Como mujercita
En unos baños de vapor un maduro me hace sentir por primera vez como toda una mujer y me hace rogar para sentir su verga adentro.
Hola a todos, tengo 21 años y vivo en la Ciudad de México, estudio en Ciudad Universitaria y soy bisexual, y quiero relatarles lo que me ocurrió hace apenas un par de meses, cuando regresé a unos baños de vapor que están ubicados en el centro de la Ciudad, cerca de metro Hidalgo. Era un día como cualquier otro, tenía que llegar a la Universidad, pero ya iba muy retrasado, me subí al vagón del metro esperando encontrar un poco de acción que me ayudara a hacer más ameno el viaje hasta la Universidad. En efecto, al poco rato de subir encontré lo que andaba buscando, el tipo que iba junto a mí discretamente empezó a mirar mi bulto, y yo me lo toqué por encima del pantalón para hacerle saber que estaba interesado. No pasó nada extraordinario, me tocó la verga por encima del pantalón y luego aprovechando lo lleno del vagón abrió mi cierre y me la sacó completa y me empezó a masturbar, esto me excito bastante, pero yo sabía que no me iba a alcanzar a satisfacer, solo me iba a poner más caliente. Revisé mi reloj y era ya demasiado tarde como para poder llegar a mi primera clase, así que me bajé en metro Hidalgo, y decidí encaminarme hacia los baños donde ya sé que siempre hay acción. Llegué a los baños y desde que entré ya llevaba la verga parada, la toallita que me dieron para cubrirme apenas si disimulaba mi erección, que por lo demás no me preocupaba esconder, por que todos saben a lo que van. Desde que entré vi que había muchos hombres, el sistema para reconocer qué busca cada uno es simple, si es activo lleva condones, si es pasivo no lleva nada. Me metí a uno de los vapores y un señor ya como de cincuenta y tantos años me empezó a tocar la pierna medio disimuladamente, viendo si yo le daba entrada. Rápido abrí mis piernas para que me pudiera tocar todo lo que quisiera, la verdad a mí no me incomodaba para nada. Mientras él me tocaba la verga yo tocaba con una mano la suya y con la otra la de el que tenía en mi otro lado. Al poco rato los dos eyacularon, tirándome su semen en el estómago y piernas. Salí un rato del vapor por que ya me había acalorado demasiado y me paré en el pasillo a descansar unos momentos, cuando se me acercó un señor también ya maduro (la verdad me excitan mucho los maduros), y me repegó su verga en mi culo, dejándome sentir que la tenía bastante grande. Me dio un besito en el cuello y me dijo: se ve que eres toda una putita, vamos a mi vestidor. A mí siempre me ha excitado mucho que me digan cosas así y no me lo pensé mucho antes de aceptar. En cuanto entramos a su vestidor se quitó la toalla dejándome ver su verga, que debía medir como 18 cms., gruesa, sin circundar. La calentura hizo presa de mí y rápido se la agarré y empecé a masturbarlo como desesperado, pero él, con más experiencia, me detuvo, y me dijo que había que disfrutarlo. Se sentó en el silloncito que hay en el vestidor, me atrajo hacia él por la cintura y me sentó en sus piernas, y luego empezó a besarme, primero despacio en los labios, tiernamente, luego ya metiéndome la lengua en la boca. Posteriormente me empezó a besar el cuello, despacio, tomándose su tiempo, hasta llegar a mis tetillas, las cuales mordió con cuidado, buscando excitarme más. Luego regresó a mi boca y me siguió besando, mientras me acariciaba las nalgas y la verga. Me estuvo fajando, o morreando, como gusten, durante aproximadamente 20 minutos, luego me pidió que le practicara sexo oral, a lo que accedí gustosamente. Me metí a la boca su enorme falo hasta donde pude y le dí lenguetazos por toda su extensión, e incluso en los huevos, pero al poco rato me detuvo. Entonces fue él el que me empezó a practicar sexo oral, pero como un maestro, fue la mejor mamada de mi vida, y luego cuando vio que estaba a punto de venirme detuvo la mamada, y me puso en cuatro patas, yo solo me dejaba hacer y me ponía como él me lo pedía. Cuando me tuvo en cuatro patas me empezó a lamer el ano, pasando su lengua por todo mi chiquito, dándome lenguetazos profundos, y a veces solo leves roces, que me tenían super caliente. Luego me dio besos por todo el culo y me lamió el perineo y los testículos. En este punto yo ya estaba más que caliente de tanto placer, y me sorprendí a mi mismo rogándole que me penetrara ya, necesitaba sentirlo dentro de mí. La verdad es el hombre que mejor me ha cogido en mi vida, me puso a mil antes de metérmela, se tomó su tiempo e incluso logró que le rogara que me diera su verga. No se hizo del rogar, se puso un condón y me puso lubricante en el ano, y de un golpe me la metió hasta el fondo, así en cuatro patas como me tenía. Luego de un rato de saca y mete me pidió que me acostara en el sillón y le pusiera las piernas en los hombros. Esto me puso todavía más caliente, por que me estaba cogiendo como una putita, y él me lo decía además: venga puta, meneate, siéntelo todo adentro. ¿te gusta puta?, ¿verdad que eres mi puta?, me encanta tu culo...y cosas así. Luego cambió de postura una vez más y ahora él se acostó y me hizo que me diera sentones sobre su verga. Me encantó. Al final me regresó a la posición de perrito y me volvió a coger así. Cuando se sintió venir me sacó la verga del culo y me hizo que me diera la vuelta, para echarme todos sus mocos en la cara. Luego de que se vino le limpié su verga que tanto placer me dió con mucho amor con mi lengua. Y sin tocarme me hizo venirme. No lo podía creer, el hombre era un genio. Luego agarró su toalla, se inclinó y me dió un beso profundo y caliente metiéndome la lengua hasta el fondo. Agarré mis cosas y salí. Fui a la Universidad y todo el día estuve pensando en él. Me he masturbado más de 20 veces pensando en la cogida que me puso ese hombre. Espero sus comentarios, y si hay gente de Ciudad Universitaria que lea este relato y quiere que hagamos algo similar, yo estudio en la tarde. Me encantan los trasvestis. Les dejo mi mail, espero que les guste el relato. iloveshemales@todito.com Besitos a todos en sus partes.