Como recuperé la actividad sexual de mi esposo
No podía seguir en esa espera, debía hacer algo para recuperar la actividad sexual de mi esposo.
Veía día a día como mi actividad sexual se iba apagando.
Hola, seguramente no soy la única que he vivido y vive este dilema. Soy casada con tres hijos ya casados y con un esposo que pasó los 68 años. De extraño no hay nada si no contara que recién he cumplido los 53 años. Comprenderán que los 15 años más de un problema producirá. Sí, se han dado dos cosas que han complicado mi vida, una que mi cuerpo necesita sexo y la otra que mi esposo ya no está con el interés para satisfacerme. Esto ha llevado a más de una oportunidad a masturbarme en la soledad de mi baño. Además, por la falta de una pareja que te acaricie y penetre ahora último tengo más necesidad de sexo. Esto me ha llevado a conversar con algunas amigas quienes me aconsejan bien y otras a que busque una alternativa. Producto de estas mismas conversaciones llegué a las páginas eróticas encontrándome con Relatos.. En las mañanas, cuando me encuentro sola, me dedico a revisar las diferentes historias cada una más excitante que termino con mi mano satisfaciendo mi puntito.
Mi esposo siempre fue un hombre caliente que sabía donde acariciar y cuando penetrar, mientras esto duró, fui una mujer satisfecha y nunca pensé en algo diferente a lo que tenía en casa. Ahora es diferente y la lectura de los diferentes relatos me han llevado a tener fantasías que espero en algún momento sean realidad. Una de ellas es estar con otro hombre pero, con mi marido. En todo los relatos se comenta que a la mayoría de los hombres los excita y les gustaría ver a su mujer teniendo sexo con otro hombre. Es más, con mi esposo hasta hace uno seis meses atrás veíamos películas porno y aquellas donde se mostraba un trío, dos hombres y una mujer, es cuando lograba la mayor excitación y teníamos la mejor noche de sexo. Por suerte tenemos un amigo viudo que nos visita muy a menudo, es muy varonil y tiene 57 años.
A su edad se ve estupendo. La lectura, mis deseos sexuales y fantasías me llevaron a buscar la forma que Andrés fuera el hombre que despertara los instintos sexuales de mi esposo. En una visita de Andrés y mientras estaba en la cocina pude escuchar como hablaban de sexo. Entreabrí la puerta para escuchar mejor y pude darme cuenta de cómo mi esposo le confesaba a Andrés de su inactividad. Andrés le sugería buscar apoyo en la medicina que estaba disponible para esto. Además, le recomendaba otras cosas como pornos y consoladores que cuando falla el hombre está la herramienta para satisfacer a la mujer. A ese momento estaba mojada y con unas gana de que me cogieran ahí mismo en la cocina. Cuando se fue Andrés, me fui a buscar una de esas películas y encontré la que quería, la de un trío. Cuando llegó Juan al dormitorio, ya tenía rodando la cinta y estaba desnuda con todas mis cositas al aire. El trago, la conversación con Andrés y la porno produjeron lo que tanto esperaba, le erección de esa cosa rica. Mientras me acariciaba mis pechos con una mano y la otra buscaba mi conchita, lancé el siguiente comentario: "que suerte la de esa mujer". Cuando pronuncié la última sílaba, quedé muda, no sé cómo y con fuerza lo hice. Esperé la peor reacción de Juan pero, contrariamente me apoyó diciendo "sí, debe gozar al máximo" y continuó preguntando, y tú lo harías?
Me van a creer que con esa pregunta logré el orgasmo más rico que nunca había tenido. Y Juan lo notó y antes de hacer otro comentario me penetró muy suave y al oído me invitaba a que pensara que estaba con él y con otro hombre. Ni corta ni perezosa, ya me había soltado, comencé su juego, jadeaba y pedía que me acariciaran, que uno me penetrara y otro me diera su sexo en mi boca. Así estuvimos hasta que en un par de minutos, Juan se fue en una espectacular eyaculación y yo en mi segundo mejor orgasmo de la noche. Después, en la calma de la noche, seguimos comentando el tema y mi esposo me confesaba, cosa que ya sabía, que le excitaba mucho pensar en un trío. Quedamos de acuerdo en invitar a Andrés a cenar y que en ese momento veríamos cómo lo integrábamos a nuestro juego.
Antes que llegara la noche de la cena, hicimos el amor día por medio, con una pasión desacostumbrada. En cada oportunidad nos engañamos pensando en un tercero que me cogía en presencia de mi esposo.
Finalmente llegó Andrés a cenar con nosotros, nada extraordinario ocurrió hasta la cena. E Andrés llegó vestido como siempre y con una buena botella de vino. Juan con su forma acostumbrada de recibir a sus amigos y yo que me vestí un poco más provocadora, situación que Andrés se percato de inmediato y que lo hizo saber con un guiño y una caricia en mi hombro. Mientras cenábamos, Juan acariciaba mis pernas por debajo de la mesa. Esto me puso muy nerviosa porque Andrés, muy pendiente de mí, había notado el movimiento de Juan. Estaba nerviosa pero excitada a la vez, la mano de Juan subía y bajaba por mi muslo y de en vez en cuando se quedaba estacionada en mi cosita que estaba completamente mojada. La trivialidad de la conversación dejó en evidencia el juego de Juan. Ahora Andrés, mucho más cuidadoso que Juan, acariciaba mis piernas con su pie desnudo. Mi cuerpo reaccionó con un temblor y sonrisa nerviosa. Ya no daba más, ahora Juan tenías sus dos dedos en mi cosita y estaba a punto de sentir mi primer orgasmo de esa noche. El cuadro no era el más decoroso ni el más principesco pero, estaba a punto de estallar. Andrés, tomó la iniciativa y levantándose de la mesa, me separó la silla y me invitó a "un lugar más cómodo". Juan, que ya estaba al máximo, sacó el habla e invitó al dormitorio.
No encendimos la luz, las paredes del dormitorio se llenaron de siluetas y formas indecorosas. Andrés no perdió tiempo, en un abrazo delicado, me desnudo y dejó caer como una pluma sobra la cama. Juan ya estaba desnudo y Andrés hacía lo mismo. Ahí estaba, expuesta con mi sexo caliente en espera de ser abatida por esos dos hombres. En Juan afloró su machismo olvidado e inició la sesión amorosa besando mies senos y bajando a mi cosita. Andrés se encargó de entregarme el más dulce de los besos y acariciando mis senos lanzó un "al fin te tengo".
Hasta ese momento nadie había dicho nada y tampoco existió una invitación al cuadro que se estaba dando, que sí era muy excitante sólo ocurrió. Juan, ya no daba más y me penetró como siempre, suave llegando hasta el fondo y retirándolo. Mientras Andrés ponía en mi boca su linda herramienta, muy parecida a la conocida por mí, quizás más rosada. La tomé con mis manos y la acaricié, quería vivir cada segundo de ese momento, nadie me apuraba, era mío todo. Aunque no llegaba a la altura del orgasmo, me sentía en la cima y con una sensación especial Mientras acariciaba con mi lengua y labios ese rico pedazo de carne, Juan se encargaba de satisfacer mi clítoris. Subía y bajaba en pos de ese orgasmo que debía ser espectacular. Andrés ya estaba a punto porque se retiro de mi boca y ante una seña de Juan se fue a ocupar su lugar. La penetración de Andrés fue más rápida y su movimiento también. Era exquisito sentir otro miembro diferente al de tu esposo.. Bastaron unas cuantas embestidas para venirme como una reina, fue increíblemente espectacular. Sentí la fuerza de su semental chorro y el calor de su cuerpo. Juan que no estaba ajeno a esto se corrió en mi cuerpo, fue demasiada la excitación y no se controló.
Ahí estábamos los tres, mudos y satisfechos de lo experimentado. No hubo palabras de disculpas de explicación, nada. Andrés entendía perfectamente que papel jugaba y por esto mismo al poco rato inició nuevamente el juego sensual que nos llevaría a una nueva explosión de orgasmos y éxtasis.
Que ocurrió más adelante, Juan recuperó en parte su fogosidad y me hacía el amor por lo menos una vez a la semana. El resto del tiempo lo hacemos con Andrés que viene los fines de semana a quedarse con nosotros.
Qué reflexión me queda después de esto?. No hay que bajar las manos, hay que luchar para encontrar una salida. Cargo de conciencia, ninguno, veo a mi esposo feliz y activo, yo dichosa y Andrés, un viudo alegre y satisfecho de su nueva hembra.