¡ Cómo me gusta ser una putita romántica!

Mi marido y yo estamos solos unos días y...

¡Como me gusta ser una puta romántica!

Creo que tengo alma de golfa o de putilla romántica. Voy a ver si lo cuento de un tirón, con el mate al lado, el pucho cerca y las bolas chinas en mi concha.

Hemos pasado unos días en la costa, vida muy muy tranquila, los chicos, mi marido y yo. La ventaja de tener a los hijos todo el día corriendo y bañándose es que quedan rendidos, se duermen enseguida y nosotros hemos podido coger a gusto, con olor a pinos y brisa del mar. Todo con un ardor que hacía tiempo no disfrutábamos.

Mi marido ha tenido que volver a Buenos Aires para un tema de trabajo, yo le he acompañado y han sido mis padres los que se han quedado con las fieras.

Baires en enero con pileta y sin hijos es como el paraíso. Me despierto con él y le hago una buena chupada de pija, nos encantan ese juego mañanero, pero sé que no debo abusar. Lalo ya no tiene 30 años, así que no le dejo acabar y se va caliente como un mono para el curre , que dice él. Mientras se ducha, yo me masturbo, sin aparatos , a puro dedo.

Cuando se va , me hago mate, leo TR, avanzo en un relato de sexo no consentido que estoy redactando y luego me pongo el bikini y el pareo, agarro el bolso donde llevo la toalla, el protector y el e-book y me bajo a la pileta. Sol , agua, lectura, me llevan la mañana.

Apenas hay gente. Un matrimonio mayor, encantadores, con los que charlo mientras me baño, una mamá con dos niños, amigos de mis hijos, que me mira con envidia al ver lo descansada que estoy y una parejita joven, recién casados o empezando la relación, él no está mal, pero ella es un bombón, de unos veinte años, un lomo espectacular, apenas cubierto por un bikini mínimo, morena, pelo corto, ojazos negros, me la comería entera. Cuando salgo del agua le miro la entrepierna y me mojo viendo como se le marcan los labios de una concha que imagino jugosa bajo mi lengua invasora. En realidad es la que pone el físico al relato de violación que estoy escribiendo.

Mi marido vuelve en cuanto liquida lo tiene que hacer, sube a casa, se pone el bañador y baja conmigo. Beso prudente, somos un respetable matrimonio con dos hijos, yo próxima a los cuarenta y él ya pasados y no debemos dar shows en público. Nadamos , tomamos un poco de sol y subimos a almorzar.

¡ Es tan agradable estar desnudos en casa! Preparamos la comida, siempre es la misma, una buena ensalada, varía el con..salmón o queso y huevo duro o mariscos, con un chardonay frío. Llevamos muchos años juntos y el estar sin ropa ya no es una tentación de esas que no puedes aguantar. Es más un calentamiento previo. Tenemos la tarde para nosotros.

Voy a contar lo que ocurrió ayer, mientras lo hago, juego con las bolas chinas, abriendo y cerrando los muslos.

. Comida : ensalada de salmón. Yo tenía ganas de empezar con juegos. Agarré la copa, me levanté me acerqué a mi chico y derramé un poco de vino helado sobre mi pezón izquierdo, que ya estaba rígido pero con el frío se puso exultante.

- Mi señor, ¿ no quiere probar este vino tan afrutado?

- Ven, nena , vamos a catar ese vino con gusto a melón.

Me paré ante él y me incliné para que mis tetas quedaran al alcance de su boca, me chupó el pezón. Me recorrió un escalofrío.

- Ahora vamos a hacer otra cata.

Agarró la botella y vertió un chorro en la base del cuello. Sentí como se deslizaba por mi piel. Lalo se levantó y fue lamiendo el recorrido del alcohol. Luego siguió vertiendo , poco a poco, dándole tiempo a chupárselo todo. Su lengua llegó a mi ombligo, se entretuvo en meter la punta, se había arrodillado. Siguió el vino recorriendo mi cuerpo: el vientre, lo sentí en el monte de Venus. Echó el último chorro , me agarró las nalgas con fuerza, me abrió las piernas y colocó su lengua lujuriosa justo sobre mi clítoris. Y allí llegó el vino, y allí lo lamió. Yo estaba súper caliente y quería venirme, pero él, dejó de chupar mi perlita , se levantó , me dio un beso y me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

- No sólo sabe a fruta, tiene un gusto delicioso a marisco.

- Cógeme. Estoy muy cachonda

- No nena, vamos a acabar de comer.

- Sos un cabrón.

Pero me senté y terminamos la ensalada, eso sí, mirándonos con hambre. Si yo estaba mojada, mi marido tenía la pija dura y en alto. Creo que cuando se acumula el deseo, se le frustra un poco, te pones más y más caliente y eso nos estaba pasando.

- Por qué no recoges la mesa mientras traigo algo para jugar.

Lo hice en un minuto, todo al lavavajillas, cuando volví al salón, me esperaba mi marido sentado en un sillón con un vibrador negro, grande en la mano.

  • ¿ Sabes lo que quiero? Que te hagas una paja con este vibrador. ¿ No estabas tan caliente? Pues date gusto.

Me di cuenta que quería un show sexy, que me tocaba el rol de putita y la verdad es que me apetecía.

- ¿ Querés que sea un gatita? ¿ Tu nena mala?

- Sí.

No dijo más, me alargó el vibrador, era de latex negro con forma de verga enorme. Puse en marcha el reproductor de cds, había dejado uno viejo con música para hacer el amor. La primera era una de Jane Birkin, sabía que le ponía a Lalo.

Me paré ante él, agarré el vibrador con las dos manos y me llevé la punta a la boca, lo lamí, lo chupé como si fuera una pija.

- Uuuhhmmm¡ qué pedazo de polla! De un negrazo con un zurriago enorme.- musité cuando me lo saqué de entre los labios y miré a mi chico con una mirada a lo Bacall , de esas que bajas las cejas, subes los ojos y sonríes perversa e incitante . Lo puse en marcha e hice que fuera bajando camino de mis senos. Me estiré para que estuvieran bien erguidos, turgentes, poderosos. Primero ascendí la montaña derecha, me dediqué a la cumbre hasta que el pezón pareció estallar. Luego pasé al izquierdo, repitiendo la operación. Mi marido tenía la mano acariciándose la verga erecta.

La canción había acabado, otra comenzaba, pero mi cuerpo ya no vibraba con su ritmo, me movía como si estuviera en una orgía en el Caribe , rodeada de hombres de color, que golpeaban con sus pollas los tambores de la locura sexual.

Con la mano izquierda me apreté las tetas poniendo el falo entre ellas e hice como si hiciera una cubana con un pija de verdad.

- Gatita. Me estás poniendo a mil.

- Soy tu niña, tu perrita....que se va a hacer una pajita delante de vos, para que sepas lo guarra que es, lo puta que quiere ser para vos, mi macho.

Bajé el glande vibrante por mi vientre, acelerando el motor para aumentar el ritmo de la máquina. Por fin llegué a mi objetivo, mi clítoris que esperaba duro el toque. Sabía que iba a ser fuerte, pero era lo que quería. Apenas entró en contacto, no pude más.

-

Aahhh...me vengo.

Y me corrí entre espasmos, con los ojos cerrados concentrada en mi placer.

- Nena, quiero más.

- Y yo. Vas a ver a tu puta como se clava esta polla hasta dentro.

Y lo hice, entró muy fácil, estaba tan empapada que aquel monstruo se deslizó sin problemas , clavándose en mi vagina. Y empecé a meterla y sacarla mientras vibraba a tope. Yo soy muy clitoriadiana, pero estaba tan caliente que subí, subí y llegué a la cima entre gritos.

- ¿ Te ha gustado o quieres más?- susurré con voz de perra en celo.

- Ponte como una potra.

Me puse en cuatro, Lalo agarró la aceitera , derramó un chorro en el valle de mis nalgas y me embadurnó el ojete restregando con el dedo que me metió en el ano. Se colocó tras mío y apoyó su cipote en mi esfínter. Yo temblaba de ganas que darle gusto. Fue introduciendo el cabezón, como siempre me dolió un poco pero se me pasó cuando entró entero y siguió el cilindro de la verga. Me enculaba despacio, moviéndose lentamente , adelante y atrás. Yo me incliné haciendo que se apoyara mi cabeza sobre mi brazo izquierdo en el suelo. Mi grupa estaba más alta y a mí me permitía llegar con la mano libre al clítoris que empecé a acariciar.

La sodomización era lenta, me daba cuenta que mi marido disfrutaba de mi estrecha abertura y que quería disfrutarla durante un largo rato.

Que me den por culo no es una de mis prácticas sexuales preferidas, pero de vez en cuanto me gusta darle ese placer a mi marido que se siente más poderoso, más dueño de mí y eso sí que me encanta.

Yo iba avanzando hacia el tercer orgasmo, mi chico comenzó a aumentar el ritmo, yo hice lo mismo con mi caricia , quería acabar antes que él. Llegué a la meta cuando agarrándome de las caderas se convirtió en un pistón acelerado que por fin se derramó en mi interior. Nos quedamos tumbados hasta que poco a poco su verga se fue reduciendo y la sacó de mi culo.

- Vamos al baño, nena. Ha sido una gozada.

De la mano fuimos al servicio. Él se lavó bien la polla, mientras yo hacía cacas. Cuando me da por culo, su semen actúa como lavativa y me cago enseguida. Mi marido seguía higienizándose mientras yo usaba el bidé para hacerlo lo mismo con mis bajos.

Luego entramos en la ducha, los enjabonamos, nos echamos agua, cariñosos, tranquilos, cómplices. Nos secamos y nos dimos crema hidratante. Dejamos que la piel la absorbiera mientras nos fumábamos un pucho.

- ¿ Te apetece la de Tarantino?

- La de las Galaxias hay que esperar para verla con los chicos, ésta dicen que es un poco pesada. Pero Tarantino es Tarantino. Así que si luego tomamos algo fuera me parece bien.

Sin prisas y tras tomar mate, nos vestimos, él con una chomba o niki ( según donde andes y hables) azul cielo, un pantalón corto beige y sandalias. Yo un vestido que compré en el Natura de Alicante () , sandalias con taco medio y un chal, en los cines con la refrigeración suele hacer mucho frío. Fuimos a los cines Village de Recoleta.

Acabada la película mientras la comentábamos nos acercamos a sentarnos en la Biela. Hacía buena noche. Tuvimos suerte, encontramos mesa en la terraza.

La peli no nos había gustado, a mí me había parecido larga, pero a mi marido le había sacado ese punto de crítico de cine heredado de su padre y fue destrozándola, sobre todo por ser de quien era.

A mí la terraza de la Biela me pone romantica. Lalo vivía al lado cuando nos conocimos y nuestros comienzos ocurrieron en la zona. Desde donde estábamos sentados se veía su primer departamento, donde cogimos por mi primera vez y luego muchas , muchas veces.

Los recuerdos nos fueron envolviendo, no lo decíamos, pero los dos lo pensábamos. El tostado mixto y los dos chops se prolongaron más de lo debido. Mi marido seguía hablando de cine, del western, yo hacía algún pequeño comentario. No pude más y lo dije:

- Mi amor, gracias por amarme, por cuidarme, por haberme hecho gozar, por ayudarme a ser la mujer libre que soy. Estoy loca por ti.

Me miró con sorpresa, tomó mi rostro entre sus manos, se inclinó hasta mí y me besó en los labios.

- Mi vida, tú sí que eres todo para mí. Eres mi compañera de alma y de cuerpo. Nunca pensé que vivir con alguien podía ser tan maravilloso. Creo que es más que amor lo que siento por tí.

Y nos quedamos mirándonos, en silencio , con las manos entrelazadas. Pedimos la cuenta y pagamos. Volvimos a casa dando un paseo, con su brazo sobre mi hombro. Parando para darnos un beso y luego seguir de la mano, y volver a besarnos y volver a la postura anterior.

Llegamos a casa, en el ascensor sólo nos mirábamos. Entramos en casa de la mano, fuimos al dormitorio. Uno frente a otro nos desnudamos. Lalo ha engordado, le han salido canas en el vello del pecho , en la barba, en el cabello, pero sigue siendo hermoso. Yo tengo las tetas más grandes, se me han caído un poco, pero poco, los kilos que he ganado me han convertido en un tía buena, como dice mi cuñada, bajita pero maciza.

Hay tanta dulzura en nuestros ojos que el beso y el abrazo estuvo cargado de amor. Apoyé la espalda en la cama, tumbándome sin dejar de abrazarle, sólo le solté para guiar su verga a mi sexo. Me penetró muy lentamente , sin dejar de mirarme. Yo noté como iba llenando mi vagina. Le besé y levanté las piernas entralazándolas en su espalda para que me llegara a lo más profundo de mí.

Se interrumpió el tiempo, la nube nos iba envolviendo. Estaba totalmente penetrada, sus golpes llegaban al fondo de mí. Su boca en la mía , nuestros calores hicieron que diera un largo paseo hacia mi cúlmen.

- Mi amor, por favor , un poco más rápido, estoy a punto.

Lo hizo y me fui besándole sin dejar de mirarle. Lo bueno de haber cogido a la tarde es que a Lalo todavía le quedaba recorrido.

Me separé de él, notando el deslizar de su arma por mi funda. Necesitaba un respira antes de seguir, el orgasmo me había tocado psíquica y físicamente. Respiré hondo y dejé que se tumbara, repté para tener su polla al alcance de mi lengua. Se la lamí, saboreando mis propios flujos que humedecían su espada.

Me monté en él, hice que su mástil me empalara hasta el fondo de mí. Me quedé quieta, le miré a los ojos, él sonrió con esa mezcla de ternura y picardía que siempre ha tenido nuestro amor. Adelante , atrás, adelante , atrás, con la pija bien dentro.

Me acarició las tetas con la palma de la mano. Mis pezones estaban duros, grandes como pequeños dedos , mi marido se chupó los dedos llenándolos de saliva, y los tomó comenzando a jugar con ellos.

- Cuando nos conocimos te dije que me recordabas a la Verdú, ahora estás mas en Natalie Wood o mejor aún la Hayeck, un poco aindiada y con unas tetas de infarto.

Me empujó ligeramente hacia atrás, la dura verga rozaba toda la parte anterior de mi vagina, mi punto G lanzaba destellos.

- ¿ Te sigo gustando?

- Cada día más. No me canso de ti. Como los vinos buenos mejoras con los años.

Empecé a subir y bajar , casi hasta dejarla fuera y luego de un golpe hasta lo más dentro. Lento, al principio. Más rápido cuando sus dedos que me apretaban los pezones actuaron como espuelas a la yegua que soy.

- ¿ Soy linda?

- Sí.

- ¿ Tengo buenas tetas?

- Sí.

- ¿ Y mi cola?

- Tienes un culo divino.

- ¿ Cómo?

- Elástico , sabroso...

- ¿ Me quieres?

- Sí ...Te deseo. Me vuelves ...loco.

Estaba cerca de correrse, yo también. Seguí, me gustaba que me dijera cosas lindas.

- ¿Soy buena esposa?

- Siiii

- ¿ No te arrepientes de haberte casado conmigo?

- No...sigue ...así..más fuerte

- ¿ Te...?

No me dio tiempo seguir con el juego.

- Calla y sigue...mi vida...mi amor...mi gata...mi yegua....mi puuuutaaa.

Y se corrió, pellizcó tan fuerte los pezones que me dolieron , un dolor que se mezcló con la ola de mi orgasmo.

He acabado y he acabado. El relato y la paja.

Luego lo corregiré, seguro que tiene muchos fallos.

La primera época de nuestra vida en pareja está contada en: Curando una impotencia, Regalo de cumpleaños, Aprendiendo en Iguazú, Muñeca adorable, Muñeca perversa, Muñeca viciosa.

  1. Nuestra primera vez lo publiqué en un Ejercicio con el título La morochita villera.