tuvo tiempo de reaccionar.
-¡Cómemelo puta! ¡Vamos, mete tu lengua!
Carlota recibió en su nariz el olor dulzón del conejo abierto de su amiga. Sacó la lengua y el temblor de placer que recibió Marina cuando su lengua entró en contacto conla piel del conejo de su amiga, le hizo enterrarla y moverla más y más.
Abrió las piernas a su vez, y sintió un tremendo espasmo de placer, cuando la lengua de su amiga, le rozó el clítoris.
El gram placer que se proporcionaban mutuamente, hacía que movieran las lenguas con mayor rapidez, y cada vez con más ansia por absorber la una el coño de la otra.
Sus gemidos y jadeos, se perdían, y sólo quedaba el atisbo de unos espléndidos alaridos de placer.
Marina notó que su orgasmo llegaba. Levantó la cabeza para anunciarlo y poder gritar:
¡Vamos Carlota, me voy a correr! ¡Más rápido, más! ¡Más, más más! ¡Yaaaaaaaaaajj yaaaaaaaaaaaj!
Durante unos pocos segundos, Marina caó tendida y extenuada sobre la cama. Se movió para metr de nuevo su cabeza entre las piernas de Carlota, y reanudó su tarea.
Carlota también estaba cerca. Lo notaba, y además, quería y podía jadear a gusto.
¡Así puta, vamos vamos! ¡No pares cabrona, que me va a llegar! ¡Asíiiiii! ¡Asíiiiiii! ¡No aguanto más! ¡Me voy, me voy, me voy! ¡Aaaaaaaaaaah!
Tras convulsionarse y tensarse al límite, Carlota se abandonó a la relajación y al cansancio.
Marina sacó su lengua del coño de su amiga, y ambas se besaron largamente varias veces.
La película, hace tiempo que había terminado.