Como me trata mi sobrino
Con ganas de sexo, todo se vale, y mi sobrino me lo hace entender
Hace algunos días fui a visitar a mi prima Roxana, ella y yo éramos muy unidas, ahora cada una casada, nos hemos tenido que dejar de ver tan seguido, pero aún así tratamos de vez en cuando, reunirnos y ponernos al día de lo que va pasando en nuestras vidas.
Al hacia su casa lo hacía de un desayuno que hubo con algunas amigas, siempre buscamos algún lugar donde los meseros sean jóvenes y guapos. Del lugar que escogieron aquella mañana salí muy decepcionada ya que ninguno me pareció guapo y no todos eran jóvenes.
Yo iba con un vestido rojo, completamente pegado a mi cuerpo, me llegaba como 10 centímetro arriba de las rodillas, llevaba una pequeña tanga del mismo color, sin brassiere y botines de tacón de aguja negro, me planche el cabello, realmente me veía bien.
En el lugar los pocos hombre que había me miraban maravillados, realmente parecía que iba pidiendo un buen macho que me diera una dura cogida. Pero para la mala suerte de ellos, ninguno me gusto. Ni modo iba tener que aguantar mi calentura hasta que llegara mi esposo.
Por eso me fui a casa de mi prima, para olvidar las ganas que traía de verga. Mientras manejaba mis piernas se abrían, buscando que algo entrara en mi coño.
Llegué a casa de mi prima, toque pero nadie salía, pero vi que alguien se asomaba por una ventana de forma muy discreta. Volví a tocar, ante mi insistencia se abrió la puerta, el que abrió fue mi sobrino Rafael, hijo de Roxana. Me dijo que estaba solo, que su mamá había salido con unas amigas, por lo agitado que estaba me imagine que se estaba masturbando ya que él no es muy deportista.
Lo salude y me invito a pasar, no sabía si había acabado o lo deje a la mitad, pero lo note acelerado un poco molesto, supuse que no acabo.
Caminamos por un pasillo para llegar a la sala, sentía como sus ojos se clavaban en mis nalgas, me encanta sentirme deseada, mi sobrino estaba caliente y yo con ganas de verga. Decidí ver qué pasaba a lo mejor a él solo lo calentaba pero no se animaría a más.
Nos sentamos en la sala, cruce varias veces mis piernas, mientras platicábamos para que el pudiera verme la tanga, veía como cada vez abría más los ojos tratando de verme todo lo que pudiera. Platicábamos de todo, y el no dejaba de tratar de mirarme la tanga, yo ya no aguantaba lo caliente que estaba, me urgía meterme una verga en el coño.
Mi sobrino cada vez inclinaba más su cuerpo hacía el frente, en algún momento abrí completamente las piernas y le dije
-Mi tanga es roja
-Perdóname tía pero eres irresistible
Me pare y me levante el vestido para que el la pudiera ver bien.
-La quieres ver por atrás
-Sí por favooooor
Me voltee y pudo ver mis nalgas separadas por un fino pedacito de tela roja, de repente sentí como Rafael saltó y cayó encima de mis nalgas, me las empezó a besar, me hizo perder el equilibrio cuando me iba a caer me tomó por la cintura, y siguió besándome el culo, después pasó su lengua por mis nalgas, las estaba ensalivando todas, acariciaba mis piernas y mi culo, yo gemía
-Aaaaaaa síííííííííí
Me doblo poniendo mis manos sobre el respaldo del sillón, y haciendo que sacar lo más que pudiera mis nalgas, me empezó a nalguear, cada vez me pegaba más fuerte, mi culo empezó arder, me gritó
-Puta, te lo deje bien rojo
Me empezó a chupar la raya de las nalgas, pasaba su lengua alrededor de esta, yo pedía más
-Así dame más, que rico chupas
El seguía chupando, me abrió las nalgas y su lengua se metió un poquito en mi ano, esto era tan rico, con tanto morbo, mi sobrino metiendo su lengua en mi ano
-Así, que rico cabrón, como me calientas
Cambio su lengua por 2 dedos, mi ano aún no está bien abierto por lo cual me dolió mucho
-Aaaaaaaahhhhhhhhh me dolió
-Cállate puta, esto es lo que venías buscando
Él metía y sacaba sus 2 dedos de mi culo a gran velocidad, después me metió otro dedo, no fue tan doloroso como los primeros 2 pero si sentí molestia
-Toma puta, para esto sirves para dar las nalgas
Me excitaba demasiado como me trataba Rafael
-Que rico siento cabrón
De repente sentí como la punta de su pene se dirigió hacía mi ano, metió toda la cabeza, grite, sentía esa cabeza hirviendo, en otro movimiento me metió casi todo lo demás, en el último movimiento su verga termino de entrar, yo no sabía qué hacer, quería que eso nunca acabará, él me tomó por la cadera, y empezó un mete saca muy rápido, yo seguía completamente vestida, el solo hizo mi tanga a un lado, el empezó a gritarme
-Toma puta, ¿quién lo hace mejor tu marido o yo?
-Tu papi, esa verga la mueves muy rico
-¿Quién tiene la verga más grande, tu esposo o yo?
-Tu mi amor, la tuya sí es una hermosa vergota
-Pídeme que te coja perra
-Cógeme, quiero verga, dame lo que mi marido no me da
-¿A qué sobrino quieres más?
-A ti mi sobrino semental
El seguía sacando y metiendo su verga de mi ano, yo empecé a masturbarme, era realmente placentero, mi sobrino llenándome de verga y yo masturbándome. Mis dedos entraban y salían de mi concha, acabe en un delicioso orgasmo
-Aaaaaaahhhhhhhhhhh me vengo, me vengo
Me caí sobre el sillón, y Rafael seguía enculandome, el parecía que nunca iba a acabar hasta que empezó a gritar
-Me vengo puta, me vengo
Sacándome la verga del culo, me aventó sobre el sillón, me jalo del cabello, y puso mi cara en frente de la punta de su verga, empezó a eyacular sobre mi cara, yo abrí la boca para ver que me podía comer de esa rica leche de macho joven
-Tu lechita sabe deliciosa
El me hizo limpiarle la verga con la boca, me jalo muy fuerte hacia él y me la metió en la boca
-Limpia puta
Se la limpie lo mejor que pude, me la saco, se subió el pantalón y se fue, yo me quede en la sala para recobrar el aire. Le grité para avisarle que ya me iba, pero no me contesto, decidí irme sin despedirme. Cuando iba a abrir la puerta, él se puso atrás de mí, me jalo del cabello
-Eres una puta
Sin soltarme del cabello me puso con la cara contra la pared, con la otra mano me levanto el vestido, me bajo la tanga, se quitó el cinturón y con él me empezó a pegar en el culo, cada vez me dolía más
-Basta me duele
-Te voy a enseñar a no andar de puta
Me siguió pegando, yo gritaba y el más me pegaba, hasta que se cansó, me soltó y me dijo
-Te puedes ir, y no creas que será la última vez que me coja ese culo
Yo no aguantaba el dolor y le dije
-Cuando quieras te vuelvo a dar las nalgas
Me fui, al llegar a mi carro no me podía sentar, y estaba muy excitada.