Como si yo fuera la chica
Una mujer madura me hace el amor y cambiamos los roles hombre-mujer.
Aquella aburrida noche de copas me encontré con Pilar, hacia tiempo que no la veia en la vida nocturna. Pilar era una mujer mayor que yo, de unos 39 años, yo en ese momento contaba 27 primaveras. Me consta que siempre le he gustado a Pilar, porque de vez en cuando cuando hablaba con ella por ahí me soltaba piropos. Nunca habriamos entablado relación si no fuera porque ella me conocía por ser una conocida de mis padres.
Pilar es una mujer de pelo oscuro, rizado, voluminoso y larga melena; ojos marrones; expresión ya algo marcada por la edad; un poco pasada de kilos; 1,65 de altura y unos pechos inmensos.
Yo, Fran, soy un tipo alto de 185 cm, muy delgado de 67 kilos, aspecto aniñado.
Aquella noche la vi y fui yo el que le dije piropos, ella me propuso ir a su piso... y yo acepté.
Por el camino charlábamos animadamente y yo mentalmente decía yupiii, ya que hasta ahora solo había hecho el amor una vez en mi vida. Subimos al ascensor y le acaricié la cara, dejamos de hablar, nos mirábamos solamente. Me lancé a su boca y nos estuvimos besando. El ascensor llegó y entramos en el piso.
Fuimos directos al dormitorio y seguimos besándonos y abrazándonos. Yo me arrimé fuerte contra ella para que notara mi erección.
- Desnúdate - me dijo.
Me quité la cazadora y la camisa, quedando desnudo de cintura para arriba; los zapatos y los calcetines. Me senté en la cama. Pili me empujó suavemente y me tumbé. Ella se puso a mi lado y comenzó a acariciarme el pecho.
- Tienes una piel preciosa.
Que bien que le gustara. Soy blanquito y apenas velludo.
Pili me desabrochó el vaquero y me lo quitó, después los calzoncillos.
Como ya he comentado antes tenía muy poca experiencia, asi que me sentía nervioso. Además yo estaba totalmente desnudo y ella vestida y me dio corte que viera que iba depilado. Desde hacía poco me gustaba depilarme la zona genital y anal, dejando solo algo de vello sobre el pene.
- ¿Tú no te quitas la ropa?
Pili sonrió y se quitó el jersey y los vaqueros y los zapatos. Se quedó en un sugerente conjunto de sujetador y bragas negro. Su piel estaba bastante morena por el sol, y tenía un trasero bastante grande la verdad. El tiempo ya había hecho alguna secuela en su piel en forma de arruguillas. Me pareció muy sexy.
Pili se sentó a horcajadas sobre mis muslos, me acariciaba el pecho, me pellizcaba los pezones. Yo le acariciaba los hombros, y mis manos bajaron hasta sus pechos, acariciándolos por encima del sujetador. Ella cambió de posición, bajando más y quedando fuera del alcance de mis manos. Me acariciaba los muslos, los pies, me estaba recorriendo entero, salvo mi sexo.
- Que suave tienes la piel cariño, me gusta mucho.
- Tú si que eres suave preciosa- le dije.
- Me gusta mucho que vayas depilado. Abre las piernas.
¿Cómo? Ella era la que llevaba la iniciativa, y me estaba gustando. Abri las piernas y las pues dobladas hacia mi, Pili me acariciaba los muslos por la cara interior, me miraba y me sonreía. Bajó su cabeza y se dirigió a mi entrepierna, se metió mis huevos en la boca, chupándolos. Me hizo gemir de placer. A veces también daba un respingo de dolor al pasar su lengua por alguna zona dada. Mi polla seguía erecta, sobre mi vientre.
Al cabo de un par de minutos de chupar mis huevos, tomó mi polla con su mano y se lo metió en la boca. Yo comencé a acariciarme los pezones, mientras seguía con las piernas abiertas y Pili me chupaba la polla. Yo gemía de placer, era bestial.
- Gime cariño, goza. Quiero que te corras en mi boca.
No tardé en hacerlo, en medio de fuertes espasmos de placer. Miré a Pili y vi mi semen saliendo por la comisura de sus labios, mientras me seguía chupando la polla. Finalmente cambió de posición y se tumbó sobre mi, pillando mi polla semierecta entre nuestros vientres. Se acercó a mi boca y empezó a besarme, pasando parte de mi semen a mi boca, y parte de él escurría ahora por mi cara. Yo la abracé fuerte contra mi, notando sus enormes pechos, notando su peso sobre mi polla, y seguimos besándonos. Le acariciaba la espalda, las nalgas por encima de sus bragas, el pelo. Al cabo de un rato, le dije:
-Pili me has vuelto loco cielito, ha sido maravilloso.
- Cariño aún voy a seguir volviéndote loco, ya verás.
Tomó un cojín y lo puso sobre la cama.
- Túmbate aqui boca abajo.
Me tumbé en la cama boca abajo, el cojín bajo mi vientre.
-¿Qué me vas a hacer? - le dije.
- Tranquilo cariño, ya verás como te gusta, tú dejate hacer.
Comenzó a acariciarme las nalgas suavemente. Me gustaba. Una de sus manos se introdujo entre mis muslos y me agarró los huevos con suavidad. Di un leve respingo.
- Tranquilo mi niño.
Comenzó a apretarlos suavemente, cada vez más fuerte. Me sentía dominado, mi erección se fue recuperando. Permanecí en silencio.
Volvió a acariciarme las nalgas, hasta que me las separó y bajó su cara hasta ellas, comenzando a lamer mi ano. Aquello me dio un gran placer. Notaba su lengua mojándolo e intentando abrirse paso dentro de él, hasta que entró un poco. Cogió un frasco de su mesilla y noté que algo me untaba en el ano, después su dedo entrando con suavidad.
-Ammmm- se me escapó un gran gemido.
Pili rió. Comenzó a meter y sacar su dedo en mi culo mientras yo respiraba aceleradamente. Era una sensación extraña, me estaba penetrando, me sentía dominado y entregado a ella, me hubiera dejado hacer cualquier cosa en ese momento. Pili cogió de su mesilla una polla de goma que usaba ella para masturbarse. La apoyó contra mi ano y comenzó a empujar.
Aqui, uf, yo ya gemía como una putita mientras la polla de Pili me penetraba. Notaba como se abría mi culo y como ardía. Lo metío hasta la empuñadura y lo dejó ahí.
Se tumbó a mi lado:
- Te gusta que te de por el culo, cariño.
-Si Pili, fóllame.
- Di que eres mi putito.
-Soy tu putito, hazme lo que quieras.
Pili se levantó y sacó de otro cajón un arnés que se colocó sobre su braga negra, me quitó la polla del culo, lo cual me hizo dar otro gran gemido; y se la colocó en el arnés, mientras me miraba.
- Te voy a dar por el culo, putito.
Se colocó sobre mi y me penetró, esta vez fue fácil ya que mi culo estaba dilatado. Comenzó a empujar adentro y afuera, follándome. Yo gemía, sacaba la lengua y me la pasaba por los labios. Me sentía como una puta, una mujer me estaba jodiendo el culo y me gustaba. Pili también comenzó a gemir de placer. Me daba fuertes palmadas en las nalgas mientras me follaba, y al poco me corrí otra vez. Ella siguió enculándome un par de minutos más y también tuvo un orgasmo.
Me di la vuelta y me tumbé boca arriba, me ardía el culo, tenía semen pegado en mi vientre. Pili se tumbó boca abajo a mi lado y comenzó a besarme, abríamos la boca, su saliva pasaba a mi boca.
La abracé y nos quedamos traspuestos.