Como provoqué mi tercera violación

Estas últimas semanas, fueron agotadoras con mi trabajo de diseñadora gráfica. Tenía un nivel de stress muy grande y necesitaba descargarme. Por eso decidí buscar ser violada nuevamente.

Estas últimas semanas, fueron agotadoras con mi trabajo de diseñadora gráfica. Tenía un nivel de stress muy grande y necesitaba descargarme. Por eso decidí buscar ser violada nuevamente.

El lugar que elegí fue una calle que da al costado de unas vías en el barrio de Pompeya. De noche no pasa prácticamente nadie por ahí, y los que pasan están por motivos poco comunes, como yo.

El miércoles 14 diciembre fui a probar suerte. Estuve un par de horas y solo conseguí que unos jóvenes de 20 o 22 años me manosearan, pero solo eso.

El jueves 15, fue cuando ocurrió. Ese día llevaba una pollera corta que me llegaba un poco más arriba de la mitad de mis muslos, una tanga rosa, con encajes de color rojo, bastante diminuta. Una musculosa negra ajustada y debajo un corpiño haciendo juego con mi tanga.

Había llegado cerca de medianoche y estuve caminando, yendo y viniendo como unos 50 minutos, esperando encontrar que me violen. Pasada la una de la madrugada, pasó por la calle una camioneta blanca, a una marcha bastante lenta. No pude ver al conductor cuando pasó al costado mío porque los vidrios eran polarizados. La camioneta siguió su marcha y la perdí de vista. Pero tuve esa sensación o intuición que algo pasaría.

A las 3 cuadras, veo la misma camioneta, estacionada a unos 50 metros de mi ubicación. Sentí esa sensación que siento siempre los segundos antes de ser violada. Un escalofrió que recorre todo mi cuerpo, mi cuerpo empieza a temblar, se me seca la garganta, siento una angustia difícil de explicar y mis piernas sienten una pesadez como si hubiese corrido una maratón. Es una sensación realmente horrible, pero algo dentro de mí quiere que pase y si me detengo me produce un gran vacío.

Por dentro mío pensaba en escapar para el otro lado, nadie me obliga a hacer esto me decía a mi misma, pero igual seguí, no había marcha atrás. Caminaba muy lentamente, esa media cuadra hasta la camioneta se me hizo muy larga. Finalmente pasé al lado de la camioneta y nada pasó. Caminé unos metros mas y escuche la puerta de costado de la camioneta que es corrediza abrirse. Mi corazón se paró por unos segundos y un sudor recorrió todo mi cuerpo. Lo siguiente que sentí fue una mano que salió detrás mío y tapo mi boca y otro brazo que me envolvió por detrás sujetándome de mi estomago y me arrastraba hacia atrás. Me tiró con mucha violencia en la parte de atrás de la camioneta y comencé a gritar, no se porqué, porque estaba desolado el lugar, nadie me escucharía pero fue algo instintivo. Mi atacante se subió a la camioneta, cerró la puerta y se abalanzó sobre mí. Con su mano derecha me apretó el cuello al punto de cortar mi respiración. Con mis manos trataba de sacar su mano de mi cuello pero me resultaba imposible, era muy fuerte para mí. Acercó su cara contra mi cara, sentí su mal aliento y sin soltar mi cuello en ningún momento me dijo: - Escuchame muy bien putita, si querés salir viva y en una pieza, hace lo que te digo y cuidado con lo que hacés. Solo quiero divertirme, si haces una cagada te lleno de plomo la cabeza. Esas fueron sus palabras, me quedaron grabadas en mi cabeza. Después de eso, sacó su mano de mi cuello y lamió la cara, cada centímetro. Se paró y se desabrochó el pantalón, mientras lo hacía escucho que cae sobre el suelo algo metálico, cuando miro en esa dirección, veo que era un revolver, de esas que tienen un tambor donde van las balas. La recoge y me dice: -no estoy jodiendo, no hagas nada estúpido. Sin soltar el arma me levanta sujetando mis brazos y me hace poner de rodillas frente a él. Me dice que le baje el boxer y su pija queda enfrente mío, aun flácida. Me dice que se la chupe mientras me clava el cañón del arma sobre mi hombro izquierdo.

Me puse su pija en mi boca, y comencé a darle sexo oral. Su chota rápidamente se puso bien dura dentro de mi boca. Era una pija de no más de 12 cm, pero era extremadamente cabezona y unos huevos que eran casi unas pelotas de tenis, su escroto era larguísimo por el peso de sus huevos. Así chupas una pija puta de mierda me dijo, y me sujetó de mis cabellos con su mano izquierda, sin sacar el arma de mi hombro. Ahí mismo empezó a hundir su pija contra mi garganta haciendo tragar esa cabeza desproporcionada que me producía arcadas. Empezó con un mete saca contra mi boca muy fuerte, mi cara chocaba contra su cuerpo y sentía caer por mis comisuras pequeñas cantidades de semen mezclada con mi propia saliva aunque solo duró unos pocos minutos. Sentí que apartó el arma de mi hombro y con la misma mano que la sostenía me da un cachetazo contra mi mejilla derecha con el puño cerrado. En el momento no sentí el dolor, sentí adormecida esa parte de la cara como cuando te anestesia el dentista. Comencé a sentir un gusto a sangre en mi boca que no sabía si era de mis labios o encías.

Luego del golpe quede acostada boca arriba y mi violador su acomodó encima mío. Metió sus manos por debajo de mi pollera, tomo mi tanga por el elástico con ambas manos y me la deslizó hacia abajo, hasta mis tobillos. Terminó de levantar mi pollera hasta mi cintura y acomodó su pija en la entrada de mi vagina. Sentí su pedazo de cabeza ingresando dentro mío con gran velocidad y violencia hasta que me incrustó toda su pija dentro mío. Empezó a embestirme violentamente, sus huevos chocaban contra mis nalgas fuertemente pero no era un mete saca sin parar, si no que era pausado. Me metí su chota hasta el fondo violentamente y luego iba hacia atrás lentamente y antes de sacar su cabeza de mi vagina volvía a embestirme como un animal. En total abran sido entre unas 12 o 15 penetraciones hasta que acabo dentro mío dando un grito que lo hizo retorcer. Pocas veces me habían llenado de tanta leche con una eyaculación. Se desplomó a mi costado y se quedó unos cuantos minutos tirado al lado mío sin decirme nada. Estuve ahí sin moverme sintiendo el semen salir por mi vagina, esperando que me dijese que hacer, si ya podía irme o que.

Hasta que lo escuche que se reincorporaba, se arrodillo al lado mío y tomandome de la cintura me dio vuelta, dejándome boca abajo, con mi culo para arriba. Por dentro pensaba como sería sentir ese pedazo de cabeza atravesando mi ano. Pero me quedé sin saberlo. Me empezó a acariciar las nalgas, me dio varias nalgadas hasta dejarme ardiendo, me pasaba sus dedos por la raya de mi cola, dedeo mi ano con sus dedos. Estuvo varios minutos, hasta que fue a buscar una caja de herramientas que había contra las puertas de atrás de la camioneta y sacó un pote verde con una tapa blanca. Al principio pensé que era vaselina. Pero cuando lo tuve más de cerca vi que era grasa, de esas que se usan para puertas y otros usos. No entendía nada. Vi que se lubricó sus dedos y empezó a penetrarme el culo con estos, me dolía bastante, pero todavía no había venido lo peor. En un momento veo que lubrica su mano entera y parte de su brazo, no podía creer lo que estaba viendo, el maldito empezó a meterme su mano en mi culo, empecé a gritar con todas mis fuerzas, me estaba matando el dolor. Tomó un trapo y me lo hizo tragar. -Te dije que no jodas que te lleno de plomo me dijo. Y continuó penetrándome con su brazo. Me salían las lágrimas del dolor, aún gritaba con todas mis fuerzas, pero el trapo que mordía con mis dientes no dejaba escuchar mis gritos. Le dedicó un buen tiempo a violar mi culo. Llegué a tener toda su mano derecha dentro de mis intestinos y parte de su brazo, sentía sus dedos dentro mío moviéndose y tocándome dentro mío, fue una de las experiencias más dolorosas que pasé. Con su mano aun en mi culo, con su mano izquierda empezó a pajearse al lado mío, le llevo unos 20 minutos hasta que eyaculó sobre mi espalda, aunque fueron solo unas pocas gotas de semen. Pero por el grito que dio de desahogo, parecía que me descargó medio litro de leche. Sacó su mano de adentro de mi culo produciéndome un dolor espantoso, y lo tenía cubierto de grasa su mano y brazo, no podía distinguir si tenía sangre mía. Quería saberlo, porque sentía algo roto dentro mío.

Se limpio el brazo con unos trapos, se subió el pantalón y terminó se sacarme la tanga que había quedado en mis tobillos. La olió y se la guardó en su bolsillo.

Me levantó de mi brazo derecho, abrió la puerta de la camioneta y me tiro hacia la calle, como si fuese una bolsa de basura. A los segundos escuché encender el motor y la camioneta junto con mi violador siguieron su camino. Me reincorpore a los minutos y empecé a caminar hasta el garage a buscar mi coche. Mientras caminaba, sentía la grasa esparcida dentro mío, me chorreaba desde mi culo hasta llegar a mis piernas. Debí parar varias veces para limpiarme. Si bien no era la primera vez que me rompieron el culo, esta vez me habían abierto el orto de tal manera que me sentía como si tuviese algo incrustado en el culo, que hacía que mis piernas estuviesen mas separadas una de la otra.

Una vez en el garage, el sereno, me preguntó que me había pasado. Mi pollera estaba llena de grasa en la parte de atrás. Le dije que me había caído en la calle, que no había sido nada. Pagué y me fui a casa.

Una vez en casa, me desvestí y me miré el culo en un espejo, tenía pedazo de agujero, nunca me lo había visto así. Probé con 4 dedos de mi mano derecha y entraban bastante bien, sin ningún esfuerzo. Me bañe, me puse una jeringa dentro de mi cola y me hice enemas, para sacar toda la grasa de mis intestinos y recto. Cuando salí de la ducha, vi que en mi cara empezaba a marcarse un moretón del golpe que me había dado mi violador. Esta fue una experiencia que me dejó el culo destruido varios días.