Como Pan Caliente

Mi marido me llevó a la panadería, me dejó sola allí, y hasta que volvió a buscarme yo ya me había comido todo lo que podía.

COMO PAN CALIENTE!

Era domingo por la mañana, muy temprano. Estábamos todavía en la cama y mi marido ya no podía dormir, estaba inquieto. Yo quise aprovechar la situación porque me encanta cojer por la mañana.  Así que me arrimaba para que tuviera mi cola muy a su alcance, me rozaba contra él, pero parecía como que no me interpretaba.

Se levantó y se dio una ducha. Yo en la camita estaba caliente y mientras lo esperaba me incentivaba con los deditos, me desnudé y lo esperé haciéndome la dormida.

Cuando lo escuché entrar en la habitación sentí su mano en mi espalda y el fuego que tenía dentro mío, se avivó. Más todavía cuando me besó en la mejilla y me susurró al oído que si me despertaba, él tenía un plan para los dos. A eso le respondí como su gatita con un ronroneo. Pero su plan era que me levantara para ir a pasar el día al club.

Yo estaba en llamas, pero me fui a dar una ducha en la que lejos de apagarme, fantaseaba con que él entrara y me hiciera el amor bajo el agua. Pero otra vez, me tuve que quedar con las ganas. Al contrario, me apuraba para que pudiésemos ir tempranito.  Él estaba apurado para conseguir lugar en la parrilla del club antes de que otros llegaran.

Apenas llegué a ponerme la bikini y una pequeña falda.

A la salida del barrio, mi marido conocía una panadería donde cada mañana veía a los obreros comprar por una puerta secundaria, antes de que abrieran el comercio.

Así que se detuvo con la camioneta, pero no podía estacionar porque no era permitido en esa avenida. Así que me mandó para que comprara el pan y algunas cositas mas, primero no lo pude creer, me morí de vergüenza al bajar antes de las ocho de la mañana casi en traje de baño para comprar el pan.

Me dirigí a la puerta que me señaló, llamé y me atendió un empleado vestido completamente de blanco, le expliqué, pero todavía no habían terminado de hornear. Así que me dijo que si quería podía esperar como veinte minutos o volver mas tarde. Le pedí si podía entrar a esperar adentro, ya que no me sentía cómoda en la calle con mi atuendo. Dudó por unos segundos, pero sonrió y asintió con la cabeza y me dejó pasar.

Mientras le mandaba un mensaje a mi marido con el celular para avisarle de la demora, levanté la vista y noté como el empleado tenía sus ojos enfocados en mis tetas.

Trató de disimular, y me sacó conversación. Yo le pregunté por el proceso del pan y gentilmente me ofreció mostrarme la instalación. Pero era una constante notar que aunque parecía querer  disimular, era imposible ver que sus ojos siempre terminaban en mis tetas. Y como yo también estaba algo calentita ya desde la mañana temprano, le seguí  la onda y me gustó provocarlo un poquito. Así que cuando lo enganchaba mirándome, le contestaba con una sonrisa pícara.

Cuando mi esposo recibió mi mensaje, me llamó para preguntarme como cuánto tiempo podría tardar y mientras hablaba con él, en un descuido me ensucié un poco el brazo con harina, entonces él me ofreció un paño para limpiarme.

Me pareció un lindo gesto, pero además, le extendí el brazo y él me limpió. Y ese contacto me volvió a encender, y a él también. Casi como un reflejo me sacudí con la mano entre mis pechos e inmediatamente el muchacho aprovechó la oportunidad para hacer que me limpiaba.

Fue imposible disimular lo que me pasaba, mis pezones me denunciaron cuanto me había gustado… claramente se hicieron notar en mi bikini.

Yo tomé de un recipiente que había sobre una mesada, algo de crema pastelera mientras colgaba de hablar con mi marido y explicarle que tenía que esperar unos minutos mas porque el horno estaba muy caliente. Metí un dedo en la crema y me lo chupé suavemente. Y con mi otra mano ponía un poco de crema entre mis tetas.

Cuando el muchacho me las quiso limpiar, le saqué el paño y él siguió con sus manos, pero fueron unos segundos y me estaba limpiando con su lengua a lo que le colaboré corriendo mi corpiño y poniendo algo mas de crema sobre mis tetas y especialmente en mis pezones. Eso estuvo muy rico, me encantó que me comiera las tetas.

Y de allí, quiso bajar, besando mi vientre, y aunque me daba muchas ganas, lo levanté, nos comimos la boca y me di vuelta como para que me apretara contra la mesada. Ahí comprobé como estaba su hombría, firme y dura!

Ese momento despertó todo lo que todavía quedaba reprimido y casi no quedó límite. La pasión no reconocida en mi cama fue aprovechada por un humilde empleado de panadería que me estaba haciendo sentir muy complacida.

Nos comíamos apasionadamente la boca, sus manos se habían adueñado de mis tetas y su miembro apoyaba mi cola para provocar toda mi fantasía. Y como también creo le sucedía a él.

Subió mi falda a la cintura, sacó su verga del pantalón y me la apoyó justo como para que la apreciara, por lo mismo que me sorprendió. Cada cosa que hacía permitía que el fuego lejos de apagarse, se mantuviera muy encendido. Y el tamaño de ese miembro pasó a ser la razón de la fantasía del momento. Como descreyendo y pensando que la euforia me estaba engañando, bajé mi mano a acariciarlo… no fue suficiente, así que bajé y con la razón de darle una mamada, ahora con todos mis sentidos pude comprobar lo que no era un sueño. Me era imposible poder meter todo eso en mi boca, pero quería y tenía gran curiosidad/deseo por saber de una vez como se sentiría lo que tantas veces me había imaginado. Y mientras la chupaba, literalmente se me hacía agua la boca, pero quise aprovechar bien esa oportunidad y ponérsela bien dura y lubricada para que me la metiera. ¡Mi concha deseaba esa pija! Y era como si le mandara señales a mi cabeza para que no perdiera mas tiempo y pasáramos al siguiente nivel.

Justo en el momento en que me subía al borde de una mesa con mis piernas abiertas esperando que él terminara de sacarse los pantalones, vuelve a sonar mi teléfono y claro, era mi esposo que impaciente por la espera me informa que se va a ir a comprar las otras cosas que necesitábamos para el club y que si se demoraba algunos minutos mas, que le tuviera paciencia. Como pude disimular, porque aprovechándose de la situación, el muchacho había ya corrido mi bikini y se estaba devorando  mi muy mojada vagina, mientras yo trataba de explicarle a mi esposo que no había problema, que tuvieron que calentar bien el horno y justo estaban por abrirlo y llevaría unos minutos mas todo el proceso y por eso era que me notaba tan agitada –“no te imaginás como calentó el horno este hombre!” - le expliqué…

Corté la conversación con la sensación de que ese día que había comenzado con tanta desilusión, y aunque recién comenzaba la jornada, ya se estaba alineando todo el universo a mi favor. El pibe se levantó y bastó que lo mirara para que supiera que me moría de ganas por que me la pusiera.

Yo estaba caliente y nerviosa. ¿Cómo se sentiría esa pija? No sé si habrá sido algo fuera de rango, pero nunca me había cojido una así.

Todo eso se pasó cuando suavemente me la arrimó y dejó que fuera yo quien me la metiera, seguramente era consciente de la herramienta que usaba.

Me colgué de su cuello y de a poco me la fui comiendo hasta que una buena parte estuvo adentro. Entonces me recosté en la mesa y me entregué toda para que me hiciera toda suya. Fue maravilloso, yo estaba tan excitada que no necesité otro lubricante mas que los míos, y lo mismo me permitió que estuviera preparada para abrirme mas de lo habitual. Sentí que me llenó, pero al mismo tiempo me llenaba de placer. Y cuando él tomó el control y me la empezó a meter mas adentro perdí toda la noción de la realidad, y como si fuera la realización de una fantasía, ya no controlé mas mis acciones. Es como que sólo me concentré en gozar esa verga, ya que no sabía si alguna vez volvería a tener algo así.  Sentí varias veces que acababa y no frené ninguno de los gemidos. Se la comí con toda las ganas, además de esa maravillosa sensación de llenura y placer.

Estuvimos así por un momento, donde cada estocada que me daba me calentaba mas y mas con cada envestida. podía sentir como su pija penetraba cada centímetro y me volvía loca deseando que me llene con su leche.

Cuando mas caliente parecía que estaba, porque me cogía con muchas ganas, me la sacó y me guió para que bajara de la mesa. Me dio vuelta y cuando me agachaba para que me la meta de atrás, él suavemente me bajó y sacó la bikini, momento que aprovechó para abrirme la cola y chupármela toda. Hasta me dio el gustito de gozar su lengua en mi ano.  Pero eso fueron sólo unos segundos, enseguida se paró detrás mío y ahora de una, metió toda su carne en mi concha, creo que si podía me metía hasta los huevos. Así fueron algunas estocadas hasta que sacó la pija y en mi espalda sentí como me derramaba su leche calentita y acabado se terminaba recostando contra mi.

Nos reimos juntos por un momento pero ya consumado el acto, traté de limpiarme todo cuanto pudiera la harina que tenía en mi cuerpo y sobre todo él me ayudó con la leche de mi espalda. Me vestí, me dio una bolsa de pan y otras masas. Nos comimos un vez mas la boca y me fui a la puerta, justo a tiempo cuando llegaba mi esposo.

Sólo me dijo que a las 2am, él entraba a trabajar…

Subí a la camioneta y mientras nos íbamos, yo todavía casi temblando con toda la pasión vivida, mi esposo me preguntó por qué tenía tanta harina en el cuerpo…

Le repondí que no podía creer, él tuvo la idea de que le comprara el pan, me tuve que meter a esa panadería por él, me ensucié toda con la harina que había! Y encima me criticaba…

La mejor escusa fue hacerme la enojada y al llegar al club, por supuesto lo primero fue una buena ducha…

carolinafis@outlook.es