Cómo sodomizar a una mujer reticente
Pequeña guía para sodomizar dando placer a una mujer reticente a los placeres anales.
Hay muchas mujeres que con sólo pedirles su culo te miran como si fueras un monstruo.
Eso con suerte, puesto que una gran cantidad de ellas aprovechan para tacharte de homosexual o desviado, e incluso te amenazan con divulgar en el círculo de amistades tus tendencias sodomitas. Si te importa un pito tal tipo de contraataque las excusas que le suceden para reservarse el agujero se pueden resumir en tres grandes :
"Que ese agujero no se hizo para eso. Que es un agujero de salida y no de entrada"
"Que es doloroso"
"Que para tu pene se hizo mi vagina, no mi ano".
"Que es sucio".
La verdad es que a menudo debes lidiar con anos que no fueron desvirgados de forma correcta. Hay mucho bestia por ahí suelto que las penetraron sin lubricante y hundiendo la polla hasta los huevos a la manera de esos coches que pasan de cero a cien en 5 segundos. Penetradas de tan salvaje manera las mujeres se conjuran para no volver a dar el culo a nadie. Otras en cambio se dejan con resignación, como si fuera el ineludible colofón al acto sexual. Ellos se lo pasan muy bien pero ellas o bien sufren en silencio o bien, con suerte, sufren las acometidas sin dolor pero sin placer.
Hay muchas técnicas para penetrar analmente consiguiendo que tu pareja se lo pase tan bien como tú. Os voy a explicar la mia que requiere mucha paciencia - no es para encuentros de una sola noche - pero que suele funcionar bastante bien con aquellas mujeres que nunca han practicado el sexo anal o bien se muestran muy reticentes al mismo. La he ido perfeccionando a lo largo de los años, así que hay mucho de prueba-fallo en esta técnica hasta que di con las teclas correctas.
En primer lugar debemos utilizar su trasero en los prolegómenos. Cada vez que follemos debemos acariciar sus nalgas, abrirlas, decirle lo mucho que te pone su culo y lo bonito que lo tiene (aunque no sea cierto del todo), recostar tu cabeza sobre el mismo, pellizcarlo cuando os encontréis por la casa, levantarle las faldas y besarlo...vamos, lo que se os ocurra. En esta primera fase nada de poner la polla en la puerta ni tocar el agujero, ella debe sentir que su culo es importante en tu excitación. Si lo hacéis bien ellas mismas se darán la vuelta en la cama para que les toquéis el bollito desde atrás o se pondrán tangas o bragas sugerentes.
El siguiente paso es más delicado y consiste en comprobar si se siente incómoda con su orificio. Cuando le acariciéis el culo o la masturbéis desde atrás es normal que rocéis el ano de forma casual. El orificio anal está rodeado de terminaciones nerviosas que pueden proporcionar placer o causar dolor dependiendo de cómo las estimules. Ante un roce casual las féminas suelen reaccionar con un estremecimiento : hay algo de sorpresa al encontrar una mano o un dedo que no es el suyo en esa zona pero también cierto placer. Sólo las muy reprimidas pueden reaccionar con indignación o prohibiendo futuras exploraciones por muy "accidentales" que parezcan. Si tiene una reacción positiva - se estremece de placer o deja escapar un gemido - entonces podéis ser más atrevidos y circunvalar su ano con la punta de la lengua o acariciarlo con suavidad. Este es un momento crítico porque ella puede ponerse tensa pensando que quieres ir "más allá", así que se debe actuar como si sólo fuera parte del prolegómeno o de las caricias post orgasmo.
Con una novia que tuve practicaba un ritual alrededor del ano que a ella le encantaba aunque nunca lo declaró abiertamente. Cada vez que nos encontrábamos la llevaba al baño, la duchaba y luego la sentaba en el borde de la bañera para afeitarle el coño, por muy depilado que estuviera. A mi novia le encantaba que la obligara a abrirse bien de piernas, sentarse con la parte posterior del culo para mostrar la raja en toda su extensión y sentir como le abria los labios con mis dedos para eliminar todo el vello de forma meticulosa. Pasaba delicadamente la cuchilla sobre el capuchón del clítoris con la asepsia de una peluquera mientras ella enrojecía de placer. Pero lo que ella esperaba de verdad era cuando le hacía dar la vuelta apoyándose con las manos en el borde de la bañera mientras se abría de piernas mostrando su bollito en toda su gloria. Le decía que también le iba a depilar los alrededores del ano pero tanto mi novia como yo sabíamos que allí no había pelo alguno. Así que le quitaba la hoja a la cuchilla y la pasaba lentamente sobre las suaves y marronosas arrugas del ano mientras el agujero se contría de puro placer y ella emitía gemiditos muy sensuales. A veces pasaba el dedo para eliminar un pelo imaginario para que temblara de placer. Cuando la llevaba a la cama estaba deseando que la sodomizara mientras se recostaba de lado y se doblaba para adoptar una posición casi fetal. Estaba su recto tan caliente, su esfinter tan abierto y se movía con tanta fuerza para autoclavársela hasta el fondo que no podía contenerme más de cinco minutos antes de regar sus entrañas con un buen chorro de semen.
El siguiente paso es asociar el culo con el placer. Mi técnica consiste en practicar un buen cunilingus descapullando el clítoris con los dedos de la mano o si esto no es posible colocando la mano plana sobre el pubis y tirando hacia arriba para que éste resalte. Mojáis el dedo meñique o índice en la vagina y suavemente lo bajáis hasta el ano. Lo acariciáis y cuando ella empiece a excitarse, y siempre mojándolo bien en el flujo vaginal, introducirlo hasta la primera falange. No suele ser doloroso pero le va a provocar un sobresalto la primera vez. Tratad de que no lo aparte y chuparle con todas vuestras fuerzas. Tal vez agarre vuestra muñeca un rato intentando retirar el dedo pero no cedáis si muestra un atisbo de debilidad. Contra lo que podéis pensar, el dedo no sirve para dilatar el ano, sino para acostumbrar a la pareja a sentir placer en el ano a la vez que le laméis el sexo.
Si os habéis fijado al hacerle un cunilingus el esfinter anal se contrae con las sacudidas de placer. Si metemos el dedo y la acostumbramos al mismo, asociará el placer obtenido de nuestros lametones con la presencia del dedo metido en su culo. Al cabo de un tiempo os daréis cuenta que mueve el esfinter voluntariamente para frotarse con nuestro dedo y hasta a veces os lo pedirá porque sin él no alcanza el orgasmo sólo con los lametones.
Llegados a este punto ya se puede decir que siente placer por detrás. Algunas mujeres, al descubrir ese nuevo placer anal, piden entonces que les metas la verga - saben que lo deseas - y el error más común es precipitarse. Es comprensible. Tal vez llevas un semestre trabajándote a la parienta y la paciencia tiene un límite. Pero meterle la polla a lo bestia es lo peor que se puede hacer. El grosor de la misma no es el mismo que el del dedo y seguramente tampoco estabas preparado con un buen lubricante, así que le haces un daño de la hostia y se acabó la historia por un buen periodo de tiempo - o para siempre - Así que lo mejor es tener a mano un buen lubricante y cuando te lo pida, embadurnarle el esfínter y hacer lo mismo con tu polla.
Por fin ha llegado la gran penetración. Hablas a tu compañera, la calmas, alabas su belleza, pasas la mano por detrás, entre sus piernas, y acaricias sus pechos mientras tu brazo se empapa de su flujo. Es el momento. Recomiendo romperle el culo por delante, no por detrás. Reconozco que es más excitante ver como tu polla se hunde entre sus nalgas, pero si no se hace bien puede ser muy doloroso. Lo mejor es emplear la postura del misionero. Te colocas sobre ella y alzas su culo, tal vez pasando las piernas sobre tus hombros. Para que no se canse es mejor colocar una almohada bajo sus riñones. Primero pasas el glande por su rajita y luego lo llevas al ano. Lentamente introduces la punta sin dejar de masturbarla, para luego, una vez comprobada la lubricación, hundirla lentamente. Si se queja de dolor, lo mejor es parar pero no retirarla, ya que el esfinter se ha de acostumbrar a la anchura de tu verga.
El esfinter es una válvula que se cierra y se abre para dejar paso a las heces. Su reacción natural es mantenerse cerrado para evitar que entre nada desde el exterior. Así que al notar la cabeza de nuestra polla se cerrará. Hay que vencer esa resistencia con suavidad, aunque a veces es difícil. He estado con mujeres con un agujero tan cerrado que mi polla se ha hundido completamente entre la piel de sus nalgas que de tan tensa parecía a punto de explotar. Esto es muy doloroso para ella. Cuando el agujero ceda la presión de la verga será tan fuerte que entrará hasta el fondo reventándola de dolor.
Si todo va bien, está bien lubricada y la posición es la adecuada, el esfínter cederá como cedía ante nuestro dedo y recorrerá el glande hasta cubrirlo. El placer para el hombre es tan intenso que a veces es difícil no correrse. Si podéis controlaros, seguid penetrando hasta que los testículos toquen su culo o hasta que ella, con su mano o su voz, nos indique que ha alcanzado lo máximo que se puede meter.
Con el pene o parte de él dentro del orificio de vuestra pareja os podéis encontrar con dos tipos de culo. En algunos entra tu polla en un túnel estrecho, cálido y envolvente que te aprieta con más firmeza que su vagina. Una cueva tan calentita y suave que no es difícil correrse en ella de inmediato. En otros casos sientes la presión del esfínter a lo largo de tu glande y del tronco de la polla pero luego parece que exista un cierto vacío. Es un tipo de ano menos atrayante y sensual y a veces la presión del esfinter te deja la polla muy dolorida. En ambos casos el hombre trata de frotar su miembro contra las paredes del recto, igual que hace con la vagina. Esto puede ser doloroso si la mujer no está bien lubricada y antes de iniciar un frenético mete saca es conveniente deslizar tu miembro suavemente por el interior del túnel.
No nos engañemos, esto da placer inmediato al hombre pero en la mujer es más psicológico. Para ella la manipulación del clítoris es importante y no descuidar las caricias mientras le dan por culo, pero si está excitada puede alcanzar el orgasmo por muchas razones : haberse dado por completo, sentir el pene en sus entrañas, el choque de tus huevos contra las nalgas, sentir la excitación de su compañero y la propia calentura de haber cedido una parte tan sensual de su anatomía.
Si tenéis confianza en vuestra compañera y no empleáis condón, la eyaculación puede serle muy placentera al ser sentida de forma mucho más evidente que en la vagina. Una novia con la que estuve mucho tiempo alcanzaba el orgasmo cuando notaba el semen bañando sus intestinos y a veces, cuando paseando por la casa o por la calle sentía como el esperma resbalaba hasta el esfínter volvía a sentir los espasmos del orgasmo.
Si lo hacéis bien, sois delicados y pacientes tenéis culo de vuestra compañera para muchos años. Sobre todo respetadla y cuando diga no, es no. Así he conseguido que la mayoría de novias y mi ex mujer se dejaran penetrar analmente y se lo pasaran tan bien como yo.