Cómo relajarse en época de exámenes
Nunca habíamos tenido una conversación de éste tipo pero nos encontrábamos realmente cómodos hablando de ello hasta que llegó un punto en el que Celia dijo: - Anda vamos a parar ya que con el tiempo que llevo yo sin hacerlo me están entrando los calores y no quiero tener que violarte- y soltó una carcajada, me quedé un poco parado, cómo Celia me ha dicho eso? Me quedé mirándola con una media sonrisa por lo que acababa de decirme e intentando imaginarlo, y porque no? Pensé.
Pleno mes de junio, estaban en plena época de exámenes y cómo siempre la biblioteca llena a rebosar. En la mesa estaban varios compañeros de clase de 2º de administración y dirección de empresas, entre los que se encontraban, Celia, Andrea, Amanda, Carlos y yo.
Algunos se conocían del instituto pero no fue hasta llegar a la universidad cuándo nos convertimos en amigos.
Yo era uno de los primeros de la clase, se me daba bastante bien, por eso siempre estaba en la biblioteca ayudando a algún compañero.
Aquella tarde de biblioteca transcurría con normalidad.
- Dios!! odio la macroeconomía! Me va a reventar la cabeza ¡– se quejó Celia.
- Nos va a pegar una follada increíble ¡- dijo Andrea.
- No es para tanto, si queréis cuando acabe de mirármelo hacemos varios ejercicios juntos, pero tenéis que venir al piso que ahora me toca irme entrenar.- les dije.
Cuando llegó la hora me sonó el timbre y fui a abrirles la puerta pero sólo estaba Celia, sin darme cuenta le abrí con un delantal puesto, a lo que respondió con grandes risotadas.
- Anda no sabía yo que eras tan fan de Arguiñano! – dijo Celia entre risas.
- Mírala ella que graciosilla, estaba haciéndome la cena y limpiando, es lo que tiene vivir sólo que papa y mama no te lo hacen todo- dije con cachondeo.
La invité a pasar al comedor ya que la mesa de allí era más grande para tantos libros y papeles.
- Ahora lo traigo todo de mientras, saca los apuntes.- dije mientras subía a mi cuarto a por mis cosas.
Con todo fuera comenzamos a repasar ,sinceramente me sentía un poco incómodo no es que no estuviera a gusto sino que nunca había estado a solas con Celia, en realidad no me había fijado realmente en ella más allá de sus tetas que eran bastante grandes y su culito redondo y respingón . Celia estaba bastante buena, era la típica chica que a todo el mundo cae bien. Delgada y alta con el pelo moreno y largo, unos ojos de un color verde bastante inquietante pero no de forma desagradable, tenía una mirada muy penetrante, quizá por eso a mí me intimidaba un poco.
Pasó un rato y comenzó a hacerse tarde, por lo que decidimos comer la ensalada que estaba preparando en el momento en el que Celia llegó.
Nos acomodamos en el sofá para comer, y hablamos de varias cosas hasta llegar a hablar de temas más subiditos de tono cómo qué era lo que más nos gustaba que nos hicieran nuestras ex parejas.
Nunca habíamos tenido una conversación de éste tipo pero nos encontrábamos realmente cómodos hablando de ello hasta que llegó un punto en el que Celia dijo: - Anda vamos a parar ya que con el tiempo que llevo yo sin hacerlo me están entrando los calores y no quiero tener que violarte- y soltó una carcajada, me quedé un poco parado, cómo Celia me ha dicho eso? Me quedé mirándola con una media sonrisa por lo que acababa de decirme e intentando imaginarlo, y porque no? Pensé.
- ¿Qué, te he molestado o algo, es que realmente quieres que te viole¿ jajaja -Volvió a decir Celia.
Sin mediar palabra me acercó a su boca de repente mientras le acariciaba las piernas solamente cubiertas por unos pantaloncitos cortos, eran muy suaves y perfectamente depiladas al ser verano. Celia se sorprendió al principio pero poco a poco respondió colocándose a horcajadas sobre mí y besándome con cierta fiereza, nuestras lenguas se acariciaban mutuamente dentro de nuestras bocas mientras facilitaba con su posición el que la agarrara del culo cogiéndole los hilos del tanga para que frotarlos con su coñito. Ella al notarlo se estremecía y me succionaba los labios con su boca.
- Vaya si que tienes ganas de violarme si…- le dije mientras ella me quitaba la camisa, me sonrió con cierta picardía y me respondió: - no lo sabes tú bien.-
Y comenzó a acariciarme la polla por encima del pantalón, la cual estaba ya bastante dura, mientras besaba mi pecho acariciando mis pezones con su lengua.
Le quité la camisa dejando a la vista su sujetador semi transparente de encaje azul y no puede evitar decirle- que buena estás por dios- .
Ella al oír eso se liberó de su sujetador dejando sus pechos totalmente disponibles para mí, tenía unas tetas perfectas bastante grandes y suaves con los pezones duros de excitación por lo que los acaricié con mi lengua y para luego succionarlos a lo que ella respondía con varios gemidos que iban aumentando de tono.
La levanté de encima mío y la acosté en el sofá para poder acariciarle mejor su coño, al llegar a su tanga pude tocar lo mojada que estaba, al ver cómo lo notaba me dijo: - quítame los pantalones y pajéame que no puedo aguantar más.-
Se los desabroché dejándola con el tanga puesto, para pasar mis dedos por encima de su rajita, le hice el tanga a un lado y acaricié su clítoris un rato, para después meterlo en su agujerito, su respiración aumentaba de ritmo mientras me empapaba los dedos de sus jugos por lo que quise dárselos a probar, estuvimos un rato así hasta que llegó su primer orgasmo, verla disfrutar de ésa manera me estaba poniendo realmente cachondo.
Me volvió a sentar en el sofá y me desabrochó los pantalones para dejar mi polla libre que ya lo necesitaba de lo aprisionada que la tenía, se arrodilló en el suelo y comenzó a lamerla como si chupara una piruleta.
Estaba poniéndome a 1000 verla cómo se concentraba en mi polla mientras me miraba – Celia métetela entera en la boca- le pedí y ella, obediente se la metió y comenzó a aumentar el ritmo de mi mamada haciendo que soltara todo mi chorro que ella dirigió a su vientre.
Se limpió de mi leche y se recostó conmigo en el sofá, pero el juego no había acabado, quería follármela cómo es debido.
Mientras estábamos tumbados y desnudos le acariciaba las tetas y comenzamos a besarnos nuevamente sólo que ahora sin tantas prisas.
Cuándo la volví a notar mojadita, la senté en el sofá y me arrodille para poder comerle el coñito a placer, ella abrió las piernas todo lo que pudo para facilitarme la tarea. Al momento volvió a soltar pequeños gemidos pero no pretendía que se corriera otra vez. Aún no.
Cómo mi polla ya estaba lista para atacar la coloqué de cara al asiento con el culito en pompa y comencé a pasarle la puntita de mi rabo por su agujerito para, de repente, clavársela de golpe toda entera, arqueó su espalda para poder besarme mientras la penetraba al tiempo que colocaba una de mis manos en sus tetas para que pudiera pellizcar sus pezones.
- Ohh Eric dame más fuerte, que bueno diosss!- gritaba y mientras la embestía ella se pajeaba acariciándose su clítoris.
Al rato comencé a notar que me corría y se lo dije – me corroo dónde lo hago?- a lo que me respondió, - hazlo dentro pero no paresss- a los pocos segundos llego mi corrida junto con la suya, nos fundimos en un beso y nos recostamos a descansar.
Estábamos totalmente rendidos y sudados por lo que decidimos ducharnos juntos, y al ser tan tarde la invité a quedarse a dormir.
Fue una buena forma de quitarnos la tensión de los exámenes y con polvos cómo éste estaba claro que íbamos a repetir.