Compañera, no esposa.

Una mujer madura que necesita más sexo que el que le ofrece su compañero, y a este no le queda otra que aceptar esa necesidad.

Me sorprendió la llamada, era Rodrigo, un antiguo compañero de estudios, hacia casi veinte años que no nos veíamos. Venia a la ciudad por unos días, y quería verme. Le ofrecí mi piso para pasar esos días.

Llegaba en avión, por la tarde. Fui a esperarlo al aeropuerto, hacia tanto tiempo que no lo veía que no estaba seguro de reconocerlo. Mi sorpresa no fue el reconocerlo sino que le acompañara una mujer. Se me acerco, pues el también me reconoció.

-          Chico estas igual que cuando estudiábamos.

-          Tu también Rodrigo, te conservas bien.

-          Te voy a presentar a mí… compañera.

Se acerco la mujer.

-          Esta es Camila.

-          Es un placer conocerla… Camila.

-          Tu eres José Antonio, por tu cara imagino que Rodrigo no te hablo de mi.

Mire a Rodrigo, y después a Camila. Con cierto disimulo la observe, llevaba unos pantalones vaqueros ajustados, marcando figura, y una blusa desabrochados barios botones para mostrar sus encantos mamarios. Me pareció una mujer atractiva y muy deseable, una bomba sexual. Asentí con la cabeza.

Camila miro a Rodrigo.

-          Buscaremos un hotel donde alojarnos.

-          No hace falta, en el piso donde vivo hay sitio para todos.

Camila me sonrió. Nos dirigimos al coche, por el camino iba pensando en la pareja que formaban no solo por la edad (Rodrigo tenia la misma edad que yo, 34 años, mientras que Camila era mayor como mínimo diez años), sino también físicamente (Rodrigo era bajo de estatura y muy delgado; Camila era mas alta que el y algo rellenita, pero con curvas que mareaban).

Ya en el coche, durante el camino a mi piso me conto que Lucia, la hija de Camila, había solicitado matricularse en la universidad de la ciudad. Un compañero de los viejos tiempos le dijo que yo tenia un piso en la ciudad, por eso me llamo. Querían ser una avanzadilla para ver como era aquello, cuando su hija llegase, unos días después, tenerlo todo preparado.

Llegamos a mi piso, como tenía dos habitaciones, una grande la que yo ocupaba y otra más pequeña para los invitados. Decidí cederles la grande a la pareja y yo ocupe la otra pequeña.

Después de cenar, nos duchamos por turnos la ultima fue Camila, Rodrigo y yo estábamos en el salón-comedor hablando de los antiguos compañeros y amigos, cuando salió Camila del baño, se dirigió a nosotros, le dio un beso a Rodrigo.

-          Me voy a la cama, no tardes mucho, mañana quiero levantarme temprano para ir a la universidad y ver aquello.

Como he dicho antes si algo destacaba de Camila eran sus pechos, bajo el pijama no llevaba sujetador, y los pezones aun tiesos y húmedos se marcaban en sobre el pijama

Se marcho pasillo adelante contorneando sus caderas.

-          No tienes nada que explicarme – le dije.

-          No se a que te refieres.

-          A Camila.

-          Como habrás comprobado Camila es mayor que yo, 12 años (lo que significaba que tenía 46 años). Una noche con 18 años estaba en un pub, ella estaba en la barra bebiendo, celebrando la separación de su marido, una cosa nos llevo a otra y terminamos en su casa, en la cama. A la mañana siguiente me entere que tenia una hija, Lucia de 2 años. Seguimos viéndonos, y un año mas tarde me fui a vivir con ella y hasta ahora

-          Joder tío, parece el argumento de una telenovela.

-          Si; además el ex de Camila se desentendió de todo. Así que el único padre que conoce Lucia soy yo.

-          Supongo que te idolatrara.

-          Si, así es. Y de tu vida que es, me dijeron que estuviste a punto de casarte.

-          Si pero esa es una telenovela mayor que la tuya.

Seguimos hablando de los antiguos compañeros y nos fuimos a dormir.

Por la mañana aunque me levante temprano también lo hicieron ellos.

-          Tengo que ir a trabajar, os dejo las llaves del coche y de la casa. Yo no llegare hasta pasadas las ocho, como en un restaurante cerca de la empresa donde trabajo. Para la cena si que podremos ir a un restaurante.

-          Vale – dijo Rodrigo.

Me fui a trabajar, ellos se fueron a la universidad.

Aquella tarde tras la comida tuve que visitar a un cliente. Dije en la oficina que no volvería después de la visita. La reunión con el cliente fue rápida, como había quedado con Rodrigo y Camila para ir a cenar, supuse que ellos no estarían en el piso, así que aprovecharía para ducharme y arreglarme.

Entre en mi piso, fui directo a mi habitación, la que había dejado a Rodrigo, para coger la ropa. Entre, allí estaba Camila totalmente desnuda. Yo no aparte la vista, pero ella tampoco hizo nada por taparse, ni tan siquiera grito.

-          Lo siento, no sabia que estabas aquí.

-          Ni yo que tú ibas a venir.

Seguía desnuda frente a mí.

-          He venido antes para ducharme, y coger algo de ropa.

-          Pues cógela.

Era fácil decirlo, pero ella estaba justo delante del armario. Me acerque, ella no se movió. Estaba muy cerca que olía su perfume. Eso me excitaba, sentía crecer mi polla.

-          Te puedes apartar.

-          Fóllame.

Me dejo perplejo, era lo ultimo que esperaba oír.

-          ¿Qué has dicho?

-          Lo que has escuchado. F O L L A M E.

-          Pero, Rodrigo…

-          Tardara en llegar.

Se dejo caer en la cama.

-          Él es tu…

-          Mi compañero, ¿Y que?

Estaba perplejo, se estaba acariciando los pechos con una mano y con la otra su entrepierna.

-          Me acuesto con quien me apetece.

-          Pero él ¡Lo acepta!

-          Claro que lo acepta, si no lo aceptase solo tiene que irse, yo no lo retengo. Ven fóllame, quiero sentir tu polla dentro de mi.

Lo cierto es que estaba buenísima, y mi polla hervía de ganas de actuar, y más al verla acariciarse.

-          Me parece que te equivocas conmigo, Rodrigo es mi amigo.

Estaba asombrado, ni yo mismo me creía lo que estaba diciendo, cuando me había importado que la mujer que me follaba fuese la amiga, novia, compañera o esposa de un amigo, y menos de uno que hacia años que no veía.

-          Y yo quiero ser tu amiga, anda ven aquí que estoy calentita.

Lo cierto es que aunque Rodrigo fue compañero mío de clase, nunca estuvo circulo de mis amistades mas allegadas.

Me desnude rápidamente, me deje caer sobre ella, mi polla crecía por segundos al rozar con su muslo, mis manos agarraban sus pechos, y mi boca chupaba sus pezones.

-          Sigue, me estas poniendo muy cachonda – decía entre gemido y gemido.

Metí mi mano entre sus piernas, acaricie su muslo, y toque los labios vaginales, estaba muy húmeda, acaricie su clítoris.

-          ¡Joder! que manos tienes – dijo gritando.

Seguí con las caricias, su cuerpo se agito.

-          Métemela, estoy a punto de llegar.

Fue como una orden, cogí mi polla la acerque a la entrada de su vagina, la roce con sus labios vaginales para seguidamente meterle la punta de mi polla. Dio un grito su cuerpo se tenso, se la metí entera.

-          Dios – dijo gritando – estoy, estoy... – había alcanzado el orgasmo.

Seguí empujando, adentro a fuera, ella jadeaba, alargando el orgasmo, llego el momento que me sentí desfallecer, ella entrelazo sus piernas en mi espalda casi inmovilizándome, fue ella la que se movía, hasta alcanzar un nuevo orgasmo y relajar las piernas. Me deje caer junto a ella, sin dejar de acariciarle las tetas y su clítoris, ella me acariciaba la polla que aun permanecía tiesa.

-          Quiero seguir, tú aun no has llegado, quiero tu leche.

Se coloco de rodillas, pasando un pie al otro lado de mi cuerpo, cogiendo mi polla y dirigiéndola a la entrada de su vagina, quedando empalada, mis manos agarraban y estrujaban sus pechos. Sus movimiento al principio lentos, fueron incrementando de velocidad y brusquedad, la tuve que coger por la cintura para que se mantuviera firme. Estaba a punto de correrme, en la puerta apareció Rodrigo.

-          Camila te estoy esperando...

Si hubiese llegado unos segundos antes, posiblemente me habría parado; pero estaba en el punto de no retorno, me daba lo mismo.

-          Es-pe-ra, es-to-y lle-gan-do de nu-e-vo,  – dijo entre jadeos.

Rodrigo simplemente giro sobre si mismo y se marcho. En ese momento me corrí, mi leche salió, ella se dejo caer encima mío alcanzando un orgasmo mas. Tras unos minutos de descanso Camila se dejo caer a mi lado.

-          Y ahora que sucederá – dije.

-          Nada.

-          ¡Como que nada!

-          Ya te lo he dije, me acuesto con quien y cuando me apetece. El lo sabe.

Camila se levanto.

-          Voy a ducharme, si quieres lo hacemos juntos.

Me levante y me puse un batín que tenia tras la puerta, salí al salón, allí estaba Rodrigo.

-          Rodrigo siento que esto haya sucedido.

-          Camila es muy persuasiva. Sabe engatusar a los hombres.

-          Y a ti no te importa.

-          Claro que me importa; pero que puedo hacer yo.

Lo miraba incrédulo, lo aceptaba. Acababa de follarme a su mujer. Y ni un mal gesto. Volví a la habitación del “ hecho consumado ”. Me acerque al armario recogí la ropa que necesitaba, cuando salía de la habitación me cruce con Camila que salía del cuarto de baño, simplemente con una toalla cubriéndole el pelo, mostrando todos sus encantos. Su gesto fue expresivo, se paso la lengua por los labios.

Deje la ropa en la habitación pequeña, me dirigí al cuarto de baño, mientras me duchaba no podía dejar de pensar en Camila, sabia excitar al género masculino. Con los recuerdos mi polla reaccionaba volviéndose a poner dura.

Al salir del cuarto de baño para ir a la habitación pequeña, pase por delante de la habitación grande, Camila se había secado el pelo, se había puesto las bragas, y delante del espejo se miraba como le quedaban los vestidos que quería ponerse. Al percatarse que estaba yo mirando me guiño un ojo, y se cogió las tetas con las manos haciendo que se realzasen.

Entre en la habitación pequeña y me vestí. Salí al salón donde aun estaba Rodrigo viendo la televisión, al verme ni tan siquiera reacciono, como si allí no hubiera pasado nada. En eso apareció Camila vestida, llevaba un vestido azul eléctrico muy ajustado con escote pronunciado que dejaba ver el canalillo y marcaba sus pezones (al no llevar sujetador), por detrás escotado hasta casi el culo.

-          ¡Uau!, estas impresionante – exclame inconscientemente.

-          Estas para comerte, nena – dijo Rodrigo, sorprendiéndome.

No hubo ni un reproche por parte de Rodrigo, su comportamiento fue como si no hubiera pasado nada.

Como yo estaba listo y ellos también, salimos a dar una vuelta, me sentía algo violento, les enseñe varios sitios antes de ir a cenar. Durante la cena todo fue miradas provocativas de Camila, así como indirectas a lo sucedido. Después fuimos a un local a tomar unas copas, con la excusa de que al día siguiente tenia que trabajar estuvimos poco tiempo. Nos fuimos a dormir, ya en el piso como era algo tarde me fui directo a mi habitación me cambie, me puse el pijama, cuando me iba a meter en la cama apareció Rodrigo, también tenia puesto el pijama.

-          Te puedo pedir un favor.

-          Pues claro, dime.

-          Lo que ha sucedido esta tarde...

Trague saliva, se me había hecho un nudo en la garganta.

-          Cuando entraste en la habitación y ella estaba desnuda...

Carraspee.

-          ... y te pidió que la follaras.

Lo había dicho sin ningún tipo de emoción. Estaba sin palabras.

-          El favor que te tengo que pedir… esta noche la pases con ella

-          Pero sabes lo que me estas pidiendo – dije sorprendido, mas de lo que ya estaba.

-          Claro que lo se, ella quiere tenerte entre sus piernas.

-          Te lo ha pedido ella.

-          No hace falta que me lo pida, se que lo está deseando

-          Y si me negase.

-          Por favor no. Si no lo hiciera contigo seguro que buscara otro, y prefiero que sea contigo.

Hubo un silencio, estaba pensando, Rodrigo siempre había sido algo raro pero aquello era el “novamas”.

-          Me estas pidiendo vaya a la habitación, entre y me la folle. ¿Y tú?

-          Yo pasare la noche aquí.

-          Estas seguro de lo que me estas pidiendo.

-          Muy seguro.

Salí de la habitación y fui a la que estaba Camila. Ella estaba desnuda tumbada sobre la cama.

-          Por fin te has decidido.

-          No tenía mas remedio.

-          No seas hipócrita, estabas deseándolo. Ven junto a mí, fóllame, quiero sentirte otra vez dentro de mí.

No me hice esperar me desnude y me tumbe junto a ella. Pasamos una buena noche.

Por la mañana cuando me desperté estaba solo en la cama,  me levante estaban Rodrigo y Camila en el salón hablando.

-          Buenos días.

-          Buenos días, contestaron los dos al unísono.

-          ¿Que tenéis pensado hacer hoy?

-          Iremos nuevamente a la universidad, veremos algún piso.

-          Quedamos para comer en algún sitio.

-          Hemos pensado adelantar la vuelta a casa, y nos iremos hoy al medio dia.

Me sorprendió su decisión.

-          Es por lo que ha pasado…

-          No en absoluto – dijo Rodrigo.

No dije nada más me fui a la habitación y cuando me vestía entro Camila.

-          Quería despedirme personalmente.

No fundimos en un abrazo y nos besamos.

-          Te prometo que estando mi hija por aquí te hare alguna visita.

Estaba claro lo que quería decir.