Como ser penetrado
La imagen de las películas porno es que el que la tiene más grande, es más atlético, más alto, mayor, tiene bigote o el cuerpo más grande es el que penetra y el que la tiene más chica, es menos atlético, es más bajo o el más joven, es el penetrado. La realidad es que en las películas es una decisión de márketing. Los productores de porno estiman vender más cuando el más vistoso es el que penetra. La realidad es diferente.
Cómo ser penetrado
La imagen de las películas porno es que el que la tiene más grande, es más atlético, más alto, mayor, tiene bigote o el cuerpo más grande es el que penetra y el que la tiene más chica, es menos atlético, es más bajo o el más joven, es el penetrado. La realidad es que en las películas es una decisión de márketing. Los productores de porno estiman vender más cuando el más vistoso es el que penetra. La realidad es diferente.
Ya sea tu compañero activo quien esté a los saltos y empujones, quien tiene todo el trabajo es el compañero pasivo.
Antes de ir a más, debes decidir si es el momento para ser penetrado (si estuvieras con unas ganas irresistibles de ir al baño, sin dudas que no es).
Muy importante es que haya una higiene total. Existen varias maneras de garantizarlo. Como es obvio, debes asegurarte que tus necesidades fisiológicas estén satisfechas. Una buena ducha resuelve el asunto. No te olvides de poner un poco de loción para el cuerpo, también como preparativo.
Para quien no está habituado a ser penetrado, una buena posición es sentado sobre el pene. Permite que tú tengas control total sobre la situación. Una vez que estés habituado, experimenta varias posiciones. Un truco para que el inicio de la penetración no sea doloroso o incómodo es, a medida que el pene va entrando dentro de ti, empujar el músculo del ano para afuera, como si estuvieras haciendo tus necesidades. Debes combatir la necesidad de mantener los músculos del ano apretados porque de otro modo vas a sentir dolores.
Es normal que, después del acoplamiento, tengas la sensación que los músculos del ano están menos tensos, más relajados. Para combatir esto, debes ejercitarlos, contrayéndolos y relajándolos varias veces. Debes aprender a tener más control sobre los músculos del ano, para que los puedas relajar o contraer cuando quisieras.
Durante el acoplamiento es normal que el pasivo esté tranquilo, relajado. Si la sensación de placer anal es muy intensa y no te tocas el pene, puede ocurrir que el foco del placer se aleje de la zona genital y se centre casi totalmente en el ano, en ese caso algunos varones pierden la erección, aunque estén disfrutando muchísimo de la penetración. No tienes que preocuparte o avergonzarte por eso: es normal que si no te masturbas y todo el placer lo sientes en el ano, el cerebro "desconecte" el pene (el estar relajado ayuda a ello) y la tengas floja. Muchos pasivos gozan sin necesidad de tener erecciones, lo importante a fin de cuentas es pasarlo bien.
Debes mantener una actitud participativa. No te limites en quedarte acostado. Toma la iniciativa, hazle usar posiciones diferentes, di cómo quieres que te penetre, despacio o deprisa, dile que te acaricie el pene al mismo tiempo. En el fondo, quien va a controlar la situación eres tú. Tú eres el que decide cuándo todo comienza y cuándo todo acaba.
Ocho posiciones para hacer el amor
8.- La barra: Esta postura produce una intensa estimulación del ano, permitiendo una penetración muy profunda. Para esta postura, el “pasivo” debe tumbarse de lado. El “activo” se colocará apoyado sobre las rodillas, con las piernas semiabiertas, sobre una de las piernas del compañero, sujetando la otra pierna colocándosela en el hombro.
El placer es exquisito cuando el activo alterna sus embestidas cambiando el ángulo de penetración. El pasivo queda clavado a su compañero, apoyado sobre la superficie.
La postura puede variar si la pierna que permanece sobre el hombro del activo se baja quedando doblada. De esta forma el ano se estrecha y la sensación es mayor.
7.- La cuchara: Esta postura permite tener sexo sin “cansarse”. Es quizá una de las más cómodas para ambos compañeros, ya que los dos se recuestan de lado, uno detrás del otro, entrecruzando las piernas para abrirlas y rodearlas. Muchos la mencionan como la posición ideal para tener sexo por primera vez.
La penetración en este caso no es tan profunda como lo puede ser en otras posturas por lo que puede ser recomendable para aquellas personas que no hayan tenido sexo anal anteriormente o como postura de inicio del acto sexual. Además, de esta forma, el activo puede alcanzar el miembro del compañero, pudiendo masturbarlo al mismo tiempo
6. El misionero: se trata de la postura sexual más tradicional. En esta posición, la penetración es bastante profunda y el contacto entre ambos amantes es muy intenso, provocando un orgasmo que aumenta progresivamente.
El ángulo de la penetración es favorable para la estimulación de la próstata, lo que aumenta el placer del penetrado.
Aquí los amantes se encuentran acostados mirándose el uno al otro. El activo encima colocado ente las piernas del pasivo. Éste podrá estirar sus extremidades inferiores o bien, doblarlas abrazando a su amante, experimentando diferentes sensaciones puesto que el ano se abrirá o estrechará según la posición.
5.- El cangrejo: La penetración puede ser muy profunda, haciendo sentir a los amantes un intenso placer. Las piernas del que va a ser penetrado deben llevarse encogidas hacia su pecho, quedando apoyadas en los hombros del compañero. Éste quedará totalmente estirado encima de su compañero, apoyado sobre sus manos y pies. El pene del activo debe quedar en posición vertical.
En esta posición el ano del pasivo se relaja, facilitando una penetración muy profunda. Además, en esta postura se consigue una agradable estimulación de la próstata, por lo que el placer es exquisito.
Como variación puede mantenerse solamente una pierna sobre el hombro en vez de las dos, estrechando de esta forma el ano y consiguiendo una estimulación diferente
4.- El esclavo: Para realizar esta postura, el chico que va a ser penetrado debe acostarse sobre una superficie con las piernas dobladas llevadas hacia el pecho. Con los brazos entre las piernas puede tomarse los pies para mantener más estable la postura. El chico activo se colocará detrás para penetrarlo apoyado sobre sus rodillas y agarrando también las piernas de su amante.
La penetración en esta posición es muy profunda, puesto que el ano se relaja, siendo el chico activo el que controla el movimiento. Además, éste podrá masturbar a su compañero. El penetrado puede variar la posición estirando las piernas y abriéndolas en forma de V.
3.- Los dos pilares: Esta postura es más cómoda para aquellos amantes que sean más o menos de la misma estatura. Tienen que estar de pie, colocándose el activo detrás del que va a ser penetrado. El pasivo puede separar las piernas o bien mantenerlas más juntas mientras que el activo lo penetra. La diferencia está en que la penetración será más o menos profunda.
El contacto entre ambos será muy intenso, permitiendo que el chico que penetra pueda tocar y masturbar a su pareja. El movimiento puede ser controlado por ambos, llevando al ritmo cualquiera de los dos.
Puedes hacerlo totalmente de pie con tu pareja y apoyados sobre una pared. El chico penetrado puede reclinarse sobre una cama o una mesa.
2.- La silla caliente: Es muy sencilla: el activo se sienta en una silla, a la orilla de la cama o en el suelo. Una vez en posición, el pasivo se sienta arriba, ya sea de frente o de espaldas. En esta postura el contacto físico es espectacular.
De frente: Los dos pueden besarse y el pene del pasivo rozará con el abdomen del activo.
De espaldas: El activo puede masturbar al pasivo mientras lo penetra o acaricia su pecho y besa su cuello.
1.- El show: El amante penetrado se coloca boca abajo sobre la cama y levanta la pelvis hacia su compañero, puede ayudarse colocando un cojín bajo el vientre, aunque levantando el cuerpo tiene acceso para masturbarse mientras es penetrado.
Las piernas separadas del que se coloca debajo permiten un ángulo muy abierto, y una penetración profunda por parte del compañero activo, que procurará apoyarse sobre las manos para no cargar el peso sobre su compañero.