Como pancho por su casa

Un joven que vive con su madre y su hermana, en una fiesta de cumpleaños ...

Como Pancho por su casa

Mi nombre es Pablo, pero me dicen Pancho. Acabo de cumplir 18 años, y vivo con mi madre Gladis y mi hermana Enriqueta. Vivimos solos los tres ya que mi padre se fue de casa hace 12 años, pues es militar y un día llegó antes de lo esperado y le encontró a mi madre chupándole la pija a un vecino. La separación hizo que mi madre, pese a ser muy calentorra, se calmara, pues siempre se preocupó de lo dirán los demás. Cuando se fue mi padre, yo tenia 6 años y Enriqueta 4. nuestra vivienda tiene solo 2 habitaciones, y hasta que cumplí 12 años, dormíamos los tres en la misma pieza, hasta que una noche mi madre se despierta y me ve con la pija afuera mientras me masturbaba. Eso provocó que a partir de allí yo durmiera en la otra habitación. Hasta los 15 años, mi vida sexual era solo pajas, pensando en compañeras de escuela y a veces en compañeros. Una noche, me invitaron a una fiesta, la que estaba muy aburrida y por eso tomé la decisión de volver antes a casa. Como tengo mi llave, entré despacio para no hacer ruido, y veo la luz del velador prendida en la pieza de mamá. La puerta estaba entreabierta, y lo que ví me marcó: estaba mi madre metiéndose un consolador, mientras mi hermana dormía en la otra cama.

Mi madre estaba completamente desnuda. Su piel blanca contrastaba con la sábana roja. Sus pechos abundantes terminaban en una aureolas grandes con unos pezones erectos, y una concha muy peluda. Ya estaba llegando al climax, pues bombeó el vergajo de goma unas tres veces más y se arqueó, tratando de no gritar. De reojo miro a mi hermana, que dormía solo de pantaletas y corpiño. Enriqueta es pequeña, tanto que pese a sus 13 años aparentaba 8. Fui a mi pieza en silencio, y esperé una hora antes de sacar mi pija y comenzar una paja descomunal. A partir de ese día, mis pajas eran pensando en mi mamá, donde yo hacía de todo, y algunas veces ella me metía el consolador en el culo.

No se produjo ninguna otra situación hasta que cumplí 17 años. Hasta ese tiempo, nunca tuve la oportunidad de ver nada más, salvo en verano que andaba mi madre ligera de ropas. En el 15 de Enriqueta, ella todo vestida me dice: mira hermanito, nadie cree que tengo 15 años, pues no aparento más de 10, y por eso los chicos no se acercan. Fijate que ni pechos tengo, y mis piernas son finitas. Yo la consolé diciendo que no era así, pues ella se comparaba con mamá, pero que su belleza era de otro tipo.

Ella me agradeció, y al otro día estaba usando una malla enteriza, pero se le notaba perfectamente los dos globos de sus pechos, y su conchita que resaltaba. Sus piernas eran bien torneadas. Eso me provocó y me fui a hacer una paja en honor a mi hermana. Fue la primera, y gocé bastante. A partir de allí, mis pajas eran en honor a las dos mujeres de casa.

Hace 3 semanas que cumplí 18 años, e hicimos una pequeña fiesta. A eso de las 2 de la mañana quedamos solos los 3, y mi madre abre un champagne para brindar. Después de ese, vinieron dos botellas más. A la hora estábamos los tres bastante bebido, y mi madre cuenta que tiene calor. Se saca la blusa y queda de corpiño. Mi hermana hace lo mismo. En tono de broma, me dicen que yo también tengo que sacarme la camisa. Yo voy más lejos y les digo que tengo más calor, y me saco la camisa y el pantalón, quedando en slip.

Mi madre no se echa atrás, y se saca la pollera, y mi hermana el pantalón. Estábamos los tres en paños menores. En eso, mi madre me pregunta si quiero algún regalo en especial, o estaba conforme con lo que pasó en el día. Tomo coraje y le digo que como llegué a la mayoría de edad, me gustaría ir a ver un strep tease. Ella me contesta que para que salir de casa, si ella me podría brindar el espectáculo. Mientras tanto, Enriqueta solo escuchaba mientras seguía bebiendo.

Le digo a mamá que comience su espectáculo. Ella pone una música suave, y bailando muy despacio se va sacando su corpiño. Era un sueño; tenía las tetas de mamá a medio medro, bamboleándose mientras ella ahora se sacaba la bombacha y dejaba a la vista su coño muy peludo. Hace unos movimientos, me muestra su culo cuando se da vuelta, y luego dice: bueno, parece que me gané una copa. Se sienta en el sillón, desnuda, y bebe.

Enriqueta sale de su silencio y dice: la verdad es que tienes un cuerpo espectacular, no como el mío. Mi madre le dice: hija, que estás rebuena, sácate la ropa para observarte. Enriqueta se saca el corpiño y la bombacha y se sienta rápidamente. Pudimos ver sus pechos chicos pero bien formados, y su chocho con pelos cuidadosamente rasurados.

A esa altura, yo estaba al palo. Me saqué mi slip, y estábamos allí los tres mirándonos.

Mi madre rompe el silencio diciendo: la verdad es que ya está grandes. Es la primera vez que veo a mi nena como mujer y a mi varón como hombre, y mira que pedazo de pija tienes.

Yo entonces le pregunto que era la vida sexual de ella, y ella me contesta: mira si serás atrevido preguntándole eso a tu madre. Pero hoy como es tu fiesta, te lo voy a contar: mi vida sexual es nada. Desde que se fue tu padre solo tengo de compañero un consolador, y la verdad es que extraño pija dura de veras. Si no fueras mi hijo, ya estaría allí arrodillada.

Entonces yo le contesto: hoy es mi fiesta, así que te invito a que vengas a apagar la vela de cumpleaños. Mi madre se acercó hipnotizada, con la vista fija en mi pija superdura de 20 centímetros, mientras mi hermana me miraba.

Mamá se arrodilló, y no aguantó más: se tragó la verga hasta la campanilla. Mientras eso, extiendo mi mano hacia mi hermana, que viene y se sienta a mi lado. Mi sueño se estaba realizando: mi madre con mi pija en su boca, mientras besaba a mi hermana y le pasaba mis dedos en su concha. Mi madre no aguantó más, y en un instante deja de chupar, se para y se clava mi pija en su concha, dándome la espalada. Mi hermana, deja de besarme y se arrodilla ella a besarme los huevos, y así sin querer, se topa con la concha de mamá, quien viendo a su hija cerca, le agarra la cabeza y le dice: chupame mientras me coje tu hermano.

No aguanté mucho. Chorros de semen se fueron al útero de mamá, mientras ella también llegaba al orgasmo.

Ya tranquilizados, mi madre dice: mira, Enriqueta no ha gozado, así que ahora le toca a ella. Mi madre acuesta a Enriqueta en la alfombra, y comienza a besarla: sus ojos, su boca, se detiene en sus pechos, y luego baja a la concha. El contacto de la lengua de mamá en el clítoris de Enriqueta, le arranca su primer orgasmo. Mi madre le mete un dedo y comprueba que Enriqueta era virgen, y entonces me llama y me dice: dale verga a tu hermanita. Yo que todavía estaba al palo, me posicioné entre las piernas de Enriqueta, mi madre me lubricó la pija con una buena chupada, y entonces acerqué mi cabeza al capullo. No me costó mucho entrar, pues Enriqueta estaba lubricada. Mi madre mientras tanto, acariciaba a Enriqueta, le besaba las tetas, y se pajeaba con una mano. Pierdo noción del tiempo, lo único que recuerdo es que estoy dándole pija a mi hermana cuando siento la lengua de mi madre en el culo, lo que me excita aún más. Mi madre se da cuenta del detalle, y entonces se calza el consolador y comienza a penetrarme. Esa noche entré por primera vez a dos conchas, pero también me hicieron el culo. Los orgasmos se repitieron y quedamos dormidos.

Después de esa noche, todas las noches le damos duro. Ya estrené los culos de mamá y mi hermana, ambas tuvieron doble penetración con pija y consolador, y mi hermana también visitó mi culo mientras cojía a mamá.

Desde ese día, soy el hombre de la casa.