Compañeras de cuarto 1

Un clásico que no pasa de moda.

Alba se había mudado al campus de la universidad, y allí las habitación eran grupales, para dos, tres y hasta cuatro personas. A Alba le tocó compartir cuatro paredes con Thalia, una chica dos años mayor que ella, que desde un comienzo le cayó bien, no era la persona más simpática del universo pero sí una de las más lindas. Una melena castaña con ondas como las de las propagandas de shampoo pero 100% natural, ojos verdes, labios gruesos y la piel mate. Tenía más y mejores curvas que ella, sus senos eran grandes y tenía un trasero de infarto que Alba no podía evitar mirarle cada vez que le daba la espalda o se agachaba.

Alba era lesbiana, le gustaban las mujeres desde que tenía uso de razón y desde los 13 años se mastyrbaba pensando en una mujer cualquiera, una modelo, una actriz, alguna de sus propias amigas o simplemente una chica linda que había visto en la calle. Ya había besado a otras mujeres, siempre en los boliches, donde nadie puede estar ciento por ciento seguro de si las mujeres juegan a calentar a los hombres o de verdad son lesbianas. La mayoria de las veces acariciaba a la chica de turno y bailaba frotando su cuerpo, pero nunca llegó a tener relaciones con ninguna de ellas, fantaseaba con que la invitaran a su casa y allí la hacieran suya pero por alguna razón nunca tuvo esa suerte. Thalia le gustaba, ¡y a quién no!, pero como la oí hablar de, y con, los hombres con los que salía, y la había visto en los pasillos besando siempre al mismo chico, de a poco fue perdiendo las esperanzas de que surgiese algo entre ellas.

Una noche, Alba estaba repasando para un examen y vio a Thalia entrar apresurada a la habitación, tropezando con sus zapatillas con plataforma, al grito de "voy a llegar tarde, voy a llegar tarde." Sin saludar ni dar explicaciones, se quitó la blusa y los jeans delante de Alba, quien la miró de reojo haciendo de cuenta que leía. Quedó en ropa interior negra, qué bien le quedaba el negro, y revisó su lado del armario tirando algunas prendas al suelo, sacó una musculosa top roja con lentejuelas, unos shorts negros de cuero, se quitó las zapatillas con plataforma y se puso unos tacos negros. Alba la miró todo el tiempo, admirando su físico, y Thalia le dio la espalda, inclinándose sobre el escritorio, pintándose los labios de rojo carmín y alargando sus pestañas, dándole a Alba una bella imagen de su voluptuoso trasero. En cuanto se giró, Alba volvió a clavar sus ojos en las líneas del libro, Thalia le dijo adios y salió de la habitación dando un fuerte portazo.

Alba puso el libro sobre la mesa de luz, retuvo la imagen de Thalia con la ropa interior negra, se puso panza arriba en su cama, cerró los ojos y deslizó una mano bajo sus bragas, con la otra se manoseaba los senos por debajo de su blusa. Se sacudía meneando sus caderas al ritmo de los movimiento circulares de sus dedos contra su clítoris, gemía y se retorcía más. Se estaba por venir cuando oyó que alguien dijo su nombre. La voz femenina le sonó conocida, y al abrir los ojos la vio. Thalia la observaba con los ojos bien abiertos, Alba se llenó de vergüenza y se quitó las manos de encima y s tapó con las sábanas hasta las narices. Thalia se echó a reír.

  • Olvidé mi bolso-, dijo entre risas.

Hizo una pausa, dando dos pasos hacia la cama de Alba, con una sonrisa picarona en su rostro.

  • Pero ya no tengo ganas de ir a la fiesta.

Alba la miró sorprendida y no pudo hacer nada para evitar que Thalia la despojara de las sábanas. Ella se sentó a su lado, puso su mano en su cintura y Alba se estremeció, no podía decir ni A. Su mano bajó hasta su bajo vientre y jugó un poco con el elástico de sus bragas. La respiración de Alba se aceleró, y su corazón pareció un tambor cuando la mano de Thalia le refregó suavemente la tela. La miró directo a los ojos, con sus pupilas verdes llenas de excitación. Se inclinó sobre ella y le besó los labios. Alba cerró los ojos sin poder creer su suerte. Thalia puso sus manos en sus mejillas y la volvió a besar suavemente, subiéndose sobre ella. Alba la abrazó arañando su espalda, acariciando por primera vez su bello trasero. Thalia la besaba cada vez con más sensualidad y pasión, sus dedos se hundían en sus cabellos, despeinándola, y Alba suspiró fuertemente cuando le besó el cuello y su mano subió hasta tomarlo por completo.

  • Eres tan linda, Alba-, suspiró antes de volver a besarla.

  • No creí...que yo te gustara - dijo Alba entre dos besos.

  • Bueno, no en un princpio, pero cuando te vi hace unos minutos, masturbándote...No te lo puedo explicar, me volviste loca.

  • Estaba pensando en tí.

  • ¿De veras?

  • Sí...

Thalia sonrió con los ojos llenos de sorpresa y excitación. Alba peinó sus cabellos, dejando libre su rostro, recorrió sus facciones con los dedos y las manos de Thalia subieron hasta tomar sus senos y presionarlos un poco. Alba abrió la boca para suspirar y la lengua de Thalia se puso a bailar dentro de su cavidad bucal. En cuanto se separó apenas de sus labios, Alba luchó por quitarse la blusa y Thalia la ayudó. Sus medianos senos quedaron libres y desnudos, sus pezones ya estaban erectos, y Thalia lo uníco que tuvo que hacer fue tomar sus tetas con ambas manos y chupar sus morados y duros pezones, pellizcando un poco al que quedaba libre de sus labios y lengua. Alba se entregó por completo, gimiendo con cara de felicidad, observando a Thalia mientras le chupaba los senos, acariciando su suave y sedosa melena.

  • Tienes ricas tetas-, le dijo Thalia antes de volver a besarla con suavidad.

  • Quisiera probar las tuyas...

  • Hazlo.

Thalia se incorporó, se quitó el top y también el sostén negro. En menos de cinco segundos sus enormes senos quedaron al aire, y Alba estendió las manos para acariciarlos, sintiendo la agradable sensación de los pezones endureciéndose entre sus dedos. Thalia se inclinó sobre ella, con los brazos a los costados, la besó y Alba manoseaba sus enormes tetas. Se arrastró un poco hasta dejar sus pechos ante sus extasiados ojos. Alba no perdió ni un segundo, se puso a lamer y chupar como una bebota, saboreando sus tibios pechos y los endurecidos pezones, mordisqueándolos sin lastimarla, oyendo sus gemidos. Seguía haciéndolo, y metió sus manos bajo la tela del short de cuero, apretando las nalgas. Thalia se le quitó de encima, paránndose a un lado y sacándose los shorts y las bragas negras. Alba no pudo apartar sus ojos del coño bien depilado de su compañera de cuarto. La tenía totalmente desnuda ante ella, como Dios la trajo al mundo, y se veía realmente hermosa, mucho más que con la ropa puesta.

  • ¿Me quieres comer el coño, verdad? -, le preguntó con una mano rozando su entrepierna,

  • Quiero tu coño sobre mi rostro-, le dijo Alba antes de darse cuenta de lo que acaba de salir de su boca.

Thalia rió, sorprendida y excitada por la propuesta. Alba se puso boca abajo y Thalia volvió a subir a la cama, gateando con los brazos a los costados, su melena rozando los pechos desnudos de Alba y su rostro, le besó los labios y se arrodilló sobre su cara. Alba se puso a lamer su coño como a una paleta, no sabía bien cómo hacerlo pero lo había visto en vídeos triple X. Lamió hasta que el clítoris se reveló, le dio suaves lamiditas, lo besó y lo chupó suavemente, oyendo a Thalia gemir y sacudirse presionando sus caderas. Alba chupó más fuerte, y entonces Thalia jadeó, pegó un largo y agudo alarido y los jugos fluyeron sin control empapando sus labios y mentón. Cuando pasó el orgasmo, Thalia aún seguía suspirando mientras Alba le relamía los jugos hasta dejarla empapada solo con su saliva. Y es que nunca creyó que fueran tan deliciosos. Thalia se fue apartando, Alba se limpió el mentón con un puño, y Thalia la besó dulcemente acariciando su rostro.

  • Eso fue...asombroso.

  • ¿Te gustó?

  • Tú qué crees. Creo que me corrí muy pronto, ¿verdad?

  • Eso no importa, estabas rica.

  • Gracias.

Se besaron, abrazadas y con sus cuerpos bien pegados, los senos frotándose y las melenas cada vez más despeinadas.

  • ¿Sabes? - dijo Thalia al fin. - Me gustaría probar tu coño-, le dijo al oido jugando con el elástico de las bragas que Alba aún traía puestas.

  • Eso me encantaría.

Thalia le sacó las bragas, seguían húmedas por la previa masturbación de Alba antes de que ella entrara y pasara lo que ya estaba sucediendo. Alba separó las piernas y Thalia puso su cabeza entre ellas, con los ojos fascinados por el rosado ardiente de su coño. La frotó un poco con los dedos, y Alba solo pudo echar la cabeza hacia atrás y gemir.

  • Ya...Thalia...No me tortures...

  • Descuida, no lo haré.

Y entonces su lengua le lamió los labios rosados, despacio y suave, aumentando la velocidad de las lamidas, golpeando el inflamado clítoris que Thalia se puso a chupar y estimular con sus dedos. Alba se retorcía y gemía de placer. Le cogió la cabeza de un mechó de pelo, presionándola contra su coño.

  • Aaaahhhh...Thalia....Uuuummmhhh...No pares, amor...Sigue, sigue...

Thalia tenía hundida su nariz en el palpitante coño de Alba. Sintió su vagina lubricarse al rozar su raja con la lengua, y los gemidos que iban en aumento. Supo qué debía hacer. Antes de que Alba abriera la boca para pedírselo, metió dos dedos violentamente en su vagina, follándola despacio sin dejar de chupar el clítoris. Aumentó la penetración a ruego de Alba, pentrándola lo más rápido que podían sus dedos, haciéndolo con facilidad en su lubricada vagina. La espalda de Alba se arqueó, sus musculos se tensaron, y se deshizo en un agudo y largo alarido que rosonó en las cuatro paredes. Thalia retiró sus dedos empapados en jugos dándole tiempo a Alba para recuperar el aliento, como si hubiese corrido una maratón. Se llevó los dedos a la boca y saboreó sus jugos.

-Mmmhhh....Están ricos.

  • Ajá...-, fue lo único que Alba alcanzó a decir.

Thalia se acostó a su lado, la rodeó con sus brazos, besándola y cariciándola con ternura. No habían echo mucho y Alba ya estaba exhausta, debió ser por el potente primer orgasmo que acababa de experimentar. Cayó dormida en los brazos de Thalia, ella la cubrió con las sábanas y se quedó a su lado, abrazándola de espaldas hasta que ella también se quedó dormida.

La mañana siguiente, Alba se despertó ante una bella Thalia que se vestía delante de ella. Se quedó observándola con ojos curiosos y Thalia recién le dijo buenos días cuando terminó de ponerse una blusa. La besó en los labios y Alba tiró de sus brazos para que cayera en la cama junto a ella, la rodeó con sus brazos para que no huyera tan pronto y la llenó de besos y caricias antes de volver a la rutina universitaria.


Ok, voy a empezar una historia y prometo no abandonarla, siempre y cuando no se me ocurra otro TR jeje...

Hasta la próxima!

  • Brasita