Como nos iniciamos con mi lindo perrito en el amor

Mi fiesta de 15 con dos regalos, mi perrito Titán y los secretos del amor canino

COMO NOS INICIAMOS CON MI LINDO PERRITO EN EL AMOR

Cuando cumplí los 15 me regalaron un cachorrito de fila brasileiro al que bauticé Titán, por lo grande y majestuoso, tenía 4 meses de edad, era barcino y ya daba muestras de ser el alfa de su camada, era desde pequeñito dominante. Yo, como podrán imaginarse, estaba encantada de tenerlo me la pasaba mimándolo y dándole golosinas, de esas que fabrican para nuestras pets. Ese día estuve acompañada de mis primitos y algunos compañeritos de la escuela, éramos más o menos de la misma edad, generalmente nosotras las niñas oíamos la música de moda y los poquitos niños a juegos propios de “varones”, pero ese día Titán llamaba la atención de todos. En un momento dado algo llamó mi atención Yeya mi mejor amiga, unos meses mayor que yo, estaba mimando a Titán de una manera extraña, le pasaba la mano por el vientre y la bajaba hasta su penecito y veía cómo lo apretaba y le hacía masajes rítmicos y rápidos, él se quedaba quieto y encorvaba el cuerpecito, cuando Yaya me volteó a mirar intentó disimular su acto y yo para no ruborizarla disimulé y seguí mirando para otro lado y llamé a mi cachorrito para liberarlo aparentando no haber sido testigo de algo fuera de lo normal. El resto del tiempo no lo desamparé para evitarle a mi amiga más tentaciones, el resto de la jornada pasó sin ninguna novedad.

Una vez se hubieron marchado todos, mi madre y yo nos quedamos recogiendo el desorden y arreglando la casa, mi padre y hermano se recogieron a sus aposentos; una vez terminamos, mi madre y yo nos retiramos a descansar, Titán esa noche dormiría en mi habitación.

Me puse la piyama que me trajo mi tía Vicky, era rosada con corazones blancos una blusita muy cortita y los panties eran pequeñitos y dejaban ver curvas que ya a mis 15 se insinuaban bien, mis tetitas se insinuaban también debajo de la blusa, mis pezones algo hinchados, algo propio de la edad, de color rosado intenso, pues suelo a masajearlos dos veces al día, cuando me baño en la mañana y por la noche antes de acostarme, para mantenerlos firmes; esa noche comencé a masajearlos y de pronto vino a mi mente la escena que protagonizaron Yaya y Titán en la tarde, volteé a mirarlo, me quedé un rato observándolo y me acerqué, lo hice girar sobre su esplda y quedó boca arriba con las patitas delanteras encogidas y las traseras totalmente apartadas dejándome ver su diminuto pene y todavía se le insinuaban sus testículos; yo seguía pensando en la escena de la tarde y con mi dedo índice de la mano derecha le toqué su verguita de atrás para adelante a lo que él reaccionó dando un brinco y se volteó ocultando su sexo contra el piso; yo le acaricié el lomo y él comenzó a morderme la mano con suavidad, jugueteando, mi otra mano seguía masajeando mis pezones del izquierdo pasaba al derecho y viceversa, insistí en el masaje pero ya con todos mis dedos y la palma de mi mano, apretando suavemente ese pene que se sentía caliente atreves de la delgada piel que lo escondía; yo pensaba, que tenía más derecho que Yeya en las partes íntimas de mi lindo Titán. Tomé una decisión, quería ver el penecito entonces con mucho cuidado le bajé su escrotito, para ver la puntita rosada que se asomaba tímida mente, se la toqué y el reccionó dando un salto e inmediatamente se lamió su verguita diminuta yo sonreí y le dejé tranquilo, aunque la idea y las imágenes seguían rondando mi mente. Me recosté boca arriba, seguía frotándome mis pezones puffy y comencé a divagar, hasta que me abandoné al sueño.

Muy temprano me desperté, antes de lo habitual, me levanté y fui hasta la cómoda, para alistar la ropa que me pondría para ir al cole, cuando lo hice sentí a Titán que lloriqueaba en el baño, donde pasó su primera noche para evitar que ensuciará el piso de mi cuarto, al abrir, oh sorpresa!, había orinado por doquier y había defecado en varios sitios, me dispuse a limpiar, inmediatamente me abrigué y lo saqué al patio para que hiciera sus necesidades en un sitio que habíamos dispuesto para ello, comenzaba mi faena de educadora canina, apenas lo puse en el pasto hizo pipi y al momento popó, estaba haciendo mucho frío, por lo tanto nos entramos rápido, miré el reloj y estaba una hora adelantada a mi horario habitual, era lo que debía seguir haciendo si quería preservar a Titán, fue el acuerdo con mis padres. Volvimos a mi estancia y jugueteamos un buen rato, de pronto volvieron a mi imágenes de Yaya y Titán, y de mi perrito y yo… lo volteé de nuevo sobre su espalda y más decidida lo manoseé su verguita y diminutas pelotitas, el intentaba morderme la mano y yo le distraía con la otra sin dejar de masajearle, le vi la puntita rosadita de su estilete, se lo toqué, le apreté la piel que lo cubría para evitar que lo escondiese y seguí frotándolo y salió aún más estaba teniendo su primera erección, sin pensarlo mucho acerqué mi cara hasta ese miembrecito y con la puntita de la lengua le toqué la puntita de su verguita, la sentí durita, y la atrapé con los labios, y lo que quedó dentro de mi boca se lo sobé con movimientos rápidos de mi lengua. No pudimos durar mucho en este trance pues mi madre me llamó para que me duchara.

Fui al cole y a la hora del descanso busqué a Yaya, quería indagar por lo que había hecho, ella estaba con otras compañeras y le hice una seña desde una prudente distancia y ella acudió a mi llamado, ya juntas nos apartamos aún más y buscamos una banca debajo de un sauce, allí le dije que quería que fuera sincera conmigo, que no había nada de qué preocuparse, ella me miró con ojos un poco desconfiados y manifestó algo de turbación, pero asintió con la cabeza. Sin tapujos le pregunté que porqué le había tocado los genitales a Titán, ella abrió los ojos y se sonrojó, luego bajó la mirada y volteó la cabeza para el lado izquierdo tratando de escapar de lo que yo le había preguntado, la tomé suavemente del brazo y le dije tranquila, yo también lo hice, volteó a mirarme admirada y me dijo con voz entrecortada, ¿de verdad? Y yo asentí con la cabeza, ella se relajó y me comenzó a contar que desde hacía meses tenía fantasías con animales, específicamente con perros y ponis, ello la motivaba a masturbarse y lo venía haciendo a diario en las noches en su cuarto, seguimos hablando del tema y acordamos hacerlo las dos en la primera oportunidad que tuviéramos. Ésta no tardó en presentarse, esa misma tarde fuimos a mi casa, estábamos solas pues mis padres y hermano llegarían más tarde, inmediatamente fuimos por Titan que al sentirnos comenzó a lloriquear para que lo sacáramos del patio, fuimos a él inmediatamente brincó sobre nosotras, corría lleno de alegría y vitalidad de un lado a otro y arremetía contra nosotras, era demasiado vigoroso y grande para su edad, lo fuimos sosegando poco a poco y cuando estuvo más tranquilo, lo llevamos a la sala, lo volteamos sobre su espalda y comenzamos la faena amatoria, Yaya sin dudarlo envistió con su delicada mano la verga del perrito, yo lo distraía para que ella lo pudiera tocar, al hacer aparecer la punta de su lancita le dije que se lo chupara, ella me miró admirada y vaciló, entonces sin mediar más palabras le hice una señal para que me dejara a mí, ella accedió y yo capture su verguita asomada, me abalancé sobre ella con mi boquita sedienta de sexo y comencé a succionar viendo cómo mi mascota se incomodaba un poco, le dije a Yaya que lo distrajera, pero ella no daba crédito a lo que estaba viendo y sin apartar su mirada de mí, controlaba al animalito con una de sus manos mientras la otra se escondía bajo su falda plisada, comenzó entonces su acto masturbatorio sin ningún pudor amparada por el descaro mío al estarle haciendo una felación al pobre del Titán, lo estábamos violando entre las dos, él se resistía, pero su penecito siguió creciendo en mi boca y comenzó a secretar un líquido transparente y filamentoso que yo sorbía ávidamente, mientras la mano que no estaba ocupando también se ocultó bajo mi faldita. Así estuvimos un buen rato y la pija de mi cachorrito aumentó de tamaño y el nudo quedó expuesto, Yaya al ver ese manjar me suplicó que la dejara saborearlo, yo renuente, accedí de mala forma, ella ni corta ni perezosa se abalanzó con su boca abierta y lo engulló hasta el tope, lo que la hizo tener arcadas y salivar profusamente, su saliva se mezcló con las secreciones de Titán, mientras yo enloquecía atendiendo con una rica paja mi chochito ardiente, pasaron unos instantes y vi cómo de la boca de Yaya emanaba la leche de mi cachorrito que se quedó quieto jadeando por el esfuerzo que lo obligamos a hacer, ese pene ya rojizo comenzó a expulsar semen con intermitencias, entonces yo se lo rape a mi amiga y comencé a tragar esa cremita que me ofrecía mi lindo, cuando lo secamos, cuando dejó de eyacular lo soltamos y comenzamos a amarnos lésbicamente, era la primera vez con el perro y entre nosotras… se nos abría el mundo del sexo duro tempranamente a los 15 añitos estábamos alistando nuestras virginidades para el suertudo del Titán. Pronto les contaré cómo ha evolucionado nuestra linda relación. Hasta pronto.