Como perdí mi virginidad con un extraño
Bien, aqui esta el relato que prometi.La historia de mi primera vez y mi primera vez anal.Espero les guste.
El nombre de quien me desvirgo es algo que me reservare para mi, por eso en este relato decidí llamarlo Lucas.
Primer día de clases tras las vacaciones de invierno del 2013. Hace tiempo que hablábamos con Lucas a través de una red social. Nuestras charlas comenzaron siendo casuales, pero todo cambio un día y luego de eso siempre acabábamos hablando de sexo. Ambos teníamos la calentura y el deseo por el cuerpo del otro, a flor de piel. Por eso mismo un día le propuse que nos encontráramos y disfrutásemos de un rato de compañía. Acepto y pusimos fecha lugar y hora de nuestro encuentro. Aquel miércoles 31 de julio, el primer día de clases luego de las vacaciones, nos encontramos en la esquina de un shopping al mediodía. Yo ya sabía que terminaría faltando a clases, pero como no había dicho nada a mis padres salí de casa con el bolso del colegio.
Le había enviado varias fotos mías, algunas muy fuera de tono, pero nunca recibí ni una sola foto de él. Por ese motivo cuando llegue al lugar no tenía ni idea de quién era, por más de que me había dicho que tendría puesto, como yo le había dicho a él también. Como era de esperarse fue él quien me reconoció primero, y me saludo desde lejos con la mano. Cuando lo vi casi se me cae la baba al suelo. Tal vez no sea la gran cosa, pero en mi opinión es de los típicos que pasan a tu lado en la calle y te das vuelta a mirarlo o del que haces comentarios y babeas con tu amiga. Alto, pelo rubio tirando al último tono del castaño claro, flaco, carita de pendejo y culo apetecible en mi opinión. Nos saludamos y caminamos a su casa. Entramos en el edificio y cuando nos metimos en el ascensor cumplí con lo que le había dicho en una conversación. Lo agarre por detrás de la nuca y lo tire hacia mí. Lo bese mientras él me apretaba el culo, y yo le acariciaba el bulto del pantalón. Nos quedamos unos segundos así cuando se freno el ascensor. Salimos y recuerdo que me dijo.
-Pensé que no te ibas a animar.
-Yo te dije que lo iba a hacer.
Apenas cerró la puerta del departamento volvimos a lo que comenzamos en el ascensor. Me levanto y me apretó contra la pared mientras nos besábamos. Comenzó a frotarse contra mí. Me soltó y sin dejar de besarnos comenzamos a desvestirnos. Se saco la campera y la remera. Yo solté mi bolso en el suelo, tire mi celular a un costado y me quite la campera y la remera al suelo junto con mis otras cosas. Me desabrocho el pantalón y metió su mano entre mi tanga. Acabamos en el sillón. El comenzó a acariciarme y luego metió un dedo dentro de mí. Se detuvo y metió su cabeza entre mis piernas. Empezó a comerme el coño como nadie jamás lo había hecho antes. Dio más vueltas, pero logro que ejecutemos una especie de 69 que era para ver. Yo sentada aun en el borde del sillón y él subido boca abajo. Mientras seguía disfrutando del placer que él me daba yo comencé a masturbarlo como pude. Me dijo que fuésemos para su habitación. Cuando estuvimos ahí se acostó en su cama y yo me puse entre sus piernas para poder chupársela. Subía y bajaba mi cabeza con su miembro dentro de mi boca. Cuando llegaba al glande pasaba mi lengua a su alrededor, en círculos, y luego volvía a mamársela. Me pidió que subiese e hicimos el 69. Mientras yo se la chupaba con mi mano izquierda en la base de su pene, él me lamia el coño mientras me apretaba los costados de mis nalgas. Estuvimos así un rato hasta que termine en cuatro sobre la cama y el detrás de mí.
Él me había dicho que no quería llegar a tener sexo conmigo, que solo quería que “jugáramos bien” como él definía lo que haríamos. Pero ambos teníamos bien en claro que el otro quería ir más allá. Por eso cuando él me dijo “dijimos que íbamos a jugar bien, que no haríamos esto” le suplique, le pedí por favor. De lo caliente que estaba no tuve que pedírselo más de dos veces hasta que accedió. Comenzó a meterme la punta, y cuando entro me fue penetrando despacio, llevándose mi virginidad con cada centímetro que se adentraba en mí. Cuando la metió toda empezó a moverse despacio, pero yo apenas había sentido dolor cuando me penetro. Sin siquiera haber pasado un minuto me dijo
-Y yo que no te creía.
–Yo te lo dije.
Y era más que cierto que varias veces le había dejado en claro que era virgen. Aunque sé que si hubiesen mantenido tantas charlas sexuales donde les contaba las cosas que sabia y alguna vez hice; hubiesen visto las fotos que le enviaba, sé de sobra que tampoco me lo hubiesen creído. Luego se aparto de mi y se quedo acostado boca arriba en la cama. Me arrodille en la cama y lo mire. Tenía sus manos metidas entre su pelo y se frotaba la cara, reaccionando ante el hecho de haberme desvirgado. Sonreí un poco, evitando reírme de él. Me miro y me dijo.
-Te pediría que me la chupes, pero… -se miro su pene y se puso en pie.- ven vamos al baño.
Lo seguí hasta el baño. Abrió el grifo del agua caliente de la ducha, comprobó el agua, y me tendió la mano para ayudarme a entrar, el gesto de caballero estaba fuera de lugar, mas en él, pero aun así lo acepte, suponiendo que ahora que había comprobado que realmente no mentía con respecto a mi virginidad, quería tratarme con “cariño” por ser mi primera vez. Se metió tras de mí y cuando me gire y lo vi no me contuve ni un segundo más en besarlo. No me gusta admitirlo pero, me vuelve loca, tanto aquel día, como en mis más locos sueños donde vuelve a follarme de mil maneras distintas.
Acabe en cuatro, con mis pies en el piso de la bañera y el cuerpo inclinado hacia abajo para dejar mi culo bien en alto. Me penetro suavemente, y marco su ritmo, volviéndome loca poco a poco. Salimos mojados de la ducha y nos fuimos a su cama de nuevo. Me acosté boca arriba, se acomodo encima de mí y metió su miembro hasta el fondo. Apoyo su cuerpo sobre el mío, con su cabeza al lado de la mía, mientras entraba y salía de mí. Oía sus jadeos junto a mi oreja, enganche mis piernas alrededor de sus caderas y siguió.
-¿Me preferís arriba? –le pregunte casi entrecortadamente por la respiración irregular.
-No, no me gusta que me controlen.
Su respuesta me descoloco un poco. Hoy en día sigo pensando en eso. Si le gusta y disfruta de tener y ejercer control, podría ser un buen Amo, pero las veces que se lo he comentado dijo que no disfrutaba ni sería capaz de disfrutar del mundo de la Dominación y sumisión. Dudo un poco de eso ya que hubo un momento en que me dio una nalgada mientras me penetraba desde atrás, estando yo en cuatro.
Pasábamos de la ducha a su cama, hasta que en un momento mientras estaba en cuatro me pregunto algo que me sorprendió un poco, ya que según él, “solo íbamos a “jugar bien””.
-¿Te animas por atrás?
La verdad no quería, al parecer no le bastaba con quedarse con mi virginidad, sino que quería también la de mi culo. Me asustaba un poco la idea de eso, ser una cerebrito que sabe mucho sobre biología y en especifico anatomía, tenia bien presente que por más de que había cierta elasticidad en el ano, no era la suficiente como para introducir más de dos dedos (obviamente tras una buena lubricación) sin sentir un dolor agudo e insoportable. Para ser honesta, no solo no quería y me daba un poco de miedo la idea, sino que iba a decirle que no.
-Sí. –dije apenas audible.
Okey, soy bastante estúpida. Mi deseo de placer, y de complacerle, ese instinto de sumisa que tengo, reaccionó antes que mi cordura. Me voy a ahorrar los detalles de cómo me penetro mi culito y de los gritos de dolor que me trague por satisfacerle.
Volvimos al sillón y termine con una rodilla apoyada sobre el sillón y la otra sobre el apoyabrazos, con el cuerpo tendido sobre el respaldo, y él detrás de mí, penetrándome. Cuando pude dejar de pensar en el dolor de mi culo, comencé a sentir placer, tanto que en un momento con los pies empuje su culo para que me la metiese más, bien hasta el fondo.
Cuando se corrió dentro de mi culo, fuimos de nuevo a ducharnos, y después de secarnos con una toalla, nos tiramos en su cama a mirar la tele. Nos besamos unas pocas beses y solo fueron besos cortos. Cuando se me escapo un pequeño gemido mientras nos besábamos se aparto para decirme:
-No hagas así.
Si, a pesar de haber follado por bastante tiempo, tenía ganas de más, pero ese gemido fue involuntario. Yo ya tenía puesta mi remerita y mi tanga. Estaba con las rodillas apoyadas en la cama, y el cuerpo hacia adelante recostado sobre el colchón. Me sorprendió cuando se levanto y se puso detrás de mí, me corrió mi tanga y me penetro de nuevo. Se movió un poco, y solo por unos minutos antes de separarse de mí y volver a acostarse, diciéndome “perdón por no seguir, pero no me dan más las piernas”. Me cambie y él también y nos fuimos antes de que se madre llegara. Me fui y como mis padres no sabían que no había asistido a clases, y aun no había terminado mi horario escolar, decidí ir a darme unas vueltas por ahí.
Así fue mi primera experiencia, mi debut. Espero les haya gustado o al menos se hayan entretenido un poco con el relato de cómo perdí mi virginidad y mi virginidad anal. Gracias por leer.