Compañeras de cuarto
Para Luan y Luna, eso de compartir habitación será un inconveniente a la hora de querer intimar con sus respectivas parejas...
- PRELUDIO
El sonido estridente de la guitarra eléctrica terminó dando lugar a un silencio de unos segundos, que fue seguido por unas exclamaciones de júbilo de los cuatro miembros de la banda. Con Luna en la guitarra, Mazzy en la batería, Sam en el teclado y Sully en el bajo, el cuarteto sonreía después de haber estado cerca de dos horas ensayando en el escenario de la sala de actos de su instituto.
-Bien, colegas, toca recoger- informó Mazzy mientras se levantaba de su taburete.
-¿Cómo que toda recoger?- preguntó sorprendido Sully mientras consultaba su reloj- Si todavía nos quedan treinta minutos para que nos echen. ¿No habíamos reservado la sala hasta las siete?
-Cierto, pero yo tengo que estar a esa hora en mi casa porqueee… Tengo que ayudar a mi madre a doblar la ropa- se excusó Mazzy.
Sully alzó una ceja y la miró extrañado, pero prefirió no decir nada al respecto.
-Bueno, pero nosotros podemos seguir ensayando hasta las siete, ¿no?
-De eso nada- exclamó Mazzy enérgica, tomando la mano derecha del chico-. Nuestro grupo deja de funcionar si le falta uno de los instrumentos. Y aún más si es el caso de la batería. ¿Cómo va a sonar esto a rock sin mis contundentes solos?
-¿Vosotras qué opináis?- preguntó Sully dirigiéndose a Luna y Sam.
La segunda se encogió de hombros.
-A mí me parece bien- dijo-. Si es algo importante para Mazzy, yo no tengo inconveniente en dejarlo por hoy. Además, con lo que hemos ensayado hasta ahora, creo que ya haremos un buen papel en el festival del instituto. ¿No estás de acuerdo, Luna?
-Eh… Sí, claro- contestó esta algo desconcertada.
-Perfecto, pues- dijo Mazzy con una sonrisa de satisfacción. Discretamente, se apartó el flequillo y le guiñó un ojo a Sam.
Sully dejó escapar un suspiro resignado.
-Bueno, pues guardémoslo todo.
-No, no, no- exclamó Mazzy tirando de él en dirección a las escaleras que bajaban del escenario-. Yo tengo prisa y no puedo quedarme a guardar los instrumentos.
-¿Y podrías decirme porque me estás llevando contigo?- preguntó Sully mientras llegaban al pasillo entre las filas de butacas.
-Porque eres mi novio- respondió Mazzy mirando al frente con decisión-. Y un novio acompaña a su novia a todas partes. No querrás que me vaya a casa sola, ¿verdad?- le preguntó mientras giraba la cabeza hacia él y le miraba por encima del hombro.
-No, claro- respondió el joven, encontrándole por fin la lógica al asunto. Sin dejar de cogerse de la mano, se adelantó hasta colocarse al lado de la chica.
-Bien, chicas, os dejamos el trabajo a vosotras- exclamó Mazzy hacia el escenario-. Nos vemos mañana.
-Sí, claro, hasta mañana…- dijo Luna.
Y la pareja salió por la puerta del fondo, cerrándola detrás de ellos. Luna aún con su guitarra en las manos y Sam con sus dedos en las teclas, se quedaron durante dos o tres segundos mirando hacia esa salida, la primera con cara de estupefacción y la segunda con una suave sonrisa.
-Pero, bueno, menuda cara- exclamó Luna, reaccionando por fin-. Se largan por las buenas y nos dejan a nosotras para que lo guardemos todo- dijo con cierta indignación- desenchufó la guitarra y se dirigió a guardarla en su estuche-. A eso yo también sé jugar- se agachó, dejo el instrumento en su sitio y se puso de pie-. El próximo día…
Se dio la vuelta y antes de que pudiera seguir hablando se encontró con Sam delante suyo, con sus narices casi tocándose. Y antes de que pudiera tener alguna reacción, los labios de su novia se unieron a los suyos, lo que la cogió por sorpresa. Pero seguidamente sus ojos se entornaron y se terminaron de cerrar como lo estaban ya los de Sam. Los brazos de esta rodeaban amorosamente el cuello de Luna, quien posó los suyos alrededor de la cintura de la chica rubia. Entreabrieron las bocas, y la lengua de Sam se hizo paso hasta encontrar la de la castaña, haciendo que ambas bailaran juntas. Luna se encontraba en el paraíso, hasta que notó cómo las manos de Sam le subían su camiseta púrpura en dirección a su cuello. Su compañera se despegó de sus labios y de un tirón rápido le quitó la pieza de ropa, dejándola caer al suelo. Un sostén también de color violeta quedó al descubierto, cubriendo sus pequeños pechos. Sam bajó la mirada y sonrió mirándolos con una mirada lujuriosa. La joven volvió a unir sus labios a los de Luna y llevó sus manos a la espalda de su novia, con clara intención de desabrochar el cierre del sujetador. Y es lo que hizo. Sam volvió a apartarse y retiró el sostén, dejando al descubierto los pechos de su novia.
-Oh, me encantan…
Sam volvió a juntar sus labios con los de Luna, mientras colocaba sus manos sobre los senos de Sam. Los encontró divinamente suaves, y se dio cuenta que los pezones estaban endurecidos. Luego besó la barbilla, el cuello, los hombros de la otra chica, descendiendo, hasta que llegó a la altura de los pechos. Sin dudarlo, tomo el pezón derecho entre sus labios y lo lamió, mientras situó el izquierdo entre el índice y el pulgar de su mano derecha. Pero esa mano duró poco en dicho lugar. Ahora Sam la bajó y la metió por debajo de la falda de Luna, y presionó con los dedos sobre las bragas de su novia. A todo esto, Luna se hallaba en un mundo de incipiente placer y notó que sus piernas empezaban a flojear. Dirigió su mirada brumosa hacia abajo, y vio a Sam, quien tenía los ojos cerrados, inmersa en sus acciones con dulce entrega. Entonces Luna parpadeó un par de veces, y frunció el ceño.
-Espera, espera, Sam- exclamó Luna mientras la cogía por los hombros y la alzaba hasta la altura de su cara-. ¿Qué es lo que pretendes? Que estamos en el instituto.
-Yo… Pues… Solo quería hacer el amor contigo…- respondió su novia aún con una mirada de excitación.
-¿Qué? ¿De qué hablas?- exclamó Luna sin entender- En cualquier momento puede abrirse la puerta y entrar alguien. ¿Quieres que nos expulsen del instituto?
-No, no- contestó Sam. Tragó saliva-. Se supone que ahora estamos ensayando y no vendrá nadie a molestar. Además, cuando se ha ido, Mazzy ha cerrado la puerta.
-¿Que la ha cerrado?- exclamó Luna- ¿Con llave?
-Sí, pero no te preocupes- dijo Sam sonriendo-. Ella lo que tiene es una copia. La original la tengo yo.
Luna volvió a sorprenderse.
-Ya veo- dijo-. Entonces, ¿quieres decir que Mazzy y Sully se han ido expresamente para dejarnos este tiempo para nosotras?
-Sí, es un favor que le he pedido a Mazzy- respondió Sam acercándose a Luna, mientras empezaba a desabrocharse el cinturón de sus pantalones-. Y una sorpresa que quería darte. Así que, ¿dónde lo habíamos dejado?
Miró seductoramente a su chica, pero su expresión cambió a una de preocupación cuando vio que Luna tenía una mirada perdida y pensativa-. ¿Qué ocurre, cariño? ¿No te convence?
-Oye, Sam, es genial que hayas pensado en preparar todo esto- dijo mientras la abrazaba. La otra también la abrazó-. Me hace muy feliz y que te quiera aún más…
Sam se conmovió y la abrazó más estrechamente.
-Pero…
-¿Pero?
Sin dejar de abrazarla, se apartó un poco para poder mirarse.
-Me gustaría que nuestra primera vez fuera dulce y romántica, y hacerlo en la sala de actos del instituto no me parece el lugar más indicado para ello- dijo Luna con una pequeña sonrisa-. No transmite mucha fantasía y ternura que digamos.
-Ya lo sé- respondió Sam frunciendo levemente el ceño-. ¿Pero qué otra cosa podemos hacer? A mí también me gustaría que nuestra primera vez fuese en una bonita cama, con velas, incienso y pétalos de rosa, pero en mi casa siempre está mi madre, y en la tuya siempre hay dos o más personas revoloteando, ya sean tus padres, tu hermano o cualquiera de tus hermanas. Desde que decidimos dar este paso, hace más de una semana, estamos esperando el momento propicio y no hay manera de que nos dejen a solas.
Luna volvió a sonreír. Le dio un pequeño pico y puso su frente sobre la suya.
-Mi rubita se está enfadando.
-No, no es que me enfade, pero…
-¿Sabes? Lo cierto es que yo también te tengo preparada una sorpresa…
-¿Si? ¿Cuál?- preguntó Sam expectante-. No me digas que has encontrado un lugar.
Luna asintió con la cabeza, haciéndose la interesante.
-¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Quién?- exclamó Sam con aún mayor interés- Ay, ya ni sé lo que me digo.
-Lo que has dicho. En mi casa. Pasado mañana por la tarde. Porque por primera vez en mucho tiempo no habrá nadie. Tú y yo. Solas.
-Pero, ¿cómo es posible?
-Trabajo, novios, actividades extraescolares… ¿Qué más da? La cuestión es que tendremos la casa para nosotras.
-Guau, guau- voceó Sam-. Pero esto es genial.
-Lo que sea para mi rubita- dijo Luna tiernamente, acercándola hacia ella nuevamente.
-Oh, ¿solo lo haces por mí?- preguntó Sam ronroneante.
-Bueno, la verdad es que tengo unas ganas locas de saborearte entera.
-Tonta…
Se besaron.
-¿Y ahora qué hacemos?- preguntó Sam- ¿Recogemos y nos vamos?
-No- contestó Luna seria. Tras ponerse rápidamente el sujetador y la camiseta, se dirigió al estuche donde había guardado la guitarra eléctrica y cogió dicho instrumento-. Nos quedan unos veinte minutos. ¿Quieres que mientras tanto comprobemos si es verdad lo que dijo Mazzy de que nuestro grupo no funciona si faltan instrumentos?
Sam cogió el bajo.
-Con mucho gusto- dijo con una sonrisa.
Y las dos chicas llenaron la sala de música tan estridente como melodiosa, perfectamente compenetradas.
-Bien, chicos y chicas- exclamó la profesora Bernardo dando unas palmadas para que todo el mundo la atendiera-. Este ensayo general de la obra ha rozado la perfección. Todos os habéis aprendido vuestros papeles sin problemas. Estoy orgullosa de vosotros. El día del festival será coser y cantar.
Sobre el escenario, vestidos con ropa de época, la docena de alumnos que formaban el club de teatro del instituto, entre los que se encontraban Benny y Luan, se sintieron satisfechos ante las palabras de la profesora.
-Y ahora, a cambiaros- continuó la profesora-. Nos vemos el martes.
Las ocho chicas y los cuatro chicos marcharon a sus respectivos vestuarios, al tiempo que Benny y Luan, ambos vestidos como niños pobres del Londres victoriano, se reunían.
-Buen trabajo, señorita Oliver Twist- le dijo él a ella con una sonrisa.
-Igualmente, señor Charley Bates- le respondió la chica sonriéndole también.
-Nos vemos en la puerta del instituto.
-Como siempre.
Y se dieron un rápido beso.
Momentos después, Luan se encontraba sola en el vestuario femenino, ya vestida con su ropa de calle. Delante de uno de los espejos de los lavamanos, se estaba sopesando los pechos con cara seria. Pero dio un respingo cuando sintió una mano posándose en su hombro desde atrás. Se dio la vuelta y su rostro se iluminó con una amplia sonrisa cuando vio ante sí a Benny, quien también le sonreía.
-Vaya, Benny, ¿tú por aquí? Creía que habíamos quedado en la puerta del instituto.
-Es que no podía estarme mucho tiempo sin ver a mi chica favorita- respondió él.
-¿Y te has atrevido a entrar en el vestuario femenino? ¿Y si todavía hubiese otras chicas no tan favoritas?
-Me he cambiado rápido y luego he estado esperando fuera a que saliesen las demás. Tiene su punto positivo eso de que siempre seas la última en salir.
-Oh, gracias, pero no es para tanto- dijo Luan sin sarcasmo, y sin dejar de sonreír, al igual que él.
Mientras hablaban fueron abrazándose, con los brazos de la joven rodeando el cuello de Benny y las manos de este en la espalda de ella. Sus cuerpos habían acabado tocándose, con los senos medianos de Luan presionando contra el pecho de él. Fue inevitable que sus labios se juntaran. Mientras sus lenguas empezaban su batalla particular, las manos de Benny dejaron la espalda de Luan y descendieron lentamente hasta que llegaron al inicio de la falda de la joven, y ahí se quedaron. La castaña se dio cuenta de la indecisión de su chico.
-¿Quieres tocarme el trasero, Benny?- le preguntó seductoramente.
-Yo, pues…- respondió él nervioso y sonrojado.
-Tienes mi total permiso para hacerlo.
-Va.. Vale.
Benny volvió a deslizar sus manos y las posó sobre las nalgas de su novia.
-¿Qué tal?- le preguntó Luan, con los ojos entornados y también sonrojada.
-Es… agradable- hizo una pausa-. No, es genial.
-Me alegra saberlo. Empieza el espectá-culo- exclamó la chica, y dejó escapar su característica risa- ¿Lo pillas?
-Tú sí que me tienes pillado.
Y volvió a besarla, esta vez con más pasión. Estuvieron así un pequeño rato, hasta que Luan despegó nuevamente sus labios de los de Benny.
-¿Quieres que te cuente una cosa?- dijo sin dejar su tono seductor, y empezó a descender su mano derecha por el pecho del joven- Ayer mi hermana Lynn me preguntó si te había visto lo que escondes aquí dentro- ante la sorpresa de Benny, la chica posó la palma sobre su bragueta-. Y bueno, tuve que decirle que no. Y entonces le dije que no se preocupara, que hoy comprobaría cómo es esto que escondes y qué tacto tiene. No vas a querer que decepcione a mi hermanita, ¿verdad?- preguntó mirándole con unos ojitos suplicantes.
-¿Yo? No, no….- pudo responder Benny ya con el rostro como un tomate.
-Bien- dijo Luan volviendo a sonreír-. De momento empezaremos por el tacto- Luan presionó sus dedos contra la cremallera, lo que hizo que Benny dejara escapar un pequeño gemido. A la joven le resultó curioso el tacto duro y blando al mismo tiempo-. Así que esto es una erección… ¿Solo de besarme y de tocarme el culo se te ha puesto así?
-Ya ves- respondió Benny un tanto avergonzado-. Y que la chica que te gusta te toque ahí también tiene mucho que ver.
Luan le sonrió feliz.
-Eres un encanto.
Y volvieron a juntar sus labios. Mientras se besaban, la joven bajó la cremallera del pantalón de Benny, e introdujo su mano dentro. Benny sintió cómo le agarraba el pene erecto a través de la ropa interior. El beso se intensificó, y sus lenguas empezaron una lucha más encarnizada. Unos momentos después Benny terminó el beso para poder hablar:
-Luan… A mí… También me gustaría tocarte…
-¿Sí? ¿Dónde te gustaría tocarme? ¿Aquí?
Volviendo a su sonrisa, Luan se levantó su falda a cuadros, y Benny abrió los ojos de par en par al ver unas bragas de color amarillo.
-Ya sé que no son muy sexis, pero…- dijo ella un poco nerviosa.
-No, no, al contario, te quedan muy bien- exclamó Benny sin apartar la mirada de la ropa interior de la chica.
-En ese caso…
Luan cogió la mano derecha de Benny y la situó sobre su entrepierna.
-¿Qué te parece?
-Oh, se siente cálido- dijo Benny con fascinación. Entonces puso cara de extrañeza- ¿Y mojado?
Una pequeña risa escapó de los labios de Luan.
-Parece que eso de besarte y tocarte también me ha excitado.
Ambos se miraron sonrientes, e iniciaron un nuevo beso. Mientras Luan cogía otra vez el pene de Benny a través de su ropa interior, este, con su mano debajo de la falda de su novia, empezó a frotar sus dedos sobre las bragas de ella. En cierto momento se atrevió a introducir la mano por debajo de la ropa interior de la chica, y empezó a acariciar su sexo. En medio del beso, Luan dio un gemido, lo que dio nuevos ánimos a Benny, quien, a tientas, acarició con cuidado lo que supuso debía ser el clítoris. Luan dejó el beso, separó un poco las piernas y se abrazó fuertemente a Benny, hundiendo su cara en el arco entre el cuello y el hombro de su novio. Benny siguió tocando, ahora con un ritmo más rápido. La respiración de Luan se entrecortó y empezaron a escapársele gemidos.
-Oh, Benny, voy a…
-¡Un momento! ¡Un momento! ¿Qué está ocurriendo aquí?
Aquella exclamación hizo que ambos recibieran un susto de muerte. Paralizaron sus acciones, y miraron espantados a la entrada del vestuario. Allí estaba la profesora Bernardo, con los brazos en jarra y cara de pocos amigos. Inmediatamente se separaron, y, ambos muertos de vergüenza y con la mirada en el suelo, se situaron el uno al lado del otro en dirección a la profesora. Benny se subió rápidamente la cremallera.
-A ver, chicos, ya sé que estáis en la edad, pero estas cosas las tenéis que hacer a puerta cerrada y no en un lugar público, y menos en el instituto- aleccionó la mujer con tono severo.
-Lo sentimos- dijeron Benny y Luan al unísono.
-De acuerdo- aprobó la profesora en un tono más calmado-. Ahora coged vuestras cosas e idos para casa.
Obedientes, Benny y Luan recogieron sus respectivas mochilas, que estaban juntas en el suelo, y se las pusieron a la espalda. Con paso rápido y sin mirar a la profesora, salieron del vestuario.
Con una expresión entre avergonzada y triste, ambos avanzaron por el pasillo de taquillas sin decir una palabra ni dirigirse la mirada, y así continuaban cuando salieron del edificio y del terreno de este. Una vez se hallaron en la acera sus expresiones de vergüenza se difuminaron al tiempo que ambos trataban de aguantar la risa. Finalmente, los dos estallaron en unas grandes carcajadas.
-Ay, qué bueno- dijo Luan, ya ambos calmados, mientras recogía con un dedo una lágrima que le salía-. Eso sí que ha sido divertido-. Frunció el ceño y se puso en jarras-. “Un momento, ¿qué está pasando aquí?”- exclamó imitando la voz de la profesora Bernardo- “Ya sé que estáis en la edad del pavo y bla, bla, bla…”. Creo que me lo apuntaré para un espectáculo de cumpleaños.
Benny la miraba divertido, pero entonces cambió a una expresión más seria. Seguidamente abrazó a su chica, lo que a esta tomó por sorpresa, pero también le rodeó con sus brazos, sonriendo y cerrando los ojos.
-Luan…
-¿Mmmh?
-Me gustaría hacerte el amor…
Luan abrió los ojos y entreabrió la boca. Se apartó un poco de él, sin dejar el abrazo, y se miraron a los ojos.
-A mí… También me gustaría hacértelo a ti.
Estuvieron unos segundos mirándose, sin hablar, ambos con una sonrisa tímida.
-Pasado mañana por la tarde no habrá nadie en mi casa- dijo Luan-. Después de mucho tiempo. Pero por fin se han alineado los planetas. Mis padres estarán en sus trabajos, Lori está en la universidad, Leni y Luna estarán con sus respectivas parejas, Lynn tiene entrenamiento con el club de baloncesto, Lincoln estará con sus amigos, Lucy tiene que oficiar un par de entierros, Lana tiene el campeonato de coches teledirigidos, Lola estará en una sesión de fotos para una campaña de ropa infantil, Lisa tiene una cosa científica, una conferencia o algo, y Lily estará en casa de mi tía Ruth. O sea, que estaremos solos.
-Veo que lo has dicho de carrerilla- comentó Benny-. ¿Lo tenías preparado?
-Tal vez.
-En todo caso, me parece bien.
Tomados de la mano, ambos entusiasmados, empezaron a andar calle abajo.
-Ah, necesitaremos protección- exclamó Luan.
-Tranquila, yo ya compré hace tiempo.
-Oooh, qué previsor…- dijo la joven simulando sorpresa-. Y yo que creía que estaba condón-nada a pasarme por la farmacia. ¿Lo pillas?
Y lanzó su risa.
-Nuestra querida Luan- dijo Benny, y le besó la mejilla.
- PELEA DE HERMANAS
El agua sonó y a continuación se abrió la puerta del único cubículo cerrado, saliendo de él Luan. Se lavó las manos y se miró al espejo que tenía delante con una expresión seria. Luego sonrió.
-Tranquila, todo va a ir bien.
Benny, sentado en una de las dos sillas de una de las mesas de aquella heladería, contemplaba distraídamente la gente pasar mientras apuraba las últimas gotas de su granizado, hasta que se percató que Luan había vuelto del lavabo.
-¿Vamos?- preguntó ella.
-Vamos- respondió él poniéndose de pie.
La casa de la familia Loud era relativamente grande. En la planta baja se encontraba la sala de estar, el comedor, la habitación de los padres y la cocina. En el piso de arriba se hallaba el cuarto de baño y las seis habitaciones que compartían los once hermanos, y entre estas, la primera a la izquierda según se entraba al pasillo por las escaleras, la de Luan y Luna.
-¿Seguro que no queda nadie en la casa?- preguntó Benny mientras avanzaban entre las habitaciones.
-Comprobémoslo.
Luan respiró profundamente y seguidamente lanzó un fuerte grito, que incluso llegó a asustar un poco a Benny. Ambos miraron a su alrededor, pero nadie salió de ninguna habitación, ni oyeron a nadie subir las escaleras. Silencio absoluto.
-¿Ves? Ni un alma- dijo Luan segura de sí misma-. Tenemos tres horas para nosotros solos, hasta que el corazón nos diga basta.
Luan tomó la mano de Benny y le llevó a su dormitorio.
-Bienvenido al paraíso.
Benny encontró el cuarto más grande de lo que se imaginaba. A la derecha había una cómoda con un espejo y varios libros encima, de entre los que pudo reconocer una conocida saga protagonizada por una detective adolescente. Junto a la cómoda había un amplio escritorio con dos sillas delante, y sobre este le hizo sonreír ver a Don Coquito, sentado apoyado en la pared. En el lado izquierdo había un armario empotrado abierto, donde pudo ver piezas de ropa en línea colgadas de perchas en una barra, y la litera, la cama de arriba con una sábana violeta y la de debajo con una de color rosado. Al lado, una pequeña estantería con unos cuantos libros más, y un equipo de música. Aunque lo que le llamó más la atención eran unos cuantos discos tirados por el suelo, junto a un par de latas de cola vacías y un libro titulado “Comedia para dummies”.
-Ups, creo que antes de irme debería haber ordenado un poco la habitación- exclamó Luan, y se apresuró a recoger los discos, las latas y el libro, dejándolos encima del escritorio. Luego se lo pensó y dejó el libro con los que estaban encima de la cómoda. Pero se lo volvió a pensar y colocó el libro en la estantería.
-Ahora sí- dijo satisfecha. Entonces miró a su muñeco de ventriloquía-. Ah, no, Don Coquito- lo cogió y metió su mano derecha por detrás del mencionado-. Ya sabemos que has sido testigo de muchas de mis intimidades, pero hasta aquí hemos llegado- le dijo al muñeco-. No voy a dejar que cuentes por ahí cómo se lo monta tu dueña.
-Oh, vamos- respondió Don Coquito-. ¿Me vas a privar de ver uno de los momentos más importantes de tu vida? Si quieres, yo te dejaré ver cómo me lo monto con la muñeca de Benny.
-Suena tentador, pero no- sentenció Luan-. Hala, al cajón.
-Diablos, hubiera pagado entrada por verlo- se quejó Don Coquito, mientras Luan cerraba el cajón de la cómoda donde había metido al muñeco.
Luan se giró y vio que Benny se había sentado en la cama de abajo, su cama. Mirándola sonriente, el chico palmeó con su mano derecha el colchón, y Luan, con una sonrisa tímida, se acercó a él y se sentó a su lado.
-Bien, aquí estamos- dijo la joven mirando hacia el suelo.
-Aquí estamos.
Pasaron unos segundos de un silencio curiosamente cómodo para los dos.
-Bien, te haré la pregunta protocolaria- dijo Benny mirando a su compañera-. ¿Estás segura que quieres hacerlo?
-Buh, qué cliché- dio como respuesta Luan volviéndose hacia él-. Podríamos buscar una pregunta más original. ¿Qué te parece esta? “¿Estás preparada para que te folle hasta que no puedas ponerte en pie?”
-No suena muy romántica, y también resulta un poco cliché- comentó Benny mientras pasaba una mano por los cabellos castaños de Luan, lo que dio una agradable sensación a la joven cómica-. Yo lo dejaría en “¿Estás preparada para que te haga el amor hasta que no puedas ponerte en pie?”
-Uhm- Luan puso cara pensativa-. No está mal, tiene una equilibrada combinación de excitación y romanticismo, pero creo que aún suena un poco seria y solemne. La frase debería tener un punto más desenfadado- la joven se puso de nuevo a pensar-. Ah, ya sé, ¿y si dijeras…?
Luan miró a Benny y le vio una expresión entre divertida e impaciente. Entonces la chica sonrió y lanzó una carcajada.
-Oye, cuando quieras, puedes hacer que pare de decir chorradas y pasar a lo que habíamos venido- exclamó tan divertida como él, mientras se le acercaba más y ponía las manos sobre los hombros del chico-. Y sí, estoy segura y preparada para todo lo que quieras.
-Eso quería oír- dijo Benny, y la besó. Un beso que se fue volviendo más apasionado.
Los labios de Luna y Sam se unieron en un apasionado beso mientras la primera daba la vuelta a la llave que había colocado en la cerradura de la puerta de entrada de su casa y la abría.
-¡Id a hacer esas cosas a vuestra casa, pelandruscas!- sonó una voz de hombre mayor.
-¡Estamos en ello, señor Quejica!- exclamó Luna con el ceño fruncido, mirando hacia la casa vecina.
Ambas entraron y cerraron la puerta detrás de sí.
-¿Qué significa “pelandruscas”?- preguntó Sam.
-Qué sé yo- respondió Luna sin haber dejado su ceño fruncido-. “Chicas preciosas” en inglés de cuando el rey Arturo, supongo. ¿A quién le importa?
-Tienes razón- respondió Sam encogiéndose de hombros.
-Bien, ¿y ahora vamos a mi habitación?- preguntó su compañera guiñándole un ojo y con una sonrisa sugerente.
Luna tomó de la mano a Sam y se dispuso a marchar hacia las escaleras que daban al piso de arriba, pero se percató que la rubia no avanzaba. Se giró y se acercó a ella, entrelazando sus manos con las de ella.
-¿No quieres que vayamos?- le preguntó con una mirada triste.
Sam desvió la mirada, lo que hizo que Luna respirara profundamente.
-Ven, vamos a sentarnos.
Luna fue hacia las escaleras seguida de Sam, y ambas se sentaron en el segundo escalón, la una al lado de la otra. Estuvieron unos segundos sin decirse nada.
-Lo siento- dijo finalmente Sam-. No es que no quiera irme a la cama contigo, Luna. De verdad que lo deseo. Pero ayer, cuando hablamos sobre si sería nuestra primera vez…
-Sí, bueno, ninguna de las dos se va a estrenar- dijo Luna, sin saber a dónde quería ir a parar su compañera-. Yo tuve mi primera y segunda vez con Sully, antes de que él empezara a salir con Mazzy. Y tú lo hiciste varias veces con aquellas dos chicas que conociste en un campamento de verano. Pero creía que había quedado claro que a ninguna de las dos le importaba que la otra ya tuviera experiencia.
-No es eso…- dijo Sam con la vista baja-. Tengo miedo de que descubras que en realidad no te atraen las chicas.
Luna alzó una ceja.
-Explícame eso.
-Tú has tenido sexo con un chico, y nunca has tenido sexo con una chica- comenzó Sam-. A lo peor cuando empecemos a rozarnos, y a tocarnos, y a lamernos, te das cuenta que te da un profundo asco. Que en realidad lo que sientes por mí no es más que una amistad mal entendida- Luna iba a decir algo, pero la chica rubia continuó-. La verdad es que una vez traté de tener sexo con un chico-. Luna se sorprendió-. El amigo de una prima, bastante guapete y buenorro, todo hay que decirlo. Un ligón en toda regla que quiso seducirme. Y me dije, qué demonios. Igual descubría que mi aventura con aquellas chicas solo fue que me dejé llevar por ellas y el placer que me proporcionaron- hizo una pausa-. Estar desnuda ante él no fue difícil, pero luego, cuando empezó a besarme y a tocarme, y yo tuve que tocarle a él… Dios, qué asquito. No pude continuar. Él, aunque lo vi decepcionado, no se lo tomó a mal. Por suerte o por desgracia, no le llegué a decir que en realidad me atraen única y exclusivamente las chicas. Sin duda, en ese momento me quedó totalmente claro.
-Ya- dijo entonces Luna-. Y tú tienes miedo que yo te rechace como hiciste tú. Y que rompamos y yo regrese a la otra acera, de donde nunca debí haberme ido- la joven rockera suspiró-. A ver, yo soy consciente que me gustan tanto las chicas como los chicos, y sí, te considero mi amiga, pero también mi pareja, porque estoy enamorada de ti y te quiero. Y en eso no hay vuelta de hoja. Yo no necesito comprobar nada para saberlo. Además, anteayer en la sala de actos del instituto, me chupaste y me magreaste y yo no te dije nada. Si te detuve fue porque en ese momento pensé más con la cabeza que con el coño y no me pareció el mejor momento y lugar, no porque no deseara que continuaras.
Sam la miraba tan sorprendida como conmovida.
-Así que, “señorita que-solo-se-folla-tías”-continuó Luna, mientas situaba su rostro ante el de la otra chica y la punta de su dedo índice la posaba sobre el pecho de esta-, ahora vamos a subir a mi habitación y me vas a enseñar los placeres del sexo sáfico hasta quedarnos sin sentido, ¿queda claro?
-Si te pones así, veo que no me va a quedar más remedio- respondió Sam con una sonrisa y una sensación de alivio liberador.
-Esta es mi rubita- exclamó Luna con decisión-. La que conozco y adoro.
La pareja subió las escaleras y luego avanzó con paso rápido por el pasillo, hasta que llegaron al umbral de la puerta abierta de la habitación que buscaban. Allí no pudieron resistirse más y se besaron con pasión. Entonces Sam cogió la camiseta de Luna y se la quitó, y volvieron a besarse, al tiempo que Luna despojaba de su chaqueta tejana a Sam. Volvieron a romper el beso, y esta vez fue Luna quien le quitó la camiseta a Sam, quedando las dos en sujetador. Y regresaron al beso, pero esta vez una voz las interrumpió y las hizo mirar hacia la litera:
-¡Eh! ¡Eh! ¡Luna!
Ante su sorpresa, las dos chicas vieron a Luan tumbada sobre la cama de abajo boca arriba, en sujetador y falda, con Benny sobre ella cara a cara, este último con su torso desnudo. La blusa blanca de Luan estaba tirada en el suelo, junto a la camisa azul y blanca de Benny. Ambas parejas se contemplaron la una a la otra durante unos breves segundos.
-¡Luan!- exclamó por fin Luna- ¿Qué demonios…? ¿Qué haces tú aquí? ¿Y con él? ¿No se suponía que habíais ido a ver algún espectáculo o así?
-Sí, precisamente ahora íbamos a dar todo un espectáculo- respondió su hermana y lanzó una risa. Pero entonces frunció el ceño-. No, en serio, ¿y vosotras qué? Se suponía que la casa iba a estar vacía.
-Sí, se suponía. Se ve que tú y yo hemos pensado lo mismo.
Las dos chicas se miraron en silencio, desafiantes.
-Sí, ha quedado muy claro a qué habéis venido Sam y tú. Pero te sugiero que os vayáis a otra parte, que nosotros hemos llegado primero- dijo Luan, y abrazó a Benny sin dejar de mirar a Luna.
-¿Y qué más?- exclamó Luna cruzando los brazos- Esta es mi habitación y os largáis vosotros.
Luan se irguió, haciendo que Benny tuviera que levantarse de encima de ella y se sentara en el borde de la cama. La joven cómica salió de esta y se puso de pie, encarándose con Luna.
-Ah, ¿sí?- exclamó-. Pues también es la mía y, como ya te he dicho, nosotros hemos llegado antes.
-Me importa una mierda- replicó Luna-. Aquí la mayor soy yo y tengo más derecho.
Mientras las dos hermanas discutían en el centro de la habitación, Benny y Sam se habían quedado delante del umbral de la puerta, contemplando la situación entre incómodos y nerviosos. El primero decidió dirigirse a la segunda:
-Hola, creo que no nos han presentado formalmente- le dijo con amabilidad, ofreciéndole la mano-. Soy Benjamin, el novio de Luan. Puedes llamarme Benny.
-Encantada- correspondió Sam con una sonrisa, y le estrechó la mano-. Yo soy Samantha, la novia de Luna. Puedes llamarme Sam.
-¿Hace mucho que salís juntas?- preguntó el chico con curiosidad.
-Hace unos cuantos meses- respondió la rubia amablemente-. ¿Y vosotros?
-Sí, también hace unos cuantos meses-. Benny suspiró-. Menudo par, ¿eh?
-Sip- dijo Sam con resignación-. Me temo que, como no hagamos algo, se nos van a fastidiar los planes. A los cuatro.
Entonces vio que durante un par de segundos la vista de Benny había bajado a sus pechos solo cubiertos por un sujetador de color azul celeste. La chica se sorprendió durante un instante y luego dejó que se le formara una pequeña sonrisa.
-Debe ser duro tener a tres tías buenas en ropa interior cerca de ti, ¿verdad?- preguntó Sam divertida.
Benny se encogió de hombros.
-¿Y a ti te resulta duro que me esté sin la camisa puesta?- el chico hizo una pausa acordándose de algo- Oh, ahora que lo pienso, a ti no te van mucho los chicos, ¿verdad?
-No, no mucho- respondió Sam sin darle importancia. Entonces oyeron exclamar a Luna:
-Además, estoy segura que debe ser ilegal que unos críos como vosotros tengáis sexo.
-No somos críos- contestó Luan, enfadada-. Y además, vosotras solo tenéis un año más que nosotros. Lo que sí debe estar castigado por la ley es el folleteo tortillero, so bolleras.
Luna puso los ojos como platos durante unos segundos, casi como Luan, quien se tapó inmediatamente la boca con las dos manos.
-Oye, Luna, perdóname, lo siento- se disculpó arrepentida, habiéndosele pasado el enfado-. Yo no quería decir eso. Ya sabes que toda la familia apoyamos tu relación con Sam y…
La indignación estaba plenamente reflejada en el rostro de Luna.
-Me gustará comer bollos, pero yo al menos no me escondo en el armario como una que yo me sé- exclamó señalando enérgicamente a Luan.
Aquella declaración impactó en su hermana, e hizo que Benny y Sam las miraran con interés.
-Ca… Cállate, Luna…- dijo Luan en un hilo de voz.
-Oooh, ya veo. Tu noviete no sabe nada- dijo mirando de reojo a Benny, sonriendo maliciosamente-. Bien, dime, ¿quién me contó que, con la excusa de practicar besos, se había estado morreando con unas amigas y que le hubiera gustado ir más lejos?
-Cá-lla-te…
¿Y cómo se llamaba esa emo? Ah, sí, Maggie. ¿Quién se declaró a Maggie y vino llorando a mis brazos porque esta la había rechazado de mala manera?
-¡Que te calles!
Un sollozo escapó de Luan y se cubrió la cara con las dos manos, mientras se sentaba en la cama y las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. Inmediatamente Benny marchó hacia ella con paso rápido, se sentaba a su lado y la abrazaba. Luan también le abrazó, perdida en su llanto.
-Te has pasado- dijo Sam a Luna llegando a su lado, mientras la segunda, con los brazos cruzados y seria, miraba a la pareja.
-Ella se lo ha buscado- respondió la joven rockera.
-Pues cuando Benny acabe de consolarla, le pides perdón.
Sentados en la cama, Benny le secaba las lágrimas a Luan con un pañuelo de papel.
-¿Va todo mejor?- le preguntó el chico a su novia.
-Mejor- respondió ella aún sorbiendo por la nariz-. Tus abrazos siempre son reconfortantes…- le miró a los ojos- Perdóname. Yo no quería que lo supieras…
-¿El qué? ¿Que también te gustan las chicas?
-Eso. Tenía miedo de que, si lo sabías, ya no querrías salir conmigo- confesó Luan apartando la vista de él, con una mirada triste-. Que te obsesionaras con que si le miraría el culo a la primera tipa que me pasara por delante, o cosas así. O que creyeras que te iba a engañar con todas las tías que pudiera, o…
-Vale, vale- le interrumpió Benny-. A ver, ¿tú vas a romper conmigo si alguna vez le miro el culo a otra chica?
Luan alzó una ceja.
-Ehm, no, pero preferiría que no lo hicieras…
-Exacto. La cuestión es hablarlo si sucede, no darlo por sentado- dijo Lenny-. ¿Y crees que voy a engañarte con otra chica por el hecho que me gusten las chicas?
-No, claro que no- exclamó Luan con decisión-. ¿Por qué ibas a hacerlo?
-Eso digo yo. ¿Por qué ibas a hacerlo tú?
Ambos se miraron, y se sonrieron.
-Esto me recuerda nuestra primera cita- dijo Luan-. ¿Te acuerdas de la espinilla que me salió y…?
-Oye, Luan…
Los dos chicos alzaron la mirada y vieron a Luna delante de ellos, fregándose la nuca con una mano y cara de arrepentimiento. Sam estaba a su lado.
-Perdona por lo que ha pasado- dijo la primera-. Yo nunca he querido humillarte, y menos ante Benny.
-No, perdóname tú a mí- respondió su hermana con una sonrisa triste-. No sé cómo he podido insultarte así. Puedo burlarme de ti, pero nunca te insultaría.
-Vale, olvidémoslo- zanjó Luna-. Ahora procuremos hablar civilizadamente.
-Mmmh… Antes que nada…- empezó Luan poniendo cara seria.
-¿Sí?
-Podríais tú y Sam dejar de plantar las tetas en la cara de mi novio?
Luna y Sam miraron a Benny y vieron que este, sentado como estaba y ellas de pie a poca distancia de él, tenía los ojos casi a la altura de sus pechos solo cubiertos por sus respectivos sostenes, mientras los contemplaba con los ojos entornados y la boca entreabierta.
-Oh- exclamó Luna, mientras Sam dejaba escapar una pequeña risa. Las dos chicas se apartaron hacia atrás, mientras la primera se cubría los senos poniendo los brazos en equis- Bueno, lo que decía- carraspeó-. ¿Os importaría marcharos? Sam y yo necesitamos la habitación.
-De ninguna manera- respondió Luan tajante, poniéndose de pie, seguida de Benny-. Como ya he dicho, nosotros estábamos antes. Quiero que nuestra primera vez sea en mi habitación, y no voy a esperar otra vez por tiempo indefinido a que no haya nadie en casa.
-Pues yo tampoco- replicó Luna-. Y yo soy la mayor y te digo que te largues.
-Por catorce meses, eres la mayor- contestó la comediante-. Casi eres mi hermana gemela. Si se tratara de Lori, o incluso de Leni, igual me lo pensaría. Pero tratándose de ti tengo el mismo derecho.
-Eso es una chorrada- sentenció la rockera-. Queda claro que si nos midiéramos por la edad mental ya sabemos quién ganaría.
-¿Qué insinúas con eso?
Las dos se miraron desafiantes, de un modo que ni Benny ni Sam les habían visto antes.
-Oye, Luan- dijo el primero a su novia-, ¿qué te parece si nos vamos a otra habitación? En esta casa tenemos de sobra.
-No me da la gana- exclamó la chica enfadada-. Nadie nos va a echar. Además, ¿cómo quieres que lo hagamos en la cama de una de mis hermanas? ¿Tú lo harías en la cama de tu hermano?
-Pues… No creo- respondió Benny con cierta extrañeza-. Teniendo en cuenta que duerme en una cuna, sería algo incómodo.
-Bueno, pues eso- dijo Luan con los brazos cruzados y mirando hacia otro lado.
-Mirad, yo ya me he hartado- exclamó de repente Sam, para seguidamente deshacerse de las botas, desabrocharse el pantalón y bajárselo, ante la sorpresa de los otros tres. Después de deshacerse de la prenda, y vestida en su ropa interior, con unas bragas del mismo color azul que su sujetador y dejando sus curvas a la vista de todos, caminó hasta la litera y subió a la cama de arriba, con su novia, la hermana de esta y el novio de la segunda siguiendo con la vista el trasero de la chica rubia-. Bien, yo me estaré aquí arriba- dijo mientras se estiraba sobre su espalda-. A ti, Luna, te estaré esperando dos minutos. Si una vez pasado ese tiempo no te tengo debajo o encima de mí, me marcho a casa. En cuanto a vosotros dos- se dirigió a Benny y Luan-, por mí como si os vais a otra habitación u os ponéis a follar debajo de nosotras. Vosotros mismos.
Los tres miraron a Sam desconcertados durante unos breves segundos. Entonces Luna suspiró. Se desabrochó la falda, dejando que esta cayera al suelo y mostrando unas bragas violetas con lunares naranjas. Tras quitarse sus botas y los calcetines, también marchó en ropa interior a la litera y subió a la cama de arriba.
Luan había visto todo ese proceso con expresión seria.
-Entonces, ¿nos vamos a otra habitación?- preguntó Benny.
-No, nos vamos a otra habitación- respondió su novia. Le miró y tomó su mano-. Vamos a mi cama.
-¿Qué?- se sorprendió Benny- ¿Con ellas aquí?
-Si a ellas no les importa, a nosotros tampoco- respondió Luan-. Quiero que mi primera vez, nuestra primera vez, sea aquí y ahora. Lo he estado deseando estos dos días y no voy a dejar que nos lo fastidien. Además, desde allí arriba no nos van a ver.
Benny le miraba sin estar convencido.
-No lo sé, Luan…
Ante la mirada de él, y sin dejar su cara seria, la joven se quitó la falda, los zapatos y los calcetines, y, en su conjunto de ropa interior amarilla, se dirigió a la cama de abajo, mientras el chico no pudo evitar seguir el movimiento de sus caderas. Luan se estiró cara arriba, dobló la rodilla derecha y puso la pierna izquierda sobre esta, y, con las manos bajo la nuca, esperó. Al cabo de unos segundos, miró de nuevo a Benny, y vio que este tenía una expresión entre nerviosa e indecisa. Eso hizo que la suya se volviera triste.
-Oye, Benny, si no quieres…
De repente, el sujetador azul de Sam cayó sobre la coronilla del muchacho. Luan, al verlo, se sorprendió y no pudo evitar dejar escapar un soplido entre sus labios cerrados, para a continuación lanzar unas fuertes carcajadas. La risa contagió a Benny, y acompañó a Luan en su carcajeo.
-Eh, Benny, veo que no te queda mal el papel de sostén-edor- exclamó Luan risueña. Y se rio de nuevo- ¿Lo pillas?
-Tienes razón- respondió el chico con una sonrisa. Tomó el sujetador y lo dejó caer al suelo-. Pero para estar seguros, voy a probarlo con el tuyo.
Y tras quitarse los zapatos, marchó hacia Luan.
Mientras tanto, en la cama de arriba, Sam había visto aquella situación. Se encontraba a horcajadas sobre las caderas de Luna, de cara a ella, quien se encontraba estirada con la vista puesta en sus senos.
-Parece que nuestros vecinos de abajo por fin se han decidido- dijo la rubia.
-Me alegro por ellos- dijo su compañera, mientras posaba sus manos sobre los pechos desnudos de Sam.
-¿Así que estás es tu primera vez con una chica?- preguntó esta seductora, sintiendo la sensación agradable de Luna frotando sus senos.
-Exacto. Tendrás que enseñarme.
-Todo un placer.
Sam se inclinó hacia su compañera, y esta, viendo su intención, se incorporó. Se unieron en un intenso beso, aún más de lo habitual, que a Luna le resultó abrumador.
-Sam…
-Solo disfruta, cariño.
Luna contuvo el aliento, mientras Sam le quitaba lentamente el sujetador, con sus bocas y lenguas aún en contacto firme entre sí.
-Eres una chica hermosa, Luna.
-¿De… verdad lo crees?
-Nunca te diría lo contrario.
Luna nunca se había sentido tan nerviosa y tímida. Sam y la promesa de ese apasionado beso habían tenido un profundo impacto en la joven rockera.
Sam bajó la cabeza y procedió a besar el pecho de Luna, deteniéndose en sus pequeños pechos y pezones.
-Piel suave- susurró la chica rubia-. Muy lindos pechos…
-¡Oooh!- gimió Luna.
-¿Te gusta cuando te lamo aquí?
-S-sí…
-¿Quieres que continúe?
-Oh, sí, por favor.
Sam se situó de rodillas entre las piernas abiertas de Luna, con sus manos sobre las rodillas de esta.
-Me pregunto qué hay aquí escondido…- comentó la rubia con la vista puesta en las bragas de Luna.
-Nada especial…
-Siento disentir- Sam se apartó un poco-. Vamos a ponernos un poco más cómodas.
Ante la mirada deseosa y expectante de Luna, la otra joven comenzó a bajarse las bragas de forma agonizantemente lenta, hasta que quedó completamente desnuda ante su compañera. Unos incipientes labios y un fino vello púbico habían quedado al descubierto.
-¿Qué te parece?
-Tú también eres hermosa.
-Bien, ahora bésame de nuevo.
Las dos chicas compartieron otro beso, al tiempo que la mano de Sam avanzaba metódicamente hacia las bragas de Luna, para finalmente frotar los labios vulvares de la joven a través de la tela de la ropa interior.
-S-S-Sam…
-¿Sí, cariño? ¿Sabes que estás realmente mojada aquí abajo?
-Sí…
-¿Te gusta lo que estamos haciendo?
-Me encanta…
-¿Por qué no juegas un rato con mis gemelas mientras yo te ayudo a quitarte las bragas?
Luna no necesitó más ánimos y dirigió su atención a los pechos de Sam de inmediato.
-Oh, eso es bueno- dijo esta última al sentir la lengua de su compañera moviéndose en su pezón derecho-. Sí, sigue así.
Sam reveló la vulva de Luna, visible la humedad de sus labios. El contacto directo de los dedos de Sam en el sexo desnudo hizo que Luna diera un respingo y el pezón de su novia se deslizó de su boca.
-Solo sigue, cariño…- susurró Sam- No te preocupes, voy a hacerte sentir bien.
-Y-ya lo haces…
Cuando Sam comenzó a frotar la hendidura de la otra chica, los gemidos de esta fueron un signo inconfundible de un profundo placer.
-¡Oooh, Sam!
-Eso es, ¿quieres más?
-¡Sí, sí, por favor!
Antes de pasar a la vulva de Luna, Sam bañó su vientre y muslos con dulces besos. Cuando finalmente llegó al sexo de la joven, su lengua exploró cada centímetro, llevando a Luna a alturas de placer para ella desconocidas.
-¡Me voy a correr, Sam!
-¡Déjalo ir, cariño!
-¡Aaaah! ¡Oh, Dios! ¡No pares! ¡No te detengas, por favor!
Sam no mostró intención de hacerlo y guió expertamente a Luna a su clímax. La visión de Luna, indefensamente complacida por ella y estremeciéndose incontrolablemente sobre la cama, fue increíblemente excitante para Sam.
Benny y Luan se encontraban tumbados en la cama de la segunda, ambos de lado y de cara el uno al otro, mientras se besaban con pasión.
-¿Seguro que no te importa con esas dos ahí arriba?- preguntó Luan claramente excitada.
-Si a ti no te importa, a mí tampoco- dijo Benny convencido.
-No es que no me importe, pero ya no podía estar más tiempo por inhibiciones sociales- respondió Luan acariciándole el rostro-. No sabes cuánto hace que deseaba estar así contigo, Benny.
-Yo también.
Volvieron a besarse, y esta vez el joven decidió que era hora de quitarle el sujetador a su chica. Mientras sus lenguas volvían a jugar entre ellas, Benny alargó la mano hacia el cierre del sostén y trató de abrirlo, pero se dio cuenta que era bastante difícil hacerlo con una sola mano. Luan se percató de la situación y separó sus labios de los de él.
-Esto sí que es un cliché- comentó la chica con una sonrisa-. El chico que no logra quitarle el sujetador a la chica.
Benny también sonrió, un poco avergonzado.
-Quizá no estamos en la mejor posición para hacerlo- reflexionó.
-Cierto.
Luan se incorporó y, desde su posición tumbado en la cama, Benny vio cómo su novia se llevaba las manos a la espalda, separaba los dos extremos y retiraba sin prisa la pieza de ropa interior. Sin poder evitarlo, los ojos del joven se posaron inmediatamente en los pechos desnudos de Luan, lo que hizo que ella ampliara su sonrisa.
-¿Te gustan?
-Yo.. Yo… Er…- balbuceó Benny mientras la excitación recorría su cuerpo-. Sí, me gustan. Me gustan mucho.
-¿Te gustaría tocarlos?- preguntó Luan dejándose llevar por su correspondiente excitación-. Acércate.
Benny también se incorporó, sentándose como ella sobre el colchón, y posó sus manos ligeramente sudorosas sobre los cálidos senos de la joven. En ese momento, la erección que había estado formándose llegó a su máximo tamaño.
-¿Qué te parece?
-Son muy suaves.
-Mmmh… Tus manos también lo son. Apriétalos suavemente.
Benny masajeó torpemente los pechos de Luan, notando que sus pezones se estaban endureciendo. Ella le miraba todo el tiempo, animándole con su sonrisa.
-Tienes una erección- dijo de repente.
-Lo… Lo siento.
-¿Por qué te disculpas?
-No lo sé…
Luan se mordió el labio inferior.
-Quiero verla.
Benny tragó saliva, ante la mirada lujuriosa y algo intimidatoria de Luan.
-Vale.
Benny dejó los pechos de Luan y rápidamente se quitó los pantalones, para seguidamente hacer lo mismo con sus calzoncillos. Luan contempló su cuerpo desnudo: su rostro sonrojado, atractivo y aniñado; su sexis abdominales, y su pene erecto. Ella no entendía de tamaños, ni era algo que le quitara el sueño, pero lo encontró perfecto en su grosor y extensión, y como algo tocable y besable.
-Me gustaría tocarlo. ¿Puedo?
-Claro.
La joven comenzó a palpar suavemente toda la longitud del miembro. Cuando sus dedos pasaron sobre el glande expuesto, Benny dejó de respirar por varios segundos. Finalmente, Luan agarró el pene y comenzó a masturbarle lentamente. Hasta entonces, lo único que había conocido Benny era su mano derecha, y aquello le pareció algo completamente diferente.
-Más rápido.
Luan obedeció, acrecentando el ritmo.
-¡Aah! ¡Aaaah!
Benny llegó al orgasmo. Luan le vio apretar los párpados y gruesos borbotones de esperma salpicaron el pecho y la barbilla de la joven comediante. Ella siguió sacudiendo, ansiosa por obtener todo de él.
El joven dejó escapar un suspiro de satisfacción. Abrió los ojos y vio a Luan mirándose el semen que tenía entre los dedos. Inmediatamente tomó un paquete de pañuelos de papel que habían dejado en un rincón de la cama y con uno de ellos recogió el esperma de la piel de Luan.
-Por la cantidad que has soltado diría que lo he hecho bastante bien- comentó ella sonriendo satisfecha.
-Tienes matrícula de honor- respondió Benny seductoramente.
La proximidad de sus rostros hizo que se besaran. Mientras lo hacían, Luan empujó al chico hacia atrás, al tiempo que se quitaba las bragas, quedando del todo desnuda. Benny se había quedado tumbado en la cama y Luan lo aprovechó para colocarse a horcajadas sobre y de cara a él. La joven se quitó la goma que le sujetaba el pelo en una cola y los mechones de su cabello castaño se posaron sobre sus hombros. Benny la contempló: su rostro sonriente, sus pechos no muy grandes, su vientre plano, su pubis cubierto de un vello castaño… Le pareció la chica más bella del mundo. No, ella era la chica más bella del mundo.
-Condón- dijo Luan, sacándole de su ensimismamiento, extendiendo la mano hacia él, impaciente.
-No, espera- contestó el muchacho-. Me acabo de correr. Dame un par de minutos.
-Dos minutos, ¿eh?- dijo Luan un poco frustrada, con la excitación a flor de piel-. Bien, mientras tanto…- la chica se dio la vuelta, viéndole Benny por primera vez el trasero. Entonces se estiró sobre él, situando la cabeza de este entre sus muslos, ella hincadas las rodillas-. Voy a ver si puedo hacer algo al respecto…
Benny vio el sexo de Luan ante él, a pocos centímetros de su rostro. No pudo resistirse y, colocando las manos sobre los muslos de ella, lamió la salada humedad de los labios de su vulva y dejó que la lengua entrara en la vagina.
-¡Aah!- oyó gemir a Luan.
Después de mover su lengua juguetonamente dentro de ella, Benny comenzó a chupar suavemente los labios y finalmente el clítoris erecto.
-Oh, sí…- exclamó Luan- Pero a esto yo también sé jugar.
La joven lamió la longitud del miembro, el cual había tomado por la base con ambas manos, y luego se centró en el glande. La humedad y el tacto acolchado de la lengua hizo que el pene fuera ganando en longitud, hasta que finalmente alcanzó nuevamente la plena erección. Luan se lo metió en la boca y empezó a subir y bajar la cabeza, succionando. Estuvieron un pequeño rato así, dándose placer mutuamente, hasta que Luan habló:
-Benny, follemos ya- exclamó con cierto tono desesperado.
-Nosotros no follamos, nosotros…- inició su compañero en tono de humor.
-Sí, sí, de acuerdo, nosotros hacemos el amor- interrumpió la otra-. ¿Follamos o no?
-Claro que sí.
Luan se dio la vuelta sobre Benny, colocándose cara a cara a él. Entonces el chico la empujó sobre la cama y cogió uno de los preservativos que había junto al paquete de pañuelos. Poco después, miró a Luan y vio sus ojos llenos de lujuria y su piel sonrojada.
-En verdad estás lista.
-Lo estoy.
-¡Aaaah! ¡Oh, Dios! ¡No pares! ¡No te detengas, por favor!- oyeron.
Ambos miraron hacia la cama de arriba sorprendidos.
-Parece que alguien se lo está pasando bien- comentó Benny.
-No vamos a permitir que nos dejen atrás, ¿verdad?- contestó Luan medio en broma.
Benny descansó suavemente sobre su compañera y jugueteó en los labios de la vulva con la punta de su pene erecto.
-Esto se siente tan bien… Estoy lista para ti, Benny…
El chico lamió y chupó los pezones de ella para distraerla, al tiempo que empujó lentamente la punta de su pene dentro del canal vaginal. La entrada, húmeda con sus fluidos, era estrecha. Luan gimió de dolor.
-¡Me duele, Benny!
-Relájate, cariño. Relájate y todo irá bien. Te esperaré hasta que estés lista.
-Bésame.
Las dos lenguas se enredaron en un apasionado beso y, con sus manos, Luan empujó el trasero de Benny como para hacerle mover más dentro de ella. Con dos empujones lentos, toda la longitud del pene finalmente estuvo dentro de ella. Luan jadeó de nuevo, pero esta vez en un suspiro de alivio, mezclado con prudente placer. Benny notó cómo le apretaba la vagina de la chica. Estaba seguro de que, si no tenía cuidado, se correría nada más salir de ella. Esperó para que Luan se acostumbrara a la sensación de estar dentro de ella, hasta que la chica le miró con expectación.
-Estoy lista, Benny.
Luan levantó las piernas como para invitarle aún más adentro de su húmeda endidura y Benny comenzó sus movimientos lentos pero seguros. Luan pareció contener la respiración durante un rato, pero luego dejó escapar un gran suspiro y comenzó a acariciar con ternura los músculos de la espalda de Benny.
-Ah… Ah… Me estás follando. Se siente tan bien…
Con cada empujón de su pene, Benny la penetraba más fácilmente, ayudado por las secreciones de Luan, que fluían copiosamente. Obviamente ella no estaba lista para nada violento, pero su mirada de dolor había desaparecido por completo de su rostro, reemplazada por una mezcla de disfrute y entusiasmo.
-¡Aaah! ¡Aaah! Me llenas completamente.
-Te quiero, Luan.
-Yo también te quiero. Ah… Sigue follándome. Bésame.
Benny siguió moviéndose, ahora más rápido. Luan empujó sus caderas hacia él cada vez que este empujaba, para maximizar el placer que le daba el palpitante pene frotando contra los húmedos y acanalados confines de su sexo.
-¡Oh, Benny, voy a correrme!
-¡Yo también!
El orgasmo llegó para ambos con unas décimas de segundo de diferencia. Benny alzó la cabeza y miró a los ojos a Luan. Los dos sonrieron y se besaron.
-La verdad es que esperaba que cuando iba a decir que iba a correrme apareciera la profesora Bernardo para preguntarnos qué estábamos haciendo- comentó Luan sin dejar su sonrisa ni de abrazarle-. O al menos mis padres.
-Eso suena a trauma- dijo Ben, y la besó de nuevo.
Tras salir de ella y quitarse el condón, se tumbó a su lado y la tomó de la mano.
-¿Te sientes diferente?- le preguntó.
-Un poco. No imaginé que sentirte dentro de mí fuera tan placentero. Al principio dolió y realmente quería que te detenieras. Pero luego me dijiste que me relajara y eso realmente ayudó.
-Me alegro. La próxima vez seguramente será más fácil.
-¿Quién dice que habrá una próxima vez?
-Oh… Creía que…
-Es una broma, tonto. Por supuesto que habrá una próxima vez. Y montones de veces más.
-Vaya, eso es un alivio.
-En cualquier caso, hay que reconocer que esto del sexo sienta genial- dijo Luan incorporándose. Se desperezó estirando los brazos-. Me voy a tomar una ducha. ¿Te vienes?
-Vale.
Luan pasó por encima de él y puso los pies en el suelo, poniéndose de pie.
-Espera, que estás desnuda- exclamó Benny-. Que te van a ver Luna y Sam.
-¿Y qué más da?- dijo ella, mirándole por encima de su hombro-. Como ya dije antes, ahora no estoy por inhibiciones tontas.
Y se dirigió a la puerta. La imagen de espaldas de Luan, con su cabello suelto, su sensual trasero y sus largas piernas, hizo respirar profunda y felizmente a Benny.
Tras su orgasmo, a Luna se le escapó una risa tonta, y abrió los ojos. Allí vio a Sam, de rodillas a su lado, mirándola con dulzura en los ojos y una pequeña sonrisa. Esa misma expresión se formó en el rostro de Luna, para luego incorporarse y besarse con su pareja.
-Veo que aquellas chicas te enseñaron bien- dijo Luna con tono seductor, mientras posaba su mano derecha sobre el pecho izquierdo de Sam.
-Y más cosas que me enseñaron…
Se dieron otro beso.
-¿Me las enseñas a mí?
Se volvieron a besar, esta vez más intensamente, mientras las manos de la una empezaron a acariciar el cuerpo de la otra.
-¡Me duele, Benny!- oyeron exclamar a Luan.
-Oh, están a punto de desvirgar a mi hermanita- mencionó Luna, apartándose de Sam, ante el desconcierto de esta-. Esto tengo que verlo.
La joven se tumbó boca abajo en la cama y asomó la cabeza por el borde, con la vista puesta en lo que sucedía en la cama de abajo. Sam se situó a su lado y observó también, aunque sin mucho interés.
-Tu hermana nos va a ver y seguro que le cortamos el rollo- susurró Sam, mientras empezaba a acariciarle el cabello a la otra chica.
-No creo que Luan esté ahora por lo que sucede a su alrededor- respondió Luna en el mismo tono de voz, mientras observaba el movimiento de Benny-. Hay que reconocer que su novio está bastante bien. Bonito trasero.
-Vaya, no me digas que te atraen los yogurines- dijo Sam mientras pasaba su mano por la espalda de Luna, llegando a sus nalgas. Le dio pequeños besos en la mejilla-. Nunca dejarás de sorprenderme.
-Bueno, me gusta más mi novia rubita- respondió su compañera. Giró la cabeza y la besó en los labios. Separó un poco las piernas, para dejar que Sam tuviera mejor acceso con su índice a su vulva-. Y me gusta que mi rubita me haga cositas.
-¿Y mi rockera me va a hacer el favor de tumbarse en la cama otra vez?- preguntó Sam entre besos y algún gemido de Luna.
-Oh, sí.
Sin dejar de besarse, ambas se estiraron la una junto a la otra, presionando sus pechos y pezones. Una mano de Sam se escurrió entre los muslos de Luna, algo que esta imitó con respecto a su compañera. Así estuvieron un pequeño rato, con jadeos entre besos y entre lenguas, masturbándose mutuamente.
Sam sacó sus dedos de la vulva de Luna y se los llevó a la boca, saboreando sus fluidos vaginales.
-Ahora pasemos a la acción de verdad- dijo mirando a su compañera con lujuria en los ojos.
La chica rubia se incorporó, y Luna volvió a tumbarse sobre su espalda, mirando a su compañera, con la boca entreabierta, expectante.
-Ponte el cojín debajo de la espalda- le dijo Sam.
Luna así lo hizo. Entonces Sam flexionó la pierna izquierda de Luna y en un movimiento rápido se situó de rodillas frente a la otra chica, con la pierna derecha de esta entre sus muslos. Se acercó un poco más hasta que sus sexos se tocaron.
-Oh, guau, las famosas tijeras- exclamó Luna mirando el lugar donde entraba en contacto con Sam.
-No exactamente. Esta variante me gusta más- comentó esta, apoyando sus manos sobre las piernas de Luna-. Atención, aquí eres tú la que marca el ritmo. ¿Lista?
-Sí- dijo Luna tan excitada como entusiasmada.
Apoyándose en el pie de su pierna flexionada, la joven rockera inició el movimiento de frotarse. Maravillada, sintió el placer llegar de sus labios vulvares y de su clítoris, y miró a Sam, la cual, sonrojada, tenía la espalda un poco arqueada y una deliciosa expresión de placer en su rostro. El placer fue subiendo en intensidad y Luna aumentó el ritmo y la fuerza con que se frotaba con su compañera, quien también empezó a moverse contra ella.
-Oh, Sam, es fantástico- exclamó cercana al orgasmo.
-Aah.. Aah… Has… Has aprendido rápido…
Los clítoris de ambas se frotaban contra la piel húmeda y resbaladiza de la otra chica, hasta que finalmente las dos llegaron al clímax, primero Sam, con un gemido fuerte y corto, sacudiéndose de la cabeza a los pies, y luego Luna, agarrando con las dos manos la sábana que tenía debajo, arqueando la espalda y tirando la cabeza hacia atrás, con un jadeo tembloroso. Sam se dejó caer hacia atrás, quedándose estirada boca arriba como Luna, ambas entre las piernas de la otra, con sus pubis tocándose. Estuvieron unos segundos recuperándose del placer recibido, sin decirse nada, las dos mirando al techo. Luego Luna se incorporó y se situó sobre Sam, piel contra piel, y se dieron un dulce beso.
-¿Ya sabías que te quiero?- dijo Luna a su compañera sonriéndole, con las manos a ambos lados de la cabeza de esta.
-Algo he oído- dio por respuesta la otra chica, sonriendo también, mientras pasaba los dedos entre los cabellos de la joven rockera-. Y que sepas que yo también te quiero.
-Me doy por enterada- dijo Luna, y la volvió a besar.
Tras el beso, se fijaron que Luan se había levantado y se dirigía hacia la puerta.
-Eh, Luan, ¿ha ido todo bien?- le preguntó Luna sin dejar su posición sobre Sam.
Su hermana se giró y dirigió la vista hacia ellas, mostrándoles la parte frontal de su juvenil cuerpo desnudo.
-Muy bien- exclamó haciendo el ademán de “perfecto” y sonriendo feliz-. ¿Y vosotras qué tal?
-Genial- respondió Luna con emoción, mientras descansaba su cara sobre la de Sam.
-No hace falta que lo jures- dijo Luan contenta por su hermana-. Nosotros ahora vamos a ducharnos. Cuando acabemos, podéis pasaros.
-Bien.
Luan salió por el marco de la puerta, perdiéndose de la vista de las dos chicas. Entonces vieron aparecer a su novio, avanzando de espaldas con las manos cubriendo su zona púbica, mirando hacia ellas con el embarazo en su rostro.
-Eh, Benny, no hace falta que sientas vergüenza- le dijo Luna divertida ante la situación-. Esto de compartir habitación para el sexo nos da la suficiente confianza.
-Bueno, sí, pero…
-Mira.
Luna se irguió y, después de indicarle a Sam que le dejara sitio, se situó de rodillas frente a él. Su compañera decidió imitarla, situándose a su lado. Benny contempló estático y con los ojos bien abiertos los torsos desnudos de las dos chicas, olvidándose de cubrirse y dejando al descubierto su pene. Miró primero los pechos pequeños pero erguidos de Luna, y luego los de Sam, ligeramente más grandes, todos con unos rosados pezones.
-¿Ves? Nosotras no nos avergonzamos, porque después de hacer el amor nos sentimos liberadas de toda inhibición- explicó Luna-. Igual que Luan, ¿no?
-Sí, sí…- respondió Benny sin apartar la vista de ellas.
-Bien, y ahora date prisa, que tu chica te debe estar esperando- dijo Luna con una media sonrisa.
-¿Eh? Ah, sí- exclamó el chico despertando de su ausencia.
Y, con paso rápido, también salió de la habitación, no sin antes de que las dos chicas echaran una mirada a su trasero.
-Qué mala eres con el pobre chico- dijo Sam sonriendo divertida.
-¿Mala? ¿Por qué? Lo decía en serio.
-Lo que tú querías es que apartara las manos de su zona estratégica, pervertida- comentó Sam entre cariñosa y maliciosa.
-Bueno, ya lo he dicho antes: el novio de mi hermana está bien bueno- exclamó Luna con decisión.
-¿Hasta el punto de hacerle un favor?- oyó preguntar a Sam.
-Pues, tal vez- Luna inmediatamente se tapó la boca y se giró hacia la chica rubia-. No, quiero decir…
-¿Pues sabes? Tu hermanita sí que está para hacerle un favor…- dijo Sam mirando hacia la entrada de la habitación- Por lo que tengo entendido, también le gustan las chicas, ¿no?
Luna la miró extrañada.
-Me estás tomando el pelo, ¿verdad?- preguntó a su compañera.
-No lo sé- respondió Sam mirándola también-. ¿Tú me lo tomas a mí?
Ambas se miraron durante unos largos segundos.
-¿Qué te parece si vamos a espiarles mientras se duchan?- propuso de repente Sam.
Luna alzó las cejas, sorprendida.
-¿Qué ocurre?- preguntó- ¿Ahora quieres ver a mi hermana con el cabello mojado, enjabonándose sensualmente?
-Es una idea. ¿Tú no quieres ver al yogurín haciendo lo mismo?
Luna miró a Sam con expresión pensativa durante unos instantes.
-Está bien, vamos.
Las dos chicas bajaron por la escalera de la litera y, una vez en el suelo, se dirigieron a la puerta, Sam en cabeza.
-Espera, al menos pongámonos las bragas- exclamó Luna.
-No hay tiempo, que nos lo vamos a perder- contestó Sam.
Las dos chicas, desnudas, salieron al pasillo y se dirigieron rumbo al cuarto de baño.
- CUARTETO
-¿Qué hacías que no venías?- preguntó Luan, mientras Benny entraba al cuarto de baño, donde ya estaba ella. La erótica imagen de Luan desnuda y con el cabello suelto volvió a llenar sus sentidos.
-Nada, tu hermana y su novia, que me han querido enseñar las tetas- respondió el chico, encogiéndose de hombros.
-¿Eh?
-Sí, para demostrarme que no tenemos que sentir vergüenza por ir desnudos, que hay confianza después de haber compartido habitación para lo del sexo.
-Vaya, vaya…- dijo Luan entrecerrando los ojos- Y después no quiere cambiarse de ropa interior cuando yo estoy en la habitación. Pues ya se lo recordaré.
-Y hablando de todo- cambió de tema Benny, mientras observaba la bañera que tenía delante, con una cortina amarilla cerrada -. ¿Decías que nos íbamos a duchar? Yo diría que esto es una bañera, no una ducha.
-También puede ser una ducha- contestó Luan abriendo la cortina-. Afortunadamente caben dos personas de pie.
Dicho esto, la joven alzó una pierna y la pasó por encima del bordillo de la bañera, para luego entrar en ella. Se situó debajo del cabezal de la ducha y abrió la llave del agua caliente, para a continuación, tras tirar la cabeza un poco hacia atrás, caerle el chorro de agua caliente en su coronilla, empapando sus cabellos y luego todo el cuerpo. Miró a Benny, quien se había quedado delante de la bañera, observando a la joven con ojos entornados.
-¿Qué ocurre?- le dijo- ¿Todavía no te has habituado a verme sin ropa?- le preguntó con una pequeña sonrisa, mientras se pasaba las manos por el cabello. Se dio la vuelta, dándole la espalda, dejando caer el agua por encima de sus hombros- Pues venga, mírame todo lo que quieras. Aunque me hubiese gustado ducharme contigo.
-Perdona, es que eres digna de admirar- respondió Benny un poco avergonzado, al tiempo que entraba en la bañera, colocándose detrás de su novia.
-Gracias, tú también.
Luan se dio la vuelta, situándose frente a frente a su chico. No pudo evitar que sus ojos descendieran y recorrieran el cuerpo de él, llegando a su pene, el cual estaba a media erección.
-Te toca- dijo en medio de un suspiro, y le dio espacio para que se situara debajo del cabezal de ducha.
Mientras Benny se pasaba el chorro de agua por el cuerpo, Luan cogió el gel de la estantería que tenía detrás y volvió a ponerse de cara al joven.
-¿Me enjabonas la espalda?- le preguntó sonrojada.
Benny no logró responder. Se limitó a recibir el gel y a verter una buena cantidad en su mano derecha y, tras dejar la botella en su lugar, vio ante sí la espalda desnuda de Luan, quien se había apartado los cabellos de encima de sus hombros, dejándolos caer sobre un lado de su cuello. Se frotó ambas manos con el gel y, tragando saliva, las situó sobre los hombros de la chica. Empezó a mover las manos, extendiendo aquel líquido cremoso.
-¿Sabes?- dijo el chico- Nunca imaginé que unos simples hombros pudieran ser tan sexis…
A Luan le hubiera gustado responder con una salida ingeniosa a aquel comentario, pero el fondo erótico del mismo y que su mente estaba centrada al cien por cien en la deliciosa sensación de las manos de Benny cubiertas de gel sobre su piel le impidieron pensar en cualquier réplica graciosa. Ahora notó que las palmas empezaban a deslizarse por su espalda, con cierta parsimonia y lentitud, como si su novio estuviera memorizando a través de sus dedos cada centímetro de su piel.
Las manos siguieron descendiendo, se detuvieron en las caderas, y luego llegaron al trasero de la chica. Benny se recreó en él, una mano en cada nalga, encantado por el suave tacto y la vista de su excitante forma.
-Mis hombros serán sexis, pero parece que has encontrado algo que es más sexi aún…- dijo Luan mirándole por encima del hombro- Parece que le has encontrado el gusto a mi culito.
-Voy a fundar un nuevo club- comentó Benny, simulando decisión-. El Club de Fans del Trasero de Luan Loud. Seré el presidente y el primer socio. Y espero recibir una foto dedicada.
Luan dejó escapar unas risas.
-Si la cuota que tengas que pagar es darme unos cuantos besitos, me lo pensaré.
Benny sonrió, y pasó sus manos por los costados de la joven cómica y, uniendo su torso con la espalda de ella, situó las manos sobre los pechos de la chica.
-Eh, eso no es mi espalda…
-Bueno, ya que estamos, aprovechemos.
Benny enjabonó los senos de Luan, moldeándolos en círculo, uno con cada mano, y luego se dedicó a los pezones, haciéndolos rodar entre el índice y el pulgar. La joven gimió, y sintió el pene ya erecto de Benny presionando contra sus nalgas.
-No te olvides de lavarme entre las piernas…
Benny dejó el pecho derecho y deslizó su mano por el vientre de Luan, llegando a su pubis. Pasó sus dedos por los labios vaginales de la joven, rodeando la entrada de la vagina y rozando el clítoris.
-Me gusta cómo me enjabonas…
-Pero para hacerlo bien, debería tenerte de cara.
Benny tomó a su chica por los hombros y le dio la vuelta, poniéndose frente a frente.
-Así, mucho mejor…
Benny continuó frotando el sexo de Luan, con la vista puesta en su acción. Luego alzó los ojos y vio la mirada nebulosa y la boca entreabierta de la chica. De hecho, era la misma expresión que él tenía.
-Tengo que verlo más de cerca, para saber si te lavo bien.
El chico se agachó, con el sexo de Luan ante sus ojos, y siguió pasando unos dedos por encima de él. No pudiendo resistirse más, agarró las caderas de la joven y hundió su cara en el pubis de ella. Lamió con pasión, oyendo los gemidos de Luan. Esta apoyó una mano en la pared y alzó un pie, apoyándolo en el borde de la bañera. Benny vio que así tenía más margen de maniobra, y con los dedos y su lengua, hizo que Luan gimiera de placer. Al poco rato, Benny se puso otra vez de pie. Los dos jóvenes juntaron sus frentes, y finalmente sus bocas se unieron en un profundo beso. Se abrazaron, con el pene erecto de Benny aprisionado entre los vientres de ambos, y los senos de Luan presionando contra el pecho del chico. Unos momentos después separaron sus bocas, buscando aire para respirar.
-Una lástima que no nos hallamos traído condones…- susurró Benny, un tanto frustrado.
-Sí, teníamos que haberlo previsto- respondió Luan en el mismo tono. Entonces sonrió maliciosa-. Y eso que nosotros sabemos montar un buen espectáculo. Incluso para tener público.
-Pues… Tanto como eso…
-¿Puedes guardarme un secreto?
-Si no afecta a terceras personas, claro que sí.
-Lo cierto es que sí que afecta a terceras personas, pero te lo diré igualmente: desde hace un buen rato que Luan y Sam nos están espiando.
-¿Uh?- exclamó Benny sorprendido. Nervioso, miró de reojo hacia atrás y luego volvió a mirar a Luan- ¿Y por qué no has dicho nada hasta ahora?- preguntó volviendo al tono de susurro.
-Buena pregunta- respondió Luan-. Debería haberlo dicho, pero me ha resultado excitante saber que nos estaban mirando. Quizá es que tengo una parte exhibicionista que hasta ahora solo había mostrado como actriz y comediante.
-Pero… Luna es tu hermana- objetó Benny, algo confundido- ¿A ella la dejas mirar?
-Luna siempre ha sido la primera en ver mis números cómicos, y desde que estoy en el club de teatro, me ha visto muchas veces ensayar en nuestra habitación- Luan hablaba un poco avergonzada-. No lo sé, me ha parecido de lo más natural que ella también viera mis primeros escarceos sexuales…
Benny la escuchaba un tanto desconcertado.
-¿Hemos de pensar que, más que porque querías hacerlo por primera vez en tu cama, en realidad lo que querías era hacerlo por primera vez, con Luna cerca?
Luan, sonrojada, se encogió de hombros.
-Con decirte que me di cuenta que Luna y Sam nos estaban mirando cuando me penetrabas y no dije nada…
Benny se desconcertó un poco más.
-Oye, ya sé que todo esto suena raro…- continuó Luan, sin atreverse a mirarle a los ojos a su chico- Y no era mi intención hacerte sentir incómodo…
Benny sonrió, juntando de nuevo su frente con la de Luan.
-Pues a Don Coquito no le dejaste mirar…
-Oh, Don Coquito- exclamó Luan simulando enfado-. Estoy segura que luego se lo hubiera contado todo a los muñecos de Lola y al conde canguelo de Lucy. Mejor dejarle aparte.
Benny se rio ante la salida de su novia, y le dio un rápido beso. Luego se separó de ella y se giró hacia la puerta.
-Eh, pareja, que ya sabemos que estáis ahí- exclamó con seguridad-. Podéis pasar, que nosotros casi hemos acabado.
Luna y Sam llegaron junto a la puerta abierta del cuarto de baño, y la segunda asomó prudentemente un ojo.
-¿Qué? ¿Algo interesante?- susurró Luna, a su lado.
-Sí, tu hermana en pelota picada mojándose enterita. Eso sí que es hacerlo de manera sensual.
-Ya. ¿Y Benny?
-Pues, mirándola alelado.
Luna se había quedado detrás de Sam, apoyada en la pared, con las manos a la espalda. Miró la extensión del pasillo, hasta la habitación de Lincoln, en la otra punta. Si alguna vez Lucy le hubiese predicho con su juego de adivinación que un día estaría tranquilamente en el pasillo de casa totalmente desnuda, no se lo hubiera creído. Se giró hacia Sam, y observó cómo esta espiaba. Se preguntó por qué se había dejado arrastrar. Aquello que estaban haciendo no estaba bien. Pero, por otra parte… Una sensación de estar perdiéndose algo importante que nunca más tendría la ocasión de ver se apoderó de ella. Suspiró.
-Sam.
-¿Qué?
-Déjame ver.
Sam se apartó y dejó a su compañera asomarse por la puerta. Luna estuvo unos cuantos segundos observando, ante la impaciencia creciente de la otra chica.
-A ver, aquí tenemos que organizarnos- dijo Sam, captando la atención de Luna, quien se volvió hacia ella-. Una mira agachada y la otra mira de pie. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
Después de jugárselo a piedra, papel, tijeras, Sam se colocó agachada y Luna de pie por encima de ella, ambas asomando media cara por el umbral de la puerta. Sam vio maravillada cómo Benny enjabonaba el cuerpo de Luan y, excitada, deseó que aquellas manos fueran las suyas. Pero entonces notó una sensación de culpabilidad por pensar aquello. ¿Qué diría Luna si lo dijera en voz alta? Antes ya se había mostrado un poco incómoda con los comentarios que Sam había hecho sobre Luan. Aunque, por otro lado, Luna también se había referido a Benny con frases subidas de tono. Pensando en eso, se percató del rostro angelical de Luan mientras su chico le hacía sexo oral. Oh, lo que daría por ser ella la causante de esa carita de placer. Mierda, ya volvía a pensar en lo mismo. En eso que de repente notó la sensación de unas gotas cayendo sobre la parte baja de su espalda. Vaya, ¿había goteras en esta casa? Se giró y se pasmó al ver en primer plano un par de dedos introduciéndose en el sexo de Luna, del cual salía un poco de flujo. Diablos, ¿no me digas que…? ¿Su novia se estaba masturbando mientras veía a Benny hacer sexo oral?
-Luna- exclamó Sam en voz baja- ¿Qué mierda haces?
Su novia despertó de su éxtasis y se sacó los dedos de la vagina.
-No sé… Nada- dio por explicación, entre vergüenza y culpa.
-Así que nada, ¿eh?- dijo Sam con una sonrisa maliciosa. Cogió la mano con que Luna se había estado masturbando y la puso a la altura de los ojos de ambas- ¿Y esto qué es?- preguntó refiriéndose a los dedos húmedos- -¿Estabas fantaseando con que el yogurín te hacía una limpieza de bajos? ¿Sabes que eres una chica muy mala?
La simulación de tono dominante de Sam hizo sonreír a Luna.
-Bueno, no menos que tú- dijo sintiéndose libre de la vergüenza y culpa iniciales-. ¿Quién se lo estaba pasando de cine mirando a mi hermana?
-Touché- exclamó Sam dramáticamente, poniéndose ambas manos sobre el pecho derecho.
Las dos chicas se miraron y seguidamente dejaron escapar una pequeña risa.
-Espera, no tan alto, que nos van a oír- susurró Luna.
-Eh, pareja, que ya sabemos que estáis ahí- oyeron exclamar a Benny-. Podéis pasar, que nosotros casi hemos acabado.
Luna y Sam se quedaron paralizadas, sin saber cómo reaccionar.
-¿Pasáis o no?- sonó esta vez la voz de Luan- Tranquilas, que, además del agua, os hemos dejado la bañera caliente.
Y sonó la risa de la joven cómica.
-Es que estamos desnudas- exclamó Luna.
-Vaya, ¿y quién me dijo antes que había confianza por no sé qué rollo de haber compartido habitación?- oyeron esta vez a Benny- Incluso me mostrasteis los pechos.
-En eso tiene razón- dijo Sam a Luna, sin necesitar más razones para ser convencida-. Total, si ya nos han visto sin ropa.
Con paso decidido, Sam entró en el cuarto de baño, y Luna, considerando que no iba a ser la única haciéndose la vergonzosa, la siguió.
Benny y Luan se encontraban de pie en la bañera, con la segunda bajo el chorro de agua que salía del cabezal de ducha.
-Mi hermana mayor en todo su esplendor- dijo Luan mirando a Luna, quien había cruzado los brazos y miraba hacia el pasillo, sin atreverse a dirigir la vista a la otra pareja.
-Tú también estás en todo tu esplendor- comentó Sam mirándola.
-¿Crees que soy esplendorosa?- preguntó Luan simulando sorpresa. Sonrió- Gracias.
Tras haberse quitado el gel, la joven salió de la bañera y se fue a coger la toalla para secarse, pasando por delante de las otras dos chicas. Mientras, ahora era Benny quien se encontraba debajo del chorro de agua.
-Así que os gusta ver a una parejita mientras tiene su intimidad en la ducha, ¿eh?- dijo Luan mientras se secaba con la toalla- Menudo par de pervertidas.
-Oye, no te pases- dijo Luna frunciendo el ceño, mirándola.
-Vale, lo sentimos- intervino Sam en tono serio-. Esta es una de esas anécdotas que tú y Luna recordaréis dentro de veinte años en una reunión familiar y os reiréis.
-Pues de momento no me hace reír mucho, y te lo dice alguien que es de risa fácil- continuó Luan también poniéndose seria, ya seca, pasándole la toalla a Benny, quien había cerrado el agua.
-Bueno, ¿y qué quieres decir con eso?- preguntó Sam alzando una ceja.
-Pues ya que nos habéis visto a nosotros, ahora os veremos nosotros a vosotras- contestó sonriendo, sin dejar el ceño fruncido y señalándolas-. Mientras os ducháis nos haréis un numerito lésbico.
-¿Estás loca, Luan?- exclamó Luna- Yo no pienso exhibir mi intimidad. Mira, hasta ahora la cosa tenía su punto divertido, pero aquí ya estamos yendo demasiado lejos.
-Pues no es justo- refunfuñó su hermana-. Nosotros os hemos dado un espectáculo. Nos lo debéis.
-Eh, un momento- dijo Luna dándose cuenta de algo-. ¿Desde cuándo sabías que os estábamos mirando?
Luan puso cara de circunstancias.
-Bueno, pues…
-Ah, o sea, que ya sabíais desde el principio que os estábamos mirando y habéis continuado como si nada- exclamó Luna enérgica-. Vosotros sí que sois un par de pervertidos. Y ahora queréis liarnos a nosotras en vuestras mierdas.
Luan se quedó sin saber qué decir. Con rostro triste, miró a Benny, quien se había estado secando con la toalla y había salido de la bañera. El chico rodeó con un brazo la cintura de su novia, estrechándola contra él.
-A ver, calmémonos- dijo el joven-. ¿Tú qué opinas, Sam?
-Opino que Luan algo de razón sí que tiene- respondió la chica rubia con una expresión pensativa.
-¡Sam!- exclamó Luna.
-Nosotras no somos menos pervertidas que ellas, cariño- le dijo su compañera con cierto tono de resignación-. Sencillamente, ellos querían que los viéramos y nosotras queríamos verlos. No lo encuentro tan grave. Y es cierto que no parece justo que Benny y Luan se queden sin vernos. Llegados a este punto, creo que ya hemos traspasado cierto nivel de confianza con ellos.
Luna la miró un poco sorprendida, y se le acercó lo suficiente para poder tocarse las frentes y situar las manos sobre las caderas de su chica.
-¿Sabes que esto es un intento de manipulación de lo más descarado?- le susurró.
-¿Y, pese a ello, funciona?- le preguntó Sam con una pequeña sonrisa.
Luna también le sonrió, y se dirigió a Benny y Luan:
-Está bien, aceptamos. Pero no quiero que seamos las únicas que tengamos sexo.
-Ooooh, ¿estás sugiriendo lo que creo que estás sugiriendo?- exclamó Luan entusiasmada, abrazando a Benny desde un costado de este y doblando una pierna.
-Sexo en pareja en la misma habitación, pero esta vez los unos a la vista de los otros- dijo Sam-. Si es lo que sugieres, Luna, estoy a favor.
-Es lo más justo- contestó su chica con decisión.
-Será divertido- dijo Luan con una sonrisa contenta-. ¿Tú qué dices, Benny?
-Ehm…- balbuceó el chico, echando una mirada rápida y de excitación a los cuerpos desnudos de Luna y Sam-. ¿Sí?
En la sala de estar, en el sofá de tres plazas, Benny se había sentado en la plaza de la izquierda, y rápidamente Luan se había subido a su regazo, a horcajadas y de cara a él. Luna y Sam se habían sentado juntas a poca distancia de ellos, la primera la más cercana, cada una con una mano en un muslo de la otra, observándoles.
-Nunca te lo he preguntado antes- susurró Luna a Sam-. ¿Encuentras excitante ver sexo hetero?
-Al menos, verlos a ellos resulta encantador.
Benny y Luan se besaron, escapando un gemido de ella, obviamente excitada de estar haciendo aquello delante de su hermana y la novia de esta. Se inclinó más hacia Benny, sin dejar de besarse, mientras este situaba sus manos sobre el trasero de ella, asomando su pene erecto por debajo de las nalgas de la chica. Benny despegó su boca de la de Luan y se dedicó ahora a besar los pechos de su novia, centrándose en los pezones, metiéndose el derecho en la boca y lamiéndolo.
Mientras los contemplaba emocionada, Luna notó que Sam se había situado en su regazo del mismo modo que Luan lo había hecho sobre Benny, y empezaron a besarse con gran vigor. Sam gimió suavemente en medio del beso, lo que se unió al gemido que emitió Luan mientras Benny se dedicaba a sus pechos. La joven cómica miró lo que estaban haciendo las otras dos chicas: ahora su hermana estaba dedicándose a los senos de Sam del mismo modo que Benny con ella. Sam volvió a gemir, esta vez porque Luna había deslizado en su vagina un par de dedos. Luan sonrió encantada.
-Esto es tan genial…- susurró a Benny.
-Y mejor si es contigo…- le respondió su chico.
Por su parte, Luna y Sam ya estaban demasiado metidas en su placer para percatarse de ellos. Sam ahora frotaba su clítoris contra la pierna de Luan, y gimió más fuerte, lo que hizo que Luan se besara de nuevo con Benny, esta vez con mayor intensidad. Después de mirarle con una sonrisa pícara, Luan fue descendiendo, besándole el pecho, el vientre, hasta situarse de rodillas en la alfombra, de frente entre las piernas del chico y con el pene erecto ante su vista.
Mientras tanto, Luna y Sam habían notado el cambio de posición de la hermana de la primera.
-Sam, hazme eso.
-No hay suficiente espacio en el sofá, cariño.
Luna miró al novio de Luan.
-Benny, ¿te parece bien que me acerque más a ti?- le preguntó al chico con una sonrisa.
-¿Eh? Sin problema.
Benny se sorprendió de ver que Luna se acercaba más de lo que había pensado. De hecho, se situó apoyando su nuca sobre el hombro del chico, situando sus piernas separadas sobre el sofá. Por su parte, Sam imitó a Luan moviéndose hasta situar su rostro ante el sexo de su compañera, estirada sobre el vientre. Entonces Luna tomó la mano de Benny y la puso sobre su pecho derecho, ante la gran sorpresa del chico.
-Luna. ¿No habíamos dicho que cada uno con su pareja?
-¿Te molesta, Benny?- preguntó la chica, seductora.
-No, no, está bien.
-Entonces…
Benny, entendiendo el mensaje, empezó a masajear el pecho de Luna.
-Sí, sigue así… Aaah…- gimió de repente la joven rockera ante el placer que le proporcionaba la lengua de Sam en su vulva-. Oh, sí, sigue así. Seguid los dos… Aah…
Sam, con una mano de Luna sobre su coronilla, lamía intensamente el clítoris de la otra chica, mientras movía con buen ritmo un par de dedos dentro de la vagina. Por su parte, Benny pellizcó el pezón y pasó sus dedos índice y pulgar por él. Como respuesta, Luna se inclinó aún más sobre él.
Mientras tanto, Luan se encargaba del pene de Benny: tomándolo por la base, lo lamió en toda su longitud, para luego dedicarse al glande, dándole suaves lametones, para luego metérselo en la boca, moviendo la cabeza y succionando. Cuando se cansaba, se lo sacaba de la boca y repetía el proceso. En un momento en que estaba sorbiendo oyó lo de “Seguid los dos…”. Sin sacarse el miembro de entre los labios, se detuvo y abrió los ojos, y vio lo que Benny estaba haciendo con Luna. Tras considerarlo un par de segundos, se encogió de hombros y volvió a la felación.
-Dios, esto es maravilloso…- murmuró Benny.
Al tiempo, los gemidos de Luna se volvían más fuertes. Se movió de su posición un poco, lo que hizo que se deslizara hasta el pecho de Benny. Él, por su parte, empezó a acariciarle el otro seno. Luna estaba a punto de tocarse con Luan, y la segunda decidió apartarse para dejar espacio a su hermana, sacándose el pene de la boca y comenzando a lamer la base, mientras Luna seguía perdida en su éxtasis, sin darse cuenta de lo que sucedía. Entonces se percató que no estaba en la misma posición que antes y abrió los ojos, dándose cuenta que estaba en el regazo de Benny, con la cabeza girada a su derecha, mirando directamente algo que normalmente no solía ver: un pene erecto en todo su esplendor. Mientras lamía los testículos de Benny, Luan vio el rostro de fascinación de su hermana. Ambas se miraron, y, tras unos segundos, Luna asintió con la cabeza. Luan entonces movió el pene hacia la boca de Luna, y esta envolvió tímidamente sus labios alrededor de la punta.
-Oh, pero, ¡Luna!- exclamó Benny.
La joven había ganado confianza rápidamente y fue moviéndose y chupando con mayor intensidad. Luan se irguió y se situó de rodillas sobre el sillón, entre las piernas de Benny. Este dejó el pecho de Luna y se dedicó a masajear uno de los senos de su novia.
-Vaya, ahora me he quedado sin saber qué hacer- comentó Luan a Benny con una sonrisa-. Oh, se me ocurre algo…
-Estoy seguro de ello- respondió su chico mientras sentía los avances de Luna-. ¿Qué tienes en mente? ¿Algo acrobático, tal vez?
Luan miró a Sam y Benny siguió la mirada.
-Yo.. Ya sabes que también me gustan las chicas, pero nunca he estado con una- dijo Luan tímidamente-. Y es posible que nunca más se dé la ocasión…
-Oh, ¿quieres hacerlo con Sam?
-Solo para saber cómo es y qué se siente al hacerlo con una chica. ¿Qué te parece?
Benny sonrió.
-Me parece bien.
-¿Sí? ¿De verdad no te importa?
-Dicen que una de las fantasías masculinas más habituales es ver a tu pareja teniendo sexo con otra mujer- respondió Benny medio en broma-. Y es con Sam. Seguramente con otra chica me lo pensaría, pero con ella está bien. Y aunque me importara: tengo a tu hermana chupándome la polla. No estoy en posición de decir que no.
La sonrisa tímida de Luan se amplió, y se inclinó para besarse con Benny.
-Eres el mejor novio del mundo.
Luan respiró hondo, miró una vez más a Benny, y luego se acercó a Sam y se arrodilló a su lado. Sam, con su boca en el sexo de Luna, se percató de la presencia de la otra chica y la miró, extrañada.
-¿Ocurre algo?- le preguntó.
-Pues… He pensado en tener mi primera experiencia lésbica, y me preguntaba si querrías compartirlo conmigo.
Sam se sentó bruscamente, mirándola sorprendida. Luan dirigió la vista a Benny, quien asintió con la cabeza para darle ánimos. La joven cómica dejó a un lado su nerviosismo.
-¿Quieres follar conmigo, Sam?
-¿En serio?- preguntó esta en pleno shock.
-Si no quieres, no pasa nada- respondió Luan-. Lo entenderé perfectamente.
Sam miró inmediatamente a su novia.
-Luna, pido urgentemente tu permiso para cumplir mi fantasía- exclamó impaciente.
-De acuerdo, si tú me dejas cumplir la mía- respondió la otra de inmediato.
-Trato hecho- dijo Sam inclinándose hacia Luan- ¿Sabes?- le dijo a esta-. Adoro a tu novio.
-Yo también. Ahora cállate y bésame.
Y es lo que hicieron, suavemente al principio, intensificando rápidamente.
Mientras, Luna seguía haciendo sexo oral a Benny. Este pensó que, para no gustarle los chicos, estaba haciendo un trabajo sorprendentemente bueno. Lamía y chupaba con gran entusiasmo, descubriendo pronto las zonas erógenas de su miembro. Benny alargó la mano y empezó a pasar los dedos por la vulva de la chica, quien gimió con su boca llena. El chico metió un dedo y Luna gimió más fuerte, separando más las piernas. Benny introdujo un segundo dedo y Luna presionó su entrepierna contra su mano mientras él continuaba estimulándola con los dedos. Luna dejó el pene de Benny en busca de aire y respiró agitadamente. Luego volvió a lo que estaba haciendo y succionó fuerte.
Por su parte, Luan y Sam habían pasado de los besos apasionados a las caricias intensas. La segunda, sentada en el sofá con la otra chica sobre ella, le chupaba un pezón mientras se encargaba de su vulva, metiéndole el índice y el medio en la vagina y acariciándole el clítoris con el pulgar. Los gemidos que soltaba Luan dejaban claro que esta lo estaba disfrutando mucho.
-Dios mío, Sam- jadeó-. Tienes que enseñar a Benny a hacer esto.
-Siempre estoy preparado para aprender- dijo el chico.
Luna sonrió, dejó el pene y se giró hacia las dos chicas que tenía delante.
-Míralas- le dijo a Benny-. ¿Sabías que Sam le tenía ganas a Luan desde que la vio desnuda?
-Sí, es bastante evidente- respondió él mirando también a las mencionadas.
Luna se incorporó y se situó sobre el regazo de Benny, de espaldas a él, rodeándole los hombros por detrás con un brazo, con la vista hacia las chicas. El pene del chico se quedó delante del pubis de la chica, rozando su vulva. Benny trató de que hubiera una separación, e intentó pensar en cosas que no fueran penetrar a Luna. A ella no le gustaban los chicos y seguramente se molestaría si hiciera cualquier movimiento que incitara a ello. Probó a distraerse mirando a Luan y Sam.
-Tal vez podría enseñarte yo…- oyó decir a Luna sensualmente.
Benny la miró con extrañeza.
-¿Qué?
-Chúpame el pezón, como hace Sam.
-Yo… ¿Estás segura?
-Sí, estoy segura- respondió Luna sin aliento.
Benny inclinó la cabeza hacia adelante y atrapó el pezón derecho con la boca, para chuparlo a continuación.
-Sí, así…
Luna alzó la cabeza de Benny y le besó. Atrapados por la pasión, sus lenguas se tocaron en una pequeña danza, mientras Benny tomaba en su mano uno de los senos de Luna. Mientras se besaban, ella tomó el pene erecto en su otra mano y lo presionó contra su vulva. Aquello hizo jadear a ambos, y Benny miró hacia abajo con sorpresa. Los únicos pensamientos que llenaban su cerebro en esos momentos tenían relación con deslizar su miembro dentro de la hermana de su novia. Luna comenzó a frotarle contra ella. Benny dejó de besarla.
-Luna, estoy…. Oh… Esto no me parece correcto…
-¿Por qué no, Benny?- preguntó ella sin detenerse.
-Estoy a un paso de penetrarte.
-¿Y si eso es lo que quiero?
-Pero… Creía que no te gustaban los chicos.
Un fuerte gemido vino de Sam.
-Soy bisexual- contestó Luna, mientras ambos volvían a mirar a las chicas-. Así que no te preocupes.
-No quisiera que luego te arrepintieras- objetó Benny.
-Ellas no parecen arrepentirse de nada- respondió Luna- Eh, Luan, Sam- gritó a las dos chicas-. ¿Estáis de acuerdo con que Benny me folle?
El chico esperaba que dijeran que sí, pues su pene ya no podía soportar mucho más las caricias del sexo de Luna sobre él.
-Es lo justo, considerando lo que Sam y yo estamos haciendo- respondió Luan dejando de besar a la otra chica y manteniendo su mano entre las piernas de esta.
-Ve a por ello, cariño- dijo Sam sonriendo-. Si quieres repetir, ya nos compraremos un “strap-on”.
Sin más, las dos chicas volvieron a lo suyo.
-He de reconocer que estoy sorprendido- comentó Benny, mientras Luna cogía uno de los preservativos que había sobre la mesita que se encontraba a su lado- ¿De verdad estás segura de esto?- le preguntó el chico mientras ella había terminado de ponerle el condón.
La joven abrió los labios de su vulva y se movió para colocar el pene en la entrada.
-Sí, Benny, hazlo.
El joven deslizó suavemente su pene en la vulva de Luna.
-Oh…- gimió esta, mientras se acomodaba. Benny le chupó un pezón, y empezó a moverse.
-Oh, Dios, Benny- exclamó Luna- Es… Más adentro.
El chico empujó su pene hasta estar dentro del todo, y continuó bombeando.
-¡Oh, joder!- gritó Luna. Jadeó- Sam, trae tus labios aquí- exigió a su chica.
Sam salió de debajo de Luan y se deslizó estirándose cara arriba en el sofá, y Luna, junto con Benny, se situó de lado, con él detrás sujetando la pierna alzada de ella. Las dos chicas se acercaron la una a la otra, uniéndose en un beso. Luan contempló la vulva de Sam durante un segundo, sonrió y, de rodillas en el suelo, hundió su lengua en la zona íntima de la rubia. Los cuatro ya estaban completamente entregados.
Benny penetraba a Luna, entrando y saliendo sin parar, y Luan lamía con gran entusiasmo el sexo de Sam. Y Luna y Sam gemían sonoramente, dando a entender que la cómica y su chico lo estaban haciendo bien.
-Yo también quiero que Benny me folle desde atrás- dijo Luan tras unos eufóricos minutos.
-Como quieras, hermanita.
Benny se salió de Luna, y esta se puso a horcajadas sobre el rostro de Sam, de cara a Benny. Luan se colocó a gatas delante de este, dándole el trasero, y Benny se situó de rodillas detrás de ella, penetrándola. Al mismo tiempo, Sam comenzó a usar su lengua entre los labios vaginales de Luna. Los cuatro iniciaron una melodía de gemidos.
Luan vio el rostro de placer de su hermana delante suyo y la tomó por la nuca.
-Luna…
Ante la sorpresa de la joven rockera, Luan unió sus labios con los de ella. El placer que estaban recibiendo y la pasión del momento hizo que ambas disfrutaran de aquel dulce beso. Al cabo de unos momentos se separaron, con un hilo de saliva entre las dos bocas.
-¿A qué vino eso?- pudo preguntar Luna, un poco confundida.
-Por ser tan buena hermana- respondió Luan tiernamente.
Luna le mostró una pequeña sonrisa.
-Benny, ahora quiero verte- dijo Luan girando la cabeza hacia su novio.
-Eh, Luna, ¿quiere que te muestre las tijeras básicas?- preguntó Sam bajo el sexo de su chica.
Cambiaron de posiciones. Luan se tumbó boca arriba y Benny, de rodillas e inclinándose hacia ella, la volvió a penetrar, con su novia poniendo las piernas sobre los hombros del chico. Al mismo tiempo, y con las indicaciones de Sam, ella y Luna se situaron pubis contra pubis, la primera tumbada y la segunda entre sus piernas. Los movimientos de los cuatro fueron incrementándose, y los gemidos intensos daban a entender que todos se estaban acercando al orgasmo. Luna fue la primera en llegar.
-¡Ooh! ¡Oooh! ¡Dioooos!- exclamó, mientras todo su cuerpo se estremecía.
Luan fue la siguiente.
-¡Sí, Benny, Síii!
Entre sentir el orgasmo de su novia contra su vulva y ver a su lado la cara de la hermana de esta mientras se corría, Sam no pudo aguantar más. Arqueó la espalda y también llegó al clímax.
Benny salió de Luan, se sentó y, tras quitarse el preservativo, empezó a masturbarse.
-¿Aún no estás, a pesar de tener a tres tías buenas rodeándote?- oyó decir a Luan. Abrió los ojos- Luna, ayúdame a acabar con él. En el buen sentido, claro.
Benny, sorprendido y maravillado, vio a Luan arrodillarse entre sus piernas y empezar a hacerle sexo oral, mientras Luna se acercaba un tanto fascinada por el trabajo de su hermana, situándose al lado de esta. La rockera observaba atentamente, al tiempo que Luan subía y bajaba su cabeza, con sus mejillas hundiéndose y el pene cada vez más adentro de su boca. Se lo sacó y miró a Luna. Sin dejar de hacerlo, colocó su boca a un lado del pene y lamió toda la extensión, desde la base a la punta. Luna, entendiendo lo que su hermana quería que hiciera, dudó un momento, pero luego la imitó, situando su boca abierta al otro lado del pene mientras la lengua de Luan se encargaba de su lado. Benny se quedó mudo ante la imagen de Luna lamiendo y besando un lado de su pene mientras Luan hacía lo mismo en el otro lado, y el placer que aquello le proporcionaba. Entonces el chico se acordó de Sam, y la encontró a su lado, sentada sobre el brazo del sofá, observando seria a las dos chicas.
-Oye, ¿qué te parece si hacemos que eyacule sobre nosotras?- le dijo Luan a Luna.
-Me parece que has visto demasiados vídeos porno…- le respondió su hermana.
-No, más bien he leído muchos “fanfics” eróticos…- dijo Luan mientras masturbaba a Benny.
Luna mostró una media sonrisa. Entonces miró a Sam.
-Eh, cariño, venga, ven con nosotras- le dijo.
-Ya sabes que eso no es lo mío- respondió su novia sin dejar su rostro serio.
-Oh, vamos, mira al pobre chico- exclamó Luna-. Seguramente nunca más tendrá la ocasión de que tres chicas le chupen la polla a la vez. Además, se ha portado bien con nosotras y se lo merece.
Sam miró a Benny, y vio que le dirigía una mirada suplicante.
-¿Crees que con esto tendrás suficiente?
La chica rubia, dejando su expresión seria y entornando los ojos, separó sus piernas y le mostró su vulva a Benny, separando los labios mayores con el índice y el medio, mientras que con la otra mano empezó a frotarse un pecho.
Ante aquella erótica imagen de Sam y los movimientos rápidos de la mano de Luan, Benny no pudo aguantar más. Un primer disparo de esperma cayó sobre el rostro de su novia. El segundo fue sobre el de Luna, quien emitió un pequeño chillido. Tres más se repartieron entre ambas chicas, y una risa entre entusiasmada y feliz escapó de Luan.
-Creo que necesitamos ducharnos de nuevo- dijo mientras se limpiaba la cara con un pañuelo de papel, y le pasaba el paquete a Luna.
-Pero esta vez vamos nosotras primero- exclamó su hermana poniéndose de pie, estirando los brazos. Satisfecha y exaltada, se puso a tocar una guitarra eléctrica imaginaria mientras tarareaba una melodía de rock.
Mientras, Sam se sentó al lado de Benny y le besó una mejilla.
-Gracias por tratar bien a mi chica- le susurró-. Y por dejar a la tuya pasar un rato agradable conmigo.
-Un placer.
Sam se levantó y fue junto a Luna.
-Venga, yo también necesito esa ducha.
-Vamos, tronca.
Luan, ya de pie, vio marchar a las dos chicas hacia las escaleras, con paso rápido y tomadas de la mano. Luego dirigió la vista a Benny, delante de ella, quien seguía sentado en el sofá, mirándola con rostro entre satisfacción y cansancio. Con las manos en las caderas y una mirada maternal, la chica le sonrió.
-Dilo.
-¿El qué?
-Ya sabes.
Benny pensó durante un instante.
-Te quiero.
-Sí, sí, yo también te quiero. Pero no me refiero a eso.
Benny pensó durante otro instante. Entonces sonrió.
-Eres la mejor novia del mundo.
-Eso es.
Luan se inclinó hacia él y se besaron.
-¡Buenas noches, Royal Woods!- exclamó Luna al micrófono, y empezó a tocar con pasión su guitarra eléctrica.
Sobre el escenario, retrocedió unos pasos atrás y se dio la vuelta. Allí vio a Mazzy tocando la batería, a Sully el bajo y finalmente a Sam el teclado. Esta le sonrió y le guiñó un ojo. Luna le devolvió el guiño y también le sonrió, y regresó al micro. A sus pies se encontraba el público entregado, formado por los alumnos de su instituto, además de profesores, padres y demás gente que habían venido al festival del centro de enseñanza. Mientras comenzaba a cantar, su vista se centró en su familia, quienes se encontraban delante frente a ella, tal vez los más entregados de los asistentes, dando gritos de júbilo. Aunque vio que entre ellos faltaba una de sus hermanas. Entonces vio a Lincoln agitar la mano en alto hacia la izquierda, y llegó junto a él Luan,seguida de su novio Benny. Contenta y feliz, Luna continuó con la letra de la canción.
-Eh, Luan, Benny, excelente obra- les dijo Lincoln-. Y vosotros habéis estado geniales en vuestros papeles. Sobre todo tú, Luan. No solo sabes bordar papeles cómicos, sino que también te mueves muy bien en los dramáticos.
-Gracias- exclamó su hermana, orgullosa, alzando la barbilla y poniéndose en jarras-. No se puede negar que tengo mis facetas desconocidas.
-Doy fe de ello- dijo Benny mirándola con una sonrisa sugerente.
En el otro lado de Lincoln, se encontraba Lisa concentrada pulsando en un teléfono móvil.
-¿Qué haces, cerebrita?- le preguntó Lynn, quien estaba a su otro lado- Ahora no es momento de estudiar fórmulas matemáticas.
-Eshtoy viendo cómo funsiona mi nuevo dron- respondió Lisa sin apartar la mirada de la pantalla del móvil-. Hago que sobrevuele por lash habitasiónesh de la casha y me envíe imágenesh por si entran ladrónesh.
-Interesante, pero ahora lo que tienes que hacer es estar por el concierto de Luna- le dijo Lynn, y le quitó el móvil.
-¡Eh!- exclamó Lisa.
Con intención de apagarlo, Lynn pulsó varias veces en la pantalla al azar, lo que le llevó sin querer al contenido de un vídeo. La muchacha puso cara de pasmo al ver las imágenes que se mostraron a continuación. El sonido de unos gemidos fue apagado por la música que llegaba del escenario.
-Ehm, vaya- balbuceó la chica deportista, sin apartar la mirada del móvil, mientras Lisa fruncía el ceño con los brazos cruzados-. Ya veo que Luan por fin ha visto lo que tiene Benny en los pantalones… Y a Sam también…
FIN