Como mi novio se convirtió en mi chulo

Esta es la historia de como mi novio de 52 año me convirtió en una puta de 22 años dispuesta a hacer todo tipo de vejaciones y practicas sexuales. Lo más hardcore y extremo que jamás pudiera yo imaginar.

Mi nombre es David, ahora tengo 25 años, pero voy a narrar la historia que viví entre los 22 y los 24.

Por aquel entonces era inocente. Siempre he sido gay y pasivo, teniendo predilección por los maduros, y eso fue lo que me condujo a conocer a Pedro, un señor de 52 años, mecánico de profesión.

Mientras que yo tenía 22 añitos, estaba delgadito (54kg de peso y 1,72 de altura), rubito, depiladito, algo afeminado... él era todo lo contrario, un macho de 52 años, calvo, con barriga... alto si que era, medía más o menos como yo, pero mientras yo pesaba 50kg él pesaba 115kg. Una barriga voluminosa, vello por todo el cuerpo, un pene de tamaño mediano (15cm empalmado)...

Nos conocimos en un chat, el vivía en el mismo pueblo que yo y me atraía mucho ser follado por un tio como él, así que empezamos a quedar.

Él era mecánico de profesión, yo en ese momento estaba parado (había trabajando antes en la hostelería, concretamente de camarero), quedábamos en su casa porque yo vivía en un piso compartido y el vivía sólo.

A mí me caía muy bien, era simpático, discreto y echábamos buenos polvos. Como he comentado antes, yo soy pasivo, a mi me encanta que me hagan sentir una hembra en la cama, y el era un macho al que le encantaba encululizar hasta la saciedad y follar la boca como si fuera un coño, así que nos complementábamos bien.

Un día tras un mes viéndonos y quedando seguidamente, salió el teme mientras hablábamos después de follar de que yo no estaba agusto donde vivía, que mis compañeros de piso no limpiaban y siempre me tocaba limpiar a mi... él me propuso mudarme a vivir con él, vivir como si fuéramos novios, yo le respondí que no sabía que hacer, y él trataba de convencerme: -Para limpiar allí tu solo y tener que pagar un alquiler para una habitación, vente aquí, si te ocupas de la casa no tendrás que pagarme nada, etc, etc.

Accedí y al cabo de dos días ya estaba trasladado en su casa.

La idea era simple, yo me ocupaba de la casa y él de los gastos, de tal modo que eso hacía yo, y lo cierto es que no tenía ningún problema.

Al principio todo fue estupendo, cuando sonaba el despertados para que el se fuera a trabajar, yo me metía debajo de las sabanas y se la chupaba hasta que se corría en mi boca, luego él se iba a trabajar y yo hacías unas cuantas tareas de la casa. Cuando volvía a la hora de comer yo le tenía preparada la comida, comíamos y luego íbamos a "echar una siesta" en la cual siempre acaba con su polla en la boca. Se volvía a marchar a trabajar, y cuando volvía por la tarde-noche, hablábamos un rato, cenábamos y veíamos la tele hasta que nos íbamos a la habitación donde ya estaba el lubricante listo en mi mesita para que me follara. Una vez follado dormíamos juntos en la cama de matrimonio hasta el día siguiente.

Los fines de semana eran brutales, para la edad que tenía y su complexión física me follaba varias veces al día enculandome en varias posturas.

Una vez hablando, decidimos que él me compraría ropa de mujer para que yo usara en casa, y la idea me dio mucho morbo, así que una tarde fuimos de compras a un par de tiendas de la ciudad y me compró tacones aguja, manoletinas negras y rosas, tangas de varios colores, medias color carne, negras y de rejilla, falditas de tubo, un par de vestidos, tops y camisas de las que dejan la cintura al descubierto... se gastó un dineral!

Yo por las mañanas me vestía con la ropita sexy, me depilaba todo el cuerpo cada 2 o 3 días para estás siempre depiladito, me pintaba a diario los ojos y los labios y trataba de estar sexy para cuando Pedro llegara de trabajar.

Follábamos a toda hora y me enculaba en todos los sitios de la casa. Muchas veces jugábamos a la play4 y mientras él jugaba yo le chupaba la polla hasta que una de dos, o se corría y me lo tragaba o me hacia ponerme de espaldas para follarme por el culete.

Un día tuvo la idea de prostituirme, me decía que lo podría pasar bien de vez en cuando con algún hombre y que así ganaría algo de dinero para la casa... yo al principio pensé que no sería tan mala idea, podría follar con otros hombres y colaboraría algo en casa, que al fín y al cabo llevaba casi 4 meses viviendo con Pedro sin poner ni un duro, y las labores de la casa no me llevaban todo el día, tenía tiempo de sobra para jugar a la ps4,  conectarme al pc... mientras él estaba en el trabajo, así que acepté.

Pedro habilitó una habitación de invitados para el picadero con los clientes. Me hizo una cuantas fotos vestido de mujer, con tanga, mostrando el ojete... tapamos la cara a las fotos y creamos con ellas un anuncio en una web de contactos. Pedro redactó el anuncio delante de mí poniendo "Chico de 22 año muy puta, por una compensación goza de mi culo y mi boca, etc. Puso su teléfono como forma de contacto del anuncio y nos fuimos a dormir porque ya era tarde.

Al día siguiente Pedro vino de trabajar por la mañana y me dijo que por la tarde vendría ya un cliente, que vendría a las 7 que así él estaba ya en casa. Le pregunté cómo era y me dijo que no sabía, que sólo habían hablado por teléfono.

Pedro vino de trabajar a las 6 y 20 de la tarde, me dijo que me pusiera un tanga y que cuando faltara poco para las 7 de la tarde me fuera a la habitación que teníamos preparada para esperar el cliente.

Eso fue lo que hice, a las 7 menos cuarto me fui a la habitación vestido únicamente con un ganga rojo y esperé. Recuerdo que la espera fue larga, en parte porque el cliente no entró en la habitación hasta las 7 y cuarto, y en parte porque los nervios que tenía me hacían mirar el reloj de mesita una y otra vez.

Cuando entró yo estaba tumbado en la cama en una posición sexy. Él era una hombre mayor, de unos 45 años. Vestía bien, llevaba camisa, pantalón de traje, zapatos, un reloj caro en la muñeca...

Me saludó al entrar y comenzó a desnudarse sin tardar un sólo segundo. Una vez desnudo se tumbó en la cama conmigo y comenzó a manosearme el culo y morrearme la boca. Este cliente no fue nada especial, le hice una mamada, me dio por culo a cuatro patas, se corrió en mi boca y terminó, pero jamás lo olvidaré, fue el  primero, y los nervios que tenía me duraron todo el tiempo que estuvo conmigo, sintiendo sus manos sobre mi cuerpo, su pene en mi boca y detrás de mí entrando con fuerza... un completo desconocido del cual no sabía ni su nombre.

Cuando terminó yo me fui a la ducha y el se fue hacia el comedor donde estaba Pedro. Mientras me duchaba escuche cerrarse la puerta y al poco tiempo vino Pedro al cuarto de baño. -Lo has hecho muy bien, aquí te dejo tu parte. Dejó 20€ sobre el mueble del baño y se marchó de nuevo al comedor.

A los dos días vino otro, esta vez uno joven, la siguiente fue otro maduro de nuevo, y otros muchos siguieron.

Cada vez venían más y más, hasta que se hicieron ya por costumbre 2 clientes diarios. Uno venía al medio día y otro por la tarde, las horas que estaba Pedro en casa. Todos los días entre los dos clientes que venían y el polvo o polvos que echaba con Pedro, era follado de 3 a 4 veces diariamente. Mi vida se convirtió en sexo, sexo, sexo y complacer a todo tipo de hombre.

Un día vino Raul. Desde el  primer momento no me gustó, se le veía muy rudo, fuerte, basto y con una expresión que no me gustaba nada. Caca vez que venía Raul lo pasaba muy mal. Era de los que gusta embestir con fuerza. Me follaba el culo a cuatro patas y me embestía una y otra vez tan fuerte que acabamos reclinados hacia delante con el resultado de yo tumbado boca abajo con el detrás de mí, aplastándome con su peso y embistiendo una y otra vez. Mientras me embestía, solía cogerme del pelo o meterme consoladores en la boca, y cuando estaba a punto me metía la polla en la boca hasta el fondo y se corría lo más adentro posible.

Un día vinieron tres hombres de unos 50 años. Solían repetir y venían unas dos veces al mes. Pedro me pagaba lo mismo por cada cliente, fuera uno o tres de golpe, cobraba 20€ y el resto que no sé ni cuanto pedía, era para la casa. Yo odiaba cuando venían dos o más, pues con estos tres por ejemplo para llevarme sólo 20 miserables euros, estaba cerca de una hora y media recibiendo pollazos y pollazos en la boca y en el culo al mismo tiempo de tres viejos verdes.

Así estuvimos un par de años, hasta que... yo le dije a Pedro que iba a buscar un trabajo de camarero o de lo que fuese, que estaba cansado de esto, atender a cliente todos los días, la mayoría sin condón... aunque Pedro me asegurara que eran de confianza, a mi no me hacía gracia la idea, me tocaba tragar lefadas todos los días...

Pedro trato de convencerme de que no lo hiciera, de que 40€ diarios está muy bien, que los gano encima haciendo algo que me gusta... cuando tras insistir e insistir vio que no me convencía, me dijo que me fuera de casa. Yo sorprendido a la vez que indignado, me marche a dormir a la habitación donde tenía a los clientes, y al día siguiente alquilé una habitación con lo que tenía ahorrado de los clientes.

Me llevé mis pocas cosas esa misma tarde mientras Pedro trabajaba, pero haciendo el último viaje para recoger lo último, me encontré a Pedro en casa.

Se puso como un energumeno al ver que me había llevado mis cosas. -Como osas abandonarme? Eres una puta y una zorra!, etc. me decía esas cosas y muchas más.

De pronto, se abalanzó sobre mí, me agarro del pelo y forcejeó conmigo. Yo con mis 50kg de peso frente a sus 115kg poco pude hacer. Me llevo arrastras y a bofetones al cuarto donde atendía a los clientes, me desnudó medio arrancándome la ropa y me tapó la boca con la camiseta mediándola dentro de mi boca para dejara de gritar.

Cuando me tubo inmovilizado y amordazado, sacó las esposas del cajón de la mesita (las usaba para algunos clientes) y me esposó los brazos a la espalda y también los tobillos.

Yo estaba asustado, desnudo, atado... él me dijo: -Si te vas a ir, vas a ser conmigo la más puta antes de irte.

Me puso a cuatro patas, se sacó la polla y comenzó a metérmela una y otra vez de forma muy fuerte y brusca mientras me estiraba del pelo y me decía que era una puta, que me iba a acordar de este día, que a él no le deja nadie.

Me estuvo dando y dando mientras me estiraba del pelo y me abofeteaba una y otra vez. Yo sentía so polla en el culo entrar y salir, su tripa golpeando mi espalda y empujándome sin parar... Cuando terminó, me tiró al suelo,  me dio un par de patadas, se corrió en mi cara, se puso de pie y me meó.

Al acabar me quitó las esposas mientras me decía que más me valía no contarle eso a nadie.

Me vestí corriendo aun  con el semen en la cara y su orina por la cara y todo el cuerpo...

No volví a ver a Pedro, y espero no volver a verlo...

Ahora como sigo sin encontrar trabajo, sigo siendo puta, pero al menos ahora soy yo quien decide, quien administra y no me llevo una pequeña parte, me lo llevo todo.