Cómo me gustaría que fuese la primera vez.

A mis 55 años cómo me gustaría que fuese la primera vez.

Quedamos en el portal de su casa. Le dije hola y le di la mano. Su mirada era huidiza, igual que la mía. El portal estaba abierto. –Pasa me dijo. Y me dejó pasar delante.

En el ascensor las cosas no fueron más fáciles, nerviosismo.

Nos bajamos en el quinto.

Enseguida pasamos a un salon estrecho.

Me quité la cazadora y me senté en el sofá.

Y dije: –¿Tienes un café o algo?

Él se sentó a al lado y puso un poco el brazo sobre mi hombro.

–¿Qué te apetece?

–Una cerveza, poca luz y algo de música. –Le dije.

Bajó la persiana. Despues puso un CD de música lenta que no conocía. Y se fue por la cerveza a la cocina, supongo.

Yo me quedé sentado, con la espalda algo tiesa y las piernas cruzadas. Tratando de no parecer nervioso.

Cuando volvió con dos cervezas se acomodó al lado. Pasó un brazo por mis hombros y poniendo la otra mano sobre mi pierna, me dijo: –Tienes mejor aspecto del que esperaba. Me gustas. Y dejó subir lentamente un dedo de su mano desde mi muslo hasta la barbilla.

Me gustó. Procuré que no se me notara. Se le veía ahora más seguro de sí mismo.

Bueno, no he dicho como era. Era de complexión fuerte. Iba limpio. Se había afeitado. Todavía olía a algún tipo de colonia. Moreno y de una estatura parecida a la mía. Manos grandes

–¿A lo mejor hasta te apetece echar un baile?. Agarrao ¿eh?

¡Joder! ¡Qué cosa me da! –Pensé entonces.

Y nos pusimos a ello. Me cogió por la cintura como se coge a una tía. Puso su cara junto a la mía. Y al moverse metía su pierna entre la mías. Me estaba apeteciendo dejarme hacer. Cuando bajó su mano hasta mi culo sentí mis partes de forma diferente. Me ayudaba el hecho de que estábamos en penumbra, y la música.

Después buscó mi cuello, y lo lamió un poco.

Al poco, separándose y con un poco de risa dijo: –Voy a comerte entero.

Yo ya estaba pensando que pasaría si intentaba darme un beso en la boca. Lo tenía decidido, cerraría los ojos y me concentraría en ello, olvidando todo lo demás. Con curiosidad total.

Y al poco rato, sin apenas preambulos, lo hizo. Me dejé al principio, como para ver, después colaboré. Pero no sabía mucho de besar.

Después yo le dije: –Si quieres bailamos en gayumbos– Yo quería ver que tal cuerpo tenía. Y ver si se le marcaba el paquete. Lo cual me apetecía.

Le pareció bien. Levaba unos slips blancos ajustados. Un poquillo de tripa. Poco vello.

Le dije que se quedara quieto en medio el salón. Y yo me dedique a pasar la punta de mi dedo por casi todas las partes de su cuerpo, por delante y por detrás. Y luego le metí el dedo en su boca, para que lo chupara.

Luego él me puso suavemente contra la pared. Y me hizo sentir algo duro sobre mi culo al tiempo que apoyaba su boca en mi nuca.

Ya no sé, si en este momento, mi polla esta dura o blanda. Pero estoy excitado a tope.

He tenido la intención desde el principio de negociar para que no me la meta por el culo, que se corra encima es lo que quiero, tengo miedo por mi culo. Pero en esos momentos podría

Bueno, menos mal que conseguimos parar. Un trago de cerveza.

–No está muy fria.

–¡Bah! Está buena igual. Le dije. Ya estábamos de nuevo sentados. Antes casi me corro.


A lo de después ya no me llega la imaginación.