Como me convertí en un sumiso. Cuarto Mes
Relato de la fantasía heterosexual de un sumiso en la cuarentena
Este relato es la continuación de la serie titulada “Cómo me convertí en un sumiso”, como ya os he contado muchos capítulos de nuestra nueva vida, os pongo el orden en el que debéis leerlos para no perderos ni un solo detalle.
1.- “Cómo me convertí en un sumiso”
2.- “Cómo me convertí en un sumiso. Semana 2-3 Reescrito”
3.- “Cómo me convertí en un sumiso. Semana 4 y final”
4.- “Cómo me convertí en un sumiso. Segundo Mes”
5.- “Cómo me convertí en un sumiso. Tercer Mes”
6.- “Cómo me convertí en un sumiso. Cuarto Mes”
Nuestra nueva vida continuaba por los mismos derroteros que los tres últimos meses, desde que empezamos con los nuevos roles nuestra vida había dado un giro total en cuanto a nuestra sexualidad.
Como ya sabéis el objetivo de Lydia era eliminar el cinturón de castidad, así que unos días después mientras comíamos me explico cuáles serían los siguientes pasos. Para empezar esa misma tarde fuimos a un sexshop que tenemos cerca de casa para buscar un nuevo cinturón de castidad. Nada más entrar en la tienda se fue a preguntar a la empleada por los diferentes modelos que tenía disponibles, ella amablemente saco un buen número de modelos y parece que Lydia no se decía por uno en concreto:
Lydia – La verdad es que no me decido, buscaba algo que pudiera llevar 7*24 y que sea pequeño para que prácticamente no se note que lo lleva porque con el que tiene ahora, además de estropear toda la ropa se le nota un bulto que no me gusta nada.
Dependienta – Yo te recomiendo uno metálico ya que no se notan tanto, sobre el tamaño tengo muchos ¿Cual lleva él ahora?
No me terminaba de acostumbrar a que Lydia hablará de mi como si no estuviera allí o fuera un objeto, pero tengo que reconocer que me seguía poniendo cachondo que lo hiciera, rápidamente mi polla empezó a crecer y se vio apretada por las paredes de plástico del cinturón de castidad.
Lydia- Es uno de plástico transparente, cariño enséñaselo para que pueda ayudarnos.
Me quedé paralizado durante unos segundos lo que provoco que Lydia me volviera a repetir la orden impacientándose por lo que tardaba. Rápidamente, abrí mis pantalones y baje la cremallera para dejar ver una tanga de encaje azules por las que se apreciaba el cinturón completamente lleno por mi erección.
Lydia – Venga que no se te ve nada, bájate las bragas que nos vamos a tirar toda la tarde para comprar un cinturón. Mientras mi señora decía eso ella misma me agarró la tanga por la cintura y me las bajo de un tirón, dejándome delante del mostrador con toda la polla al aire.
Dependienta – Ese cinturón es muy malo y además romperá todas las bragas que le pongas. ¿Cuánto tiempo lleva en castidad?
Lydia – 4 meses más o menos.
La dependienta agarro del mostrador un cinturón cazoleta de 3 centímetros de longitud y le comentó a mi señora que lo consideraba el más apropiado ya que permitía tener buena higiene para el 24*7 y prácticamente solo se me notarían los huevos.
Ese punto pareció convencer a Lydia que afirmo que nos lo llevábamos pero cuando fuimos a pagar la dependienta le comentó que si lo deseaba podía probarlo allí mismo para ver si realmente era lo que quería. A mi señora le pareció buena idea y nos dirigimos a los probadores. Vamos date prisa me decía mientras abría el candado con su llave....
Rápidamente baje los pantalones, el tanga y me quité el cinturón lo que provoco que mi polla se me empezará a empalmar, Lydia que ya parecía toda una experta rápidamente coloco el nuevo cinturón y una vez asegurado llamó a la dependienta. Así que allí estaba yo, con los pantalones por los tobillos, el tanga por las rodillas, las medias, también azules, sujetas por un liguero y con el cinturón puesto, que efectivamente producía una reducción brutal en mi miembro ya que todo se tenía que meter en los tres centímetros de acero, la sensación esa que tenía mi polla metida dentro de mis huevos, por lo que solo se veían los huevos y una chapa de acero prácticamente incrustada en ellos.
La dependienta se descojonaba de la risa y Lydia con ella mientras comentaban como me quedaba y lo bonita que era la lencería que llevaba. Súbete el tanga, ordeno la dependienta, que queremos ver cómo te queda ahora la ropa. Rápidamente obedecí y la verdad es que no se notaba mi paquete casi nada, cosa que convenció a Lydia para indicarme que pagara. Por la noche, mi señora dio el siguiente paso y mientras cenábamos me dio una pastilla para que me la tomara.
Yo- Señora puedo preguntarle qué es esta pastilla?
Lydia – Como ya te comenté, estoy harta de tus erecciones así que tomarás todos los días bromuro para evitar que se te levante constantemente, cuando yo quiera que se te levante te daré otra pastilla para que así sea.
Yo – Señora, pero
Lydia – Ni pero ni nada!!! Esto es algo que elegiste tu así que ahora no vengas con tonterías, te recuerdo que me diste el control absoluto de ti. Tomate la pastilla antes de que me enfade!! Por cierto, desde mañana todos los días tienes que salir a la terraza a tomar el sol con uno de mis bikinis tanga puestos, debes permanecer tumbado una hora boca abajo como mínimo.
Yo – Si señora, decía mientras me tomaba la pastilla.
Desde ese día, además de hacer mis tareas diarias de aseo de Lydia y de darle placer como teníamos ya convenido, tomaba el sol en la terraza en tanga y expuesto a todos los vecinos. Habían pasado ya varias semanas y estaba bastante moreno, la marca de la tanga ya era muy evidente y no me había vuelto a empalmar, cosa de la que daba las gracias porque con la cazoleta tenía pinta de ser muy doloroso. Esa misma tarde, hablando con Lydia pensamos que era el momento de volver a salir de vacaciones y como siempre reservamos unos días en hotel nudista de una famosa playa nudista del sur de España. Una vez que tuvimos todo preparado empezamos a realizar los planes de visitas, cenas y otras actividades mientras nos fuimos a la cama. Allí, desvestí a mi señora, y antes de masturbarla, una de mis tareas diarias, Lydia me indicó que me pusiera el strapon hueco que teníamos. Así que rápidamente me lo acople por encima de mis testículos, metiendo en el hueco del pene de plástico mi pequeña polla encerrada y me dispuse a follarla con aquel pene de plástico. Lydia se puso a cuatro patas, se metió el consolar y ordenó que me moviera, mientras me la follaba, ella gemía y gritaba diciendo que como le gustaba esa polla, cuando se corrió cambio de postura y empezó a cabalgarme para que pudiera verla bien las tetas y su depilado coño totalmente abierto por esa polla de 5 centímetros de diámetro, esa noche se corrió cuatro veces antes de que paráramos, lo más sorprendente es que gracias al bromuro ni polla estaba como muerta ni siquiera se me había puesto morcillona durante la follada. Antes de dormirse, mi señora me felicitó por mi comportamiento y me aseguro que en las vacaciones follariamos delante del mar.
El día que salimos de viaje para el sur, mi señora se preparó una minifalda vaquera y un corsé exterior, no llevaba bragas pero si unos tacones de infarto. Para mi, tampoco preparó ropa interior, simplemente unos pantalones, una camiseta y me dio una viagra mientras desayunábamos, rápidamente entendí que aquel viaje no sería tan agradable como yo pensaba. Al bajar al coche Lydia se sentó en la parte de atrás y me pidió que condujera hasta el hotel. Nada más salir a la autopista Lydia se quitó la minifalda y se quedó con el corsé y los tacones en el asiento de atrás, para entonces la pastilla ya estaba haciendo efecto y mi polla empezaba a molestar dentro de la cazoleta.
Lydia, saco un consolador y se follo por todos sus agujeros durante al menos una hora, chupaba tan profundo el consolador que le daban arcadas, luego se follo con él hasta correrse y por último coloco la polla de goma en la ventana y se la metió por el culo mientras se masturbaba para volver a correrse. Era imposible concentrase en la carretera, mi polla estaba ya dura como una piedra pero solo podía estirarse tres centímetros, tenía un dolor terrible y mis huevos estaban a punto de estallar, solo podía mirar el retrovisor y ver a mi señora gozar como una perra en celo. Cuando terminó el espectáculo se vistió y se sentó de nuevo indicando que paráramos a tomar un café
Yo- Señora, ha sido espectacular, es usted increíble. Muchas gracias por aceptarme como su sumiso.
Lydia- Anda!!! No seas zalamero que ya se quieres que te quité el cinturón. Pero me temo que sabes que no es posible hasta que lleguemos a la playa. Para que me apetece tomar un café, mientras que tomamos el café yo seguía totalmente cachondo por el efecto de la pastilla y de mi polla empezó a salir liquido preseminal que mancho mi pantalón. Lydia, se dio cuenta y me lo hizo saber, indicando que nos fuéramos al coche para continuar el viaje, mi polla seguía totalmente erecta y el dolor era realmente insoportable, así que antes de arrancar el coche Lydia me indicó que me sentara atrás y ella paso a la parte del conductor, pero en lugar de arrancar se quitó la falda, le puso un condón a la palanca de cambios y se empezó a sentar en ella mientras me miraba fijamente a los ojos. Cuando se terminó de correr, volvió a su sitio en la parte de atrás y me pidió que siguiera conduciendo sin quitar el condón. Cada vez que cambiaba de marcha notaba todos los flujos de Lydia en la palanca de cambios y no ayudaba nada para reducir el dolor que tenía en mis huevos.
Afortunadamente el efecto no duro más de tres horas, así que poco a poco pude ir recomponiéndome y cuando llegamos al destino la situación era otra vez de normalidad, bueno, de la nueva normalidad ya que con el bromuro y ese cinturón es como si no tuviera polla.
Una vez instalados nos desnudamos y Lydia antes de bajar a la playa me quitó el cinturón de castidad, Ante la sorpresa de ambos mi polla no se inmutó, se quedó sin empalmar y tremendamente pequeña por el efecto de llevar constantemente el cinturón. Lydia no paraba de descojonarse y humillarme por el tamaño de mi polla, a lo que se sumaba que toda la playa me vería con la marca de la tanga que había dejado el sol en mi cuerpo. Antes de abandonar la habitación, Lydia me hizo ponerme a cuatro patas con la cara en el suelo y el pecho pegado a mis rodillas, tenía mi culo totalmente abierto y expuesto por lo que rápidamente note que mi Señora introducía algo metálico y fino en mi esfínter, hasta dejarlo bien al fondo y con una pequeña cuerda, como la de los tampax, asomando un par de centímetros.
Cuando salimos a la arena yo iba muerto de la vergüenza pero evidentemente no podía taparme con nada, mi polla había crecido un poco pero era realmente pequeña y la marca de la tanga era muy llamativa por lo que mucha gente me miraba al pasar. Al llegar al chiringuito pirata paramos a tomar algo, Lydia busco asiento y me pidió que le llevará la bebida y la comida, así que estuve dos horas de la barra a la mesa y con todo el personal mirándome.
Al terminar de comer pedimos la cuenta y cuando la camarera, por cierto la misma que ya nos conocía de algunas experiencias que he contado en relatos anteriores, nos la entregó Lydia pidió que esperará para coger el dinero.
Mirándome a mi me dijo que le diera el dinero para que cobrara. Mi sorpresa fue mayúscula ya que no llevaba nada encima. Me quede paralizado pero rápidamente
Lydia le dijo a la camarera que no se preocupara que si que teníamos dinero. Te lo he dado antes de salir de la habitación, me dijo mirándome fijamente. Rápidamente lo entendí y me puse rojo como un tomate, me lo había metido en mi culo y ahora tenía que dárselo a la camarera. Como no reaccionaba Lydia me ordeno que me pusiera a cuatro patas y me que acercara mi culo a su silla, cuando llegue a su altura Mi Señora tiro de la cuerda y saco un tubo metálico que al abrirlo contenía los billetes que entrego a la camarera. Una vez que se retiró volvió a introducir el tubo en mi culo y me aviso de que ese sería mi monedero mientras estuviéramos en la playa.
Nos fuimos a la habitación para descansar. Mientras andábamos por la playa, Lydia me hizo saber lo contenta que estaba con mi comportamiento y que tendría una recompensa al llegar al hotel. Así fue, nada más llegar a la habitación me pidió que saliera a la terraza, donde teníamos unas vistas al mar maravillosas, y que me tumbará boca abajo en la mesa. Mientras tanto, ella saco unos grilletes y me ato las manos a las piernas, quedando totalmente expuesto, inmóvil y a su merced. Volvió a desaparecer unos instantes y apareció con sus zapatos de tacón y un maravilloso strapon en su cintura. Sin mediar más palabra, me lo introdujo en la boca y empezó a follarme bien profundo, según ella para que ensalivara bien la polla porque no había traído lubricante. No podía ni respirar, Lydia me metía hasta el fondo la polla y no paraba hasta que me daban unas arcadas tremendas, cuando sacaba el strapon salían infinidad de babas que iban desde mi boca hasta su coño y caían al suelo. Cuando consideró que estaba bien lubricado, dio la vuelta a la mesa se arrodillo y empezó a lamerme el culo mientras me metía un dedo y acariciaba mi próstata. Mi polla sorprendentemente seguía sin empalmarse y a Lydia parecía que eso le gustaba, ya que lo utilizaba para realizarme comentarios humillantes sobre mi virilidad y tamaño de mi polla, incluso me decía que me dejaría así para siempre.... Estuvo un buen rato ensalivándome el ano y finalmente me metió el strapon con el que me follo hasta que me hizo correrme prostáticamente, empezó a salir un hilo de semen constante y sin darme ningún placer, era como si saliera pis pero realmente era semen que se derramaba constantemente sobre la mesa, cuando terminó de salir Lydia me ordeno limpiar, yo ya sabía que eso significaba que tenía que lamer con la boca todo el semen que había en la mesa y recoger todo mientras ella se iba a dormir la siesta.
A la mañana siguiente teníamos preparado pasar la mañana jugando al golf en un campo cercano al hotel, yo como siempre me desperté un poco antes que mi señora para realizar mis tareas diarias desde hacía cuatro meses, primero despertarla comiéndola el coño hasta que se corría entre las sabanas, después servirla de water para que ella vertiera todos sus líquidos sobre mi cuerpo y por último asearla en la ducha y vestirla. Cuando acabé, me duché rápidamente para no hacer esperar a mi señora y me puse el conjunto de lencería deportiva que ella me había preparado, en esta ocasión sujetador y tanga de algodón en color negro con una tira blanca con el nombre de la marca Calvin Klein. Sobre el un polo de color blanco y una bermudas rojas.
La mañana pasaba con normalidad pero hacía un calor sofocante y rápidamente empecé a sudar como a las dos horas de partido mi polo blanco estaba empapado en sudor y se empezaba a transparentar el sujetador, en el partido íbamos con otra pareja y yo empecé a ponerme nervioso y más cuando mi señora, con la excusa del calor que hacía, me tiró una botella de agua por la cabeza que me dejó totalmente empapado y transparente. Afortunadamente la otra pareja pensó que era un top de medición de rendimiento deportivo y estuvieron un buen rato haciéndome preguntas sobre su funcionamiento. El partido continuo con normalidad y cuando nos quedaban cinco hoyos para finalizar, mi señora se acercó y me dio una bolsita de terciopelo y me dijo que en el siguiente baño me lo pusiera dejando la puerta abierta. Lo cogí y lo toque para averiguar que era, en esta ocasión me había preparado un sobre de lubricante y mi plug joya.
Justo en la salida del siguiente hoyo, al llegar al baño comenté:
Yo – Perdonad un minuto pero tengo que pasar al baño.
Lydia – Genial, así aprovecho yo también.
La mujer de la otra pareja también dijo que quería pasar. Lydia rápidamente le comentó al marido que esperara fuera vigilando todos el material que llevábamos y así ellas dos iban juntas.
Al pasar vi que el baño tenía una zona común con un lavabo y una puerta para el water de los hombres y otra para el de las mujeres. Rápidamente me metí en el mío dejando la puerta entornada y Lydia paso al suyo, quedando la otra mujer en la zona del lavabo. Me baje los pantalones y la tanga hasta los tobillos, abrí el sobre del lubricante y lo unte bien por el plug y por mi ano, tire lo sobrante a la papelera y apunte el plug a mi ojete para empezar a meterlo, al ir hacerlo levante la cabeza y me encontré los ojos de la señora clavados en mi mientras se lavaba las manos y me veía reflejado en el espejo, donde se podía ver cómo mi polla estaba dentro de mi cinturón cazoleta, tenía la tanga por el tobillo y me estaba enculando con la joya. En ese momento Lydia abrió la puerta y salió para que entrará la mujer al water, aproveché para metérmelo de golpe y vestirme para salir.
El resto del partido fue muy incómodo ya que cada vez que me movía me clavaba algo más el plug, mi mujer aprovechaba cualquier ocasión para presionarlo con el dedo, la otra pareja no paraba de cuchichear, era evidente que la mujer se había dado cuenta de todo y se lo estaba contando al marido que estaba descojonado, para colmo como llevaba dos días sin tomar el bromuro, mi polla empezaba a recuperar su vida y empezó a ponerse dura provocándome un dolor insoportable ya que dentro del cinturón era imposible que creciera un solo centímetro.
Por fin llegamos al último hoyo y nos despedimos de la pareja, al montarnos en el coche Lydia me ordeno sacar el plug y me permitió masturbarme el culo para ver si podía tener un orgasmo prostático mientras ella conducía y yo le contaba todas las sensaciones que había tenido durante la mañana, desafortunadamente llegamos al hotel sin que consiguiera correrme. Lydia me ordenó otra vez ponerme el plug y subir hasta la habitación con él. Como sabéis es un complejo naturista, así que sin decir nada más me dirigí a la recepción desnudo, con la marca solar de la tanga y con el plug verde esmeralda metido en el culo. Lydia no me dejo subir en el ascensor así que tuve que subir tres pisos por las escaleras de tal forma que la gente que venía detrás estoy seguro que podía ver claramente mi joya.
Cuando llegamos a la habitación, Lydia estaba de muy buen humor y mientras hablábamos me comentó que le estaba gustando mucho nuestros nuevos roles y que quería prolongarlos, incluso quería que celebráramos una nueva boda para comenzar también nuestra nueva vida, pero eso se lo contaré en los próximos relatos.
Muchas gracias a todos por vuestra atención y disculpad si hay algunos errores literarios, como ya os he comentado yo no soy un escritor y lo único que pretendo es compartir con vosotros las fantasías eróticas que me entretienen en mis noches.