Cómo me convertí en la sissy personal de Pablo. P1
Pase de ser un chico normal, a la Maid sumisa de mi mejor amigo. ¿Cómo ocurrió?
Me considero un chico normal, siempre pensé que era heterosexual, sin embargo, también había tenido curiosidad por ciertas cosas, cosas que me causaban morbo, como ver chicos en ropas femeninas interpretando ese papel y siendo penetrados. Simplemente me causa excitación, por lo que en algún momento fantaseaba preguntándome si sería capaz de hacer algo así… ahora no tengo duda.
Una vez mis tíos me prestaron su casa para quedarme mientras cubría un trapajo de verano. En esa casa viven mi prima y su hermano mientras están estudiando, aquella vez me quedé completamente solo en esa casa durante varias semanas, y durante ese tiempo me acechaba un pensamiento muy morboso: el ropero de mi prima. Ella es casi de mi edad, y sabía que tendría que haber ropa ahí ya que no puede llevársela toda a su ciudad natal cada verano, así que pase varios días combatiendo la idea de meterme a su habitación y hurgar. Había una parte de mí que me decía que eso estaba mal, que no debía hacerlo, y otra parte me mi decía que de todos modos nadie se daría cuenta, así que un día me rendí ante la tentación, entre a la habitación de mi prima y tímidamente empecé a abrir los compartimientos del armario, en el encontré justo lo que me esperaba, una colección bastante variada de prendas, camisas, vestidos, pantalones, faldas y por supuesto alguna que otra prenda de ropa interior. Enseguida saque algo de ropa y elegí algunos conjuntos, nadie estaba ahí, nadie podría verme, era el momento indicado de hacer aquello con lo que tanto había fantaseado. Así que ahí mismo me desvestí completamente, me puse unas bragas de ella, inmediatamente me fasciné con el tacto tan suave que tienen y lo increíblemente ligeras que se sienten aun estando ya puestas, mi pene no es el más grande que digamos, pero aun así las bragas vagamente lo cubrían, no ayudaba el hecho de que estaba excitándome muy rápidamente y no podía contener la erección. Así que continúe con el resto de prendas y me puse una falda negra, enseguida me puse un sujetador, fue complicado al principio, pero lo logré, y encima me puse una camisa de tirantes blanca, el toque final fueron unos tacones negros que encontré, me quedaron un poco ajustados eventualmente, pero estaban bien. Me levanté y caminé un poco con dificultades, caminar con unos de esos sí que es más complicado de lo que aparenta. Convenientemente mi prima tiene un espejo en su habitación así que me miré en él, no estaba mal, mi complexión delgada parecida a la de mi prima hacia que la ropa me quedara adecuadamente, además de eso no tengo prácticamente vello corporal más que en las axilas y un poco de barba y bigote, eso fue lo único que me pareció desagradable, a decir verdad, ya con la ropa puesta me di cuenta de que tenía rasgos muy femeninos, me haría falta a lo mejor aumentar un poco el volumen de mis piernas y trasero, pero por lo demás, mi piel es bastante suave, mis ojos y labios grandes, en cuanto a los pechos no puedo hacer mucho, solo rellenarlos con un par de calcetines para que no se vean desproporcionados, pero aun con todo y eso me sentí divina. Me senté en la cama frente al espejo aún, y cruce las piernas como lo haría cualquier chica, me quedé un rato contemplándome, me saqué un par de fotos para el recuerdo probando algunas otras poses, luego aun viéndome fui abriendo mis piernas lentamente hasta que quedaron expuestas mis bragas, verme en esa pose me excitó demasiado así que no pude evitar una erección, abrí más las piernas hasta que la falta comenzara a levantarse y yo tuviera acceso a mi miembro, fue entonces cuando comencé a masturbarme. No pasó mucho hasta que me corrí, estaba muy excitado, me limpie con uno de mis calcetines que use para rellenar el sujetador, una vez terminé un sentimiento de culpa comenzó a invadirme, así que rápidamente me quite esa ropa y la guardé, me fui a dormir pensando en lo que había hecho, de nuevo, una parte de mi me atosigaba señalándome que lo que había hecho no tiene perdón, y, por otra parte, sentía un misterioso placer y satisfacción.
Pasé un par de días más debatiéndome entre la moralidad de mis acciones, pero tarde o temprano la lujuria y el deseo se tenían que apoderar de mi otra vez, así que nuevamente una noche solo en aquella casa volví a irrumpir en la habitación de mi prima. Esta vez me aseguré de rasurarme el vello facial, el de las axilas y el púbico. Elegí un nuevo outfit, esta vez me pondría un vestido negro con un estampado de flores en la parte inferior, de estos ajustados por el dorso, pero expandidos al final, nuevamente antes me puse unas bragas, esta vez unas rojas, y un sujetador. Tomé unos tacones de plataforma blancos para completar el conjunto, y al verme de nuevo en el espejo tuve una sensación de satisfacción esta vez mayor, me veía muy tierna y adorable, mi cabello es corto, pero es lacio y lo cuido muy bien, estaba sintiéndome como una verdadera chica, solo me faltaba una cosa más a la que atreverme para terminar por completar mi apariencia femenina, un poco de maquillaje. Mi prima se dejó también un par de pintalabios y otras pinturas, de verdad me tomé mi tiempo ya que comencé a ver tutoriales en internet para tratar de hacerlo lo mejor posible, terminé pintándome las pestañas, los labios, y espolvoreando un poco mis mejillas, el resultado no fue algo majestuoso, pero estaba bastante bien para ser mi primera vez, por lo que me llenó de ilusión, me sentí realmente completa. Estaba feliz, lucía fenomenal así que me aseguré de sacarme muchas fotos, probé poses muy provocativas, me puse de rodillas con las piernas ligeramente abiertas, me puse en cuatro encorvando lo que más pude mi espalda para que luciera mi trasero, eso hiso que rápidamente me excitara, sentía la tentación de masturbarme una vez más, pero esta vez, sentí que había llegado muy lejos y no podía quedarme otra vez a medias, así que me dispuse a buscar algún objeto con la forma más fálica posible. Busque entre las frutas y las verduras, había pepinos y plátanos, pero eso no entraría tan fácilmente en mí, así que preferí tomar una zanahoria, la lavé un poco antes, y volví a la habitación donde me quité las bragas, me recosté en la cama abriendo las piernas y lentamente fui introduciendo la zanahoria en mi ano. El primer acercamiento que tuve con esta sensación me hiso estremecerme, y sentía incluso un poco de vergüenza, pero eso de algún modo también me excitaba más. Ya después cuando casi media zanahoria fue introducida, todo mi cuerpo fue recorrido con un éxtasis que aumentaba con cualquier pequeño movimiento que le diera, me consumió la lujuria y ahí mismo me masturbe una vez más hasta que llegue al tan ansiando clímax. Me quedé un rato tumbado en la cama, asimilando todo lo que acababa de pasar, sentía nuevamente ese sentimiento de culpa, pero esta vez era menos punzante, tranquilamente me quité la ropa y puse todo en su lugar, la zanahoria por supuesto la deseché, y me dispuse a dormir. Ese ritual se repitió algunos otros días, probaba combinaciones de ropa distintas y algunos otros tips de maquillaje, de todas esas sesiones coleccione muchas fotos, sabía que cuando ese verano acabara difícilmente volvería a tener una oportunidad así, por lo que me aseguré de conservar algo con lo que recordarlo.