Como un ladrón en la noche

Este es el relato de un caso real. No existe fantasía en él.

COMO UN LADRÓN EN LA NOCHE

Autor: José Luis de Valero.

Lo que ustedes van a leer no es una fabulación surgida de una mente más o menos calenturienta. Tampoco lo es mi nombre y apellido. No me escondo tras el anonimato. Todo cuanto aquí se relata es cierto, me ha sucedido y por lo tanto bebo de fuentes fidedignas. Sólo los nombres de las protagonistas femeninas y de terceras personas han sido sustituidos por razones obvias.

Básicamente son relatos de sexo virtual a través de un chat. Después los encuentros virtuales permutaron en reales y es entonces cuando la fantasía da paso a la realidad a veces festiva y a veces amarga. Pero real.

"Eso haré. Como un ladrón en la noche me deslizaré por el ciberespacio hasta llegar junto a ti. Tú no me verás, pero percibirás una presencia próxima a tu cuerpo y sentirás sobre tu piel unas manos ávidas que te acariciarán lujuriosamente buscando tus más recónditos y sensibles puntos de placer. Oirás mi respiración agitada y sentirás un leve roce en tu cuello que te hará estremecer. Serán mis labios que ardientes, fogosos y un tanto trémulos comenzarán a recorrer tu cuerpo despertando tus sentidos.

Mi boca buscará con ansia el canal mágico que conduce a tu seno y allí se detendrá, anhelante, aguardando a que me ofrezcas tu palpitante pecho para poder succionarlo, para que pueda llenarme de ti,... para que pueda sorber tus erectos pezones hasta el agotamiento...hasta que oiga tus primeros gemidos de hembra en celo,...Sólo entonces mi boca descenderá hasta tu vientre de lirio preparándose para el gran festín de los sentidos. Notará la humedad de tu sexo y se lanzará hacia él igual que un tigre hacia su presa.

Allí se detendrá de nuevo recreándose en su contemplación, descubriendo el pálpito de una carne deseosa de ser penetrada hasta lo más profundo de sus entrañas. Pero me detengo, mi lengua juega con esa carne sonrosada,...la lame con codicia,...absorbe tus fluidos con delectación y como buen gourmet que soy localizo mi más ansiada presa.... tu clítoris,...Un clítoris que late al mismo ritmo de tu desbocado corazón de niña ardiente, sensual y traviesa,...un clítoris que se contrae como avergonzado cuando mi lengua lo humedece y mi boca lo succiona con frenesí.

Tus iniciales gemidos se han convertido ya en abiertos jadeos. Tu cuerpo se tensa como un arco y a su vez tú misma quieres convertirte en flecha lanzada hacia la vorágine del placer carnal. Sientes la necesidad de ser penetrada por ese invisible ladrón que tienes junto a ti. Tu sexo está vivo, morbosamente ansioso por recibirme dentro de él. Noto tu estremecimiento y cómo aprietas mi cabeza contra tu sexo totalmente empapado por tus efluvios corporales que yo recibo y hago míos, pensando en hacer un relicario para ellos y guardarlos dentro de mí para los restos....De repente algo estalla dentro de ti....el jadeo ya es un grito...un orgasmo brutal te recorre el cuerpo de arriba abajo...

Pero quieres más,...ese ladrón ha abierto una nueva puerta a tus sentidos y deseas poseerlo, tenerlo dentro de ti del mismo modo que él desea penetrarte y hacerte suya....Abres los ojos buscando su presencia pero tan sólo te contemplas a ti misma, con las sábanas revueltas, las pulsaciones disparadas y el sexo totalmente mojado....Te has corrido como una colegiala...Sin apenas darte cuenta te has masturbado soñando con un invisible ladrón que se colado de rondón en tus sueños para robarte los sentidos....."

José Luis se revuelve inquieto entre las sábanas y estrujando entre sus manos la almohada, da en pensar que la misma es el rotundo cuerpo de mujer que instantes antes se estaba beneficiando en el interior de una alcoba virtual, en la cual había penetrado a hurtadillas con el ánimo de poseer carnalmente y hasta la extenuación a una dormida y desconocida hembra. Sin embargo su cama se encuentra vacía. Sólo está él, con el falo erguido en permanente y casi dolorosa erección. Es el único ocupante del lecho. Desea continuar con su erótico sueño, interrumpido por el trinar de los gorriones que zascandilean en el frondoso jardín, escenario de pasadas y también añoradas orgías habidas en otros tiempos.

Su mano acude rápida en auxilio de la empalmada verga. De una ojeada observa su palpitante glande, rojo, inflamado y goteando flujo seminal por la uretra. Piensa que tiene dos opciones: O bien intentar recuperar su sueño y rematar la faena penetrando a la desconocida hembra, o por el contrario masajear levemente su enardecido miembro y dejar que la naturaleza haga el resto.

Se sabe a punto de caramelo. Su sueño ha sido tan real que de no ser por los malditos pájaros, a estas horas la desconocida estaría con la vagina rezumando flujo y él ya se habría corrido en su interior. Nota el latido de su propio corazón en la mismísima punta del pene y especula que con una simple masturbación, en menos de quince segundos puede liberar toda la tensión acumulada en su organismo. Lo cierto es que José Luis necesita correrse. Siente como su esperma le sube a oleadas desde el reducto seminal, pero también conviene que una masturbación de urgencia no es digno final para el voluptuoso sueño habido tras una noche loca de chateo en Internet.

Todo había comenzado la noche anterior, cuando le dio por conectarse a un chat de los llamados "fuertes", no aptos para cardíacos ni melindrosos. Cuando quiso darse cuenta ya estaba enganchado en un privado con tres tías que le estaban tirando los tejos, poniéndole el cuerpo a cien por hora y consiguiendo mediante su conversación simultánea de audio que el pene de José Luis estuviera firme como un mástil y en permanente estado de excitación.

Una de ellas le ofrecía una mamada virtual a cambio que él le comiera el coño, cibernéticamente hablando, está claro, mientras que la otra, poseedora de una web.cam le citaba en su chat para demostrarle en vivo y en directo cómo se masturbaba al mismo tiempo que ella misma se perforaba el culo mediante un consolador de proporciones realmente gigantescas.

La última chica parecía más bien novata en las artes del chateo guarro y pecaminoso. No tenía web.cam ni siquiera auriculares ni micro para conectarse con José Luis, utilizando simplemente la escritura para relacionarse con él a través del chat.

José Luis obvió esta última alternativa con aquella chica al parecer neófita en el arte del apareamiento virtual, que dijo llamarse Eva, ser estudiante de medicina y residente en Zaragoza. Tiempo tendría llegado el caso – pensó – en darle un toque ya que la muchacha le había facilitado su e.mail además del número de su teléfono móvil.

A José Luis el cuerpo le estaba pediendo guerra y no escritos de índole casi filosófico como daban a entender los textos de Eva, aunque tuvo que admitir que los mismos eran poseedores de una fuerza expresiva arrolladora y que llegado el momento, podía ser una delicia oírlos de su viva voz mientras él le bajaba las bragas y se le comía el conejo. Esa variante auditiva-literaria era para José Luis un complemento ciertamente apetecible.

No era la primera vez que practicando sexo tenía conectado a toda mecha el equipo de música oyendo embelesado una partitura de Bach, preferiblemente la Cantata 147, delicioso sonido que acostumbraba a escuchar en los prolegómenos pre – coito, entre chupetón de pezón y lamida vaginal. Pero cuando llegaba la hora de la verdad y entraba a degüello con su estoque en el sexo o en el ano de su pareja, entonces tenía a bien cambiar de autor y melodía decantándose por Wagner y su Cabalgata de las Valkirias.

Así que sin pensárselo dos veces y creyendo que el chateo con la de Zaragoza era una memez comparado con lo que le aguardaba en el otro chat, cortó la comunicación epistolar de la estudiante con un lacónico: "Hasta mañana, nenita", lanzándose en picado sobre la ventana de la febril masturbadora de la web.cam.

Aquella chica sabía de qué iba la cosa y cómo hacer que un hombre comenzara a pajearse a su salud de inmediato. Manejaba la web.cam portátil con una sola mano mas con singular maestría, incidiendo el enfoque en sus puntos más cautivadores. Lo primero que la cámara enfocó fueron sus profundos ojos, de un verde intenso y deslumbrador.

Contemplándolos, José Luis se quedó como hipnotizado, prendido a ellos mientras se preguntaba qué cúmulo de sorpresas iba a depararle la dueña de aquella mirada tan cautivadora. Hasta entonces tan sólo se había comunicado con ella por escrito, cuando ella misma, muy complacida por cierto había acordado masturbarse para él en el chat mediante el visor de vídeo y audio.

-¿Me ves? – alcanzó a oír José Luis desde el otro lado, maravillándose de aquel timbre de voz femenino.

-Perfectamente, nena. Tienes unos ojos preciosos.

-Pues eso es todo cuanto verás por ahora, cariño,...

-¡Joder, tía, no me jodas! – repuso José Luis mordiendo el micro con cierto cabreo - ¿No te ibas a masturbar y a meter un consolador en el puto culo?. Eso me has dicho antes,..

-Eso será si te portas bien y si después de hablar conmigo consigues ponerme cachonda con tus palabras,... Y otra cosa,... mi culito no merece el calificativo de puto puesto que no lo vendo. Mi coño y mi culo lo regalo a quien yo quiero y a quien sepa meter su polla en ambos reductos sin correrse al primer vaivén de mis caderas,... ¿Has entendido, amor?,...

José Luis se quedó perplejo, incapaz de articular ni una palabra contestando en un primer momento al mensaje de su interlocutora. Sin duda – rumió para sus adentros – aquella zorra de ojos verdes armada con una cámara web de alta resolución, no sólo sabía como manejarla, sino que también sabía cómo hacerse desear.

-Déjame al menos ver tu boca – acertó a contestar José Luis con voz grave – Enfoca la cámara a tus labios. Quiero desearlos,....

-Tienes un sugestivo tono de voz y además esta petición me ha gustado,... quieres desearlos,... besarlos,... utilizarlos,... Me agrada tu forma de pedírmelos,... Tómalos pues,... Ya veremos si sabes aprovecharlos,...

A través de la pequeña ventana del visor se vio un leve zigzag de imagen. José Luis intuyó que la cámara había sido fijada a su trípode puesto que la fotografía que recibía era precisa y sin oscilaciones.

En lo primero que reparó fue en un rostro de mujer cubierto con un antifaz de terciopelo negro y enmarcando las anónimas facciones, una preciosa y rizada cabellera rubia. Después se fijó en la boca, poseedora de unos labios demenciales, carnosos, trémulos y palpitantes con una sensualidad a flor de piel.

-Joder, tía, tienes una boca que está diciendo "cómeme", "bésame", "chúpame",... Estás de toma pan y moja, coño. Enséñame una teta, anda.

-Tranquilo, cariño. Acuérdate de lo pactado. Ya tienes mis ojos y también mi boca. Ahora gánate el resto.

-¿El resto?,...¡Pero qué coño es esto!,.. ¿Un concurso de Internet o qué leches se supone que es? – bramó José Luis – Tan sólo conozco tu nick, "Amapola". Dime al menos tu nombre.

A través de los auriculares se escuchó una alegre carcajada, al tiempo que en la pequeña pantalla se veía como la rizada cabellera de la mujer era acariciada por sus manos con un gesto evidentemente provocador.

-Llámame Violeta, amor mío.

-Joder, no empecemos. ¿Te da por la jardinería, o qué coño te pasa?,...Eres rara de cojones, tía,... Hazte un buen dedo, encúlate con ese cipote de goma que dices es tu mejor amante y córrete de una jodida vez.

-Discúlpate ahora mismo o cierro la comunicación.

Su voz sonó tajante, sin paliativos, al igual que su gesto que de pronto se convirtió en un rictus dominante capaz por si solo de hacer eyacular al más duro de los sumisos. José Luis, observando en pantalla la adusta imagen de Violeta y sopesando la acción a seguir convino que si a ella le salía del higo, bien podía cortarle la recepción de imagen dejando la pantalla en negro. Optó por bajar la guardia y seguirle el juego.

-Te ruego me disculpes, Violeta, pero llevo un empalme de mil pares de cojones y tengo la minga a punto de estallar. Necesito ver cómo te lo montas y cascármela a tu salud.

Tras estas palabras se produjo un expectante silencio. El rostro de Violeta permanecía inmutable en el visor del chat. José Luis se dijo que de un momento a otro se le iba a quedar la pantalla en negro, pero de repente pudo comprobar como aquella deliciosa boca se acercaba lentamente al objetivo de la cámara, quedando en un primer plano. Sus carnosos labios se abrieron con lentitud para después comprimirse tentadoramente y acto seguido, estampar un cálido beso en el centro del objetivo.

No conforme con eso, Violeta abrió la boca dando paso a una sonrosada y juguetona lengua que movió expertamente, como intentando lamer lo que en aquel instante José Luis estaba masajeándose frenéticamente con inusitada violencia.

-Te perdono, amor. Según compruebo por tu modo de hablar, eres ciertamente un bruto desconsiderado con las mujeres, pero al mismo tiempo para mí también eres un reto. Con el tiempo pienso pulirte y convertirte en un amante educado y de primer orden,.... ¡Ah, y deja ya de meneártela, que desde aquí puedo oír tus jadeos!. Tú te correrás cuando yo te lo diga, no antes,... ¿De acuerdo?

José Luis no pudo reprimir una sonrisa de satisfacción. Por lo visto aquella loca de Violeta se lo tenía creído. Su poder de seducción sería algo innato en ella – dedujo – a tenor de la seguridad y el tono habidos en su mensaje de perdón. De todas formas dejó de sobetearse la entrepierna

-Y ahora una cosa más y muy importante si es que quieres seguir conmigo hasta el final. Tú a mí me ves, pero yo a ti no. Quiero que me des tu nombre, descripción física, edad, profesión y estado civil. ¡Ah, y otro detalle!,... dentro de cinco minutos quiero tener una fotografía tuya en mi poder. Envíala en un archivo por e,mail para así saber que tipo de hombre se la está cascando a mi salud.

Involuntariamente, José Luis pegó un respingo.

-¡Joder, tía!,... ¿Acaso los coleccionas?

-Me da morbo, eso es todo, y además me gusta verles sufrir. Cuando sé que se están masturbando a mi salud mientras yo hago lo propio o me estoy enculando con el vibrador, entonces les cierro la comunicación y se quedan a verlas venir hasta el día que a mí me apetece volver a abrírsela de nuevo. Son mis esclavos virtuales, pero también reales. Tengo enganchados hasta dos curas, una meapilas numeraria del Opus, a su propia hija, a un canónigo, a tres políticos de derechas y ni se sabe la cantidad de seminaristas y novicias que me he pasado por la piedra. Soy una discípula del Maligno.

-¡Manda huevos la cosa, carajo!,... Pues conmigo lo llevas pero que muy crudo, nena.

-¿Por?

-Yo no entro en una iglesia desde el día que a mi madre se le ocurrió bautizarme. O sea, que de esclavo tuyo, nada de nada, pedazo de pendón,... Y si ahora mismo te tuviera delante te rompería el coño a pollazo limpio y en cuanto respecta a tu ano, no me importaría lo más mínimo introducirte por el culo una lima para desbastar plomo, ya sabes,... de esas que hacen surcos hasta en el aire.

A José Luis le salió del alma. Respiró satisfecho. Tenía muy claro que ninguna cibernauta medio loca y salida iba a imponerle condiciones, y mucho menos ficharle para su colección de trofeos virtuales.

Se produjo un largo silencio. José Luis echó una ojeada al visor del chat aguardando el cierre definitivo, pero pudo comprobar que la imagen de Violeta continuaba presente, aunque su rostro había adquirido otra expresión. Jadeaba rítmicamente con la boca entreabierta como si le faltara el aire mientras la punta de su lengua afloraba, mojándose los labios.

-Joder, tío,...Me estás poniendo cachonda con tu forma de expresarte,... Sigue así, cabrón mío,... rómpeme el coño, destrózame el culo,... soy tu perra,... soy toda tuya,... ¡Viólame de una vez, hijo de la gran puta!,...

-¿Te va la marcha, ¿eh?,...Eres una jodida zorra.

-Desde ahora si tu quieres seré tu puta. Me tienes totalmente mojada, cabrón – admitió Violeta – Y eso es algo que hacía tiempo no conseguía con un hombre en mi primera entrevista a través del chat.

-En el fondo creo que eres una salida mental que no sabe ni cómo correrse en las debidas condiciones, o sea, con un buen cipote entre tus nalgas o en el interior de tu coño.

-Quizá tengas razón, y voy a darte una sorpresa: Lo cierto es que todavía soy virgen.

José Luis no pudo reprimir una explosiva carcajada. Aquella chica ciertamente era un pozo de sorpresas. Por un momento pensó que ya estaba bien de tanto cachondeo por parte de aquel pedazo de putón cibernético y tentado estaba a cerrar la comunicación, cuando de repente ocurrió algo extraño, algo inaudito.

Violeta estalló en un desgarrador sollozo. Pudo ver como se quitaba en antifaz llevándose las manos a sus ojos, gimiendo como una niña descubierta tras una travesura. Tal acción no entraba en el guión de lo que se supone, debe ser un contacto meramente cibernético-sexual entre un hombre y una mujer.

José Luis se encontró en aquel momento entre la espada y la pared. De una parte sólo veía un juvenil rostro de mujer – demasiado juvenil, se dijo – arrasado por unas lágrimas que se deslizaban mansamente por las mejillas, lo que le hizo suponer que, o bien Violeta era una excelente actriz, o de lo contrario se encontraba ante un caso clínico.

-Violeta, cálmate, sécate las lágrimas y mira a cámara, por favor – acertó a decir José Luis con pausada y dulce voz, dándose tiempo para argumentar una serie de preguntas que tenía en mente.

-Disculpa. Creerás que soy una chiflada pero algún día tenía que ocurrir lo que me ha pasado esta noche. En parte lo estaba deseando,... quiero acabar con toda esta comedia de una vez por todas.

-¿Comedia?,... ¿Me estás dando a entender que nada de lo que me has dicho es cierto? Explícate, por favor.

-Bueno, casi todo lo que te he contado es producto de mi fantasía, aunque sí es verdad que cuando hablo de sexo me gusta masturbarme a escondidas, sin cámaras que puedan captar lo que hago con mi cuerpo. Entonces disfruto como una loca y me corro como una colegiala.

-¿Y tú qué coño sabes cómo se corre una colegiala?

-Yo todavía lo soy. Por eso lo sé.

-¡No me jodas, niña!, ¡No me digas que ahora estoy hablando con una menor! ¡Lo que me faltaba, coño!

-Pues sí. Tengo 17 años, pero dentro de un mes ya seré mayor de edad.

El miembro de José Luis entró en fase explosiva. Vérselas con una menor de edad era algo que le enloquecía, un sueño voluptuoso mediante el cual se le empalmaba la verga con sólo pensar en él.

Volvió a fijarse en la imagen de Violeta y comprobó que lo que ella decía sin duda era cierto. Su cara angelical denotaba bien a las claras que aquella niña se hallaba en la pubertad. La expresión de sus inocentes y maravillosos ojos verdes la delataba, pero se dijo que precisaba ver más detalles de la anatomía de Violeta y pasó directamente al ataque convirtiéndose en un tigre hambriento de carne fresca. Se juró que aquella gacela rubia que tenía enmarcada en el visor de imagen, se la iba a comer entera de arriba abajo, de la cabeza a los pies.

Se habían invertido los papeles. Él sería su dueño.

Moduló su voz, adoptando un tono más sugestivo pero con claros acentos paternalistas.

-Vamos a ver, pequeña,... Ante todo quiero saber como te llamas de verdad, y contestando a tus primeras preguntas te diré que mi nombre es José Luis, mido 1,80, peso 75 kg, ojos pardos y pelo castaño. Soy analista de sistemas, estoy separado y tengo 35 años,... o sea, que por la edad puedo ser tu padre.

-Me encanta tu descripción, pero aunque fueras mi padre no me importaría ser una hija incestuosa. No te conozco físicamente pero me das morbo. ¡Ah, y en esto no te he engañado: mi nombre es Violeta.

-Muy bien, mi niña. Ahora te voy a pedir algo más. Quiero ver tu cuerpo para recrearme en él. Ponte en pié y enfócate a ti misma. Desnúdate para mí.

-Estoy casi desnuda, José Luis. Sólo llevo puestas unas braguitas de encaje,... y además me da vergüenza,...

-No seas mojigata, niña. Quiero ver tu cuerpo, tus pechos, ese coño todavía virgen y ese culo que sueño romperte algún día con el pedazo de polla que ahora mismo tengo en la mano.

-Te estás masturbando sólo de pensarlo, ¿no? Te lo digo porque estoy oyendo tu respiración entrecortada.

-Sí, me la estoy cascando a tu salud, zorra mía. Me estás poniendo a cien, Violeta. Ahora mismo quisiera tenerte ante mí abierta de piernas y con tu culo de colegiala en pompa.

-¿Y qué harías entonces, dime? – dijo Violeta.

-Antes de contestarte, quiero verte de cuerpo entero.

-Tú mandas, mi amor. Tómame y fóllame aunque sólo sea visualmente.

Violeta se puso en pié y reguló el enfoque de la cámara para obtener un plano general. A José Luis casi le dio un infarto al contemplar aquel maravilloso cuerpo de mujer adolescente que se le ofrecía generoso a través del visor. Sensualmente recorrió de una ojeada las incitantes curvas de un cuerpo hecho sin duda para ser penetrado una y otra vez hasta la extenuación.

-Aproxima tus pechos al objetivo, cariño – dijo él.

-Chúpame, muérdeme los pezones, amor – gimió ella

-¡Aaaahhh! ¡Son pura miel!

-Te noto muy excitado, cabrón mío,... Seguro que te la estás meneando a toda máquina. Por favor José Luis, no te corras todavía. Quiero que nos corramos juntos,... Espera un momento que te voy a enfocar mi coño de niña virgen.

José Luis tuvo que hacer un titánico esfuerzo para dejar de masajearse la tranca. Por las palpitaciones que notaba en el glande, sentía como su ardiente esperma pugnaba por salir a flote e inundar el teclado del ordenador. Anhelante, aguardó a que Violeta colocara su coño ante el objetivo. Su voluptuosa voz fue como el pistoletazo de salida.

-Ahora sí, mi vida,... Corrámonos juntos,... Fóllame sin piedad mientras yo también me masturbo pensando en ti, mi amor,... viólame,... encúlame,... cómeme el coño,...

-Te voy a empalar con mi polla, pedazo de puta – bramó José Luis totalmente excitado y fuera de sí, dosificando el ritmo de la paja para no correrse – Pero antes cómeme tú la polla, chúpamela como lo hacen las profesionales.

-¡Mmmm, aaaahh!, ¡La siento en mi boca, está viva!

-¡Sigue, joder, no pares! ¡Cómetela toda, putón!

-¡Tengo tu capullo en mi garganta!,...¡Córrete ahora, cabrón, córrete ahora, que a mí me está llegando un orgasmo brutal!.. ¡No pares, sigue bombeando tu polla en mi boca, soy tu puta, tu perra, tu esclava!,... ¡Quiero ahogarme con tu leche!,...¡¡Me corrooo!!!,...¡¡¡aaahhhh!!!

José Luis sintió que su resistencia había llegado al límite.

Necesitaba vaciarse física y mentalmente. La visión de la joven Violeta masturbándose frenéticamente fue algo superior a sus fuerzas. Levantándose con el inflamado miembro a punto de estallar, dirigió el glande hacia la pantalla. Todavía la veía a ella retorcerse de placer, gimiendo entre espasmos que parecían nacer en lo más profundo de sus entrañas.

Simplemente fueron cuatro golpes de mano maestros pero sirvieron para abrir la válvula de escape. Un chorro de semen se estrelló contra la pantalla del ordenador, cubriendo un sector del mismo y rezumando a continuación sobre la mesa.

-Acabo de correrme en ti, chocho mío.

-Lástima que sólo haya sido de una forma virtual, cariño. Hubiera estado mejor una buena metida real.

-Para eso tendremos que vernos, quedar en algún sitio, digo yo. Y por supuesto, dentro de un mes, cuando hayas cumplido los 18. No quiero líos con menores.

-Estoy deseando conocerte, José Luis. Esta semana estoy sola en casa. Si quieres te doy mi dirección y me haces una visita,... Y también puedes hacerme mujer, por ejemplo,... Ya sabes que soy virgen tanto por delante como por detrás, y quiero dejar de serlo.

-Dentro de poco mi polla se abrirá camino en tu cuerpo, descuida. Pienso romperte todos los precintos.

-Quiero que me enseñes a follar, José Luis, pero no quiero sufrir un trauma físico. Algunas amigas del Instituto me han dicho que cuando a una la desvirgan, duele,... y cuando te rompen el culo, mucho más.

-Eso depende de quién te desvirgue y cómo lo haga.

-¿Has desflorado a muchas chicas, José Luis?

-Sólo a dos, pero ambas quedaron satisfechas con mi trabajo inicial.

-¿Inicial?,...No entiendo,...

-De lengua, amor. Antes de penetrarte te ensalivaré a conciencia.

-¿El culo también?,...¿No te dará asco?,...

-¿Asco?,..¡Qué va! Con una tía tan buena como tú, soy capaz de comerme hasta lo que cagues.

-Siempre he pensado que necesitaba de alguien que me desvirgara, pero al mismo tiempo ese alguien tenía que ser un desconocido que sepa utilizar lo que tiene entre las piernas, que me dé morbo, y que también sepa cómo manejar mi cuerpo y hacerme correr de placer. Necesito sentirme follada de verdad, José Luis. Estoy más que harta de masturbarme cada noche en el chat, inventándome situaciones. Me entrego a ti, amor. Quiero que seas tú quien me desvirgue. Hazme tuya.

-¿Estás segura?,..Puedes encontrar chicos de tu edad. Yo soy muy mayor para ti, cariño, y además tú para mí eres un peligro latente. Puedo encoñarme contigo.

-No quiero gilipollas imberbes que se corren con tan sólo mirarme. Necesito a un tío con un par de huevos que me domine y sepa sacar todo lo que hay en mi. Mi coño y mi culo son tuyos, cielo mío. Utilízalos, que yo haré lo propio con tu polla para hacerme una mujer experta en la cama y al mismo tiempo utilizaré tu minga para darle gusto al cuerpo. Yo tengo mis planes.

-¿Planes?,... ¿Qué planes?,...

-Quiero ejercer.

-Eso me parece bien. ¿Que estudias, mi amor?

-Económicas.

-O sea, que vas para economista,...

-Algo parecido. Ya te he dicho que quiero ejercer.

-¿Cuánto te falta para finalizar la carrera?

-Muy poco, sólo un mes. Quiero ejercer de puta.

Ese fue el final de nuestro primer encuentro virtual.

Tras él se desencadenaron una serie de acontecimientos y encuentros reales que al día de hoy me tienen sin resuello y con el alma en vilo.

Pero eso es otra historia.

José Luis de Valero.

devalero@wanadoo.es