Como mi prima, pervirtió mi inocencia.

Los caminos para conocer el sexo son infinitos, experimentarlos es fabuloso.

Como mi prima, pervirtió mi inocencia.

Iniciare mi relato, presentándome, soy Sofía pero me dicen Sofí, todo comenzó, en un viaje que realice con una prima  a la casa de campo de sus padres, ya hace bastante tiempo, ya era una adolescente, delgada, pero con forma, con pechos medianos, y unos glúteos llamativos, tez muy blanca, pelo castaño, altura media

Carecía de bastante conocimiento sobre el sexo al respecto, a pesar de ser bastante curiosa, digamos que apenas sabía sobre la básico, tuve un par de noviecitos, que solo llegaron a tocar mis pechos, además era tabú para mis padres, quienes jamás me explicaron sobre el sexo, por consiguiente mi incursión en el tema, fue de una manera muy poco escrupulosa y nada habitual, al que no me arrepiento y que lo recuerdo con mucha excitación.

Como empezó todo?, trataré de explicarlo. Siempre tuve devoción por mi prima y más en aquellos tiempos, Silvia mayor tres años, morocha y bonita, que como vivía a trescientos kilómetros de mi ciudad, nuestro contacto era dos o tres veces al año.

Recuerdo que habían finalizado las clases y como premio por buena alumna, fuimos a visitar a mi prima, que vivía con sus padres en otra ciudad, a tres horas de la nuestra. En el transcurso de la visita, nos habían propuesto de si queríamos quedarnos,  solas unos días, en la casa quinta que tenían. Nos miramos con Silvia y rápidamente aceptamos enseguida, verdaderamente era como  una aventura para mi, solas haciendo lo que nos plazca, sería más que divertido.

Al otro día partimos hacia el lugar, mis padres ya habían regresado a casa. Después de la hora de viaje, llegamos al lugar, una bonita casa con piscina, árboles, implantada en un lote de más de una manzana, rodeada de un alto y abundante cerco que le daba mucha protección e intimidad.

Mis tíos se quedaron esa noche para regresar al día siguiente, durante ese día estuvimos entretenidas en la pileta, hasta que cerca de la tardecita, llegó un chico con un par de perros de aspecto algo intimidantes, cuando mi prima grita:

“Que bueno, es el Burrito que nos trae los perros, y comida que hace su madre”

Apenas los animales le comenzaron a saltar con una gran alegría, agachándose para abrazarlos, mientras les pasaban sus lenguas por su cara, cuando me dice:.

“Te los presento, León y Bruto, ellos no solo nos protegerán, sino que nos harán pasar una linda jornada”

Se acercó ante este chico, mientras le daba la comida, diciéndole algo al oído, mientras me pareció ver que tocaba su bulto.

Algo ingenua, le pregunto:

“Porque lo llaman así?”

“No sé, es su apodo, el nombre es Jacinto” mientras se sonreía socarronamente. en el momento que se acercó uno de los perros, que me dio algo de temor, oliéndome, como para reconocerme  o no sé que, acariciando su cabeza para demostrarle mi amistad.

Comimos, y después regresamos a la piscina, mientras los perros correteaban en el parque, realmente una paz total, el calor que era algo, pero verdaderamente estábamos disfrutando  ampliamente del lugar.

En determinado momento Silvia se quitó el sostén, dejándome ver sus ricas tetas, invitándome a hacer lo mismo, algo recatada, preferí, no imitarla, aunque después de su insistencia opté por complacerla. En determinado momento uno de los perros se acercó, tratando de oler entre sus piernas, hasta que le dio unas lamidas,  y posteriormente a su teta, que estaba untada con crema para el sol, acariciando su cabeza por esa demostración de cariño..

Algo que me sorprendió, y no sé, si me produzco un poco de rechazo, pero a su vez sentí como una alteración hormonal, pero aproveché para decirle que le había dicho al Burrito:

“Si le gustaba mi prima, ”

“Y que te dijo? Le pregunté, ansiosa.

“Que sí, que eras linda ” Me alegré por su respuesta.,

Pero le tocaste, el sexo!!!!!

“No has perdido detalle, si a veces se lo hago”

“Y que dice, cuando lo haces, has llegado a vérselo?”, ya muy entusiasmada por el desarrollo de la conversación.

“Pues una vez”

“Y como fué?”

“Le dije que si se bajaba los pantalones le daba un beso”

“Y lo hizo” ? le digo cada vez mas arrebatada.

“Si ahí me enteré por que se llamaba Burrito” riéndose, y yo mas alterada, quería saber más, seguí investigando, preguntado de nuevo:

:”Era grande?”

“Mira si quieres cuando venga le decimos que te la muestre, te parece?

“No sé, me da algo de vergüenza” sintiendo como iba alterándome.

“Eres virgen?” algo avergonzada le digo que si, contestándome:

Puedes vérsela, tocarla, mamarla  y después de quedar  bien calentita,     que te haga el favor de metértela.

“Éstas loca prima, como voy a hacer todo eso ” ya bastante inquieta por lo que me decía.

“Como quieras, está en vos” Terminándose ahí el tema, aunque quedó en mi mente  rondando.

Esa noche después de cenar, pusimos música y nos pusimos a bailar, no sé que me sucedía,  pero estaba bastante alterada, por lo que me había dicho mi prima, imaginando al Burrito, no sé específicamente, mi prima me tocaba, acercándose, hasta besarme levemente, sentía en el ambiente una especial sensualidad, la que me iba atrapando, dejándome llevar, sin saber realmente, que hacer.

Tomamos algo de vino, que me impulsaba a algo más, Silvia volvió a besarme, que a pesar de no haber tenido relaciones lésbicas, lo iba admitiendo, nos descalzamos, bailando con mayor sensualidad.

De pronto se tiró en el sillón abriendo sus piernas, mientras continuaba danzando ante ella, cuando uno de los perros se la acercó, acariciándole la cabeza, mientras el perro introducía su trompa entre su falda, algo que si bien lo rechacé, me perturbó, cuando lo vi lamiendo su entrepierna, seguí mi baile observando esa escena, donde los gemidos de mi prima se acrecentaban.

De pronto pareció que se arrepentía de lo que se estaba disfrutando, levantándose para sacar los perros afuera, mientras me dice:

“Vamos a la cama, amor” dándome un beso algo más intenso, que no rechacé sino que la abracé, cuando me dirigí a mi habitación, me dice:

“Vamos al dormitorio de mis padres la cama es más grande”

Sin pensar demasiado, obedecí su decisión, a pesar de palpitar que algo sucedería, me puse el camisón, cuando salió Silvia del baño, solo con sus bragas, diciendo:

“Estoy caliente prima, se te ocurre que podemos hacer” le contesto:

“Llamamos al Burrito, te parece? Riéndome, y sin saber que hacer realmente.

“Es  algo tarde, necesitariamos algo más inmediato, no crees”

Apenas se acostó, comenzó a tocarme, no le di demasiado calce, más bien traté de evitarlo, no sé si por vergüenza,  porque nunca lo había hecho, pero dada mi actuación, no insistió demasiado, aunque parecía algo molesta por mi reacción.

A la mañana siguiente, desayunamos, sin ningún reproche por su lado, pero a pesar de no haber sucedido nada con mi prima, cada tanto me efectuaba algún beso o caricias, que no dejaban de agradarme.

Después de merendar fuimos a la piscina, a pesar de estar el agua fría, nos metimos igual, que después de varios minutos, salí tiritando, aprovechando Silvia en quitarme el sostén y secarme con el toallón.

A pesar de negarme, me quitó la tanga, diciéndome:

“Así desnudita, entraras más rápido en calor” mientras me besaba la frente,  envolviendome con el toallón, agradándome esa muestra de cariño, sentándose al borde de mi reposera, mientras terminaba de secarme, para después tomar mi pie para acariciarlo, produciendo una sensación muy placentera y agradable.

Continuo, hasta que comenzó a mordisquear mis dedos hasta sentir su lengua introducirlo entre mis dedos, chupando mi dedo grande, algo que nunca había experimentado, pasando de un pie al otro, hasta lograr ponerme en un estado muy estimulante. Me fui entregando a ese libre albedrio, mientras fue apoderándose del resto de mi extremidad, pantorrilla, rodilla, y por ultimo mi entrepierna, palpando mi sexo,  siguió por mi pelvis, abdomen, hasta llegar a mi pecho, succionado mis pezones, algo que fue el sumun de esa loca incursión.

Prosiguió con mayor abocamiento, hasta meter la mano entre mis piernas, tocando suavemente mi conmovido sexo, no hice nada para detenerla, solo dejé que prosiguiese, percibiendo como su boca besaba de nuevo, mi ingle, pasando de una a otra, bordeando mi abertura a través de mis gruesos labios.

Mientras algo ruborizada ante el acecho que me sometía mi prima, separando mas mis piernas, dejando mi sexo a su entera disposición, hasta sentir su lengua, bordear mis labios inferiores, mordisqueando su grosor, hasta tocar mi clítoris, donde me aferré fuertemente de los bordes de la reposera, arqueando mi cuerpo y contrayendo mis dedos inferiores, cuando su lengua se introducía en mi cavidad, exclamando y gimiendo, de una forma más que perturbadora

Donde mi clamor parecía enardecerla, precipitándose sobre mi cuerpo con mayor intensidad, curvándome aun mas,  ante ese intenso acoso imprevisto, hasta que me giró para lamer mi orificio anal, separando mis glúteos, aceptando cualquier advenimiento que podría surgir. Sin haberlo previsto, uno de los perros se acercó  sintiendo su lengua sumarse a ese acometimiento, pero era tal mi estado, que no le di mayor importancia, a ese adicional perruno.

En el momento que venía, sentí al animal lamiendo mi orificio, algo que no atiné a excluir, estaba totalmente entregada e ese continuo y excesivo  acometimiento, mientras el animal perecía mas que inquieto por mi alteración.

Jamás había concebido un orgasmo de esa naturaleza, desparramando mi exhausto cuerpo en la reposera, cuando reaccioné percibiendo que algo rojo surgió del bulto del animal, que Silvia lo detuve, haciéndolo bajar.

Mientras besaba mi cuello, me dice:

“Quédate tranquila, amor te aplicaré, te colocaré protección solar” , asintiendo con la cabeza, mientras sentía su mano pasar por la espalda y glúteos, me dormité.

No sé qué tiempo habrá transcurrido, pero que quedé boca abajo, mientras me despertaba, libre de ropas disfrutando ese sol, que calentaba mi piel, Silvia a mi lado dormía, los perros descansando a la sombra, retornando a mi cabeza lo sucedido, cuando oímos golpear, Silvia se levantó, poniéndose una salida de baño corta, notándose parte de su culo, mientras me dice:

“Es el Burrito,  que nos trae la comida, te gustaría  vérsela?”

“Bueno, dale” riéndome, mientras suponía que no lo haría, a la vez que me tapa el culo con una toalla, cundo después de varios minutos, aparece frente a mí, con una prominente verga, que saca a través de su bragueta, mirando embelesada tan erótico espectáculo. Cuando mi prima quita la toalla que me cubría, quedando desnuda ante él, levantándome de golpe, intentando taparme con las manos, mientras le gritaba a Silvia una serie de improperios. Quien se reía por su ocurrencia, mientras me decía:

“De alguna manera tenía que convencerlo, no crees” Mientras me mantuve cubierta como pude, observé más detenidamente su aparato que realmente era impactante. Rápidamente se fue, yéndonos a almorzar,  no hablamos sobre lo ocurrido, aunque cada vez que recordaba ese momento, no podía contener mis revolucionadas  hormonas.

Después de comer, retornamos al jardín, me quité el sostén, me metí en el agua, estuvimos retozando, nos besamos, mi prima, comenzó a alterarme con sus toques. Hasta que salimos del agua, mientras nos mirábamos a los ojos, me quité la tanga, como en una demostración, de desafío o provocación, cuando me dice:

Éstas caliente, primita, que quieres hacer” mirándome sonriente, le contesto:

“Lo que te parezca” sin aclararlo demasiado:

“Esta bien, vamos a la sombra, te hare gozar, como nunca” Mientras tomaba un par de mantas, y un frasco.

Me besó, mientras me acostaba sobre una manta, jugueteando con mis tetas, tocando mi sexo, algo que ya me ponía muy mimosa y caliente. Me agradaba lo que me hacía, había ido perdiendo esa contención, Me empezó a mirar mis pequeños pechos, para luego acariciarlos, mientras me decía:

- Me encantan tus pechitos, y fundamentalmente la aureola rosada que      circunda tus pezones.

Sus palabras no solo me perturbaron sino que  me estimulaban, cuando acercando su rostro, lamio mi pezón, para darle un par de fuertes chupones.

Sorprendida ante esa reacción de alguna manera provocada, me quedé estática, aprovechando mí estado para emprender una serie de succiones, mientras empezó a buscar mi vulva.  Cerré los ojos, disfrutando de sus sensuales caricias, dejándome llevar, humedeció sus dedos con mis jugos, llevándolos a mi boca para que los probara, a los que chupe con fervor. En pocos minutos me había llevado a un éxtasis, difícil de explicar, no tardando en emitir todo tipo de gemidos y exclamaciones.

Estaba por tener un orgasmo, cuando detuvo su accionar para llamar a sus perros, quienes obedecieron inmediatamente, me sorprendí y a la vez me atemoricé con su presencia.

Ambos me observaban, de una forma algo peculiar, como esperando la orden de su dueña, cuando me dice:

“Quieres que te hagan gozar, más que hoy a la mañana?, si bien tenía mi recato, sus presencias no me atraían demasiado, pero supuse que no me harían daño, a pesar de parecer algo alterados.

No te preocupes primita, no te harán daño, solo pretendo hacerme disfrutar con ellos, comentando:

-“ Y una vez que te conozcan bien, te adoraran” .

El poder de convicción de mi prima, hizo que me fuese entregando a sus ocurrencias, mientras destapaba un frasco, untándome con una jalea rojiza,  distribuyéndola, en mis pezones, mi abdomen y fundamentalmente en mi sexo casi impúber, mientras los perros observaban impacientes, esperando la orden de su ama.

A pesar de sentirme algo ridícula, acostado en la manta y abierto de piernas por indicaciones de mi prima, comenzó a atraerme esa situación, no solo morbosa, sino de hasta sometimiento, en el momento que Silvia les da la orden, que prestos a ese mandato, se abalanzaron hacia mi cuerpo, percibiendo sus cálidas y ásperas lenguas, lamer mi indefenso cuerpo.

El temor no me abandonaba pero el goce me empezó a llegar, las lenguas de estas bestias se movían en forma frenética, que no tardaron en convulsionar mi expuesto cuerpo, mis pezones parecía que estallarían, y mi vagina se humedecía cada vez más por el flujo que comencé a emanar y la saliva de los perros.

Silvia abrió más mis piernas y separo los labios de mi vagina para descubrirla mejor, sin dejar de provisionar esas partes de la jalea, para sentir como esa lengua se desplazaba sin detenerse, desde mi ano hasta mi sensible clítoris.

Una y otra vez  fui untada, parecía que me engullían, era algo delirante y no dejaba de deleitarme, ante esta desconocida  nueva experiencia, a pesar del miedo, que no me abandonaba y la cantidad de adrenalina que engendraba.

Silvia me besaba, metiendo mi lengua en su boca, me enloquecía, mi cuerpo era una vorágine volcánica, al punto que un líquido cálido, regó mis piernas, el temor y el goce hicieron que llegase a orinarme. Eso enardeció a los perros, que aceleraron sus lamidas. Traté de relajarme y disfrutar, poco a poco mi cuerpo se estremecía  cada vez más intensamente, llegando una serie de convulsiones, que concluyeron en un prolongado e intenso orgasmo.

En un instante vi como a uno de los animales, le comenzaba a surgir algo rojo de su funda, era evidente que también empezaban a excitarse, mientras mi prima miraba embelesada el accionar de sus mascota, gozaba viendo como sus lenguas me lamían, se desnudo ante mí sin quitar sus ojos del espectáculo, y empezó a besarme más intensamente, mordisqueando mis labios, respondiendo, al contacto de sus ardientes labios, percibiendo que mi temor se había disipado,

Me hizo girar colocándome en cuclillas, con la culo elevado, untando mi traste, fundamentalmente en mi ano, abriéndose de piernas, colocando su sexo en mi boca, era tal la excitación que tenia, que se lo empecé a chupar, era algo sabroso, sentir su jugo en mi boca.

Seguí hasta llegar a percibir como se venía Silvia,  y notar un líquido blanco  y denso, nuevos orgasmos comenzaron a acecharme, convulsionando mi cuerpo, al sentir de una manera más que intensa, la lengua de los animales, en mis lugares más íntimos y codiciados.

Cuando de pronto uno de ellos me montó, con una intención no prevista, que realmente me asustó, intentando pararme, que a un grito de mi prima, se alejaron, seguí, con mis novatas lamidas en la vagina de mi prima, hasta que nos vinimos ambas simultáneamente..

Cuando finalizó ese encuentro, mi conchita palpitaba, mientras mis labios inferiores estaban completamente inflamados por semejante acoso, Silvia me abrazo conteniendo mi conmoción, cobijándome entre sus brazos, a pesar de haberlo gozado me sentía culpable por haber hecho algo indebido y escabroso. Aunque sabía que comenzaba a llevarme a un campo desconocido para mí, que era difícil, no sucumbir.

La pauta fue que esa noche estaba bastante alzadita, recordando lo sucedido horas anteriores, mientras mirábamos televisión, me acurruqué sobre Silvia, que le llamó la atención, mi aptitud, acariciando mi cabeza, me dice:

Que pasa, primita esta mimosa?

“No sé, me encanta estar así”

“Eres rápida en excitarte, te gustó lo de hoy” Sin contestarle me apretó mas a ella, como constatando lo que me preguntaba.

“Quieres que invitemos al Burrito, o prefieres algo con nuestros amiguitos, pídeme lo que quieras y organizamos algo, ahora, mañana, cuando desees”

Sin saber que responder, le digo:

“Sorpréndeme”

“Bien recuéstame contra mi” mientras me abrazaba con sus brazos, susurrándome cosas lamiendo y mordisqueando mi lóbulo, levantando mi remera, para quitar mi sostén, en un lento y continuo ritmo, que con sutil maestría me iba arrastrando a otro desconocido momento de lujuria.

No se detenía en esa búsqueda de mi cuerpo, besando mi cuello, jugueteando con mis pezones, sin dejar de ir poniéndome cada vez más cachonda, bajando mi short, para acostarme boca abajo, sobre su falda, desplazando mis bragas, dándome uno chirlos en mis glúteos, para luego acariciarlos reiterando esas palmadas.

Ese constante acometimiento, no tardó en alterarme, elevando mi culo, hasta que su dedo empezó a insertarlo, en mi recto, una y otra vez, que ese continuo contacto,  me iba transportando más y mas a un estado de embeleso, gimiendo levemente ante ese acercamiento tan intimo, cuando de repente llama a uno de los animales.

Que inmediatamente estaba ahí, mientras separa mis glúteos  ofreciéndole mi abertura, al animal que rápidamente, comienza a introducir su lengua en mi hueco, para aumentar mi exaltación, paralelamente los dedos de mi prima, oprimen mis pezones, para después efectuar un cambio de posición y poder succionar mis tetas. Donde mi arrebato es tal, que al aumentarse la evacuación de mis flujos, parecía incita más al animal, acelerando sus lengüetazos.

Mi prima me hizo colocar boca abajo sobre sus rodillas, separando mis glúteos mientras León, aceleraba sus lamidas, abarcando mis aberturas privadas, mi alteración era cada mayor minuto a minuto, dispuesta a cualquier objetivo.

Posteriormente hizo acostar al perro, amasando su bulto, en un surgimiento inesperado para mis ojos, hasta ver su tamaño, con esas venitas rojas que envolvían, esa atractiva verga.

Apenas, logró su tamaño, el animal acostado, efectuando una serie de jadeos, disfrutaba de las caricias de mi prima, que ante mi asombro comenzó a lamer su aparato, donde una espacie de aversión sumada a la excitación que me originó, instintivamente mis dedos tocaron mi sexo.

Al desnudarse Silvia, se acostó al lado del animal, que permanecía acostado, fusionando su cuerpo al del perro, hasta que nuevamente se acercó, a su verga, para lamerla, introduciéndola en su boca, como adorando ese símbolo sexual.

Si bien nunca había hecho, ni visto algo así, ver cómo, durante un buen rato mamaba el falo del animal, hasta que unos chorritos fueron expulsados, de su erguido aparato reproductor, permanecí en el sillón, desnuda, masturbándome, observando anonadada ese espectáculo, morboso pero con una poderosa carga de erotismo.