Como se puede llamar infidelidad V Juego inverso

Nueva jornada de juego erótico entre las mismas dos parejas, esta vez versión supuestamente tántrica

Capítulo V

Juego inverso

Aconsejo nuevamente leer relatos anteriores, sobre todo Como se puede llamar infidelidad IIEl juego para comprender de que va el juego y leer el resto de la serie ayudará a comprender situaciones y personajes.

Me llama José desde Valencia con una nueva propuesta que llama experimental. Yo aprovecho para contarle el juego de Sara, mío y de ellos suplantados con los toqueteos que supuestamente él le hizo a Sara pero realmente hice yo como delegado. Le gustó.

-Envíame el fichero del juego para probar con Montse, si le apetece haremos lo mismo y os suplantaremos, además lo necesito para lo que te voy a explicar. Nos gustaría volver a jugar a nuestro juego pero nos gustaría probar unos cambios. Hacemos todo lo que se pueda pero con una diferencia, sin tocarnos-. Me informa que lo tiene medio hablado con Montse. –De momento es solo una idea, es hacer las mismas pruebas… aunque no todas sirven porque las que hay de penetración, no sé como podríamos hacerlo sin tocarnos.

-¿Quieres decir que no nos tocamos nada?

-Déjame estudiarlo. Por ejemplo, imagínate que tienes que tocar una teta. Pues la tocas sin tocarla. Bueno, no la tocas sino que estás a punto de tocarla, la rodeas, estás a punto de tocarla pero no la tocas. Tienes que abrazar, pues haces como que abrazas pero sin llegar a tocar, rodeas el cuerpo del otro sintiendo la cercanía, supongo que estás muy atentoal cuerpo del otro al intentar no rozarlo y percibiendo sus formas.

-O sea, que nos quedamos con las ganas.

Sí, de momento no sé como terminaría, pero en el desarrollo del juego nos quedamos con las ganas y tengo la sensación que con la polla algo tiesa ja ja, yo no entiendo de eso pero es una especie de juego tántrico, que conste que de pensarlo me pongo caliente.

-Puede ser divertido.

-Una diferencia, queríamos ir nosotros a Madrid, a tu casa, si hay sitio. Escucha, envíame el juego y veré que casillas sirven y se pueden adaptar. Buscaré en Internet de que va lo del Tantra.

A la mañana al despertar me puse a pensar en ello, y como duermo desnudo intenté, aprovechando que el pene tiene tendencia a estar crecido a esa horas, que creciera más sin tocarlo, un poco con la mente, otro poco con la cercanía de la mano, imaginando guarrerías, pero que si quieres arroz Catalina, que es una expresión que viene a decir que ni en broma, sencillamente no creció, yo creo que hasta se rió de mí. Quizás no sería lo mismo cuando la mano fuese de las chicas. En el peor de los casos podíamos terminar jugando desnudos al mus y eso nos gustaba o volver a jugar al juego con todas las de la ley. Y ya que habíamos quedado para cosas sexuales la posibilidad de follar estaba ahí, fantaseé que follábamos las dos parejas juntas y eso me gustaba, también me imaginé que nos toqueteábamos un poco entre unos y otros y, como no, me imaginé tocando teta ajena, eso por supuesto, porque ajenas ya eran todas, por lo menos nos correríamos una risas. Las chicas también harían algo.

Llamo a Sara. -Este sábado vienen José y Montse- Le explico el juego y que lo preparan ellos.

–Ya, Montse me ha llamado, y sabía que venían, también lo del juego pero sin que me explicase mucho.

-Es que están todavía estudiándolo. Entonces, llegarán a comer con nosotros este sábado, si te apuntas.

-¿Cómo que si me apunto?

-No seas tonta, es una forma de hablar. Tendrás que pedir a tus padres que se queden con la niña.

Cuando llegaron, Sara me ayudaba a preparar la comida, Estaba bien provisto de vino y abrimos una botella que nos bebimos José y yo como siempre.

-¿Qué tal con el juego?

-Es mejor que como decíamos, Si queréis, jugamos y veis, al final sí puede haber penetración pero eso lo hablamos luego. Toma, lo he traído en una memoria- Me entregó un USB.

El ordenador lo tenía en el salón donde estábamos, lo encendí.

-Que sepáis que empezamos desnudándonos. Otra cosa, no hace falta dado y todo lo que hacemos es con el de nuestra derecha o el de la izquierda, daría lo mismo porque es acción entre dos y todo se hará con todos, si este juego se jugase con más parejas necesitarían dado pero no es el caso o tampoco si se decidiese hacer cada acción con todos los miembros del otro sexo, las casillas las avanzamos una a una por la cosa de ir pasito a pasito y porque no hay muchas casillas.

-¿Os leo?- dije. Para quedar desnudos, el primer participante quitará una prenda al segundo, el segundo al tercero y así hasta el último que se lo quitará al primero, hasta que no quede nada por desnudar. Lo harán mirándose a los ojos en lo posible.

-¿Estáis de acuerdo?.

-Si ya nos desnudamos siempre que podemos- dijo alguien

Estábamos colocados José, Sara, yo y Montse.

-Si queréis que empecemos y te parece bien, José empiezas tú quitando una prenda a Sara.

-Me parece muy, muy bien, supongo que empiezo por los zapatos- Miró a Sara como pidiendo permiso, -Señorita- ella alargó las piernas.

Íbamos sin calcetines excepto José. Se agachó y le quitó sus zapatos mirando poco a los ojos porque no era fácil.

Continuamos quitándonos zapatos, después fuimos a por la camisa o camiseta, pantalones, José iba con una prenda de retraso por llevar calcetines pero las chicas llevaban sujetador. Lo cual me situaba a mí con una prenda menos. José quitó el primer sujetador a Sara mirándola a los ojos,

-Un placer volver a veros- dijo bajando los ojos mirado a sus tetas, Sara sonrió y se tapó las tetas con las manos –Me vas a hacer que me ponga colorada- pero luego destapándolas orgullosa deenseñarlas y pasó a quitarme los calzoncillos. Quité el sujetador a Montse. Tuve la sensación que sentía una mezcla de orgullo y una pizca de vergüenza, sus tetas eran muy bonitas o sea que tenía derecho al orgullo, la vergüenza es libre y estábamos fríos. A José aun le quedaban los pantalones, se le notó bulto al quitárselos Montse. José pasó a quitar las bragas a Sara, lo hizo con delicadeza y mirando. Ahora podíamos mirar algo más que lo que nos permitían las normas estos años, aunque en teoría había que mirar a los ojos, pero ¿cómo resistirse?. No solo eso, también empezaba a ser habitual la intimidad con la pareja ajena que ya no era tan ajena, aunque todavía era con diferencia más novedoso cualquier acción con la no pareja. Tenía vello, las dos lo tenían aunque lo tenían algo recortado, no era como antes que estaba salvaje. A mi el pelo me gusta y desgraciadamente está en desuso, estoy anticuado.

–Como un bebé- dijo José con su voz grave.

-¿Te refieres a que no tengo muchas tetas?

-Las tienes y bonitas, sabes que me refiero a desnuda- Y le echó otra ojeada hasta los pies -Me encanta verte desnuda, más que cuando te veía en Murcia.

-Gracias por lo de bonitas y por lo de que te encanta, el que te guste más se deberá a que ahora lo ves y lo tocas- lo dijo con cierta coquetería.

Cuando Sara se volvió hacia mí yo ya estaba desnudo. Sara me cogió el pito como si fuese mi mano.

-Esto va, casi de no tocar sexo- dije yo sonriendo peroagradecido.

-Oh, es verdad, pero no tenías nada que quitar- Sonreímos.

Cuando me tocó, me alegró poder volver a ver el pubis de Montse, si hubiese podido se lo habría olido como saludo.

El último en quedarse desnudo fue José.

-Vale, pues si queréis empezamos.

-Queremos, empiezo con Montse- y en broma se frotó las manos.Montse estaba a la derecha. Se trataba de situarse muy cerca acompasando respiraciones, Se puede poner las manos en tórax del otro para sentir su respiración, importante mirarse a los ojos. Así que muy serios se colocaron y obedecieron. Ahí intuimos que este juego era más serio. Estuvimos todos atentos a sus respiraciones poniéndose ellos mutuamente las manos en las costillas.

Después Sara con José, Yo con Sara y Montse conmigo Lo mismo, con una diferencia, todos nosotros, al poner las manos en la piel del otro nos excitamos un poco, es lo único bueno de no tener costumbre, preferiría tenerla. Montse vio como le crecía el pene a José con Sara, pero Montse era muy generosa y no le dio importancia, gracias a esa actitud empezó todo. Al colocarme y tocar a Montse tuve una involuntaria inspiración larga y profunda porque me hice un lio y en vez de a los ojos le miré por reflejo al pecho, y tras la turbación nos costó más acompasarnos.

2ª casilla: Lo mismo pero juntando las palmas.

3ª casilla. Pasamos a acariciar cuerpo excepto órganos sexuales. Tanto José como yo tuvimos erección. Las tocamos, y ellas a nosotros. Este juego iba más lento pero empezaban a aparecer los efluvios. Sara para dar la nota o porque era verdad le dijo a José cuando le acarició las tetas.-Tenía ganas- Sonrió, haciendo la afirmación más ambigua, Lo dicho sería verdad y nos pasaría a todos pero no lo decíamos. José le devolvió la sonrisa. Cuando se las acaricié yo: -Tonto, también tú. -Y a mi tocártelas- le contesté

4ª casilla: Nos teníamos queabrazarcuerpo con cuerpo sin sexo percibiendo la respiración del otro de tórax a tórax.José solo de pensar el cuerpo a cuerpo puso su pene en un angulo de 310-320º y protestó –No tengo claro lo de no rozar con el pene porque si acercamos los cuerpos es casi imposible, mi pito actúa por si solo.

-Las normas las has puesto tú pero por un roce no pasa nada, no creo que nos corramos por eso- dijo Sara con razón. Aún así, cuando le tocó a José con ella, al roce, no pudo evitar mirarle el pene.

A pesar de que no era la primera vez, ver el pecho de Sara pegado al de José me perturbó y excitó. Y pegarlo al de Sara y Montse me gustó y me excitó, por supuesto. Además tenías que concentrarte precisamente en esa zona.

5ª casilla: Va de enfrentar bocas abiertas sin tocarse.

6ª casilla: Arrodillados y muy cerca juntan y rozan bocas y narices. La omisión de comentar estas casillas es porque quedan pobres en comparación con otras pero por si solas eran muy agradables e iban sumando excitación.

7ª casilla: En la misma posición se besan cabeza y cuello suave. Lo de mirarse, poco. Con la excusa de no tocarnos aproveché para mirar, con ambas, hacia abajo, que tan cerca tenían las tetas de mí, claro que la cercanía me ponía y no como en los experimentos yo solo. Nuevamente en todos los casos los penes rozaron a veces el cuerpo de ellas. Como espectador estaba excitado. Cuando yo jugaba, los espectadores podrían haber estado follando que no me habría enterado.

8ª casilla: Besos suaves incluida lengua, de rodillasevitando tocarse los cuerpos. Nos arrodillamos por turnos. Los dos espectadores de pie teníamos un buena visión al estar los actuantes debajo. José y Montse se arrodillaron y se besaron, luego se arrodilló Sara sustituyendo a Montse y se besaron. En cierto sentido nos habíamos fundido los cuatro y nadie era pareja de nadie, éramos otra cosa, un cuarteto. No hubo diferencia, un beso era como otro beso, aunque a la vez cada beso era distinto porque llevaba la marca de la persona a la que besabas, los dos se realizaron con seriedad, los dos con delicadeza, los dos disfrutados. Casi deseabas cuando estabas fuera que se tocasen los genitales y se penetrasen. Los espectadores en todos los casos mirábamos como si fuese una función y al participar sentíamos casi como si fuésemos los actores. El paso de Montse a Sara también fue serio, sin bromas, como si fuese lo habitual. Solo dijo José:

-No me levanto, ¿no? Y Montse se levantó y Sara la sustituyó, Sara se arrodilló con una sonrisa, le tocaba besar y le gustaba, como a todos.

Luego fue Sara la que se quedó mientras yo tomaba el relevo de José. La miré a los ojos y ella me respondió igual. La habría apretado contra mi pero no se podía. Me gustó mucho. Como me gustó mucho con Montse. Estaba muy excitado y a la vez muy tranquilo, en un estado mental superior de felicidad, se acercaba a lo que debía ser el nirvana, lo cual es una tontería porque no sé realmente qué es.

9ª casilla: Igual, pero los besos por todo el cuerpo. Era más difícil mirarse, tampoco es lo mismo besarlengua con lengua que rozar un pezón con tus labios, cada cosa a su manera es mejor que la otra, nunca peor. Si sentías que el otro levantaba la cabeza para mirarte, hacías lo mismo coincidiendo en la mirada. No había tanta diferencia entre besar un pie y una teta, ambos roces eran perfectos.

10ª casilla: Incluye besos en sexo, sin prisas. Todos cumplimos lo de no apresurarse, aunque tu mente deseaba llegar al sexo. Todo estaba en erección, hasta la piel, pero ya lo estaba en las pruebas anteriores. Sara se metió el pene de José en la boca pero sin apretar, solo rozándolo y practicando una especie de besos por el camino de sacarse el pene, o sea que ejercía más presión con los labios sobre el pene a intervalos. Al besar el sexo de Sara y de Montse vi que estaban húmedas, pasé ligeramente mi lengua y lamí las humedades. Sara me puso los labios en su momento en el tronco del pene y subió hasta la punta muy suave como muchos hacen con los polos que los atacan desde el lateral pero, en este caso, solo con labios y solo rozando. Montse me dio besitos cogiéndolo con delicadeza con la mano. Era emocionante ver como se tocaban los otros, quizás el plato fuerte de esto era el voyeurismo ¡qué más daba!

11ª casilla: En posición de 69, se observarán mutuamente los genitales, podrán acercar la mano al sexo del otro sin tocarlo, podrán olerse uno a otro. 2 minuto. Creo que toda la vida me gustará ver y oler los sexos femeninos.

Había hasta 22 casillas que harían muy largo este relato.

Quiero mencionar la casilla 18 porque me gusto mucho, como todas: Os dedicareis a acariciar los pezones del otro con las dos manos 2 min.. Me pareció estupendo que hubiese puesto 2 minutos.

Tras terminar la nº 22 se habían acabado las pruebas y estábamos casi perplejos de que hubiesen acabado, José no había incluido pruebas finales, pensó que algo haríamos.

-¿Y ahora?- Tras un pequeño silencio propuse:

-Se me ocurren cosas guarras, claro. Sugiero que la votemos en voto secreto con un sí o con un no. Si hay un solo no, no se hace. Según tú puede haber penetración al final, yo también he ojeado en Internet un libro tántrico y efectivamente puede haber penetración pero aconsejan empezar por introducir solo la punta. Pues bien, se me ocurre que en tiempos de 1 minuto, de rodillas y de frente o tumbados, haya una primera ronda de penetraciones, en un principio tenemos que realizar cinco entradas y salidas de glande, solo el glande, según el libro tanto el glande como la entrada son las zonas más sensibles luego entramos al fondo que no lo pone el libro pero es de nota y muy alta y nos quedamos sin movimiento, quietos, dentro un minuto. José con Montse, luego José con Sara, Sara conmigo y yo con Montse. Si sobrepasamos esta ronda volvemos a proponer. Por cierto si el voto es sí, puede cada uno sugerir si tumbados o de rodillas. Si alguien pone no, no tendrá sentido esa alternativa.

-¿Qué pasa si alguien se corre? Nos quedaríamos desequilibrados- preguntó Sara –ah, hablando de correrse, yo tomo píldora, si os corréis lo podéis hacer dentro, me apetece mucho, cualquiera de los dos, si sale sí, claro.

José y yo parecía que votábamos con los penes, por su dirección sabía que contaba con dos votos y por lo que había dicho Sara con otro.

-Yo también he empezado a tomar la píldora y también tengo ganas de que os corráis dentro, de hecho, la tomo para eso, bueno, José ya lo ha hecho; y a lo otro que dice Sara, si se corre una chica no pasa nada, si puede, que se corra muchas veces, si es un chico tendrá que apañárselas el otro solo, al menos hasta que el primero recupere fuerzas. Si caen los dos chicos ya veremos, hay muchas soluciones.

-¿Votamos?

-Me sospecho que saldrá un sí, pero votemos- dijo José.

Salieron cuatro síes, tres tumbados, uno de rodillas, que era el mío.

-Pues tumbados- dijo Sara

-Propongo de lado que creo que es más visible para los espectadores, yo, al menos, no me quiero perder nada. Pura morbocuriosidad- Fue la propuesta de Montse -No sé si voy a parecer muy salida pero estoy deseando que empecemos, José, nos toca a nosotros- dándole una palmada sonora en el culo. José se rió la levanto en vilo y la tumbó en elsofá, José estaba bien empalmado así que se acercó a Montse, tratando de dejar un poco de hueco en el lado en que estábamos Sara y yo para que pudiésemos mirar, yo cogí cariñoso a Sara por el hombro, Sara a mi por la cintura, y José le fue introduciendo el glande lentamente, cinco veces y sacándolo otras tantas, por sus gemidos, le gustaba, claro, a la sexta llegó al fondo y se quedó quieto. Ambos cerraron los ojos y respiraron profundo. Pasado el minuto se separaron y se quedaros unos segundos separados sin moverse, respirando, José tenía el pene húmedo por el tronco. Montse se levantó –Te toca- Empuje suavemente a Sara por el culo. Montse le dio el relevo a Sara con un abrazo en el que involucró mejillas y pecho sin ninguna intención sexual, yo creo que le daba el beneplácito a que se introdujese el pene de José. Se acostó frente a José. Ambos miraron hacia sus genitales. Nosotros estábamos a sus pies mirando desde arriba, Montse y yo nos cogimos de la cintura, yo con el pene en lanza, Montse me bajo el pene con la mano soltándolo luego, yo la contesté acariciándola el culo.

-Me gusta mucho estar a tu lado desnudos, imagínate lo que me gustará hacer lo que vamos a hacer.

-Estaba pensando más o menos lo mismo- Me contestó bajito

Volvieron a dejar un huequito y José comenzó a penetrar a Sara, con mucha delicadeza, no sé a ellos, pero a mi me dió un cosquilleo en mi pene, suavemente la empujaba con una mano que tenía en su culo, y una vez introducido el glande lo volvía a sacar lento, cinco veces, Sara cerró fuerte los ojos desde el primer momento de la penetración y repetía, sin control y entrecortada, -Me gusta, me gusta- abriendo los ojos y mirando hacia sus genitales; a la sexta vi como entraba el pene de José hasta el fondo de Sara, me faltó poco para correrme yo. Cuando llegó al fondo paró, claro. Sara le puso las manos en el culo de él y le atrajo más hacia sí o al menos lo intentó porque era imposible, estaba dentro del todo. Sara es más escandalosa que Montse y daba gemidos desde el momento en que empezó a entrar el pene. Con la cosa de mirar como entraba me olvidé de mirar el reloj y al rato me di cuenta, No sabía cuanto llevaban, preferí dejar más tiempo, el minuto pudo alargarse a minuto y medio o más, pero dije –minuto- y poco a poco se salieron y Sara dejó de dar gritos pero respiraba profundo, ahora José tenía el pene húmedo de las secreciones de Sara o de ambas, ponte a analizar. Ambos seguían mirando sus sexos o el del otro, a saber. Una vez que el pene estuvo fuera Sara lo tomó con la mano dando una pasada a lo largo de él solo por el gusto de tocárselo y añadió -He estado a punto de correrme-. Con lentitud se levantó José, antes le apretó la nalga izquierda con la mano, como un pellizco pero de la nalga entera. Pero antes de que se vayan del todo quiero comentar que era la primera vez que veía como entraba el pene, otras veces vi la actitud, la posición, los cuerpos juntos, los movimientos, pero no los sexos en contacto, como desaparecía el pene de José en el interior de la vagina de Sara. No puedo decidir que me excitaba más, si la penetración en si o la delicadeza con la que lo hizo, pero que me excitó mucho era indudable.

Me coloqué con el corazón palpitando, según me bajaba mi respiración ya era agitada. Para penetrarla yo también puse la mano en su culo, ella dirigió su mano al pene para reconducirlo, sin poder evitarlo le di un beso en la mejilla, empujé despacio, entró el glande . -Mi casa- dije y ella me miró desde otro mundo y asintió y con calma lo saqué, cinco veces, no sé como no nos corrimos, ella también lo disfrutó conmigo, no hubo palabras como con José pero si gemidos, incluso algo parecido a un llanto. Percibí a los espectadores, no los veía porque estaba de espalda a ellos y me pareció curioso, no era habitual pero era agradable, por el morbo, pero también por la confianza que implicaba. Cuando llegué al fondo empuje más para estar muy dentro. Este sistema de penetración te hacía focalizar mucho la acción, estabas más atento a la penetración, era como si tuvieses ojos y unos faros en el glande y pudieses ver como iba penetrando a través de la mucosa, sentías más a fondo la entrada. Sara se quejaba pero de placer, la miré a los ojos, en los de ella y estoy seguro que en los míos había una nube de placer, tal vez de tristeza y a pesar de los pesares, de amor. Desgraciadamente se oyó la voz de «minuto» y perezosamente retiré mi pene muy lentamente mirando como salía, me hizo una caricia levísima en los testículos. La voz de placer de Sara duró hasta que estuve fuera y un poco más. La humedad parecía haberse trasladado a mi pene como si fuese un testigo, me gustaba la idea que quizás procedía de ambas. Antes de levantarse para ceder el puesto a Montse me volvió a mirar. Tuve la intuición de que a ella también le gustaría ver como entraba en Montse, así que cuando iba a comenzar a penetrar a Montse una mano en su cintura y otra en su culo, casi rozando ambos, miré a Sara para dedicárselo. Estaba cogida a la cintura de José y José la tenía por los hombros, igual que antes conmigo. Estábamos todos muy compenetrados y con mucho deseo unos de otros. Ella miró como nuestros sexos iban a encajarse, pero percibió mi mirada y me sonrió. Tuve que retirar mi mirada, la acción de entrada y salida de glande requería atención, me gustaba mucho pero no era tan sincero o tan desinhibido como era Sara y no lo dije en voz alta, Montse en vez de reconducir mi pene me cogió suavemente la bolsa del escroto y lo mantuvo así todo el proceso y en las entradas de glande también miraba a nuestros genitales. En la primera entrada de glande empujé un poco y entró, en las demás entré más fácil. Al meter el pene hasta el fondo entró solo sin mucho esfuerzo, estábamos muy bien lubricados. Ella ayudó empujando el pene desde el periné. Miré a los ojos a Montse desde que empecé a penetrarla profundo y me devolvió la mirada, en la que también había placer, forma parte del placer verlo en los ojos del otro y entonces miré de reojo a José, ahora era yo el que estaba de frente, en ellos vi complacencia e interés. Me apreté contra su pubis y no pude evitar apretarle el culo con las dos manos. Tuve el mismo impulso de besar su mejilla pero en el último instante ella giró la cabeza y nos besamos los labios. En realidad el impulso era la punta del iceberg de otro mucho más poderoso que habría sido empezar a copular como un loco y correrme. Ella emitía sonidos de respiración profunda mezclados con otros sonidos que no sabría describir. Tuve que hacer un verdadero esfuerzo para evitar el orgasmo, inspiré hondo y traté de pensar en otras cosas. Me salvó la palabra «minuto» que dijo José. Estoy seguro que había pasado también más de un minuto.

Habíamos conseguido terminar la ronda sin corrernos. Teníamos que concretar como sería la siguiente. La primera propuesta fue de José:

-Estamos todos a punto de corrernos. Yo al menos. Mi propuesta, bueno..., la digo y ya está. Yo me he corrido dentro de Sara una vez, no puedo negar que me gustó mucho, claro, pero Jaime no lo ha hecho con Montse y tenemos un permiso que sería hasta maleducado ignorar. Y por supuesto no puedo negar que me apetece volver a hacerlo con Sara ¿Qué tal si ahora lo hacemos todos a la vez, con parejas cambiadas, y ambos, si seguís queriéndolo, nos corremos dentro? Montse, me encantaría de verdad a la vez hacerlo dentro de ti, pero así equilibramos el que vosotros no lo hayáis hecho y nosotros sí. Si alguien no quiere, no lo hacemos o si prefería con la pareja- Hizo su discurso con el pene en lanza.

-Tonto, lo tengo claro y además yo también tengo ganas. Si por ganas fuese, ambos nos penetraríais a las dos a la vez o sea los dos penes a la vez en las dos vaginas y estoy segura que eso nos gustaría a todos, pero es imposible, si no te molesta que lo diga y bajando a la realidad me conformaré con que Jaime se corra en mí y estoy algo impaciente que lo haga. Contigo, si te portas bien, hay tiempo.- y le cogió el pene y se lo apretó.

-Si es todos a la vez, vamos a la cama grande que cabemos.

-Entonces, me vas a tener que abrazar con uno de tus abrazos y no estaría de más que me besases apasionadamente- dijo Sara dirigiéndose a José con una cara cautivadora y cogiéndole de la mano en dirección a la cama. Incluso verles caminar desnudos, cogidos de la mano hacia la cama me pareció una intimidad totalmente perturbadora.

En vez de hablar cogí a Montse del hombro, me volvió a gustar sentir su desnudez y la acerqué a la orilla de la cama, la abracé desde detrás enlazándola por la barriga juntando mi mejilla con la suya

-¿De verdad estás impaciente de que entre y me corra?- e instintivamente nos dimos un pico, luego me tumbé. Ella prefirió colocarse encima. Antes de nada, la abracé sin hacer nada más, luego mirando, la acaricié con un solo dedo, su teta izquierda, tan bonita como la derecha, el dedo fue bajando por el vientre separándome un poco más para verlo, ella siguió con sus ojos la caricia, en el vientre dejé que acariciaran más dedos y Montse lo encogió ligeramente y llegué hasta los labios y roce el clítoris con el dedo gordo, todas estas partes eran distintas de las de Sara, lo que me pasó por la mente. Muy bajito me dijo -Impaciente del todo. Métela antes que me corra de pensarlo- y se la metí pero antes froté unos segundo su clítoris con mi pene sintiendo ambos mucho gusto, Montse inspiraba deseo pero también calma, ¡Qué distintas eran! De refilón vi que José estaba encima de Sara con la que parecía estar en plena cópula. En el momento que miré, Sara levantó la cabeza y sonrió mirándol a José, era una sonrisa dulce que resumía el placer que estaba recibiendo él y el placer que estaba recibiendo ella y que los hacía cómplices, ella rodeaba con las piernas la cintura de él y volvió a buscar su boca, un flash me hizo que por un instante fuese yo el que estaba en el lugar de José, todo esto habría bastado para empinarme más, no lo hizo porque ya tenía el pene a tope. Como estábamos en la misma cama a veces nos rozábamos con los otros. Se estaban besando muy abrazados, y se notaban los movimientos del pene a través de su cuerpo, se aproximaban y se separaban y de fondo oíamos los gritos de Sara amortiguados por la boca de José, cuando se juntaban hasta el fondo el grito era mayor. Montse también les miró y nos sonreímos y en algún momento noté que ellos nos miraban. Metí la cabeza en el recodo del cuello de Montse y se lo besé. Coloqué una mano en su teta, sin hacer nada, Le dije al oído: -¡Qué tetas tan bonitas tienes!- En mi voz había deseo. Le acaricié todo lo que estaba al alcance de mi mano. -Me gusta que me acaricies-, agachó la cabeza y me chupó un pezón, con la mano me rodeó la parte de tronco que se quedaba sin poder entrar. Yo movía mi pene dentro de ella, estaba a punto de correrme, paré:

-Déjame parar un poco, estoy a punto de correrme y me gustaría prolongarlo un poco más, un día o dos, a la vez estoy deseando correrme dentro de ti, quizás si mantuviese el pene dentro ese par de días y me corriese dentro varias veces…, ¿te parece un buen plan?-

-Me encanta sentirte dentro- Nos miramos con deseo, sonreí y ella me sonrió y me besó en los labios. Al rato comenzamos a movernos poco a poco otra vez. Entonces la miré de nuevo, enganchamos las bocas y nos besamos. Al poco tuvimos que separar las bocas para gritar, todos gritábamos. El orden de meta cambió ligeramente. El primero en correrse fui yo y lo manifesté gritando más, casi nunca grito, enseguida me acompaño Montse, yo volvía a notar las contracciones de su vagina provocadas por el orgasmo, porque me estrujaba con ellas el pene y fueron muchas veces, también subía y bajaba las caderas y le temblaban las piernas, ella gritaba con una voz distinta que la de Sara. Deseéfundirme con Montse en un solo cuerpo para lo cual apreté aún más mi pene hacia el fondo de su vagina. De pronto estalló Sara -Me corro- y arrastro a José que no pudo, ni siquiera querría, resistirse. -¡Quédate un ratito dentro! y le apretó el culo hacia ella.

Montse acercó su boca a mi oreja –Lo he sentido- Pensé que se refería al semen pero no estoy seguro. La contesté con un beso en los labios que me devolvió. -Gracias, ha sido de los mayores orgasmos que he tenido nunca.- le susurré con mi boca pegada a su oído. -Creo que nuestro pecado ha sido no haber empezado antes con estas infidelidades sin infidelidad- dijo Montse. Ambas parejas nos quedamos quietas con el pene dentro cada vez más flácido, al menos el mío. Nos miramos unos a otros con cariño y una sonrisa.

-Casi me dan ganas de decir «os quiero».

-Pues dilo- dijo Sara

-Os quiero-. Todavía estábamos dentro aunque mi pene estaba de capa caída.

José dio un abrazo muy fuerte a Sara y se apeó comprobando ambos como terminaba de salir el pene. -Espera- le dijo Sara y se agachó y se metió el pene ya disminuido en la boca. -Y se lo sacó -Ya te puedes ir- Montse terminó de salirse, pero antes también me dio un abrazo metiendo su cabeza por mi cuello, me dijo –Guapo-, fui consciente de sus tetas que se comprimían contra mi pecho, me despedía de ellas, le hice una caricia a lo largo del costado según se alejaba.

Como la otra vez nos dirigimos a nuestra pareja real, en mi caso a Sara, y ya de pie nos abrazamos fuerte. Sara me cogió el pene sin ninguna intención más que cogerlo y yo tuve necesidad de cogerle una teta, nos besamos largamente. La sensación fue como si hubiésemos follado ella y yo entre nosotros, era un sensación de bienestar, de plenitud recompensada con el abrazo final poscoito. A pesar de acabar de correrme me volvió a encantar tener a Sara desnuda y se lo dije.

-¡Como me gusta sentirte desnuda en mis brazos! Y pasamos a besarnos y dejé la teta y ella mi pene para apretar nuestros cuerpos contra el del otro, cambié las manos a su culo.

Volvió a cogerme el pene y me preguntó melosa –¿Te gusta más con Montse que conmigo?

-Eso es imposible, aunque me gustó mucho, he tenido un orgasmo muy fuerte pero también estaba excitado por veros a vosotros, ¿y a ti?

-Igual, me gustó mucho, y me gustó que me la metieseis uno detrás del otro, que lo último haya sido con José, aunque también me habría gustado contigo, algo menos porque lo hemos hecho muchas más veces y me ha gustado ver como introducías tu pene en Montse, ¿te das cuenta que no he tenido celos? y me ha gustado sentir que veías como José me ocupaba la vagina con su pene, José tiene un pene muy agradable, se lo he cogido cariño- aquí me miró malévola porque me lo describía así intencionadamente un poco en broma con su parte de verdad, un poco para darme celos, -También debes saber que en algún momento me he sentido muy unida a él a través del placer y sé que desearé repetir, incluso en privado si no nos hubiésemos comprometido a no hacerlo ¿Te parece mal?

-No ¿Y conmigo en privado te gustaría alguna otra vez?

-Puede, pero eso sobre la marcha.

Era sincera, casi demasiado, pero me gustaba así. La di un beso en los labios. Y volví a sentir la delicia de su cuerpo desnudo... y de su culo que, al menos, en ese momento si tenía en mis manos mientras lo que tenía ella en las suyas iba creciendo.

-¡Cómo me gusta tu culo!- De reojo vi que José y Montse se hacían arrumacos y escuché a Sara:

-Si se te empina para mí ¿Porqué no me la metes un ratito?, ahora me gustaría que te corrieses dentro tú?-, y se me empinó para ella y ambas parejas terminamos follando.