Como me cogí a mi Puta sumisa (02)

María Eugenia y yo pasamos a la acción. Su graduación como MI Puta.

Nos paramos de la mesa y atravesamos el centro comercial hacia el estacionamiento. Teníamos que recorrer varios pasillos, escaleras mecánicas, etc. La llevaba tomada de la mano. María Eugenia tenía una cara de susto. Con ganas de no mirar a nadie. Iba con su blusa abierta, lo cual no era muy indiscreto, pero claro, si uno tenía el ángulo adecuado, podía ver. Eso la incomodaba y trataba de que nos apurásemos. Yo hice que fuéramos con calma, sin prisa. Pasamos frente a una tienda de ropa de mujer y me detuve para mortificarla un poco. Le señalé unos trajes de baño bastante reducidos en tamaño.

  • Te gusta ese de color rojo

  • Si, vamos

  • Ya va, deja la prisa. O estas ansiosa por que te de lo tuyo en el hotel

  • Si

Yo sabía que ella estaba nerviosa por la poca ropa que tenía y que la viera alguien conocido. Como iba a explicar quien era yo? Bueno, ese era su problema.

  • Que te parece aquel anaranjado. El color creo que te viene bien

  • Si, - dijo con resignación, mirando el traje de baño y a todo alrededor.

  • Bueno, - dije al fin, - sigamos.

Su cara de alivio fue notoria. Al llegar a mi carro en el estacionamiento le abrí la puerta caballerosamente. Me quité el saco y se lo di, y cerré la puerta. Di la vuelta y me subí al puesto de conductor.

  • Que quieres que haga con tu saco?, me dijo

  • Te lo vas a poner, pero primero quítate la blusa

  • Como?

  • Bueno, como escuchaste, quítate la blusa y ponte mi saco

Ella hizo esto mientras yo prendía el carro y marchaba hacia la salida. Mi saco la cubría mejor que su blusa, le quedaba largo. Luego de salir a la autopista le puse una mano en la rodilla.

  • Ahora quítate la falda.

  • Como?

  • Como oíste, quítate la falda.

Se quitó la falda, quedando vestida únicamente con mi saco. Mientras tanto mi mano se posó sobre su cuquita.

  • Abre las piernas.

Y comencé a tocarle el clítoris y luego un dedo bajó a su cuevita húmeda

  • mmm... te gusta

  • Si, pero estoy asustada. Estoy desnuda en la calle

  • Bueno, no tanto. Acuérdate que mi carro tiene vidrios ahumados

  • Si, pero no totalmente

  • Bueno, no te preocupes y muéstrame tus pezones

Abrió con susto el saco y me mostró sus senos.

  • Tócate y ponlos duros para mi

Ella comenzó a tocarlos

  • Ahora muéstrame como te masturbas

  • Aquí?

  • Si, aquí. Tu me dijiste que te gustaba masturbarte en muchos sitios

  • Pero, delante tuyo?

  • Si, que pasa, acuérdate que eres mi puta.

Ella bajó la mano derecha a su cuquita y comenzó a tocarse el clítoris. Los dedos de su mano derecha pasaban por su rajita, y luego regresaban a su clítoris. Mientras tanto, su mano izquierda se mantenía tocándose los senos. El show era excelente.

Por supuesto, mi guevo comenzó a reaccionar.

  • Tienes ganas de terminar?

  • Si, me gusta

  • Mira por aquí

Ella vio que mi guevo estaba marcado en el pantalón. Aproveché para bajarme el cierre y sacarlo

  • Te lo presento

Ella vio que estaba duro y suspiró. María Eugenia estaba a punto de acabar.

  • Para

  • Que?

  • Que dejes de tocarte ya

Ella dejó de tocarse y suspiró un poco frustrada

  • Puedes tocar aquí

Y ella pasó su mano a mi guevo, acariciándolo suavemente.

  • Chúpamelo

  • Como?

  • Como oíste, bájate hasta aquí

Se bajó y comenzó a pasarme la lengua. Luego de un rato le dije:

  • Ya, para, vamos a tener un accidente.

Me concentré en manejar y ella se quedó mirando hacia los lados, temerosa que la hubiesen visto. Por supuesto, eso no ocurrió.

Al poco rato llegamos al motel, donde debía solicitar la habitación y pagar. Bajé la ventanilla en la caseta correspondiente y cancelé el importe de una habitación con jacuzzi. Las habitaciones eran tipo cabaña. Continuamos hasta la habitación, donde estacioné el carro. Cerré el portón, quedando el carro oculto. Luego abrí la puerta de su lado y le dije

  • Dame el saco.

Ella se lo quitó y la hice bajarse desnuda hasta la habitación. Agarró su cartera y su ropa que estaba suelta. Cuando caminaba hacia la habitación, le di una nalgada.

  • Ayy...

  • Verdad que eres mi puta. Otra nalgada

  • Ayy, si, soy TU puta

Vamos adentro, le dije, abriendo la puerta. Una vez adentro, procedimos a inspeccionar la habitación. Tenía una cama ovalada con espejos en cabecera, la pared y en el techo. El jacuzzi estaba a un costado, y tenía una ducha y un sauna adicionalmente. Realmente, la habitación era muy confortable y bien arreglada.

Procedí a quitarme la ropa (ella no, je, je).

  • Vamos a ducharnos, le dije

Así que comenzamos a ducharnos juntos. Se colocó una toalla en la cabeza para evitar mojarse el pelo (Mujeres...) La ducha era pequeña, por lo que estabamos pegados, ella delante y yo detrás comencé a enjabonarla, pasando por todos los sitios. Deteniéndome en sus tetas, en su cuquita, en su culito. Mi guevo estaba parado apuntándole. Ella lo agarró con una mano y comenzó a acariciarlo suavemente.

Luego pasó ella a enjabonarme suavemente. Mantenía la mano izquierda sobre mi pene y con la derecha pasaba el jabón. Mmm.... Rico. Realmente tenía ganas ya de cogerme este caramelito.

  • Bueno, vamos a salir, le dije

Cerramos la ducha, nos salimos y nos secamos.

  • Ponte en el centro de la cama en cuatro

Ella se subió al centro de la cama y se puso en la posición.

  • Abre un poco las rodillas

El espectáculo era mundial. Ella me miraba con deseo. La veía múltiples veces a través de los espejos. Ahora si que no aguanté mas y me subí a la cama detrás de ella.

  • Quieres guevo?

  • Si, papi, cógeme

  • Bueno, vamos a ver si eres buena, mi perrita

  • Si, papi, tengo muchas ganas

Y le metí mi guevo en su cuquita, comenzando a cogerla. Su cuquita era apretada, pero muy húmeda, por lo que le entró con facilidad. Comencé a bombearla, primero suavemente. Luego, aumenté la velocidad gradualmente. En un momento determinado la empujé hacia adelante, quedando acostada en la cama. Sin sacárselo le dije,

  • Cierra las piernas. Se sorprendió, pero esa es mi posición favorita.

Continué bombeando hasta que sentí que ella se venía. Ruidosamente comenzó a gemir.

  • Ayy, ayy, que ricooo... dame mas

Y yo le di mas. Luego de un rato comenzó a quedarse quieta. Le pregunté al oído lo obvio

  • Terminase?

  • Si, mmm...

  • Rico?

  • Si, rico

  • Bueno, pero yo no terminé

Y comencé a bombearla con ganas mientras le hablaba al oído

  • Todavía falta, puta. Te voy a coger un buen rato. Estoy gozándote

Y ella comenzó a reaccionar. Continué dándole un rato, no se cuantos minutos, pero realmente esta cogida estaba mundial. Finalmente, llegó el momento de eyacular. Se lo anticipé

  • Ahora voy. Prepárate.

  • Si, dame

  • Ahora, ya. - le dije, mientras eyaculaba.

En ese momento ella llegó otra vez al orgasmo, gimiendo ruidosamente y moviéndose entrecortadamente, recibiendo toda mi leche en su cuquita. Finalmente, exhausto, me eché a un lado. Ambos tardamos un poco en recuperar la respiración. Luego prendí un cigarrillo y aspiré. (Normalmente no fumo, pero en estas ocasiones especiales bien valen un cigarrillo). Ella también aspiró, y compartimos el cigarrillo.

Luego, quedamos somnolientos, recuperando fuerzas del polvo genial.

Me quedé dormido unos minutos. Cuando desperté, ella estaba dormida a mi lado, con su cabeza apoyada bajo mi hombro. Comencé a observarla. Que rico tiraba. Me encantaba su sumisión. Mmm.. que otras cosas faltaban por hacer.

En mi mente pasó la idea de hacerme acompañar con Valeria la próxima vez.

Valeria es una amiga de Caracas que es muy caliente. Le gustan los hombres, pero también le gustan las mujeres (primerizas mejor, como dice ella). Me imaginé a Valeria mamándole la cuquita a María Eugenia... Esta imagen hizo que mi guevo comenzara a reaccionar. En consecuencia comencé a tocarle las teticas. Rápidamente se pusieron duros sus pezones. Al rato despertó.

  • Como te sientes

  • Me siento en las nubes, que rico me cogiste

  • Bueno, y lo que te falta

  • Como, vas a darme mas?

  • Bueno, mira, le dije, mostrándole mi guevo, ya preparándose para la guerra.

  • Mmm, eres insaciable

  • Bueno, comienza con una buena mamada

Ella se movió y comenzó a pasar la lengua por mi guevo, que terminó de ponerse duro.

  • Bueno, puta, eres una buena mamadora

  • Mmm, si, me gusta, - respondió y luego siguió chupando

  • Bueno, vamos al Jacuzzi

Y nos paramos a preparar el Jacuzzi. Ella comenzó eficientemente a llenarlo parcialmente, drenarlo, luego si lo llenó, echó el champú y comenzó la formación de burbujas. Entramos al Jacuzzi y nos sentamos lado a lado.

Comencé a tocarle el cuerpo y al cabo de un rato me concentré en tocarle el culito

  • Ahora te voy a dar por el culito

  • Ah

Me miró con cara de susto

  • Que pasa? No quieres?

  • Es que...

  • Es que que?

  • Bueno, nunca lo he hecho por atrás

  • Como, pero en el chat me dijiste que te gustaba mucho

  • Bueno, si, pero la verdad es que nunca lo he hecho, y me da miedo

  • Mmm, bueno, no te preocupes que estás en buenas manos. Yo te lo voy a inaugurar rico

  • Pero me va a doler mucho?

  • Bueno, puede dolerte, pero lo vas a gozar. (Y lo que voy a gozar yo, pensé. Esta era una sorpresa agradable, cogerme su culito virgo).

  • Te voy a preparar con calma.

Así que comencé a concentrarme en meterle uno y luego dos dedos en su culito, entrando, saliendo. Mientras tanto mi otra mano se ocupaba de su cuquita y al oído le decía

  • Prepárate, que te voy a coger por atrás

  • Me da miedo

  • Miedo, ja, adonde vas a correr?

Mientras tanto continuaba con su preparación. Adicionalmente le besaba y mordía suavemente las orejas. Con la otra mano le tocaba el clítoris y la cuquita. Ella comenzó a acusar castigo. Su respiración se volvió intermitente

  • Vente, le dije cuando la vi lista, - Sal del jacuzzi y te pones en cuatro en el borde de la cama

Nos medio secamos y ella se puso en la posición adecuada. Me paré detrás de ella con mi guevo apuntando hacia sus dos huequitos.

  • Ábrete las nalgas, le dije

Ella bajó los brazos, quedando apoyada en sus hombros y rodillas.

  • Mmm, que rico, le dije, cuando vi su culito abierto frente a mi guevo.

  • Con cuidado

  • Ya vas a ver

Pero le metí el guevo en su cuquita, donde entró sin mayor dificultad. Mientras tanto, comencé a meterle un dedo en el culo, abriéndolo. Aproveché el aceite para lubricarla (siempre se debe tener a mano). Comencé a moverme y ella decía

  • Ayy... que rico

  • Rico viene ahora, le dije

Y le saqué el guevo de la cuquita. Me eché un poco de aceite y comencé con el trabajo duro de meterlo en su trasero. Fue un trabajo duro. Requirió paciencia. Ella estaba cerrada, a pesar del trabajo previo. Se quejaba que le dolía mucho. Entonces se lo sacaba, echaba mas aceite y luego comenzaba de nuevo.

Así seguí, hasta que finalmente, con un último empujón, lo metí completo.

Esto era lo máximo. Ya abierta, ella comenzó a gozar también. Aproveché para tocarle el clítoris mientras el bombeaba mi guevo. Al cabo de un rato le dije

  • Acuéstate boca arriba y levanta las paticas.

Así lo hico, colocando sus rodillas a la altura de sus pechos, abierta.

Me puse de rodillas y le metí el guevo nuevamente en su culito, haciendo una plancha con mis manos. Gimnasia sexual. Comencé de nuevo a darle con ganas.

  • Mira como entra y sale de tu culito, le dije.

Ella levantó la cabeza y miraba con los ojos desorbitados, pero gozando

Al cabo de un rato se lo saqué nuevamente y la puse de costado. Le levanté una pierna y guié mi guevo a su culito nuevamente.

Ahora entraba y salía con facilidad. En esta posición le decía al oído

  • Te gusta?

  • mmm Si, mmm, me duele un poco

  • Pero te gusta que te coja por el culo?

  • Si, rico

  • Rico, putica, eres mi perrita sabes

  • Si, papi, soy tu perrita

  • Te voy a enseñar otras cosas ricas

  • Si, papi, así ricas como esta

  • Claro, ya vas a ver

Finalmente, llegó el momento de terminar

  • Ahora voy a terminar en tu culito

  • Si, papi, rico

  • Eso, rico, le dije, mientras echaba mi leche en su culo. Ella tuvo otro ruidoso orgasmo

  • Ahh, esto si es vida

Y quedamos exhaustos en la cama. Mi guevo comenzó a aflojar y se fue saliendo.

En esta posición quedamos un buen rato, mientras tomábamos aire. De repente ella se paró y fué corriendo al baño. Al cabo de un rato, yo también me paré y me duché, preparándome para irnos.

Cuando salió del baño le dije

  • Vamos a vestirnos que tengo que regresar

  • Si, papi

  • Bueno, esto se repetirá

  • Claro, me gustó. Tiras divino

  • Bueno, todavía me falta enseñarte algunas cosas. En mi cabeza comencé a imaginarme a Valeria y María Eugenia juntas.

  • La próxima vez te voy a dar una sorpresa

  • Que cosa?

  • Bueno, ya verás

Luego nos vestimos, subimos al carro. La llevé al centro comercial de vuelta y en el estacionamiento nos despedimos. Ya era tarde para mi. Tenía que emprender el retorno. Sin embargo, antes de bajar le dije:

  • Esta historia continuará, verdad?

  • Si, quiero

  • Ah, por cierto, aquí está tu pago. Y le pagué por sus servicios lo acordado. Esto la sorprendió, pero a su vez la alegró.

  • Acuérdate que te graduaste hoy de puta, MI puta

  • Si, TU puta

  • Bueno, chao, hablamos

María Eugenia se bajó y yo tomé camino de regreso a Caracas. La tarde había sido excelente. La historia merece repetirse.

Continuará...

Esta historia está dedicada a Bianca. Ella sabe porque.

Por favor envíenme sus comentarios a eabfm@hotmail.com