Como realice el deseo de todo hombre

Esta es la historia real de como estuve dentro de la mujer que le dió la vida a mi mujer.

Esta historia es real y sucedió en 1988 contando yo con 26 años, después de años de control de la pornografía en Argentina, donde conseguir una revista, con mujeres desnudas era un milagro, comenzó lentamente la actualización de los argentinos con el sexo, controlado por la iglesia y los militares de turno.

Por suerte para todos, la gran mayoría de los actores pornos y actrices regresaron al país al terminar la dictadura y pasamos de unos soberbios castigados por Dios por ver pornografía a uno de los productores mas importantes en Latinoamérica, Argentina siempre en los extremos.

En esos años conocí a una señorita muy simpática y de lindo porte, ojos verdes tez blanca y pelo castaño claro, quien había salido de una relación muy mala con un hombre casado.

En una de las oportunidades que salimos, de regreso a su casa me invitó a pasar y conocer a su madre, una hermosa mujer delgada pero con todas las curvas en su lugar, desde un principio hicimos buenas migas, y pronto me convertí en el novio de la nena, Gladis que ese es su nombre me recibía con los brazos abiertos y a pesar de estar desgastada por un mal matrimonio y su consecuente separación, nunca dejaba de sonreír.

Una tarde de domingo, mientras esperaba a mi novia, que se duchaba ella me comentó de un dolor en el cuello, vestía un vestido veraniego y poco ocultaba sus formas, le comenté que sabía realizar masajes y de un salto me tomó de la mano, mientras decía que no daba mas del dolor, llevándome a su dormitorio y tirándose en la cama boca abajo, mientras pedía le efectuara un masaje.

Sin hacerme desear mucho, pasé mis manos por su espalda a lo cual ella reaccionó como si se tratara de hielo, para luego relajarse y dejarse hacer, mientras yo veía su cuerpo ahun en perfecta armonía casi mejor que el de su hija, el cual ya habia explorado muy detenidamente.

Seguimos con el masaje y le comenté que me molestaba el vestido y el corpiño (sujetador) a lo que ella sin mediar mas explicaciones desabrochó el vestido dejando su espalda libre con el sujetador, el cual me pidió yo desabrochara, lentamente con mas torpeza y con una calentura de los mil demonios lo solté dejando ver los laterales de sus pechos, como pude me acomodé de costado para seguir con el masaje pero ella me indicó que estaba mal colocado que me colocara, SOBRE SUS PIERNAS!!! En ese momento terminó de desmoronar mis pocas resistencias.

Me coloqué de rodillas sobre sus piernas a centímetros de su hermoso trasero y al efectuar el masaje en su cuello no quedaba otra que apoyar mi ya nada despreciable bulto en su cola la que se movía al compás de los masajes, prácticamente la estaba penetrando si no fuese por los centímetros de tela que molestaban, seguí con el masaje mientras subía su falda hasta la cintura dejando su bombacha (trusa) negra a la vista junto con sus carnes, ya no pude mas, pasé mis manos bajo sus brazos alcanzando sus pechos, haciendo que ella quedara apoyada en sus codos y realizando el movimiento de penetración mientras ella se arrodillaba en la cama, solté uno de sus pechos corrí la bombacha y mi pene la penetró hasta el fondo de sus entrañas unas 20 embestidas logré dar antes que ella se levantara.

Salió corriendo a la cocina de la casa mientras se acomodaba sus ropas y yo detrás pensando para mis adentros (así no me vas a dejar) la tomé por la cintura en la cocina la tiré para atrás corriéndole nuevamente la bombacha y la penetré mientras masajeaba sus pechos estando ella apoyada con los codos en el mesón de la cocina, casi 5 minutos estuve penetrándola a máxima velocidad, mientras ella jadeaba y resoplaba que no terminara en su útero, a lo que le decía que algo me tendría que dar por esa concesión, a lo que movió su cabeza afirmativamente, realmente no logré no soltar algo en su interior pero al salirme ella se agachó rápidamente y succionó hasta la última gota de mi acabada, y siguió succionando hasta que la dejó completamente limpia mientras le daba unos besitos cariñosos como agradeciendo el placer recibido, al pararse me miró a los ojos y me dijo, esto jamás sucedió y jamás volverá a pasar, me diste el mejor de los regalos en mi vida, mi primer orgasmo.

Esa noche después de cenar, salí caminando a la parada del micro y pensaba lo raro que somos los humanos, tenemos a nuestra pareja y somos felices pero muchas veces no sabemos hacerlas gozar en todo sentido de la vida.

Por supuesto, intenté mies de veces, en soledad, hacerle nuevos masajes a mi ahora suegra, pero nunca mas, se dio la oportunidad, menos aun, después que ella, contrajera matrimonio nuevamente.

Espero les resulte grato el relato

Y les dejo un Saludo.